Nuevo libro de Ilan Pappé: Israel and South Africa: The Many
Faces of Apartheid
"El colonialismo y el apartheid
son los que
mejor explican el conflicto
entre Israel y Palestina"
1 de agosto de 2016
Por Ben Clarke (Mondoweiss)
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
En cualquier ocasión que un activista,
académico o comentarista político apela a recuerdos del apartheid de Sudáfrica
para trazar deliberadamente paralelismos con el conflicto entre Israel y
Palestina, se puede esperar un reproche inmediato y severo.
Sin embargo en el lanzamiento de su nuevo
libro, con colaboradores en Jerusalén Este el sábado por la noche, el estimado
historiador israelí Ilan Pappé abandonó cualquier pretensión de moderación e
introdujo intrépida y oportunamente el asunto de que hacer uso de la palabra apartheid
en el discurso sobre el conflicto entre Israel y Palestina debe ser un punto de
partida indiscutible y no una teoría equívoca a debatir. La colección que
Pappé ha editado, ‘Israel and South Africa: The Many Faces of Apartheid’ , (Israel y Sudáfrica: Las
muchas caras del apartheid, N. de T.) ha reunido las contribuciones de una
amplia gama de respetados académicos, políticos, periodistas y abogados, todos
ellos enraizados en una posición fundamental que reconoce que la relación que
el Estado de Israel pone en práctica con sus palestinos oprimidos, en Israel y
los territorios ocupados, equivale a una forma de apartheid.
Pappe se unió en el escenario del jardín del
Instituto Francés con el premiado periodista residente en Nazaret, Jonathan
Cook, cuyo capítulo con el cual contribuye al libro , Visible
Equality as a Confidence Trick (Igualdad
visible como una trampa de confianza, N. de T.), se centra en los
"palestinos olvidados" que constituyen el 20 % de los ciudadanos de
Israel.
Pappe hizo observaciones preliminares a la gran audiencia que se
había reunido en el jardín y comentó sobre la necesidad de garantizar el cambio
de paradigma que ha otorgado ganancia y credibilidad a las élites occidentales
que realmente tienen el poder. Ese paradigma quedó en evidencia en los últimos
10 o 15 años dentro de las esferas marginales académicas.
"Por cerca de 40 ó 50 años, en muchos lugares como éste -
institutos, universidades, centros académicos, medios
de comunicación y así sucesivamente - sólo había una forma dominante o
paradigma a través del cual se había analizado el conflicto en Palestina y este
fue el paradigma o modelo de una conflicto entre dos movimientos nacionales
", dijo, explicando la ortodoxia en el pensamiento occidental. “Hay un
país en el cual dos movimientos nacionales están luchando, tienen el mismo
derecho a la tierra, tienen el mismo lazo a la misma y por lo tanto, lo que se
necesita es encontrar un compromiso que responda a las aspiraciones de ambos
movimientos nacionales, teniendo en cuenta el hecho de que los dos tienen un
reclamo justificado a la tierra".
Teniendo en cuenta que éste es el paradigma
central para la paz del Cuarteto (Naciones Unidas, EE.UU., Unión Europea y
Rusia), que los principales medios
de comunicación y los políticos influyentes por la "paz" continúan
utilizando, Pappe considera que es muy sorprendente que el principal resultado
siga siendo la inviable solución de dos estados.
Pappe dijo que lo que el libro se esfuerza por hacer es exponer
este paradigma manifiestamente engañoso y establecer un nuevo paradigma, ya
conocido entre los activistas y académicos marginados que se relaciona con la
realidad sobre el terreno: "el colonialismo de ocupación de los
colonos y su conexión con el apartheid". En esencia, el conflicto no es
entre dos movimientos nacionales que compiten con el mismo derecho a la tierra,
sino entre un movimiento de colonos ocupantes y un pueblo nativo.
El marco teórico del libro se forma alrededor de este concepto y
la creencia de que la consecuencia natural del colonialismo de ocupación de los
colonos es un sistema de apartheid que garantiza la separación entra la
población nativa y la raza de los colonos.
