La política minera de Macri:
extractivismo recargado
23 de febrero de 2016
23 de febrero de 2016
El anuncio por parte del gobierno de Mauricio Macri de quitar las
retenciones a las exportaciones mineras, además de garantizar un incremento
sideral de la ya de por sí millonarias ganancias de las empresas trasnacionales
dedicadas a este tipo de explotación, obliga a realizar un balance de los doce
años de política minero-energética dinamizada por el kirchnerismo, así como del
papel que ha jugado el Estado, e incluso el sistema científico nacional, en el
sostenimiento y agudización de este modelo. Para analizar en profundidad la
nueva medida y las raíces profundas del extractivismo en Argentina y en la región,
desde Enredando las Mañanas conversamos el viernes 19 de febrero con Horacio
Machado, docente de la
Universidad Nacional de Catamarca e investigador del CONICET.
Por RNMA
¿Cuál es tu lectura del decreto Nº 349 que quita retenciones al
sector minero? ¿Qué viene a plantear de novedoso esta iniciativa macrista con
respecto al kirchnerismo en la materia?
En realidad la quita de las retenciones es correr todavía más el
umbral del despojo, porque estamos ante un paquete tributario
que fue pergeñado en la época de Martínez de Hoz, después concretado con la ley N º 2456 y sus
correlativas con Menem, y eso no fue tocado en absoluto durante los 12 años del
kirchenirsmo. El antecedente de esto es que en el
año 2007, en un contexto de salto de la cotización internacional de los
minerales con ganancias extraordinarias, el gobierno de Kirchner mediante
resoluciones administrativas de la Secretaria de Minería, impone retenciones
del 5 al 10% a las mineras. Obviamente las mineras apelaron esto, iniciaron un
proceso judicial, porque afectaba los 30 años de “estabilidad fiscal” que le
garantiza la ley 24196. Lo que vino a hacer Macri es eliminar
esas retenciones, y lo que me llama mucho la atención es que esta medida fue
anunciada como un “estimulo” de apoyo a las economías regionales. Lo cual en
realidad es un disparate, ya que tiene efectos y consecuencias completamente
contrarias. El modelo minero es un modelo de enclave, beneficia exclusivamente
a empresas transnacionales, por lo tanto, resulta irrisorio y ofensivo para la
inteligencia media que en el decreto se mencione que se quiere favorecer
pequeñas y medianas empresas. Estamos hablando de que las exportaciones mineras
esta 100% concentrada en grandes oligopolios de empresas transnacionales. Las
empresas pequeñas y medianas que trabajan con la minería son minería de
cantera, dedicada a la construcción y al mercado interno, y no tienen ningún
tipo de exportación. No hay ninguna justificación más que granjearse la
simpatía de los capitales. Nada más que eso. Porque ni siquiera modifica
significativamente la búsqueda que se pretende de atraer inversiones.
Si tuvieras que hacer un balance o señalar los aspectos principales
del modelo minero de 12 años de kirchenirsmo, ¿qué nos dirías?
Una cosa que resulta llamativa de este anuncio es cómo
gobernadores de provincias alineadas con el kirchnerismo estuvieron presentes
apoyando y celebrando esta quita de retenciones. Habría que preguntarse por qué
esto. En realidad en el año 2004 el presidente Kirchner anuncia el
Plan minero argentino. El mismo modelo de saqueo ahí tiene una inflexión y
empieza a tener una retórica de que la minería podría aportar al desarrollo
nacional, a la industrialización, y bajo esa retórica se pretendió justificar
la continuidad de un modelo que venía dentro de los lineamientos del Consenso
de Washington. Porque hay que decir que las leyes mineras de los ’90 fueron
impuestas por el Banco Mundial a nuestro país y a otros 190 de toda América
Latina, Asia y África. Tiene que ver con una re-localización general de las
grandes empresas mineras, que tenían fuertes costos sociales, ambientales y
tributarios en el norte, y empiezan a buscar nuevas reservas de estos
yacimientos en los países del sur.
