Emiliano Terán Mantovani: “Con el
Arco Minero del Orinoco estamos frente a un suicidio…”
6 de septiembre de 2017
Investigador y
activista, Sociólogo de la Universidad Central de Venezuela, con una
Maestría en Economía Ecológica de la Universidad de Barcelona, trabaja en
circuitos de investigación militante, relacionados con círculos regionales en
América Latina. Circuitos que tienen que ver con el debate y la lucha medio
ambiental, e igualmente en el activismo que está relacionado con los
movimientos ecologistas. Sobre todo con los ecologismos ligados a las luchas
populares, por los territorios, por los bienes comunes, contra las
desigualdades generadas por los impactos ambientales. En debate directamente
relacionado con el cuestionamiento al modelo. Es parte de grupos como
Alternativas al Desarrollo de la Fundación Rosa Luxemburgo ,
la Red
Oilwatch Latinoamérica y otras organizaciones que acompañan
luchas de comunidades indígenas, campesinas, urbanas, contra los impactos del
extractivismo. Fue Mención del Premio Libertador al Pensamiento Crítico. Es uno
de los jóvenes intelectuales y activistas comprometidos con los procesos de
transformación más destacado del país.
Cuál es tu principal
preocupación por el avance de la ampliación de la frontera extractiva en el
último tiempo en Venezuela.
Hay varias
preocupaciones. Pero hay una fundamental: A lo largo de la historia venezolana
hemos estado planteándonos salir del modelo, o empezar a salir del modelo, hemos atravesado
momentos en que se llega a crisis profundas, momentos de bifurcación, en los
que está planteado salir del modelo o continuar en él. Hoy estamos otra vez en
uno de esos momentos. Hay que insistir en que este no es un debate solamente de
ecologistas sino que tiene que ver con el tema de la dependencia, que tiene que
ver con la soberanía, porque es un modelo de altas concentraciones de poder de
los sectores que capturan la renta.
Entonces una preocupación fundamental es que,
en esta bifurcación, se están reformulando un conjunto de acuerdos que son o
que suelen ser, acuerdos de largo plazo. Lo interesante para analizar es que
son acuerdos de fuerzas muy negativas para el Estado Venezolano, es decir no
son acuerdos de partes con potencialidades políticas iguales, sino que se estos
acuerdos tienen que ver con concesiones, tienen que ver con desregulaciones,
flexibilización creciente, formas de favorecimiento al desmontaje de la visión
nacionalista energética que ha tenido en su momento el presidente Chávez. Y que
estos acuerdos se van haciendo orgánicos, por ejemplo, la concreción de los
acuerdos de PDVSA con el capital foráneo que ya no sólo aparecería como
“accionista” sino como “prestatario”, citando a Eulogio del Pino, presidente de
PDVSA.
Qué significa esto, y
ésta es la trampa de lo que yo llamo el neoliberalismo mutante: por más que en
términos formales, yo estado o PDVSA sea accionista mayoritario y tu privado,
transnacional, seas minoritario, si tu pones tu capital accionario y además me
prestas para que yo coloqué el mío, esto termina enredándose en una forma en la
que en realidad tú tienes el control. Todo aquel que tiene la gran parte de la
inversión, controla. Piensa por ejemplo en la participación de Estados Unidos
en el FMI, en el Banco Mundial, o lo que supone el mecanismo de endeudarte, en
lo que respecta al control de la relación económica o política que se tiene con
respecto a las decisiones sobre los modelos económicos, de negocios, políticos,
etcétera.
Por eso sostengo que el modelo que se está
configurando desde hace dos años en Venezuela y la respuesta que se ha tratado
de plantear es la siguiente: intentar hacer un piso mínimo, el que permitiría
un flujo de caja mínimo para el gobierno y que las retribuciones se hagan de ese
piso hacia arriba. En síntesis el planteamiento es subir el extractivismo en todos
los ámbitos para poder retribuir con ese excedente, con lo que sería ese nuevo
aumento del extractivismo, a la ganancia y a la devolución de la inversión en
esos casos.
Esto supone además, una expansión de todos
estos elementos que hacen a la arquitectura del extractivismo en Venezuela. Y
que abre a otra preocupación que calza en esta situación, es toda la
reconfiguración social que está ocurriendo en los territorios.