Pappe dijo que esta representación del
sionismo como un programa de colonización y el Estado de Israel como un estado
de apartheid, también determina el propósito. En broma afirmó que el concepto de la
solución de dos estados puede haber "producido una gran cantidad de
premios Nobel de la Paz, montañas de documentos, y cientos de carreras
académicas", pero no proporcionó nada “en el terreno mismo". Usando
el nuevo paradigma del colonialismo de ocupación, la solución es simple: la
descolonización de Israel-Palestina y la sustitución del régimen israelí por la
democracia y la igualdad para todos.
Pappe fue cuidadoso en sus intentos de
justificar este nuevo lenguaje y que la narración del libro trata de
multiplicar. "Decir que un movimiento es un movimiento colonialista no
quiere decir que yo los demonice sin ningún reparo. No, el colonialismo de
ocupación es un hecho histórico", dijo, citando los casos de EE.UU.,
Australia, Nueva Zelanda y América Latina.
Las similitudes entre Israel y Palestina y la Sudáfrica del
apartheid son más notables en los medios
que lo que Patrick Woolfe etiquetó como la "lógica de la
eliminación", el método que los colonos de ocupación colonialista utilizan
para transformar sus casas nuevas en tierra natal libre de la población nativa.
En los casos citados anteriormente, la respuesta fue un genocidio, pero en
Sudáfrica y Palestina se usaron crímenes alternativos contra la humanidad:
limpieza étnica, despojo y apartheid.
"La lógica de la eliminación en Palestina
se implementó durante la limpieza étnica de Palestina en 1948. Esto no fue un
accidente de guerra. No fue el resultado de una guerra. Esta fue la culminación de una
planificación sistemática del movimiento de colonos de ocupación del sionismo
que quería deshacerse de la población nativa palestina", explicó Pappe.
Aparentemente vinculados, y en el mismo año, la comunidad de colonos blancos en
Sudáfrica decidió institucionalizar allí el sistema de apartheid. "Utilizaron
estos medios alternativos
[genocidio] en Sudáfrica hasta la caída del apartheid; se siguen utilizando
estos métodos hasta hoy en día, en toda Palestina - no sólo en Cisjordania, no
sólo en Gaza", concluyó Pappe; ambos movimientos colonialistas -en este
estudio comparativo- decidieron institucionalizar, no sólo a través de genocidio, sino por medio
de un aparato estatal.
El libro trata de analizar esta analogía de
los sistemas de apartheid, su aplicación en Israel y Palestina y su uso
como un modelo comparativo con la Sudáfrica del apartheid, a través de la
exploración de estos conceptos del lenguaje y la narración, las similitudes y
diferencias históricas y comparaciones legales y normativas de base. Las
resoluciones para el debate moral más importante de nuestro tiempo sólo se
encontrarán con la identificación y comprensión de las implicaciones claras
dentro del derecho internacional, el activismo y la política de ubicar más
certeramente este paradigma.
Dentro de este marco comparativo, el argumento seminal que
Jonathan Cook propone en el libro se refiere a los ciudadanos palestinos de
Israel y su "separación artificial" de los palestinos en los
territorios ocupados. Su principal conclusión es que la separación - o el
apartheid - y la desigualdad basadas en la pertenencia étnica ha sido
codificada en la ley israelí y, por lo tanto, protegidas de la condena
internacional, pero que aún existe y es mucha.
Al comentar sobre su propia contribución, Cook
hizo un análisis audaz y perspicaz que intentó hacer frente a dos de las
principales críticas a la comparación del apartheid con Sudáfrica: en primer
lugar, la clara separación de los grupos étnicos de África del Sur no existe en
Israel, y en segundo lugar, los ciudadanos palestinos de Israel gozan de una
votación democrática que no se concedió a los negros en Sudáfrica.
"Los estudiosos del apartheid de
Sudáfrica establecieron una distinción entre dos aspectos del régimen, lo que
ellos llaman" apartheid insignificante o trivial "y lo que se conoce
como "el gran apartheid como recurso". Para la mayoría de nosotros,
la esencia del apartheid de África del Sur fue los bancos separados en el
parque, restaurantes separados, baños separados, buses separados y así
sucesivamente".
Pero los estudiosos "hicieron notar que
el objetivo principal del apartheid era restringir los beneficios de los
recursos clave del estado, en el caso de Sudáfrica, que era la tierra, el agua
y la riqueza mineral adjudicados a la minoría blanca", explicó Cook,
"en definitiva, Sudáfrica optó por una segregación visible como su forma
de apartheid, pero el objetivo contenido en el sistema de apartheid se
relaciona con los recursos, no con los bancos del parque".