El Banco Mundial impulsa entonces una transformación de todo el marco
legislativo, con el objeto principal de garantizar la rentabilidad de estas
empresas. Este es el modelo que no se tocó, no se vio afectado, de hecho el
Secretario de Minería del kirchnerismo, Jorge Mayoral, tiene fuertes vínculos
con empresas mineras, él mismo es un empresario minero, entonces esto de la “ceocracia” podemos decir que ya tiene
antecedentes en el modelo minero del kirchenirsmo. Con respecto a los gobiernos provinciales, hay que decir que este
modelo minero profundiza una economía rentística. Los gobiernos provinciales no están interesados en el desarrollo
del aparato productivo de los sectores locales, la minería no genera empleo.
Estamos ante una economía de enclave, no tiene ningún tipo de encadenamiento
con la economía local, al contrario, tiene efectos negativos, porque se trata
de una actividad que consume muchísimos recursos hídricos y energéticos, que
producen el desplazamiento de otras actividades locales. Nosotros siempre
decimos que más que generar empleos producen destrucción de empleos, y esto se
puede constatar a lo largo de las investigaciones, no sólo en nuestro país sino
a lo largo de toda América Latina. Para que tengan un
dato que ejemplifica esto, los casos de Chile y Perú, cuyas exportaciones
mineras están alrededor del 70% del total de las exportaciones (un sector mucho
más expandido), el empleo minero es menos del 1% del total de la población
económicamente activa en estos países. De manera tal que se trata efectivamente
de un modelo de saqueo, y volviendo a lo que decía con respecto a cuál es el
interés que tienen los gobiernos provinciales para apoyar este tipo de medidas,
es que captan una mínima renta que les permite profundizar un modelo
asistencial-clientelar que es el que predomina en estas provincias.
Conversando hace un tiempo con Raúl Zibechi desde la radio nos
decía que el extractivismo no respeta a quien lo gestiona. Queríamos
preguntarte por algo tan incómodo para la izquierda latinoamericana, y tan
angustiante para los pueblos del continente, como es el dilema del
extractivismo, que condiciona a países que tienen una larga tradición en ese
sentido, como Bolivia, donde el despojo ha sido una constante desde Potosí
hasta hoy con el auge del Litio, o Venezuela, donde el rentismo petrolero le ha
generado una encerrona al proceso bolivariano. Sabiendo que no es una respuesta
sencilla, y que incluso resulta todo un desafío salir del extractivismo en esas
economías tan ancladas forzosamente en la extracción de bienes minerales o
gasífero energéticos, ¿cuál es tu reflexión respecto de la coyuntura que
vivimos a nivel continental?
Creo que la fuerza de los movimientos populares y la izquierda
comprometida con procesos emancipatorios tienen que reflexionar fuertemente
sobre esto. Los procesos de transformación que se han dado han significado un
avance importante, sobre todo si uno los compara con las políticas del Consenso
de Washington. Tenemos que pensar qué es lo que se ha transformado. El extractivismo no es un rasgo aleatorio, sino que es la médula
estructural constituyente del capitalismo periférico dependiente. Entonces,
cómo pensar transformar una sociedad en términos de justicia, de
sustentabilidad, de equidad, profundizando un aspecto medular del capitalismo
periférico dependiente. Evidentemente hay acá una encerrona, que tiene que ver
con el hecho de que en estos primeros momentos los gobiernos progresistas
necesitaron reactivar la economía interna, generar puestos de trabajo,
reactivar el consumo. Pero en un punto, nunca estuvo en agenda la
transformación de la estructura productiva y la transformación del modelo de
inserción periférico dependiente del país. El extractivismo no es solo un
problema de nuestras economías, es una función metabólica del capitalismo a
escala global. Es decir, se hace extractivismo acá, porque hay consumo
sostenible en los modos de vida imperiales de los países dominantes. Mas allá
de los flujos financieros y de las utilidades que se remiten desde el sur hacia
el norte, nosotros ponemos mucho énfasis en los flujos materiales y los flujos
de energía, quienes son en definitiva los que controlan, usufructúan y disponen
de los territorios y las energías corporales de nuestras poblaciones.
