A 40 años del golpe:
¿qué pasó con los Pueblos
Originarios durante la dictadura?
24 de marzo de 2016
Habitualmente se
excluye a los Pueblos Indígenas de las miradas reivindicatorias sobre la
resistencia al terrorismo de Estado. Sin embargo, los Pueblos Indígenas de
nuestro país cuentan desaparecidos y asesinados que en muchos casos, militaban
en organizaciones sociales o eran líderes que defendían sus territorios de los
intereses de los grandes terratenientes.
Por Prensa ENDEPA.
Se cumplen 40 años del
golpe de Estado que dio inicio en Argentina a la dictadura cívico-militar más
sangrienta de la historia continental. La revisión crítica de aquel periodo en
el país incluyó el enjuiciamiento y condena de hasta el momento unos 660 represores.
Se han escrito cientos de libros y producidos numerosas investigaciones que en
muchos casos contribuyeron a la aparición de hijos y nietos de desparecidos.
Miles de historias pudieron ser reconstruidas. Se reconoce como víctimas de la
dictadura a militantes sociales, sindicalistas, estudiantes, personas que
debieron exiliarse, obreros, políticos, intelectuales. Pero en este universo, rara vez aparecen en los relatos, los Pueblos
Originarios.
Sin embargo, existe un tendal de historias aún en reconstrucción,
que dan cuenta certera de la participación de integrantes de Pueblos y
Comunidades Indígenas en organizaciones que resistieron los embates de la dictadura. Muchos
de ellos fueron secuestrados, asesinados o permanecen desaparecidos.
Un capítulo aparte se
abre cuando tenemos que hablar de los Pueblos Originarios y su participación en la
guerra de Malvinas, también en el periodo dictatorial. A
continuación, un recuento de algunas voces de investigadores que abordaron la
temática de los Pueblos Originarios durante la dictadura, para echar un poco de
luz sobre una historia invisibilizada de los relatos masivos, incluso de la
mayoría de las organizaciones que reivindican las luchas que se llevaron a cabo
contra el terrorismo de Estado en la Argentina.
“Hay prejucios que se repiten”
“La idea de hacer un
trabajo sobre pueblos originarios y dictadura surgió para romper un poco con la
forma en que construimos la idea de Estado y ciudadanía, y de qué somos los
argentinos, y esto de pensar la actividad política de las personas con el ser o
no ser indígena.Existe una idea folclórica que fue sostenida por cierta antropología
tradicional de que el indígena no tiene preocupaciones políticas, que la
política es una cosa de personas modernas, civilizadas, urbanas”,
expresa la antropóloga Diana Lenton,
investigadora del CONICET,
que hace varios años viene llevando adelante junto a otros profesionales, una
investigación acerca de los Pueblos Originarios durante la dictadura y
trabajando fuertemente en una resignificación del
concepto de genocidio.
Sostiene Lenton que
“hay prejuicios que se repiten, que los indígenas no perdieron nada durante la
dictadura, por ejemplo, como que la dictadura hubiera afectado a luchadores
políticos de otra clase pero que a los indígenas no los tocó pero uno en
realidad empieza a recorrer las comunidades y le cuentan lo que pasó”.
La antropóloga intenta
poner en eje de discusión el hecho de que las reivindicaciones a militantes
víctimas de la dictadura, visibiliza a argentinos “blancos” pero excluye casi
totalmente a las victimas de los Pueblos Originarios, “como si no hubiera
pasado nada”.
Algunos desaparecidos indígenas
Celestino Aigo era un joven mapuche,
que vivía en la localidad neuquina de Aluminé,
perteneciente a una familia de la comunidad Mapuche de esa zona de la provincia. Era
además un militante social
del Barrio Villa Florencia de
Neuquén. Fue secuestrado de su casa la noche del 22 de agosto cuando tenía 23
años. Su hogar fue ocupado por agentes de civil que portaban
armas largas, con las que golpearon a su hermano mientras lo esperaban a él. Era un activo militante por los derechos del pueblo
ancestral mapuche.
En agosto de 1976, Teresa Aigo tenía 14 años cuando militares armados y encapuchados golpearon la puerta
de su casa del barrio Villa Florencia ,
en donde vivía con sus padres y sus hermanos Elsa y Celestino. El miedo los
paralizó y al no responder, los encapuchados derribaron la puerta y entraron
poniendo un arma en la cabeza a cada persona que había en la vivienda. Les
gritaban y los amenazaban con matarlos si no se callaban. Solo uno de los
militares dejaba ver su rostro. “Un hombre de rostro blanco y redondo”, recordó
Teresa, aunque nunca pudo ser identificado. Fueron directo al esposo de Elsa,
Juan Alberto Manque Ñanculef, y le preguntaron su nombre. Luego hicieron lo
mismo con Celestino. “Así que vos sos el famoso Chino”, le dijeron.
Inmediatamente se escuchó “un culatazo o un golpe contra la pared”, relató
Teresa, “se
lo llevaron y esa fue la última vez que supimos algo de él”.
