Tercera parte de la
entrevista a Éric Toussaint,
portavoz y uno de los
fundadores de la red internacional
del Comité para la Abolición de las Deudas
Ilegítimas (CADTM)
Argentina: continúan
las acciones contra la deuda ilegítima
20 de agosto de 2016
20 de agosto de 2016
Por Benjamín Lemoine (CADTM)
Tercera
parte de la entrevista «Genealogía del CADTM y de las políticas contra la
deuda»En esta entrevista se explica la genealogía de la lucha contra la deuda , de quienes abogaron por su anulación, así como de la creación empírica, al servicio de los combates políticos, de los conceptos de ilegitimidad, ilegalidad, y del posible carácter odioso de las deudas públicas. O de cómo el Comité por la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM) —antes Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo— vio necesaria la alianza con las fuerzas de la oposición y de los movimientos sociales, cuyas ideas y personas, una vez llegadas al gobierno, podrían cuestionar y desmantelar la deuda y su «sistema». No obstante, la prioridad absoluta para el CADTM es el fortalecimiento de la acción de las y los de abajo en lugar de actuar como lobby .
Esta tercera parte de la entrevista está dedicada a Argentina
Publicamos esta entrevista dividida en 5 partes:
- 1. La genealogía del CADTM y de las luchas contra las deudas ilegítimas: los orígenes.
- 2. Las primeras experiencias del método CADTM para combatir las deudas ilegítimas: los ejemplos de Ruanda y de
- 3. Argentina: la continuación de la lucha contra la deuda ilegítima.
- 4. En Ecuador, de las esperanzas frustradas al éxito. Los ejemplos de Sudáfrica, Brasil, Paraguay y Ecuador.
- 5. Grecia: la ambigüedad de los dirigentes con respecto al orden financiero y a la deuda.
¿En qué otro lugar habéis estado directamente implicados?
En Argentina. Yo estaba en contacto con Alejandro Olmos, |2| un periodista muy valiente que en 1982, cuando todavía no había desaparecido la dictadura, presentó ante la justicia argentina una denuncia por endeudamiento ilegal y odioso. Por lo tanto, denunció a la junta militar antes del fin de
Conceptos de combate que surgen de la acción
Sí, porque, como la auditoría lo mostró claramente, el Fondo Monetario Internacional, dirigido en esa época por el francés Jacques de Larosière, |4| había avalado al régimen dictatorial con el objetivo de que los bancos estadounidenses financiaran la dictadura de Videla. Hay que recordar también que, después de la caída de la dictadura, se amnistió a diferentes personajes de la junta militar. |5| Hasta los años 2000, con el gobierno de Néstor Kirchner, no se abrogó dicha amnistía. En los años 1990, el FMI, directamente cómplice de la dictadura militar, y también del gobierno de Carlos Menem, que aplicó políticas neoliberales, los personajes de la dictadura que se beneficiaron de la amnistía, sin olvidar los empresarios y los banqueros que se coaligaron para que no se pudiera investigar y aclarar lo que había pasado.
Desde 1998, el CADTM sigue estando en contacto estrecho, en Argentina, con Adolfo Pérez Esquivel, |6| premio Nobel de la paz por su contribución a la defensa de los derechos humanos, con Beverly Keene, coordinadora de Diálogo 2000 y de Jubileo Sur, así como con Nora Cortiñas, una de las madres de Plaza de Mayo que luchan incansablemente por la anulación de las deudas odiosas.
Entre el comienzo de la dictadura (marzo de 1976) y el año 2001,
la deuda se multiplicó por casi 20, pasando de 8.000 millones de dólares a
cerca de 160.000 millones de dólares. Durante eses mismo período, Argentina
reembolsó cerca de 200.000 millones de dólares, o sea, cerca de 25 veces de lo
que debía en marzo de 1976. Los capitalistas argentinos se endeudaron
alegremente durante la dictadura y en forma simultánea colocaron una buena
parte de ese dinero en el extranjero mediante la fuga de capitales. El monto de
los capitales colocados en los países más industrializados y en los paraísos
fiscales por los capitalistas argentinos superó a las sumas prestadas. Solo en
1980-1982, durante los dos últimos años de dictadura, la fuga de capitales
alcanzó más de 21.000 millones de dólares, según el Banco Mundial.
Un regalo inmenso para los capitalistas argentinos y de fuera: sus deudas fueron asumidas
por el Estado al final de la dictadura. Desde entonces, la deuda pública
aumentó por el fardo de la deuda de las empresas privadas, puesto que se
asumieron sus obligaciones con respecto a los acreedores. Y desde ese momento,
los capitalistas argentinos han mantenido la política de evasión de capitales.