En ese sentido, ¿qué papel juegan los pueblos organizados, las
asambleas ciudadanas que vienen resistiendo todos estos años a este saqueo por
parte de los malos gobiernos y las multinacionales?
Yo creo que el movimiento socio-territorial que ha
venido tratando de batallar frente a esto, configura un espacio de lucha
política fundamental para nuevos procesos de subjetivación política. Hay nuevos sujetos políticos que se empiezan a constituir y se
empiezan a sumar. Y el gran desafío es cómo articular y sumar con sujetos
políticos que tuvieron sus procesos de irrupción en otras épocas y otras fases,
como el movimiento obrero, el movimiento de desocupados, el movimiento
feminista, campesino y de pueblos originarios.
El movimiento socioterritorial que lucha contra el saqueo y la
devastación de nuestros bienes naturales, configura un proceso de subjetivación
de nuevo tipo, y que viene a dar nuevos contenidos a la idea de revolución. A la idea de un horizonte socialista que no piensa que solamente se
puede concebir la justicia en términos de redistribución de la riqueza, sino
que tenemos que pensar en una re-significación de la riqueza y preguntarnos qué
significa la idea de riqueza más allá del velo del dinero y del velo de la
mercancía.
Por último, siendo muy cercano a las luchas socio-ambientales en
todo este tiempo, pero también parte de la Universidad y de un sistema
científico que, por lo general, tiende a ser cómplice de esta política de
despojo, saqueo y colonialidad, ¿cuál es tu reflexión sobre el papel que ha
cumplido la ciencia, la universidad, la investigación, muchas veces acompañando
y siendo cómplice, como en el caso especifico de las universidades, que vienen
recibiendo fondos de ese mismo engranaje, sumamente aceitado, que se basa en el
saqueo y la contaminación constantes?
Es un tema muy interesante y estratégico. Los presuntos científicos y técnicos académicos, prestan un
servicio muy importante a la política de saqueo, que tiene que ver con la
legitimación bajo un halo presuntamente científico de estas políticas
neocoloniales. Y la verdad es que estas políticas de saqueo y extractivismo, no
solo en el tema minero sino sojero, petrolero, etc., ha partido a la comunidad
académica, produciendo re-acomodamientos en términos de intereses.
· De un lado, podemos ver la oficialidad
de las instituciones del sistema científico y universitario, que se han plegado
mayoritariamente a estas políticas de legitimación del extractivismo. Por eso
no es casual tampoco la continuidad de Lino Barañao, siendo ministro de
Cristina Kirchner y continuando hoy con Macri.
· Por otro lado, también hay muchos otros
científicos, docentes que han venido dando una batalla muy desigual y
acompañando a lo que creemos como un aspecto estratégico para los procesos de
emancipación: la reivindicación de una ciencia que tiene que estar al servicio
de los intereses populares y no al servicio de las grandes transnacionales. No
puedo deja de mencionar el caso emblemático de la lucha de Andrés Carrasco,
denunciando los efectos letales del glifosato y que con toda su carrera
académica ha sido completamente marginalizado por el CONICET. También el extractivismo
constituye al ámbito científico y de las universidades en un espacio de
disputa, donde nosotros como sujetos activos de esto (me refiero a toda la
comunidad académica: estudiantes, docentes e investigadores), tenemos que
corrernos de esa pretensión ingenua de neutralidad.
El conocimiento no es políticamente neutro, tiene efectos en
términos de prácticas, de legitimación de órdenes sociales, entonces tenemos
que asumir cabalmente las consecuencias de nuestras investigaciones y del lugar
donde nosotros estamos parados. Esto da mucho para hablar, pero simplemente
quería remarcar con fuerza que hay pueblos que están movilizados. La política del extractivismo atraviesa las lógicas de los
partidos, las izquierdas y las derechas, y nos lleva a pensar nuevos procesos
de subjetivación política y horizontes para imaginar por dónde van los desafíos
de la emancipación, de la transformación real de este capitalismo periférico
dependiente; las cosas que están pasando hoy en Venezuela son indicativas de la
complejidad del escenario y me parece que por ahí hay que buscar este tipo de
alternativas.
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