La construcción del
poder en vez del estado
31 de agosto de 2016
Por Arturo D. Villanueva Imaña (Rebelión)
Existen, sin lugar a dudas, múltiples razones para explicar,
entender y analizar la muerte y asesinato de los mineros cooperativistas y el
viceministro Illanes, que seguramente todos hemos hecho, por la enorme
gravedad, daño y dolor que nos provocan.
Sin embargo,
quisiera llamar la atención sobre una que eventualmente no ha sido mencionada.
Se trata de esa compulsiva actitud y práctica gubernamental en la que ha caído
este régimen (especialmente desde el año 2009 cuando las conveniencias de la
coyuntura lo llevaron tan tempranamente a negociar, “transar” e incluir
modificaciones en el Parlamento que no tenía por qué, ni debía hacerlo, a la
Constitución emanada de Es decir, priorizar la reproducción del poder y la conservación del gobierno, como la estrategia fundamental de sus acciones; muy por encima, al margen, e inclusive traicionando su obligación y responsabilidad de construir un nuevo Estado, tal como se había establecido como mandato popular y Constitucional.
Muy atrás quedó la esperanza, la expectativa y, principalmente, las tareas de transformación y cambio de la sociedad, la economía y el Estado, porque sencillamente se interpuso el afán y la codicia por mantenerse (mejor si indefinidamente), en el gobierno y el poder.
Por eso se entiende esa actitud arrogante, autoritaria, totalmente
confrontacional que, a título de defender la ‘autoridad’ y la majestad del
poder, nunca ha querido escuchar a los sectores sociales movilizados. Más bien
ha optado por reprimirlos violentamente y, sobre todo (a través de la violencia
utilizada, el cansancio y los largos periodos de NO escuchar demandas), buscar
la división, la deserción y las pugnas internas entre los movilizados, con tal
de desatender u ofrecer “acuerdos” y salidas a su conveniencia, independientemente
del costo, el sacrificio y hasta los heridos y muertos que (como en el caso de
los cooperativistas), se han multiplicado hasta superar los muchos sucedidos en
épocas neoliberales y reaccionarias.
Aunado a ello y encaprichados en detentar autoridad y poder, también pierden (o no tienen, o no quieren tener), la más elemental capacidad autocrítica que permita ver los conflictos y problemas de una manera clara. Por eso son incapaces de explicar y analizar razonable y objetivamente los acontecimientos, y prefieren encontrar culpables (no soluciones y mucho menos causas). Esos culpables generalmente son resultado de una imaginación que ni siquiera es elementalmente básica o suficientemente rica, porque invariablemente termina por identificar a una supuesta derecha, el imperialismo u otros fantasmas, como los responsables de tan duros, dramáticos y violentos acontecimientos, con sus graves consecuencias que se suceden periódicamente en el país. Si no, basta ver lo sucedido con la movilización de los discapacitados que se produjo no hace mucho tiempo; ni qué decir con Takovo Mora, Chaparina por el conflicto del TIPNIS, Caranavi, etc.
Este legado de violencia y represión como respuesta a las
movilizaciones sociales (que a posteriori inclusive implican su penalización y
judialización como otro castigo); si bien circunstancial y temporalmente pueden
“reforzar” su sensación y falso convencimiento de que conservan y protegen su
“autoridad” y gobierno, o persuadirlos de que lo mantienen fuerte; sin embargo,
es claro que se traducirá en un boomerang reforzado por su incapacidad
autocrítica y el desprecio con el que tratan los acontecimientos y la
percepción ciudadana.
Arturo D. Villanueva Imaña, Sociólogo, boliviano.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216137
No hay comentarios:
Publicar un comentario