“El problema son los
banqueros ladrones”
25 de septiembre
de 2019
Por Rolando Astarita
Un discurso habitual
del progresismo izquierdista dice que la causa de los padecimientos de la clase
trabajadora es una de las formas del capital, el
capital dinerario, o financiero, representado por los bancos, y no el modo de
producción capitalista. Esto es, la oposición fundamental -o “contradicción
principal” en lenguaje de los 1960- sería entre el “capital industrial y
productivo” y el “financiero parasitario”. Al pri
mero también se lo
asocia con todo lo patriótico; al segundo con lo antinacional y “la dominación
imperial”.
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Se trata de un enfoque de larga historia en las corrientes del
socialismo burgués o pequeñoburgués. Por supuesto, a partir del principio
diferenciador hay variantes en la táctica política: algunos se limitarán a
considerar más progresista al ala “productiva y nacional” del capital; otros le
darán su “apoyo crítico”; y otros muchos, en fin, se incorporarán orgánicamente
a las filas del nacionalismo burgués (como ocurre hoy con los marxistas que
integran las listas del Frente de Todos). Pero por detrás de estas variaciones
permanece el argumento clave: “el socialismo está lejos y hoy y ahora hay que
elegir el mal menor”. Y para sostener este discurso no se vacilará en inventar
lo que sea necesario. Así, por ejemplo, se calificará de “acción patriótica” el
vaciamiento de YPF; que el Estado tome deuda a tasas del 15% en dólares; o que
acepte tribunales de Nueva York para emitir deuda externa. Ninguna evidencia
empírica torcerá la inmutable decisión de apoyar al ala que se ha establecido
como progre-industrial de la burguesía, contra los bancos y financistas.
Por otra parte, y casi naturalmente, la tesis “los bancos tienen
la culpa” permite avanzar propuestas-solución sin mentar siquiera las
relaciones sociales de producción, o la naturaleza de clase del Estado. Por
ejemplo, se puede asegurar a la opinión pública que suprimiendo el interés, o
las deudas, se arreglan las cosas. Como si un nuevo reparto de la plusvalía
-¿decidido por el Estado burgués?- al interior de la clase dominante, o una
desvalorización de los títulos de deuda, cambiaran algo sustancial.
Por eso, también, por estos tiempos mucho burgués puesto en
“progre” da batalla discursiva (¿para qué sirven, si no, las
elecciones?) contra banqueros y el prestamistas. Así, el mismísimo Alberto
Fernández ha dicho, en repetidas oportunidades, que el dinero para elevar los
salarios de los docentes, o para entregar remedios a los jubilados, va a salir,
en caso de que sea elegido presidente, de los intereses que hoy el Central paga
a los bancos. Eso es pura “venta de humo”, y al por mayor.
Según la izquierda, el problema también son los banqueros
La izquierda radicalizada parece compartir el mismo diagnóstico:
el problema son los banqueros ladrones. Un ejemplo de ello fue el mensaje
que transmitió el Partido Obrero a través de un acto realizado, durante la
campaña por las PASO, en la City Porteña. Allí Gabriel Solano, candidato del
FIT, explicó que en el BCRA y en la City “están los verdaderos ladrones del
país. Los responsables de que se
vacíe la Argentina son
los bancos, el sistema financiero y eso lo organiza el Banco Central”. Para que
no quedaran dudas, precisó: “los delincuentes son los dueños de los bancos”
(véase aquí ). Un discurso que
reemplaza la contradicción capital / trabajo por la contradicción banqueros
usureros / población pobre, explotada a través de créditos al consumo.
Y algo similar se puede ver en un video, significativamente
titulado “el FIT-U contra el robo de los bancos”, que acaba de publicar el PTS
(aquí). De nuevo, los males
se deben “al robo de los banqueros y de los que fugan divisas”. Ni siquiera el
dato de que más de un millón y medio de personas compraron dólares en los
últimos dos meses hace reflexionar a los autores del video acerca del carácter sistémico de la fuga de capitales. De ahí
también la propuesta de nacionalizar el sistema bancario, sin consideración del
carácter de clase del Estado que pasaría a gestionar los bancos. Tampoco se
cuestionan las relaciones sociales en las que estará inmerso cualquier sistema
bancario, así sea estatal, en tanto subsista el dominio del capital (¿acaso los
bancos estatales Provincia de Buenos Aires, Ciudad o Nación no obedecen hoy a
la misma lógica capitalista, que el resto de los bancos?).