Hay que pensar por ejemplo en lo que escribía
Rodolfo Quintero, toda la transformación antropológica, económica, social,
cultural que se daba en los campos petroleros. Lo que está ocurriendo en San
Diego de Cabrutica o en la zona sur de Monagas, todos estos cambios sociales que
tiene que ver con afectación de tierras cultivables, problemas de agua severos,
la migración de formas de trabajo productivo al taladro, provocando un mayor
abandono de la agricultura, una agricultura extremadamente precarizada como lo está
en la actualidad.
Entonces lo que tienes es dos tendencias opuestas en términos
de la crisis.
Una tendencia de una
enorme gravedad, con una población de muchas décadas asimilada a la economía
rentista, a los sectores terciarios de distribución de la renta, y una
necesidad histórica de producción interna que necesita una subjetividad que
tenga alguna cultura del trabajo. Entonces tienes dos tendencias que están
caminando en sentido contrario y que va a agravar la crisis. La otra
consecuencia es el tema ambiental, yo entiendo que el tema ambiental tiene poca
incidencia en el país, por la fragilidad de los movimientos ambientalistas.
Pero además, sobre todo por la poca información que existe sobre el problema
ambiental.
Por ejemplo, el tema
ambiental del agua en Venezuela es gravísimo, ahí tenemos varias bombas de
tiempo. Por ejemplo lo que está ocurriendo con los embalses de Pao Cachinche y
Camatagüa que atienden a 10 millones de personas en el país, que está
proveyendo agua con más escases, por la incapacidad de potabilización. Porque
viene además contaminada por diversas razones, pero entre ellas el proyecto de
trasvase de agua para evitar que el lago de Valencia siguiera creciendo, pero
entonces estamos tomando agua con heces aquí en Caracas, en Valencia y Maracay
es peor, y esto es una bomba de tiempo política. Te voy a dar un ejemplo: en el
2014 hubo una crisis del agua en Sao Paulo en la cual Dilma Rousseff
termina declarando que esa crisis se convierte en un asunto de Seguridad
Nacional, por qué lo declara, porque una ciudad de más de 12 millones de
personas colapsando por la escasez de agua es claramente una crisis política.
Lo mismo en los Estados Unidos declara problema de seguridad nacional el tema,
por ejemplo, del cambio climático.
Esta tendencia es a
que se agrave porque hay negligencia e incapacidad para atenderlo. Y el
extractivismo produce una agudización, una profundización de estos patrones. La expansión del
extractivismo para dar un ejemplo concreto, generaría una contaminación severa
del Río Socuy, que alimenta embalses fundamentales para suministrar agua a la
población de Maracaibo, del Tablazo, de San Francisco, donde hay también
millones de personas, ahí tienes también problemas de seguridad. Yo lo veo
desde el punto social y ambiental, pero si lo tomamos del punto de vista más
político hay una cosa de seguridad nacional con esta crisis.
Y el Arco Minero del Orinoco ni se diga las
consecuencias. Pero es bueno mencionarlas. El 4% del agua que consumimos está
en la zona norte costera donde vive el 90% de la población. Es decir
nosotros dependemos de las cuencas hidrológicas del sur del país. Cuencas
hidrológicas que ya están sumamente contaminadas por varias razones. Entre
ellas la contaminación que producen las industrias básicas, el tema petrolero,
pero también por la minería ilegal, es decir una cosa dramática, esta expansión
del cianuro en las aguas. El tema del Arco Minero sería llevar a una
devastación el tema del agua. Hay datos científicos de lo que llaman la huella
hídrica del oro, que te dice que para obtener una onza de oro necesitas mil
litros de agua. Y en el proyecto del AMO, estamos hablando de 7000 toneladas de
reservas de oro que se plantea sacar. Tal vez no las saquen completas, pero el
dato sirve para tener una idea de los billones y billones de litros de agua
comprometida, sólo hablando de la extracción de oro. Es decir, yo creo que no
hay ninguna duda en decir que estamos frente a un suicidio socio ecológico en
puertas. Un muerta lenta. Y los que contrarían estos argumentos hablan
justamente de un tema de seguridad y de soberanía. Pero que tengamos agua para
vivir, es el verdadero tema de soberanía y seguridad.
Me parece que el debate
del extractivismo ha sido poco comprendido porque no se entiende que toca todas
las aristas de la vida. La
arista cultural, la arista económica, la arista geopolítica y política, la
arista ambiental y por supuesto la arista social.
Porque se supone que es
en realidad la concepción del uso de la tierra y de la soberanía de los sujetos
sobre esa tierra, nada más y nada menos. Entonces te diría que no sólo se trata
de este nuevo avance de frontera, sino cómo se va a hacer el avance de frontera
y el contexto histórico en el cual está este nuevo avance de frontera. Esto hay
que detenerlo como sea.
