Obama visita a la
Argentina
en sintonía con el gobierno Macri
19 de marzo de 2016
Por Julio C.Gambina (Rebelión)
El presidente de EEUU estará en Argentina para el 24 de marzo, en
momentos en que se recupera para la memoria popular el oprobio del golpe
genocida hace 40 años.
Muchos se preguntan el porqué de la visita y
son variados los argumentos, aunque concentrados en el sustento de los
intereses estratégicos de la potencia imperialista.
Sostienen algunos que se trata de compensar el
encuentro con el gobierno de izquierda y revolucionario en Cuba, muy criticado
por sectores de la ultra derecha de EEUU, y por eso, la visita a Macri, a quien
imaginan la punta de lanza para contrarrestar el cambio político regional en
curso en este comienzo del Siglo XXI.
También existen argumentos de lavada de cara
de EEUU en su responsabilidad en el golpe y el acompañamiento a la Dictadura
(1976-1983), los que se apoyan en las actitudes del gobierno Carter
(1977-1981), omitiendo el papel de los gobiernos previos de Richard Nixon y
Gerald Ford, especialmente el papel del Secretario de Estado, Henry Kissinger,
Nobel de la Paz en 1973.
Este personaje fue clave en la promoción del
golpe chileno de septiembre del 73, inaugurando el ensayo neoliberal extendido
por las dictaduras del terrorismo de Estado en el Cono Sur y para la ejecución
del Plan Cóndor. Fue una experiencia necesaria para instalar luego, con
Thatcher y Reagan, ya en los ochenta del siglo pasado, esas políticas
liberalizadoras en el capitalismo desarrollado y promoverlo en el ámbito
mundial.
La pretensión apunta a diferenciar demócratas respecto de
republicanos como si pudiera abstraerse el carácter de la Jefatura política de
la principal potencia capitalista y su capacidad de intervención militar en
todo el planeta. Vale recordar que la invasión a Cuba en Playa Girón en 1961
ocurrió bajo la presidencia demócrata de John Kennedy, responsable también por
el envío de tropas militares a Vietnam y la autorización del uso de armas
químicas.
Resulta necesario destacar, más allá de la alternancia entre
demócratas o republicanos, los intereses permanentes de EEUU para afirmar la
dominación estadounidense en el desarrollo del sistema capitalista mundial.
¿Cuáles son esos intereses en la Argentina
actual?
Se trata de intereses comerciales, económicos
y financieros muy concretos, sea las relaciones de intercambio (exportaciones e
importaciones) crecientemente deficitarias para la Argentina desde el 2005;
como el papel de las inversiones estadounidenses, una constante en expansión
desde hace un siglo, y muy especialmente la proyección de la explotación de
hidrocarburos no convencionales vía fracking con la punta de lanza del acuerdo
secreto entre YPF y Chevron; pero también la negociación con los holdouts a
instancias de la sentencia de la Justicia de Nueva York.
El déficit comercial de la Argentina para el
2015 alcanzó los 4.272,7 millones de dólares, con exportaciones desde nuestro
país por 3.382,3 millones de dólares e importaciones provenientes desde EEUU
por 7.655 millones de dólares. La tendencia de la década pasada fue la
expansión del saldo favorable para EEUU, sobre la base de la disminución de las
exportaciones argentinas y el crecimiento de las importaciones provenientes del
país del norte. Este déficit exacerba la necesidad de divisas de la Argentina
para cancelar saldos negativos del balance comercial.
Desde las inversiones externas hoy destaca el
carácter estratégico de Monsanto y la inserción subordinada del complejo sojero
local derivado del paquete tecnológico de la producción de transgénicos; y
claro, sobresale el conflicto asociado al acuerdo secreto de YPF con Chevron.
Este trato secreto responde a una política estratégica de EEUU, ya que bajo la administración Obama
y en 2015, EEUU se convirtió nuevamente en el primer productor mundial de
petróleo, superando a Arabia Saudita. La base de esa situación se explica en el
fracking y la explotación de hidrocarburos no convencionales, por lo que
resulta de interés de la política exterior estadounidense la evolución de las
inversiones petroleras y su expansión desde Argentina al resto de
Latinoamérica.