Al identificar el hecho de que en Israel el "93 % de la
tierra se designa como perteneciente a una nación judía mundial, y no a los
ciudadanos del país" y reconociendo que "el agua como un recurso para
su uso en la agricultura también está reservada a los judíos, y, por lo tanto,
la agricultura y el agua barata del cual depende sólo están disponibles para
judíos". Para este cometido se utilizan los comités de admisión que
aseguran que sólo los judíos puedan acceder a estas comunidades. Cook se
esforzó por ilustrar que el evidente apartheid en Israel es una forma diferente
a la que era dominante en Sudáfrica, sin embargo la sustancia sigue siendo la
misma.
Para arrojar más luz sobre el tema, Cook dijo
que si bien la separación física de la mayoría negra en Sudáfrica era necesaria
porque se creaba una diferencia física que contribuía a una sensación de
seguridad, esto no es necesario con la minoría palestina en Israel.
"Israel practica una cierta segregación visible; habitan espacios
separados, ciudades separadas, pueblos, comunidades y también los sistemas de
enseñanza son separados ", explica Cook, sin embargo, esta separación tiene
un objetivo diferente, y es para “crear un sentido de separación emocional
entre las poblaciones judía y palestina y mantenerlas apartadas durante sus
años de formación, durante la infancia, es posible mantener y afianzar una
identidad tribal y antagónica entre ambas partes".
En cuanto a los derechos de voto de los
palestinos, de nuevo de Cook afirmó que esta diferencia se refiere a la forma
de apartheid, no a la sustancia.
"Las diferentes consideraciones
electorales reflejan las diferentes circunstancias demográficas en las que se encuentran
las dos partes. En Sudáfrica, la población oprimida negra era una gran mayoría,
en Israel la población palestina es una minoría relativamente pequeña.
Sudáfrica no podía permitirse el lujo de dar el voto a la población negra, ya
que se habría arriesgado a que se quedaran con el poder. Israel puede dar a sus
ciudadanos palestinos la votación porque no acumulan ningún poder que arriesgue
el resultado".
Aquellos que se oponen a la comparación de
estos tipos de apartheid en este terreno, nos quieren hacer ignorar el contexto
histórico, dijo Cook, y que la limpieza étnica de 1948 ratifica la misma raíz
constitutiva de Israel.
Para finalizar, Cook intentó demostrar que
haciendo caso omiso de la naturaleza única de ambos paradigmas del apartheid
frente a todos los palestinos bajo el control israelí, Israel se proporcionó
una plataforma para “declamar que sus políticas en los territorios ocupados son
impulsadas por consideraciones de seguridad en
lugar del robo
y el despojo sistemáticos de sus recursos".
Su convincente discurso ridiculizó este hecho.
"Si no hay apartheid en Israel, entonces, y tal vez, Israel es correcto,
el régimen que ha creado en los territorios ocupados es una respuesta necesaria
a las amenazas de seguridad en lugar de una parte integral de un sistema de
apartheid que abarca todo. Rechazo esa idea ", declaró. “Reconocer que
Israel está practicando el apartheid dentro de sus fronteras reconocidas es un
paso vital para confirmar que también está operando un régimen de apartheid, o
uno aún peor, en los territorios ocupados".
Aprovechando la experiencia de una gama de
diferentes periodistas, abogados, politólogos e historiadores desde dentro de Israel
y los territorios ocupados, este libro servirá como una herramienta importante
en el avance del paradigma colonial de ocupación y la analogía del apartheid.
Esto, argumenta Pappe, ayudará con el desbloqueo del fallido proceso de paz y
preparará el terreno para la posibilidad de una resolución.
"Cualquier paradigma de paz que mantenga a
Israel como estado sionista no tiene ninguna oportunidad de tener éxito en el
mundo", dijo Pappé, resumiendo. "De manera similar a la forma en que
había que deshacerse del apartheid, tenemos que deshacernos del sionismo antes
de hablar acerca de la reconciliación. Ninguna otra solución funcionará
en este lugar".
Ben Clarke es escritor freelance y activista. Anteriormente trabajó en Nueva Delhi
(India) y actualmente en los territorios palestino ocupados.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215045
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