Bolivia
Testigos de una
anunciada y futura muerte
13 de agosto de 2016
Por Eduardo Gudynas (Montevideo portal)
Estamos en un momento histórico en que somos testigos directos de
las acciones que llevan directa e inexorablemente a serias pérdidas
ecológicas. Presenciamos el inicio de muertes anunciadas.
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Uno de los casos más graves en América Latina es la reciente
decisión de construir una megarrepresa en la Amazonia de Bolivia. Allí hay
varias semejanzas y muchas lecciones para Uruguay.
Días atrás, el presidente de Bolivia Evo Morales anunció el inicio
de estudios para construir una enorme represa en el río Beni, en el cañón
conocido como El Bala. El paquete presentado es de una represa generadora de
electricidad, asociada a otros dos represamientos, con una potencia que iría de
1 600 a
4 mil megavatios. O sea, los equivalentes entre una y dos represas como la
nuestra de Salto Grande.
Es necesario describir el sitio para entender las implicancias de
esa medida. El emprendimiento se ubicaría en el corazón de la Amazonia
boliviana; recordemos que la Amazonia se extiende mucho más allá de Brasil, y
que precisamente es Bolivia el país que tiene la más alta proporción de su
territorio dentro de esa cuenca. El río Beni es enorme, y confluye en el Río
Madeira, adentrándose en Brasil, convertido en uno de los más grandes
tributario del Río Amazonas.
En Bolivia, en la zona donde se planea esta represa, se encuentran
una reserva biológica y área protegida indígena (conocida como Pilón Lajas), y
uno de los parques naturales más importantes del mundo: Madidi. La razón de esa
relevancia se debe a que esos ambientes tropicales son refugio de más de 12 mil
especies de plantas, 800 especies de aves, 200 especies de mamíferos,
centenares de anfibios y reptiles, y unas 300 especies de peces. En 2012, la
sociedad internacional para la conservación de la vida silvestre determinó que
ese parque es el sitio de mayor diversidad ecológica en todo el planeta.
Estuve navegando el río hace unos años y sin duda el paisaje en el
estrecho de El Bala es sobrecogedor: un río amazónico, rodeado de densa
vegetación, que está encajonado en altos murallones de piedra, también
recubiertos de flora tropical. Es posiblemente uno de los lugares más hermosos
de nuestro continente. Es como estar ante el conocido cañón del río Colorado,
en Estados Unidos, pero en lugar de su paisaje seco y rojizo, ser testigos de
la exuberancia verde en clave amazónica.
Los ingenieros planean aprovechar ese murallón y apuntan a un
dique de 150 metros
de altura, con lo cual se inundarían unas 200 mil hectáreas. Eso explica que
será inevitable la pérdida de los territorios o la afectación directa a la vida
silvestre y a comunidades humanas. Desaparecerán los hábitats de toda esa
riqueza ecológica, incluyendo especies emblemáticas y muy amenazadas, como el
tapir o el jaguar. Pero además, impactará directamente sobre comunidades
indígenas tacanas, chimanes, tsmanes y mosetenes.
Algunos pensarán que esa discusión es muy distinta a nuestros
debates uruguayos. Pero un examen atento muestra muchas similitudes, tales como
la decisión gubernamental uruguaya de "correr" la ubicación de áreas
protegidas para que no quedaran "dentro" del posible tendido del
mineraloducto que planeaba construir Aratirí, o hacer oídos sordos a los
reclamos por los impactos ambientales en la costa oceánica.
La lógica gubernamental boliviana se basa en postular la necesidad
de la represa, que generará empleos y permitirá futuros buenos negocios. Ideas
muy similares a las que se esgrimen en Uruguay, y que deben analizarse. Cuando
eso se hace aparecen muchas dudas y alertas. Es que un emprendimiento de este
tipo solo brinda empleo en la fase de construcción, pero como a la vez genera
muchos impactos negativos (que también tienen costos económicos), nunca queda
claro cuál es el saldo neto para el gobierno. Además, la generación de
electricidad de esa obra no está enfocada en el consumo boliviano, sino en la
idea de exportarla a Brasil. Muchos de estos razonamientos implican ideas
análogas a las que se usan en Uruguay para defender la obra de la
regasificadora, por ejemplo.
El caso de la megarrepresa de Belo Monte en Brasil, también en la
Amazonia, es relevante, ya que se demostró que toda la obra era un sentido
energético (el país no necesitaba ese aporte de energía), generó unos
gravísimos impactos sociales y ambientales (que persistirán por décadas y
décadas), y en realidad sirvió para nutrir los esquemas de corrupción entre
políticos y empresas constructoras (según las investigaciones judiciales, la
empresa constructora pagó sobornos por el equivalente a US$ 30 millones a
políticos del Partido de los Trabajadores y del PMDB para obtener los permisos
de construcción).
Más allá de eso, la suma de los impactos de las represas ha
llevado a que incluso la
Comisión Mundial de Represas admitiera que los efectos
negativos a mediano y largo plazo son mucho mayores a los estimados o
reconocidos.
El presidente Evo Morales ha defendido esta obra, y además
advirtió que espera que los ambientalistas no se opongan. Aunque su estilo es
diferente, el sentido es similar a las burlas del entonces presidente Mujica
por aquellos interesados en proteger a nuestros venados. Por las dudas, en
paralelo, el gobierno boliviano implantó una legislación que limita a aquellas
asociaciones ciudadanas que, por ejemplo, cuestionen este y otros
emprendimientos de desarrollo.
Es así que podemos estar presenciando el inicio de una cascada de
eventos que terminará en una megaobra de dudosa utilidad pero certeros impactos
sociales y ambientales. Y las lecciones para Uruguay están allí: ante cualquier
megaproyecto no deberían minimizarse los impactos, esquivar una contabilidad
seria que incluyera todos los costos o acallar los reclamos ciudadanos.
* Eduardo Gudynas es analista en temas de ambiente y
desarrollo, y defensor de la Naturaleza. Integrante del Centro Latino
Americano de Ecología Social (CLAES); investigador asociado en el Dpto
Antropología, Universidad California, Davis; Duggan fellow del Natural
Resources Defense Council de EE UU. Docente invitado en universidades de
Uruguay y otros países de América Latina, EE UU y Europa. Acompaña
organizaciones ciudadanas, desde grupos ambientalistas a federaciones
indígenas, en distintos países del continente.
http://columnistas.montevideo.com.uy/categoria_40_1_1.HTML
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215497
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