Los movimientos
sociales y su alteridad política
12 de agosto de 2016
Por José Javier Capera
Figueroa (Rebelión)
Existe muchas opiniones sobre los movimientos
sociales y su condición de antagonismo, unos consideran que poseen una mirada
crítica sobre los partidos políticos, las instituciones públicas y los
sindicatos. La concepción de lo político que ejercen los movimientos sobre las
estructuras rígidas y las formas modernas de hacer la política, se convierte en
la muestra de que el espíritu de los movimientos sociales debe trasgredir toda
lógica de descrédito político. Un ejemplo concreto lo menciona el Maestro
Enrique Dussel cuando señala que la “representación de los partidos políticos y
las ONG extranjeras son el reflejo de tener el dominio sobre los mismoS, dicho
dominio se refleja si tales movimientos sociales se articularan con algún
partido, y llegan al punto de una asfixia estructural”. Véase: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/12/opinion/014a1pol
En efecto, las dinámicas que emergen en el discurso y la praxis de
la realidad social, ha mostrado que el capital llega a un punto de
transcendencia, y todo aquello que toca lo hace mercancía y funcional al
servicio de los intereses de pequeños grupos políticos, gremios, sectores
opulentos que responden al poder de gobierno del Estado en un determinado
territorio.
Otra mirada que se refleja es el aire progresista que asumen los
“nuevos” partidos políticos que en el fondo han querido disfrazarse de
movimientos sociales, y no es para más la lógica mercantil de los partidos
políticos se ha basado en cooptar los sindicatos, organizaciones civiles,
sectores académicos, universidades entre otros, buscando re-producir una lógica
tradicional de la
política. Parte de la crisis se refleja en el fenómeno
aleatorio de hacer que todo adquiera un valor de uso, y llevar a un segundo
plano los problemas como la violencia, la pobreza, el narcotráfico, el racismo
y el sexismo, fenómenos auténticos de estos tiempos.
El fuerte giro que se ha desencaminado
en los movimientos sociales es la representación de que el poder del capital
puede sobrepasar cualquier criterio o distinción política, económica y social.
La involución se convierte en uno de los procesos de la sociedad global; acá se
muestra que ciertos movimientos sociales han perdido su horizonte y han guiado
sus pasos por la senda de un ejercicio delegado de poder a sectores sociales
producto de la institucionalidad política.
Uno de los elementos que debe realizarse para que no siga
reproduciéndose la mercantilización de los movimientos, considera Dussel, es
“intentar que los movimientos sociales no pierdan los requerimientos del
pueblo, y logre un ejercicio delegado del poder”, llegando al punto de que el
pueblo es la única base del poder y cualquier autoridad debe delegar su función
al servicio del mismo.
La acción que origina los movimientos sociales
hace parte de la alteridad política, el asunto consiste en que el movimiento
social no debe articularse con algún partido político por razones de subsistir.
Por el contrario debe buscar ser autónomo y ganarse la legitimidad a través de
su propuesta y praxis política en el escenario público, ya no es cuestión de
fetichizar la política sino de convertirla en la base para servir al oprimido y
la sociedad precaria en medio de la crisis civilizatoria.
La apuesta por una alteridad política es la
iniciativa de construir diálogos, traducir los lenguajes populares en acciones
cotidianas y luchar en función de un sentido común; lo común no implica un
discurso simple, sino la razón de superar los vacíos y vicisitudes que cada
sociedad tiene en su contexto contemporáneo.
En definitiva, la alteridad política es una
lógica que busca superar el proyecto hegemónico, el lenguaje colonial y las
prácticas racistas que se generan al interior de una cultura eurocéntrica, la
cual se ha caracterizado por hacer de la política un ejercicio funcional a los
partidos políticos y la forma de representación institucional que debe superar
el poder de la burocracia y apropiarse del servicio a los más oprimidos y
necesitados de estas tierras.
José Javier Capera Figueroa es Politólogo de
la Universidad del Tolima (Colombia), Analista político y columnista del
Periódico el Nuevo Día (Colombia) y del portal de ciencias sociales
rebelión.org (España).
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215464
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