La búsqueda por las comisarias, el batallón 181 y las morgues
fue inútil. Celestino nunca apareció. Teresa era muy chica y tardó en
comprender lo que había ocurrido, pero entendió que su hermano quería “un
futuro mejor”.
Gladys Canelo, prima de Horacio Canelo, militante peronista descendiente del pueblo
comechingón, desaparecido el 12 de junio de 1979 tras su paso por el centro
clandestino de detención La Perla.
Gladys confiesa que,
aunque se sabían descendientes, la recuperación de la identidad comechingona
comenzó a principios del siglo XXI, muchos años después de la desaparición de
su primo. Recién en ese momento pudieron conocer cómo habían sido expropiados los
territorios de su familia entre 1882 y 1890, luego vendidos a extranjeros. Aun
así, Gladys está convencida de que es necesario diferenciar la muerte de los
hermanos originarios, como un modo de demostrar que “también fueron
constructores de este país”. Su afirmación resuena también para los otros
descendientes: “Nuestro derecho es preservar las costumbres, pero tenemos que entender
que formamos parte de este Estado. Este territorio no va a volver a ser lo que
fue antes de la
conquista. Por eso creo que la interculturalidad debe ser el
verdadero fin”, reflexionó.
Sergio Wenseslao Copa, tenía 20 años y militaba en la Juventud Peronista. Fue
secuestrado el 2 de septiembre de 1976, en el departamento salteño de
Rivadavia, y desde entonces permanece desaparecido. Nacido en
San Ramón de la Nueva Orán ,
Salta, el 23 de febrero de 1956, Sergio hizo la primaria en la escuela San Antonio
de esa ciudad. En sus venas corría sangre de los pueblos originarios. Era
jornalero en la
comunidad Wayco Hondo del pueblo Tastil. Para su hermana
Gloria, fue en Sergio, el vínculo con sus orígenes, lo que despertó su interés
militante. “Él se relacionaba mucho con mi abuelo, quien le contaba la historia
de la familia. Mucho
lo amaba. El abuelo tenía por costumbre celebrar a la Pachamama y poner las
mesas con los panes”, contó. Sergio Wenceslao Copa, militante de la Juventud Peronista
fue secuestrado a la edad de 20 años en Banda Sur, Salta. Fue el 2 de
septiembre de 1976. (Otro registro da como fecha de desaparición el día 3).
En 2009, el Concejo
Deliberante de la ciudad de Orán designó por ordenanza y a pedido de los
organismos de Derechos Humanos 7 calles con el nombre de los desaparecidos y
asesinados del lugar. Una de esas calles lleva el nombre de “Militante
Peronista Sergio W. Copa”.
El impulso por revisar
el rol de estos pueblos en la historia argentina, y en particular durante la
dictadura, atraviesa a todo el país. En Jujuy, los
kereimba iyambae, guaraníes, investigan las desapariciones en el apagón del
ingenio Ledesma, así como los traslados que descendientes de otras provincias,
por ejemplo los diaguitas, sufrieron desde los valles calchaquíes a la azucarera. También en
Santa Fe, los miembros de los pueblos q’om y moqoit investigan los episodios
vividos en los ’70 en relación con otros hechos históricos: las luchas por la
independencia o la Asamblea del año XIII.
“Nuestros hermanos
militaron dentro de las líneas partidarias, sindicales, porque la lucha que
teníamos no era sobre el derecho indígena. Era más amplia. Desde 2009, nos
propusimos otra vez salir de la resistencia para hacer una propuesta desde los
pueblos originarios. Queremos incidir en política, en la agenda pública, para
cambiar el paradigma de una Argentina lineal y ser parte del armado de la nueva Argentina. Una
Argentina pluricultural basada en el respeto”, resumió Ariel Navanquirí,
dirigente de la Organización de Comunidades Aborígenes de la provincia de Santa
Fe.
Indígenas en Malvinas
Es sabido que cientos
de hombres indígenas combatieron en la Guerra de Malvinas. Parte de edst
historia fue rescatada por el historiador qom Juan Chico, en su libro “Los Qom
de Chaco en la guerra de Malvinas”.
“Este trabajo tiene
ese objetivo, es decir, un objetivo descolonizador para que en las próximas
intervenciones nuestro gobierno pueda argumentar no sólo la presencia argentina
desde 1820, sino también que esa ocupación estuvo hecha por miembros de los
pueblos indígenas con presencia milenaria en esta tierra, nuestra tierra
ancestral. Esto le da, sin dudas, una nueva perspectiva al reclamo de soberanía
contra el invasor, y estamos convencidos de que trabajando de esta manera la
cuestión de Malvinas hará posible su recuperación en un futuro no lejano. Y
será, tal como lo dicen los excombatientes indígenas, una recuperación lograda ya
no con las armas, sino con el diálogo, en la que no hay ganadores ni
perdedores, sino el triunfo de la humanidad libre del colonialismo”, expresa el
autor.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article11688
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