Pero para eso hace
falta politizar más el tema ecológico, que se entienda que es un tema que tiene
ver con territorio, con vida. Y yo no diría sólo que crezca el reclamo de las
organizaciones ambientalistas sino que hay que ecologizar también las luchas populares
que tienen que ver con sindicatos. Por ejemplo los sindicatos que se han
movilizado, aunque el reclamo no sea estrictamente ambientalista, sino por
reclamos que hacen a la salud de los trabajadores, son los sindicatos del
complejo petrolero industrial de Jose. Así sea por su seguridad laboral, pero
por ahí hay algo que va haciendo el vínculo.
Vamos a cambiar de
tema. Cómo ves la Constituyente…
Reconociendo de mí
parte lo descabellado de la propuesta de la Constituyente y los claros visos
autoritaristas que se han mostrado en el gobierno, mi punto es tratar de
analizar el conjunto de actores sociales, la idea de este empate catastrófico
en el que estaríamos, de una relación de fuerzas bastante similares. Al mismo
tiempo la noción de la polarización gobierno oposición no explica la cantidad
de actores que están en interacción en ese sentido. Creo que habría que
entender, no solo la Constituyente como una posibilidad, sino la aparición de
múltiples posibilidades. Inclusive algunas inesperadas. Reconociendo un poder
que quiere aprovechar la Constituyente para tales o cuales cosas negativas.
Incluso sea porque el gobierno termina de derrotar a la oposición, o porque se
genera un pacto, como la Constituyente ha quedado controlada por los mismos de
siempre, es decir los constituyentistas elegidos, es potencialmente un peligro
para hacer una reestructuración de corte neoliberal.
Pero insisto en que
también hay que verla como un campo en disputa. Aunque el campo popular este
fragmentado, este bastante afectado por la situación, por el nivel de confusión
de lo político que se establece hoy en día. Habría que reconocer que la
constituyente fue asumida por muchos activistas de la base popular chavista
como una lucha. Y esto no se puede desconocer. Los pueblos tienen unos tiempos,
es una paradoja, porque las necesidades de las transformaciones a veces son
urgentes, pero los pueblos tienen sus tiempos.
El campo popular del chavismo que yo reconozco
como el campo con mayores potencialidades, el que ha asumido las banderas más
claramente transformadoras, revolucionarias en muchos sentidos, reivindicativas
en muchos sentidos. Que son sujetos que generan críticas, que entienden los
riesgos de otras alternativas, pero que también asumen el desafío del momento
actual, y no lo digo intelectualmente, lo he visto en las discusiones. Ahí
habría que pensar y entro directamente a la constituyente, como este desafío,
denunciado hasta el cansancio del autoritarismo y de las reformas neoliberales
que allí se busca, pero también comprender este proceso de disputa. Que no se puede dar
un paso al costado frente a él, y ver cómo plantear las cosas que estamos
criticando. Cómo las reformas del marco jurídico y de las probables
transformaciones en la gobernabilidad tienen que ver con una reestructuración
económica. Tenemos que posicionar ese tema, pero hacerlo desde ese tejido
social y no desde afuera. Porque para mí lo contrario lleva a una soledad
política que frena los avances.
Pero ¿en esa disputa
también entran los capitales transnacionales?
Esa es una disputa de
disputas. Estamos hablando de una disputa desde el campo popular. El campo
popular no es homogéneo tampoco, y esas disputas se generan a lo interno, es
decir vamos a debatir cuales son las potencialidades políticas que van más allá
del marco jurídico de este proceso, y cuáles son los peligros que están allí.
Pero ¿por qué? Porque
al menos desde el año 2014, los que venimos siguiendo el campo económico
estamos viendo procesos progresivos de flexibilización económica,
desregulación, tasas preferenciales para las corporaciones en la Faja Petrolífera
del Orinoco, zonas económicas especiales, reestructuración de la deuda con
China. No es casual por ejemplo que la reestructuración de la deuda con China
en 2014, sale en gaceta, y un tiempito después sale las zonas económicas
especiales. Recordemos que el FMI prestaba a cambio de reestructuraciones.
Entonces hay que preguntarse qué significa el consenso de Beijín en ese
sentido.
