Se quebró el
Estado, la economía y la sociedad
28 de enero de 2019
Por: Roland Denis
Llegamos al momento en que se define la situación
definitiva. Y sabemos los que pasa además del horror de la hambruna, todos los
medios productivos, y ahora se quiebra el estado entre dos presidencias. Nada
de esto tiene que ver en sí con la dinámica de un sociedad, el lazo social que
se creó entre un estado burgués completamente decadente y rentista y quienes
quisimos transformarlo. La jugada terminó por completo al revés. El Estado
venezolano, al cual centenares de activistas de las bases proliferantes de la
revolución querida, más una infinidad de ladrones venidos de todos los círculos
viejos y nuevos del cazarentismo, hoy no es sino un paria del mundo tratando de
vender lo que sus subsuelos pueden bajo el intermedio de una de un mando de
Estado completamente corrompido y viviendo de una bibliografía revolucionaria
ya convertida en religiosidad discursiva cada vez más torpe y mentirosa, en
esta gestión.
En realidad viendo el mundo que vivió el siglo XX lo que
nos toca es simplemente hacer el trueque entre los que fue imposible (es decir
la revoluciones marxistas leninistas) y un tiempo actual donde reina la
hegemonía del capital financiero al cual se suman entre agentes ligados
absolutamente a ellos y que comandan sus Estados o instituciones internacionales
como el FMI y el Banco Mundial. No solo Venezuela, la mayoría de los países de
nuestramérica a partir de las revueltas que construyeron un ideario intermedio
entre una democracia radical y de base y un liderazgo que se encaminaba a la
toma del poder de Estados dependientes y absorbidos por una economía de
dependencia, hoy en día se desmoronan entre su misma ambigüedad, hasta quedar
derrotados por santuarios de derecha para los cuales esos mismos Estados
incluidos el nuestro estuvieron hechos.
La política marxista que se selló en el stalinismo (es
decir el Estado el pensamiento, la conducción y la política misma) de alguna
manera castigó el subconsciente político de los pueblos hasta llevarlos a su
completa impotencia. Las alternativas de llevarse por soberanismos
sobrellevados por caudillismos y aparatos del estado, la misma estructura de
dependencia los hizo trizas. Allí pareció un movimiento popular administrado
por las grandes y pequeñas estructuras de Estado que siguió siendo el mismo de
aquel que conocimos hasta principios de siglo, creado en la dictadura de Gómez.
Venezuela es probablemente el episodio más patético de
esta historia, convirtiéndose en un Estado mafioso, de estructuras corporativas
y burocráticas, plagado de paramilitarismo y bandas armadas, que administran
los restos de un gigantesco movimiento popular creado desde la revuelta popular
del 27 de febrero del 89. Hoy todo ese piso está quebrado, convertido en un
ente de representación de una dinámica de estado y obligado a una negociación
electoral que recomponga las estructuras del estado que necesita el orden
mundial y no precisamente solo los EEUU, es el orden mundial que no lo comanda
nadie en particular sino las grandes riquezas financieras y corporativas desde
China hasta los EEUU.
Los Estados que luego tomaron la forma de estructuras que
absorbían las riquezas nacionales y que tomaron la forma de Estados burgueses,
es decir, Estados de gestión que en sus diferentes ideologías servían
particularmente a las clases propietarias, absorbiendo la totalidad de la
riqueza nacional siendo ellos los administradores de riquezas que por
exportaciones e impuestos, en el ámbito de nuestramérica se convirtieron en
estructuras de caudillos y Estados comandados regionalmente que a la final
terminaron en una absoluta dependencia del capitalismo industrial y
postindustrial que se desarrolló en los últimos dos siglos.
Lo cierto es que a estas alturas tanto sociedad como
economía como Estado están totalmente quebrados. Semanas y meses que vengan
están plagados de posibilidades intervencionistas, hasta guerras civiles. ¿Cuál es la tarea del movimiento popular?
Precisamente y ya son años repitiendo los mismo, es configurar su misma
autonomía, en medio de una
hambruna y un colapso de Estado que no tiene precedentes. La política ya no
puede ser el Estado, no es una conjunción entre sociedad, economía y Estado,
derivan do de ella las diversas
ideologías que articulan sus diversas maneras de administrar dicha totalidad.
Tomando las palabras de Raúl Cerdeiras, filósofo argentino, la política es una
invención de la subjetividad, fuera del Estado. Allí donde nos hacemos
creadores de algo que no ratifique sino desvanezca los lazos sociales y
económicos, sin depender de ninguna institución que restituya el bendito estado
burgués. Desgraciadamente no lo hemos podido hacer. El Estado primero se chupó
las fuerzas revolucionarias y con Maduro las terminó destruyendo, siendo parte
de ese orden mundial pero acoplado a geopolíticas inconvenientes a los EEUU.
Es necesario como crear una tercera fuerza. El gobierno
está contra la pared y la oposición es una vendetta de fuerzas que hoy han
sabido quebrar la base rentaría del Estado con el apoyo de los EEUU y ahora la Comunidad Europea. Es
decir, el estado constituido se quedará sin una locha y la oposición peleará
por quien administra los restos de renta por quedar. Obviamente tenemos una confrontación por
delante que en realidad confronta dos geopolíticas en tiempos de una guerra sin
fin, no entre Estados sino pueblos que estas mismas potencias desmoronan,
haciéndose de sus riquezas naturales. Si no es así ponen a su mejor de sus aliados a comandar estos
restos de Estado y en una estrategia bien llevada lo han logrado en toda
nuestramérica prácticamente. Por ello y repetimos, el paramilitarismo, la misma catástrofe corrupta de las
Fuerzas Armadas en sus liderazgos, tiene que ser confrontada por una derivación
guerrera, organizada y honesta, que reponga el ideario emancipador que nació
hace más de treinta años.
Lo demás es discusión y pelea de pacotilla entre bandas que necesitan
apropiarse de los restos de esta patria. Restablezcamos lo que fue esa
magnífica coordinación de movimientos y milicias que ayudó como nadie a saldar
la rebelión del 13 de Abril, y empezar a hacer una política totalmente a
distancia del Estado. Los tiempos que vendrán tienen sabor a lo horroroso,
pongamos nuestros cuerpos, inteligencia y colectividad, a evitarlo y producir
política.
Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/a275040.html
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