Agroecología frente al
oligopolio alimentario
12 de
agosto de 2016
Por Mariola Olcina
Alvarado (El Salmón Contracorriente)
Las alternativas de consumo como un compromiso para crear un modelo
económico alternativo, viable y necesario
En muchas
ocasiones se dice que estamos hartas de que las alternativas de consumo de
alimentos ecológicos sean eso, alternativas, cuando el deseo es convertirse en dignas competidoras del oligopolio
alimentario. Estudiar los límites y oportunidades de crecimiento de estas
iniciativas es un reto; lo que está claro es que por el estómago se puede
conquistar a más gente y hay proyectos que ya se plantean la escalabilidad.Desde hace un tiempo, el número de grupos de consumo sigue creciendo. Pero ¿es suficiente? Mariano González, de La Ecomarca, se pregunta “cómo lograr dar el salto desde los pequeños consumos dispersos y un tanto marginales hasta constituirse en un modelo que compita y arrebate la hegemonía al modelo de consumo actual”. Una de las respuestas fue crear La Ecomarca, un proyecto que busca la creación de nuevos grupos de consumo, facilitando la logística, asumiendo algunas tareas y creando una red de productoras y consumidoras. “Así ampliamos la alimentación ecológica a otras personas, independientemente de las razones por las que se meten en un grupo de consumo”, dice González en un artículo en El Salmón Contracorriente.
Crecer en red
La
cooperativa que está detrás de la iniciativa, Cyclos, junto con otras cinco
personas (Lucía, Rubén, Serigne, Vane y Edu) con experiencia en el sector de la
restauración, se han embarcado en la apertura de uno de los primeros
restaurantes agroecológicos de Madrid. El Fogón Verde es “un restaurante
cooperativo y vegetariano, donde la novedad es la práctica de la agroecología
bajo el marco de la economía social y solidaria”, dicen.La Ecomarca ya intentó en su día distribuir alimentos ecológicos a restaurantes, pero a éstos les suponía cambiar su planificación y ajustarse a la temporalidad de los productos frescos y, por tanto, cambiar sus recetas. Como explica Mariano González, “las redes de distribución y transporte, los centros de reparto, los menús y los productos ofertados están diseñados y adaptados a la agricultura industrializada”. Sin embargo, siguieron creyendo que montar un restaurante era un buen paso para aumentar la escala de la alimentación agroecológica. “A veces tienes que arriesgar tu dinero y tu trabajo para crecer”, concluye Luis Rico, de Cyclos.
Las personas que forman el proyecto tienen
claro que esta expansión tiene que ser en red porque es la única manera de
conseguir un “crecimiento democrático y escalado”. De hecho, reconocen la
influencia de otras iniciativas más veteranas, como Madrid Agroecológico o el bar Achuri.Además, también están
muy pendientes de otros procesos, como el de Garúa y la Fundación
FUHEM, que juntos están consolidando los comedores escolares
ecológicos a la vez que crean grupos de consumo para las familias de los
colegios y educan a los niños y niñas para alimentar otros modelos. Llegar a
más gente.
Aunque en sus locales no hay publicidad porque no quieren llegar a un público más allá del boca a boca, sí apuestan por un “desarrollo tranquilo”, comenta uno de sus socios en una charla en la sexta edición de
Después de 25 años de recorrido, siguen cuestionándose dinámicas y
planteándose mejoras para integrar
a un público menos endogámico. “Nuestras estructuras de toma de decisiones
no son atractivas para la gente que no proviene del mundo militante, así que
pienso que tenemos que generar cauces más allá de la asamblea o hacerlas
diferentes”, dice Valero Casanovas en el último número de la revista Soberanía Alimentaria, dedicado
a la distribución alimentaria. “Hay gente que se vincula a la práctica de
Landare, pero el discurso no nos lo compraría porque no están en ese momento.
‘Ni una palabra de más, ni una persona de menos’, es lo que yo digo. Hay que
pensar más en atraer que en contar historias”, dice Casanovas. Y añade que “la
gente más militante critica la profesionalización y la dimensión y sobre esto
hay críticas que entendemos, y que están muy fundamentadas, porque es verdad
que renunciamos a algunas cosas a costa de atraer a ese cauce central de la
sociedad que busca comodidad”.
En definitiva, este debate sobre el
crecimiento de las alternativas no es nuevo, y el miedo a perderse en el camino de
la escalabilidad sigue ahí.
El proceso es largo y se suele decir que “vamos lentas porque vamos lejos”,
pero quedándose siempre cerca de los valores que impulsaron en primer lugar la
creación de una alternativa digna de librar una buena lucha contra el
oligopolio alimentario.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215477
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