La deuda argentina constituye claramente un caso emblemático de deuda odiosa.
¿Fuiste a Argentina para continuar la investigación sobre la deuda?
Sí, fui a Argentina, pero también realicé un trabajo de análisis a distancia, ya que Alejandro Olmos y el juez argentino del que hablé, me hicieron llegar una serie de documentos. Estudié en profundidad la acumulación de la deuda odiosa y luego su proceso de blanqueo fraudulento. |7| Fue el presidente Raúl Alfonsín, que sucedió a la dictadura, quien permitió que se efectuar la operación de blanqueo. Ahora bien, si una deuda es odiosa, su reestructuración no termina con el delito. Por lo tanto, el blanqueo no puso fin al delito anterior. Si el FMI, que había prestado dinero a la dictadura, reestructuró la deuda argentina mientras estaba perfectamente al corriente de lo que había hecho anteriormente. Es evidente que existe una culpabilidad ininterrumpida. El FMI no puede decir simplemente: «la refinanciación de la deuda se operó con un régimen, el de Alfonsín, que era un régimen democrático».
Para nosotros, en el CADTM, eso vale también para la deuda de Ruanda y de
Durante varios años Argentina estuvo en suspensión de pagos y no dejó de tener acceso a la financiación externa por medio de los mercados financieros. ¿Qué pasó con eso?
La situación era la siguiente: a fines de diciembre de 2001, en un marco de grandes movilizaciones populares, las autoridades argentinas —en ese momento había un presidente interino, Adolfo Rodríguez Saá— suspendieron el pago de los títulos de la deuda argentina por un monto de 80.000 millones de dólares a los acreedores privados y de 6.500 millones de dólares al Club de París. Sin embargo, no se suspendió el pago de la deuda contraída ni con el FMI, ni con el Banco Mundial, ni con otros organismos financieros multilaterales. Esa suspensión se produjo en un momento de crisis económica y de rebelión popular contra las políticas llevadas a cabo desde hacía años por una serie de gobiernos neoliberales, siendo el último el de Fernando de
La suspensión del pago de la deuda, en forma de títulos soberanos, duró desde diciembre de 2001 hasta marzo de 2005. Esa suspensión resultó beneficiosa para la economía y el pueblo argentinos. De
Entre 2002 y 2005, las autoridades argentinas mantuvieron intensas negociaciones con los acreedores para intentar convencer, a una mayoría de ellos, de que aceptaran un canje de títulos. Las autoridades del país proponían intercambiar los títulos en circulación por otros nuevos, con una reducción de más del 60 %, pero, a cambio, se comprometían a garantizar el reembolso de esos nuevos títulos y asegurar un tipo de interésatractivo que, además, quedaría indexado a la tasa de crecimiento del PIB argentino. Por consiguiente, fue una reestructuración de la deuda por canje de títulos: en marzo de 2005, se habían intercambiado un 76 % de los títulos. Y ese porcentaje fue considerado como una mayoría suficiente para protegerse del 24 % que no habían participado en el canje. Las autoridades habían anunciado, por aquel entonces, que aquellos que no participasen en el canje perderían todos los derechos a una posterior reestructuración de la deuda.
Pero entonces, ¿por qué Argentina hizo otra reestructuración de la deuda en 2010?
En efecto, fue en contradicción con aquellas declaraciones y a pesar de las protestas de Roberto Lavagna, ex ministro de Economía, que había participado activamente en la reestructuración de 2005, que el gobierno argentino abrió de nuevo la negociación con el 24 % restante de los acreedores. Eso terminó en un nuevo canje de títulos en 2010 en el que participó el 67 % de los que no lo habían hecho en 2005. Finalmente, solo un 8 % de los títulos, que estaban en suspensión de pagos desde 2001, se mantuvieron fuera de estos dos canjes sucesivos (2005 y 2010), títulos a los que se les denomina «hold-out». Otra de las características de estas dos reestructuraciones fue que los nuevos bonos producto de los canjes de 2005 y 2010, incluyeron una cláusula según
¿Se puede considerar esta reestructuración como un éxito?
Esta reestructuración fue presentada por las autoridades argentinas como un éxito, ya que la reducción de la deuda (en términos de stock con relación al monto reclamado al país) fue significativa, del orden de entre el 50 % y el 60 %. Sin embargo, Argentina hizo concesiones muy grandes a los acreedores: altos tipos de interés; una indexación al crecimiento del PIB, y eso significaba que el país aceptaba perder una parte de los beneficios de su propio crecimiento, de los que hacía disfrutar a sus acreedores; además de la renuncia a ejercer su soberanía en caso de litigio.
