“El eco-capitalismo en torno al litio esconde la
devastación de siempre”
La investigadora chilena
Bárbara Jerez da cuenta de los impactos socio-territoriales de esta minería,
que el gobierno argentino sigue a paso firme.
Por Leonardo
Rossi para La tinta“Las comunidades no se van a salvar con el litio”, enfatiza la investigadora chilena Bárbara Jerez. Sus palabras resuenan en
Jerez conoce a fondo los impactos de la actividad en su país, y además ha profundizado sus estudios en Salta, por lo que ha recorrido buena parte de la denominada ‘Arabia Saudita del litio’, como se ha intentado publicitar al triángulo que componen Chile, Bolivia y Argentina en la eco-región de salares y poblaciones que habitan esa zona. Esta doctora en Estudios Latinoamericanos y docente de
—¿Qué experiencia puede contar en torno a las ‘promesas’ del litio en Chile?
—Primero hay que decir que es un mineral al que se lo
etiqueta como la solución a las emisiones de carbono, y desde el territorio una
empieza a ver un montón de otras cosas, desigualdades, daños ecológicos y
sociales. Puedo hablar de San Pedro de Atacama que es un municipio donde se
encuentra un salar con una de las explotaciones de salmuera más grande del
mundo. Y ahí observamos que por ejemplo el tema empleo, una promesa de la
minería, es bajo respecto al turismo. La mayoría de la gente vive del turismo
que genera diez veces más puestos, del comercio o del Estado. Los trabajadores
más calificados vienen de afuera de la zona y en términos de ingreso los
propios entes oficiales (Cochilco) advierten que el mercado del litio es uno
por ciento del mercado del cobre. Es decir, los ingresos son bajos.
—El modelo del litio impacta directamente en las aguas, algo compartido con el resto de
—¿Cómo repercuten estos procesos de enclave en las comunidades?
—En Antofagasta y Atacama la minería viene destruyendo los territorios desde hace ochenta años. Las comunidades quechuas, aymaras, atacameñas resisten y sobreviven. Mientras que la gente que va a trabajar a la minería tiene muy mala calidad de vida: son zonas con altos índices de alcoholismo, adicciones, ya que están atadas a los mercados internacionales y cuando baja el precio del mineral todo ese entramado se tensiona. Se construye toda una idea de un triángulo del litio que hay que explotar, pero allí ya existían comunidades agrícolas y ganaderas, que cada vez quedan más arrinconadas por la disputa del agua, sumado a la gente nueva que va con una expectativa laboral. Entonces la gente busca subsistir, van ganando lugar las pensiones estatales, y se pierde autonomía.
—En Argentina tanto el presidente como el ministro de Ambiente han puesto a Chile como ejemplo de minería responsable ¿qué le sugieren esas expresiones?
—Creo que se construye una quimera en torno a la minería en Chile. Ese tipo de declaraciones son expresiones muy maliciosas, que muestran datos de excedente económico pero no se muestra el costo territorial que significa eso. A esos beneficios no se le adiciona la crisis hídrica que está provocando ese modelo: un tercio de Chile está sin agua. Y el norte del país es la zona de mayor crisis hídrica y donde es más cara el agua, una región donde el noventa por ciento del agua se la llevan las mineras. Asimismo hay una problemática grave en cuanto a la salud: la minería enferma a la gente, las áreas cercanas a las faenas mineras son zonas con altos índices de cáncer, de problemas respiratorios, producto de la polución y la contaminación de agua. Cuando se habla de Chile como modelo no se cuenta el lado oscuro que significan las cifras macroeconómicas.
—Hay una fuerte campaña para instalar la secuencia: litio-energía renovable-ambiente sano ¿cómo deconstruye ese discurso?
—Lo que hay que ver es qué ambiente y para quién. El litio que se vende es carbonato, una sal que se exporta a China, Japón, Alemania, Estados Unidos para productos tecnológicos. En apariencia se busca una solución a la crisis ambiental mediante, por ejemplo, los autos eléctricos que necesitan litio para las baterías. Pero cuando empezamos a ver esos autos nos damos con que necesitan cuatro veces más cobre que otros, y que se necesitan otros minerales como cobalto, que también generan múltiples impactos. Y así podemos seguir. Entonces, si es genuino el deseo de cuidar el ambiente, hay que pensar la ecología tomando la totalidad de la cadena productiva, no sólo el consumidor final que efectivamente generará menos emisiones de carbono. Pero qué hay de la zona de donde se sacan estos minerales, bueno ahí tenemos la misma destrucción territorial de siempre. Este eco-capitalismo es absolutamente discriminatorio: construye territorios de primera y de segunda, con sus respectivas comunidades de primera y de segunda.
Fuente: https://latinta.com.ar/2018/07/eco-capitalismo-en-torno-al-litio-esconde-la-devastacion-de-siempre/
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