El conflicto con Fondos buitre y su tratamiento parlamentario en
estos días está asociado a los ritmos impuestos por la Justicia de Nueva York
al intento de acordar con holdouts y habilitar la reinserción de la Argentina
en nuevas rondas de endeudamiento externo. El peso de Wall Street y la banca
transnacional en la afirmación de la dependencia local al sistema mundial es
clave para entender la lógica de amistad económica y política que busca el
gobierno Macri con la
gestión Obama.
Visitas y símbolos
En 100 días de gobierno Macri son constantes
las señales de acercamiento al poder mundial del capitalismo contemporáneo.
Resalta la presencia del Jefe del gobierno argentino en el Foro Económico
Mundial en Davos, Suiza, cónclave del poder mundial del orden capitalista, como
la presencia de visitantes de organismos internacionales y especialmente de
Jefes de Estado de los principales países del capitalismo desarrollado. Ya
pasaron por Buenos Aires el jefe del gobierno italiano, el francés y ahora el
de EEUU.
Obama en la Argentina para el 40° aniversario
del golpe de 1976 pretende disputar el sentido de una fecha emblemática en
materia de derechos humanos, donde el papel de esa potencia está asociado a
poderosos intereses económicos y a una estrategia de subordinación de la región
a la política exterior definida en Washington.
La evidencia más concreta es la búsqueda del
gobierno Macri en lograr acuerdos de libre comercio con EEUU y un papel más
activo para llevar al país y la región al Tratado Transpacífico (TPP) en el que
participan Chile, Perú, México, Canadá y EEUU por el continente, más Australia,
Nueva Zelanda, Brunei, Japón, Malasia y Vietnam. El TPP es una estrategia de
EEUU para aislar a China en su proyecto global y complementario del acuerdo
comercial entre Europa y EEUU.
La operación “visita de Obama” supone una versión más prolija de
las “relaciones carnales”, en una versión moderna de sometimiento que supone la
continua prórroga de jurisdicción para contratos con inversores (nueva ley para
el endeudamiento) y un programa acelerado de liberalización de la economía
local vía suscripción de tratados de libre comercio, especialmente con EEUU y
con los que éste país impulsa, caso del TPP.
En el marco de lo simbólico no es menor constatar que Obama asume
en enero del 2009, momentos de auge del cambio político en la región (2005-2010)
y despliegue recesivo de la crisis mundial originada en EEUU en 2007/08. Entre
2005 y 2010 se procesa el triunfo del No al ALCA y variadas novedades en los
procesos de integración que involucran instancias de debate regional sin
incluir a Norteamérica (base de lo que luego sería CELAC), e incluso
formulaciones por una nueva arquitectura financiera (aun constituye una
asignatura pendiente). A posteriori se desplegó una fuerte iniciativa política
para contrarrestar el proceso de cambio en una lógica de pretendida reversión y
reinstalación de la hegemonía imperante en los 90, por la liberalización
económica y la subordinación regional a la estrategia exterior de EEUU.
Las situaciones del cambio de gobierno en
Argentina, la modificación de la hegemonía parlamentaria en Venezuela y el
resultado en el plebiscito boliviano, ocurridos entre diciembre y febrero
pasado, animan
a las clases dominantes en la región para reinstalar la ofensiva liberalizadora
y pro capitalista. Nada mejor que la bendición de Obama, que en enero del 2015
consideró a Venezuela como una amenaza para la seguridad nacional de EEUU y
privilegia en su paso por Argentina la lucha contra el narcotráfico y el papel
de sus agencias especializadas, caso de la DEA.
Puede afirmarse que la continuidad de la
crisis mundial y de la propia situación de EEUU requiere del reordenamiento
político y la subordinación de los gobiernos en la región. Los desafíos a
la dominación mundial demandan para la política exterior desde Washington
cerrar filas en las adhesiones en nuestros países, por eso los elogios al nuevo
gobierno y de éste para con los dirigentes de los principales países
capitalistas, especialmente Obama.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=210169
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