En realidad, la vía argentina no es un ejemplo a seguir pero
constituye, sin embargo, una fuente de inspiración. Muestra el interés que
tiene una suspensión de pagos y los límites de una reestructuración negociada
donde se hacen importantes concesiones a los acreedores. Se puede tomar como
prueba la situación actual. Primero, las cantidades a reembolsar a los
acreedores que aceptaron el canje fueron bastante considerables: las propias
autoridades argentinas reconocen que pagaron el equivalente a 190.000 millones
de dólares desde 2003 a
2013. Segundo, la deuda pública (externa+interna) argentina ciertamente
disminuyó entre 2005 y 2010, pero en 2014 superaba el monto de 2001. Tercero,
Argentina se ve bajo presión de manera claramente abusiva por los fondos buitre que renunciaron a participar en el
canje, como consecuencia de los veredictos de la justicia estadounidense —es
decir, no solamente de un juez de Nueva York, sino también del Tribunal Supremo
de Estados Unidos— que le dio la razón a dichos fondos buitre. |11|
¿En qué consistió vuestra participación en el combate de Argentina contra sus acreedores pleitistas y recalcitrantes, los fondos buitre, para conseguir una reestructuración de la deuda del país?
La ley adoptada por Bélgica contra los fondos buitres en 2015 es un resultado de nuestro trabajo. |12| Habitualmente, no practicamos el lobbying—a diferencia de Eurodad, |13| otra organización movilizada por la cuestión de la deuda—. No obstante, hemos trabajado con parlamentarios belgas, sobre todo socialistas, ecologistas, y, por supuesto, no con los neoliberales. Ese trabajo finalmente dio sus frutos y permitió constituir una mayoría.
Con respecto a Argentina, critiqué la orientación de la presidente
del país, Cristina Fernández de Kirchner, que quería absolutamente
reestructurar su deuda con el Club de París. Eso terminó por concretarse y su
costo fue muy grande. |14| El gobierno argentino desplegó una estrategia de
buen alumno, aunque Cristina Fernández de Kirchner, en su discurso, adoptara
una estrategia de enfrentamiento con el FMI, ya que éste está muy mal visto por
la población argentina.
Con respecto a la estrategia a seguir en Argentina, las dos cuestiones centrales sobre las que el CADTM ha intervenido son las siguientes:
·
En primer lugar, Argentina demostró, a partir de 2001, que
era posible no depender del financiamiento por medio de los mercados
financieros. |15| Argentina no emitió ningún empréstito tradicional en los
mercados financieros internacionales entre 2001 y comienzos de 2016. Si
embargo, tuvo una tasa de crecimiento particularmente elevada, en particular
entre 2002 y 2009, el año de la gran crisis económica internacional. Si hubiera
tenido un gobierno de otra naturaleza, podría haber reforzado los lazos con
países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros para poner en marcha el Banco
del Sur (se tratará más adelante) y no depender de la financiación mediante los
mercados financieros. El desafío era realizar una integración regional
diferente a la realizada en Europa, una integración de pueblos en lugar de una
integración de capitales. Argentina habría podido también poner en marcha otra
política fiscal, aumentando la contribución de sectores privilegiados con el
fin de reforzar sus fuentes endógenas de financiación. Por otro lado, se
tendría que alejar del modelo extractivista-exportador.
·
En segundo lugar, se tendría que haber puesto en marcha un
proceso de auditoría de la deuda con participación ciudadana y repudiar la
deuda identificada como odiosa, ilegítima y/o ilegal.
Argentina perdió una oportunidad histórica.
Finalmente, en el transcurso de las elecciones
de fines de 2015, una derecha pura y dura volvió al poder con Mauricio Macri
como presidente. Sin ninguna vergüenza, le hizo el juego a los fondos buitre y
a todos los demás acreedores, ya que satisfizo todas sus demandas. Además se
lanzó a una nueva ola de ataques neoliberales contra los derechos económicos y
sociales de la población y contra los bienes comunes. En Bélgica, en 2016, el
CADTM se comprometió en una batalla jurídica con el objetivo de impedir que el
fondo buitre NML de Paul Singer (con sede en Estados Unidos), muy activo contra
Argentina, consiguiera la anulación de la ya mencionada ley belga. |16|
Traducido por Griselda Pinero
Notas (…)
Notas (…)
Bejamin Lemoine es investigador en sociología
en el CNRS (Consejo Nacional de Investigaciones de Francia), especializado en
la cuestión de la deuda pública y de las relaciones entre los Estados y el
orden financiero. Una versión resumida de esta entrevista ha sido publicada en
el número especial «Capital et dettes publiques», de la revista Savoir/Agir nº 35, marzo de 2016.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215704
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