Un enfoque desde la teoría de Marx
Para terminar esta nota, presento una breve explicación, basada en
la teoría de Marx, de la base social y
objetiva en que se
sustenta el discurso “el problema son los bancos ladrones”. Subrayo lo de
“social y objetivo” porque el atribuir el origen de los problemas del
capitalismo a una forma del capital es solo una expresión de la manera en que
las relaciones esenciales aparecen, en la sociedad mercantil, de manera
mistificada. Así, por ejemplo, el valor de la fuerza de trabajo aparece como
“valor del trabajo”; y la plusvalía como “ganancia del capital” (y más
específicamente, como ganancia generada por la máquina).
Pues bien, el capital a interés –dinero que da dinero- lleva esas
formas mistificadas a su máxima expresión. Es que, de hecho, el interés es la
ganancia que rinde, en cuanto tal, la propiedad del capital, tanto al
prestamista que no participa del proceso de producción, como al propietario que
utiliza él mismo productivamente el capital (véase Marx, El Capital, pp. 484 y
ss., t. 3). Por lo tanto, el interés expresa el hecho de que en el proceso de
producción los medios de producción se contraponen al trabajo vivo y por ese
medio, el capitalista se apropia de trabajo impago (lo cual, aclarémoslo, no es
“robo”, o “estafa”, sino el
resultado inevitable de la relación capitalista). O sea, la relación es de explotación; esto
es, la contradicción capital – trabajo.
Sin embargo, y aquí viene lo más importante para lo que nos ocupa,
“en la forma del interés se halla extinguido este antagonismo con el trabajo
asalariado, pues el capital que devenga interés tiene como antítesis, en cuanto
tal, no al trabajo asalariado sino al capitalista actuante” (p. 485, ibid.). Es que en la
medida en que la plusvalía se divide entre el interés (retribución al
capitalista en tanto propietario del capital) y ganancia empresaria
(retribución al capitalista que dirige el proceso de explotación), la antítesis parece reducirse a la
oposición interés – ganancia. Escribe Marx: “El capital que devenga
interés es el capital en cuanto propiedad frente al capital en cuanto función.
Pero en la medida en que el capital no funciona, no explota a los obreros y no
entra en antagonismo con el trabajo. Por otra parte, la ganancia empresaria no
configura una antítesis con respecto al trabajo asalariado, sino solamente al
interés” (ibid.).
Por eso también, señala Marx, al empresario la ganancia, en contraposición al
interés, se le presenta como independiente de la propiedad del capital, y más
bien como el producto de su trabajo (véase p. 486, ibid.). Con lo
cual se dan todas las condiciones para que los reformistas burgueses y los
charlatanes reformistas burgueses y pequeñoburgueses saquen la conclusión de
que “el” problema es el capital a interés; o los bancos que ganan dinero con
las diferencias entre las tasas de interés que pagan por captar dinero, y las
tasas que cobran por prestarlo. De ahí que desplacen la centralidad de la
contradicción capital – trabajo para reemplazarla, en el discurso, por la
oposición interés – ganancia (“productiva”, por lo demás).
La explicación de Marx sobre la base social y objetiva que lleva a
la mistificación del interés, y del capital dinerario tiene, por supuesto,
consecuencias no desdeñables desde lo político. Lo central: la clase obrera no
tiene por qué apoyar a alguna forma del capital contra otra, ya que la división
de la plusvalía entre ganancia e interés es un
asunto de entera incumbencia de la clase capitalista, no de la
clase obrera. Si el capitalista es propietario del capital con el que opera, se
quedará con toda la ganancia (o ganancia bruta pre interés). Si opera con
capital prestado, compartirá la plusvalía con el prestamista. Toda la gran
diferencia se reduce a eso. De manera que “al obrero le resulta totalmente
indiferente si hace esto [si usa su propio capital] o si debe abonarle una
parte a una tercera persona en cuanto propietaria jurídica” (p. 487, ibid.).
En conclusión, el debate acerca de
si “la culpa es de los banqueros ladrones”, o “de los prestamistas usureros” no
es meramente teórico. Una postura lleva a apostar –de manera más o menos
abierta- por la supuesta progresividad de una fracción de la clase capitalista (sea
grande o pequeña; nacional o extranjera; industrial o agraria, etcétera). Es la
base ideológica de todo frentepopulismo (por eso no es casual la adhesión de
los stalinistas –variantes maoísta, castrista, tradición soviética- al enfoque
“capital industrioso versus capital especulativo”). La otra postura, basada en
la teoría de la plusvalía, aconseja a la clase obrera a que sea indiferente a
las formas en que los explotadores se reparten el botín. Es el punto de partida
para la lucha por la independencia de clase.
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ladrones”
Fuente: https://rolandoastarita.blog/2019/09/25/el-problema-son-los-banqueros-ladrones/
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