La necesidad de
generar nuevas redes plurinacionales ante los conflictos socioambientales en
América Latina
1 de enero de 2019
Por Andrés Kogan Valderrama (Rebelión)
América Latina
es tristemente la región en donde más asesinan activistas socioambientales en
todo el mundo y donde más asesinan mujeres e indígenas defensoras de la Madre Tierra. Se
calcula que más del 60% son asesinados en la región, concentrándose
principalmente en países como Brasil, Colombia y México, en donde la violencia
hacia las comunidades que defienden sus territorios frente al extractivismo
colonial llegar a ser más numeroso en compasión a otros. No obstante, el
despojo de bienes comunes y la muerte de luchadores en Abya Yala va desde
gobiernos neoliberales a progresistas, por lo que debiera tomarse como un
proceso ecocida de carácter plurinacional
De ahí que no deba
sorprendernos el asesinato a sangre fría a líderes socioambientales, tanto en
países como Chile y Venezuela, los cuales a pesar de tener narrativas y políticas
diferentes, ambos sirven al extractivismo forestal y minero. Las muertes en el
año 2018 de Camilo Catrillanca del pueblo mapuche en Chile y de Charlie
Peñaloza del pueblo pemón en Venezuela de parte de las fuerzas represoras del
estado de aquellos países ilustran que el problema de los conflictos
socioambientales debe ser tomado en serio de una vez por todas de manera
regional y dejar atrás enfoques nacionales que no hacen más que hacerle el
juego a una colonialidad ecoterritorial que tiene a China y Estados Unidos en
una disputa sin precedentes por el patrón de poder global.
Sin
embargo, pareciera que buena parte de los medios de información tanto
tradicionales como alternativos de la región siguen reproduciendo un patrón de
poder informacional moderno, el cual impide tener una mirada relacional en
donde se vinculen procesos en vez de separarlos por países. Es así como son
escasos los medios regionales que intentan ver los procesos socioambientales de
manera crítica y plurinacionalmanente. Medios alternativos como Pueblos en
Camino, Indymedia, Aporrea, La Guarura, Rebelión, Territorios en Resistencia,
Desinformémonos, La Vaca, Brecha, Observatorio Latinoamericano de Conflictos
Ambientales, etc., son algunos ejemplos plurinacionales, pero la agenda se termina
imponiendo desde el dualismo moderno nacional/internacional. En consecuencia,
pareciera que el campo periodístico sigue estando fuertemente colonizado por la
lógica de los estados-nación del siglo XIX.
Por su parte, si bien existen
iniciativas de medios regionales como Telesur por ejemplo, para contrarrestar
los discursos neoliberales de los medios hegemónicos globales tales como CNN,
El Mercurio, Clarín, O´Globo, El País,
Televisa, Caracol, etc., ha terminado siendo con el tiempo un medio completamente
funcional a los gobiernos progresistas que lo financian (Venezuela, Cuba,
Bolivia, Nicaragua, Uruguay), por lo que su mirada no hace más que
invisibilizar procesos de luchas y resistencia en aquellos países. De ahí que
su postura política oficialista sea más bien predecible y alejada de una mirada
desde los territorios de manera plurinacional.Además, hoy en día Telesur es un medio que ante la falta de apoyo y autoritarismo extractivista de los gobiernos progresistas que lo financian en la actualidad, como también ante la aparición de una nueva derecha nacionalneoliberal que cuestiona desde un neofascismo a los grandes medios del establishment como CNN por ejemplo, su crítica se ha terminado desvaneciendo finalmente, al no entender que estamos en presencia de un nuevo ciclo político y ambiental en dónde está ganando cada vez más fuerza una nueva derecha posliberal y negacionista de derechos humanos y de derechos de la naturaleza.
Por
otra parte, el campo intelectual no está ajeno tampoco a este nacionalismo
metodológico, en donde múltiples investigadores y académicos no hacen más que
reforzar con sus cátedras, columnas y artículos escritos en medios, mayor
fragmentación territorial en vez articular procesos regionales. No es de
extrañar entonces que buena parte del pensamiento crítico regional le sea tan
sencillo cuestionar el autoritarismo extractivista de gobiernos conservadores y
neoliberales como Chile, Perú y Colombia y Argentina, mientras que con casos
como Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela exista un silencio y falta de crítica
abrumadora.
En consecuencia, pareciera que
buena parte del pensamiento crítico latinoamericano sigue amarrado a una idea
eurocentrica anti imperialista desde el marxismo y de corte estalinista, en
donde se le ve de manera nacional por el rol intervencionista histórico de
Estados Unido en la región y el mundo, en vez de verlo como un proceso de
carácter estructural y relacional, en donde la transnacionalización del capital
en el sistema mundo colonial va mucho más allá de lo que haga o no un país en
particular, siendo el factor China el mejor ejemplo en la actualidad de
aquello.A su vez, aquellos sectores marxistas eurocéntricos anti imperialistas, desde un internacionalismo desterritorializado, siguen subestimando el racismo ambiental desde una mirada antropocéntrica, no siendo capaces de ver que el planeta cambió literalmente, como consecuencia del cambio climático, por lo que o se hace cargo del problema del Capitaloceno en serio o termina siendo completamente funcional tanto a la derecha gobalista liberal como también a esta nueva derecha nacionalneoliberal tan peligrosa para el planeta, expresada en las políticas negacionistas de Donald Trump en Estados Unidos.
En concreto, no se pueden más tomar los procesos socioambientales de manera nacionalista, ya que es un error y una falacia en términos socioecologicos. Es decir, pensar que los ecocidios que ocurren producto de la megamineria en la Cordillera de los Andes solo afectan a países como Argentina y Chile no tiene sentido. ¿O Acaso los ecocidios en la Amazonia producto de las madereras, petroleras e hidroeléctricas son un tema de Bolivia, Brasil, Venezuela, Perú y Colombia únicamente?
Aunque parezca obvio, no así para las izquierdas y derechas gobernantes, las montañas, ríos, bosques, mares, suelos, son preexistentes a los estados-nación y están interconectados, por lo que su protección no puede venir de manera nacional ni tampoco internacional desde organismos globales burocratizados. Hay que pasar de una visión cosmopolita de carácter universal a una cosmopolítica de los territorios comunes de carácter pluriversal que proteja la reproducción de la vida y sus condiciones de existencia a través de una ética del cuidado del agua, la tierra y el aire.
En definitiva, llega a ser insólito que el nacionalismo metodológico y el eurocentrismo sigan siendo fortalecidos incluso por buena parte de medios alternativos desde el pensamiento crítico en la región, considerando las múltiples redes que se pueden generar hoy en día vía internet y que nos pueden dar miradas situadas a los territorios. Estamos entrando en un mundo en donde la dicotomía política entre nacionalistas por un lado y globalistas por otro no está llevando a un capitalismo histórico quizás en su fase terminal, por los mismos límites que le está poniendo
Andrés Kogan Valderrama. Sociólogo / Editor Observatorio
Plurinacional de Aguas.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=250811
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