Pero el capital
internacional necesita garantizarse un marco jurídico para sus
reestructuraciones, incluso el capital que no está y quiere venir. Y cómo el
gobierno ha insistido, en su retórica, en su discurso, está planteando un marco
de inversiones especiales para atraer al capital, para que venga a invertir en
el país, y cómo eso está de la mano de una política y de unas políticas
concretas que se formalizan en Gacetas, en Decretos y tal. Y cómo eso está
totalmente conectado, al menos en su potencialidad, el peligro que tiene en un
proceso constituyente, liquidar articulados o secciones de la Constitución que
representan una barrera jurídica para una desregulación más amplia.
Una apropiación con la
que el capital obtendría los recursos naturales o de los mercados venezolanos,
y está necesitando derribar toda una normativa que existe. Y estas reformas
están siendo solicitadas por el capital transnacional. Y en este punto no
olvidemos el nivel de deuda que tiene Venezuela. Recientemente un informe de la
CEPAL indica que Venezuela tiene una deuda de 130.000 millones de dólares, y el
mismo informe señalaba que el país lo puede sustentar. Porque justamente el
tema es ese, Venezuela tiene un nivel de recursos, de “riquezas materiales,
precisamente lo que sugiere la CEPAL es que puede pagar y pagar bien pero, hay
que agregar que se haría hipotecando el futuro del país.
Entonces: la deuda
acompaña a las peticiones del capital foráneo y hay un peligro claro dentro del
marco de la constituyente, de que esas reformas terminen tocando ya el centro
de la tierra, el núcleo del proyecto de la revolución bolivariana que no es
solo conceptual sino que tenía que ver con un proyecto al menos anti neoliberal
ya que no era anticapitalista. La pregunta es ¿a quién hay que convocar a
detener ese proyecto?, para mí al chavismo popular.
Estamos frente a una
encrucijada histórica de los últimos 100 años, si el chavismo popular aprueba
esto, es una desvirtuación de su propio sentido de ser histórico. Este es un
peligro y el otro es: qué es lo que va a hacer el chavismo popular. Esta es
parte de la disputa.
Porque aquí ya no hay soluciones fáciles. Desde mi punto de
vista lo que va a haber es un largo periodo de conflicto, que probablemente sea
un conflicto de alta intensidad. Porque probablemente ha terminado un ciclo de
batallas pero vendrán otras próximamente.
E insistir, sobre todo,
en el debate del extractivismo. Porque nosotros somos una economía que se basa
en que el capital foráneo extrae, nos despoja de nuestros bienes comunes, que
deja una gran devastación ambiental, que deja culturalmente una dependencia de
la renta, que nos deja cada vez más lejos de una cultura productiva. Que aunque
yo, personalmente, creo que la idea de sembrar el petróleo es inviable, al
menos como se planteaba en este proyecto, también creo que eso no significa que
no se pudiera usar los excedentes para otras inversiones.
Creo que el proyecto es
otro. Que hay que elaborarlo, creo que hay que seguir trabajando en la crítica
sobre el modelo rentista, capitalista venezolano. Entender que el capital traza
las rutas de la próxima fase económica sobre el extractivismo. Es decir el
capital foráneo no va a orientar a la economía venezolana hacia un modelo
producción industrial. Va a aprovechar el potencial económico venezolano que es
el extractivismo. Y eso significa que los males que hemos conocido
históricamente se van a reproducir, pero en un contexto más caotizado y de
colapso histórico del modelo.
Entonces el debate sobre el extractivismo no
es una cuestión adicional para pensárselo con tiempo. Es un debate sobre el
modelo, un debate presente. Tiene que ver con el contexto de la dependencia. Del
colonialismo. Ese es también un debate sobre los progresismos. No es sólo
responsabilidad del progresismo, pero la situación actual es también reconocer
que hubo políticas que no se dieron. Y esto no se puede evadir eternamente.
Porque para estos debates nunca fue el momento. Al menos esto es lo que se
siempre se ha dicho desde el poder.
Hay que hablarlo y hay que volver a insistir
en el debate sobre el extractivismo y entender que no es un debate sobre la extracción. El
modelo se basa en la extracción pero tiene todo un circuito de acumulación de
capital que está también en la distribución, en la construcción de
infraestructura, en el financiamiento, todo eso está ahí. Extractivismo es toda
una arquitectura. Es el modelo de acumulación de capital a nivel nacional, es
un circuito que va desde la exploración extracción y pasa luego por la venta,
la captación de un excedente y todos los mecanismos de distribución que
reproducen el extractivismo, que legitiman el extractivismo. Eso es lo que nos
interesa analizar.
Como están los
movimiento sociales y la reacción frente a este plan extractivista en América
Latina.
Los movimientos
empezaron a reaccionar ante una mayor politización del tema ambiental, una
mayor politización del tema indígena, una valoración política de estos temas.
Estos temas estuvieron durante mucho tiempo en un baúl, no eran considerados
temas importantes. Y eso hay que decirlo autocríticamente como parte también de
una tradición de una izquierda que no le interesó este tema por mucho tiempo.
No eran sujeto de la revolución.
Y lo curioso fue que el sujeto de la
revolución en Bolivia, por ejemplo, era el indígena, para darte un ejemplo.
Luego los proyectos de los progresismos empiezan a prometer una transformación,
empiezan a hablar del buen vivir, de los pueblos indígenas, del socialismo
indoamericano, empiezan a hablar de los derechos de la naturaleza, empiezan a
hablar de salir del modelo de la dependencia, elementos que tomó el gobierno de
Chávez, que habló del buen vivir, lo que pasa es que terminó siendo una tarjeta
de crédito. Chávez reivindica a los indígenas cuando coloca el capítulo octavo
de la constitución, y reivindica la naturaleza con el capítulo séptimo, el de
los derechos ambientales.
Estas demandas que eran
previas, fueron tomadas por Chávez. Esto no es casual, esto viene de una
corriente de lucha, por un cambio de cultura política de una nueva valoración,
que no se quedó ahí. Pero los progresismos comenzaron nuevamente a relanzar el
extractivismo, empezaron a profundizar este modelo, teniendo conflictos
con las comunidades en todos los países, con marchas, movilizaciones y
ocupaciones a veces violentas en muchos países. Aquí la lucha Yukpa fue
bandera. Y aunque otras luchas no salieran tan públicas igual se dieron. Hay
una lucha en la península de Paraguaná, gente afectada por Cáncer. Desde los
años 90 por ejemplo, contra el puerto de aguas profundas que quieren poner en
la península de Araya. Aquí los pueblos indígenas se han pronunciado contra la
minería ilegal y algunos contra el Arco Minero del Orinoco, y hay luchas muy
fuertes porque están defendiendo su territorio.
Estas fueron luchas en la región y que aquí
tuvieron poca resonancia pero esto es lo hay que cambiar. El giro político que
tenemos que dar es en la identificación de los nuevos sujetos revolucionarios,
si quieres verlo así. Es un sujeto campesino también, también, no es únicamente
campesino, es un conjunto, es la mujer, es el indígena, es un sujeto urbano, y
no por un tema de proporción porque la proporción en Venezuela, por ejemplo, es
muy desigual, el sujeto urbano es más del 90%. Es tomar los saberes
ancestrales, el concepto de territorio. No hay diferencias sustanciales entre
el proyecto de la comuna y el proyecto que tienen los pueblos indígenas, porque
es comunal también.
Creo muy importante y
necesario recuperar la dimensión del territorio. Es como que para nosotros el espacio
geográfico fuera una abstracción, eso revela un desligue con la tierra, el
territorio y los bienes comunes. ¿Qué significa esto? El problema del agua
podemos decir que en un caso determinado fuera un proyecto a futuro, pero no es
el caso nuestro. El problema del agua en Caracas es cada vez más dramático, en
Valencia, en Maracay, en el Zulia, y en casi todo el país, en Lara, en la Región Guayana , en
el Oriente por el tema petrolero. Es un problema político, social, cultural,
eso es necesario incluirlo en las demandas sociales políticas. Y entender que
hay una posibilidad en este momento justamente por la crisis, para una
subjetividad más integral, precisamente se puede unir las demandas que tienen
que ver con las reivindicaciones del trabajo y las que tienen que ver con la
reproducción de la vida.
Este sujeto tendría una potencialidad enorme.
Hace muy poco estamos
tratando de retomar el debate por la reivindicación de los derechos de los
pueblos indígenas que cuestionó recientemente Luis Brito García. El sugiere
eliminar los derechos indígenas en la Constitución, pero ese debate no es solo
sobre los derechos indígenas, es un debate contra la concepción que se tiene
sobre el territorio, sobre el extractivismo, sobre el poder, esta todo allí. Y
buena parte de lo que llamo chavismo popular, verá entonces que ese no es su
proyecto. Se preguntarán, 500 años esperando, postergando y ahora viene un
intelectual del chavismo a cuestionar lo que habíamos avanzado.
Entrevistó Carlos Carcione. UPC de CER
Latinoamericana para Aporrea.org
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Emiliano_Teran_Mantovani_Con_el_Arco_Minero_del_Orinoco_estamos_frente_a_un_suicidio
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