Historia de la Doctrina de la Seguridad Nacional
Édgar de
Jesús Velásquez Rivera,
Universidad del Cauca, Colombia
Convergencia 27/ enero-abril del
2002, Núm. 27, pp. 11-39
(…)La DSN buscó unidad de acción, de pensamiento y
máximo rendimiento de los medios de comunicación evitando caer en
improvisaciones y creando disciplina intelectual (Ibid.). Lo anterior tuvo
las siguientes implicaciones: en lo político e ideológico, la disciplina
intelectual propugnada por la DSN generó un ambiente de repulsión no sólo en
las fuerzas armadas latinoamericanas sino en amplios sectores sociales hacia
corrientes políticas e ideológicas distintas a los bipartidismos hegemónicos.
Esa repulsión se expresó en el destierro y la encarcelación, cuando no en la
eliminación física de líderes populares, militantes de izquierda y de partidos
políticos completos.
La
disciplina intelectual y la unidad de acción incrementaron las concepciones
estadounidenses y europeas en menor medida, de desarrollo y al amparo de ellas,
los modelos de desarrollo y las políticas macro económicas se han orientado a
favorecer los intereses foráneos a tal punto que la banca multinacional
conformó las llamadas “monitorías” para intervenir y decidir sobre el destino
de millones de latinoamericanos.
Estas monitorías han roto todo vestigio de soberanía y los
gobiernos han sido obsecuentes tramitadores de las órdenes. La democracia, desde la percepción de la unidad
de pensamiento, se abordó como una práctica instrumental, válida en todos los
tiempos y espacios para las más heterogéneas sociedades y frente a la cual,
supuestamente, todos resultan beneficiados. Las democracias instrumentales en
América Latina, unas más que otras, han privilegiado los estados de conmoción
interior o estados de sitio como una forma de garantizar ciertos niveles de
gobernabilidad y de posponer la solución de problemas estructurales.
La DSN incidió en la consolidación de un
pensamiento de derecha: los valores como la defensa de la propiedad privada, el
culto al orden y a la autoridad, la reivindicación de una concepción orgánica
de la sociedad y de una estructura piramidal de la misma, han calado en la
personalidad política de los latinoamericanos. Obviamente a ello han
contribuido otros aspectos que tienen que ver con la educación, la religión y
la misma idiosincrasia de los pueblos. La DSN encasilló radicalmente a la
fuerzas armadas latinoamericanas para que sirvan a los intereses foráneos y no
a los de sus países.
Los Estados Unidos, dependiendo de sus particulares
intereses en cada coyuntura histórica, le fija tareas específicas al estamento
castrense de la región: an tes de la Segunda Guerra Mundial
lo obligó a luchar con tra el fascismo y el nazismo. Posteriormente, lo
especializó en la lucha contrainsurgente para combatir al “enemigo interno” y
cuando este ya no era una amenaza, les cambió el libreto por el de la droga.
Desde el 11 de septiembre de 2001, se
fija como derrotero la lucha con tra el “terrorismo”. Este tipo de postración y
de dependencia de las fuerzas ar ma das latinoamericanas frente a los intereses
de los Estados Unidos está asociada a otros factores del resorte de la in du stria
militar, como son el armamento, las municiones, los uniformes y en general
todos los materiales de intendencia; además de la táctica y la estrategia
consagrada en los lineamientos operacionales, en la formación política en
defensa y en la participación en operaciones conjuntas como la de UNITAS que se ejecuta
de manera regular para renovar los lazos de sometimiento.
Si bien es cierto que desde la década de
los años 80 América Latina transitó hacia regímenes civiles, éstos no
necesariamente significaron un proceso de democratización. Es claro que las distintas constituciones que se
sancionaron por parte de los gobiernos civiles recién instalados dejaron
intactas a las fuerzas ar ma das, no les introdujeron cambios sustanciales y si
hubo uno o dos casos donde se intentó cambiar el rol del estamento castrense,
éste, de manera monolítica, le recordó a los nuevos gobiernos civiles que aún
tenían un peso específico en las relaciones de poder. Dos casos concretos: el
Movimiento de los Cara Pintada en Argentina frente al presidente Raúl Alfonsín
y el del senador vitalicio en Chile frente a los gobiernos de Patricio Aylwin
Azócar, Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos Escobar. La fascinación hacia
el estilo de vida estadounidense, la cultura consumista, la actitud predatoria
frente al ambiente, el desarraigo y renuncia a la idiosincrasia y a los valores
autóctonos, son, en tre otras, consecuencias de la adopción de la DSN que desde
un principio intentó crear una uniformidad de criterios frente a los más diversos
aspectos de la vida, entre ellos, como ya se ha indicado, la uniformidad
política, cul tural, ideológica, militar y económica. Los pueb los que
intentaron escaparse de esta especie de neocolonialismo sufrieron los rigores
del terrorismo agenciado por los Estados Unidos.
La dependencia estructural que han tenido los
Estados latinoamericanos frente a distintas órbitas del poder y que después de la Primera Guerra Mundial
se definió a favor de los Estados Unidos, se diversificó a partir de la adopción
de la DSN.
La
nueva dependencia estructural es económica, financiera, tecnológica, política,
ideológica, cul tural y científica, y desde cada una de sus variantes op era
una intervención en los asuntos internos de cada país moldeando sus
desenvolvimientos con arreglo a fines y propósitos del capitalismo
metropolitano. El neoliberalismo es tal vez la muestra más representativa de
ello.
El neoliberalismo no se adoptó en lo países de la
región de manera simultánea; se presentó primero en aquellos que aún vivían en
dictaduras militares o en regímenes autoritarios, y posteriormente en los
países con democracias formales o instrumentales recién fundadas o que
atravesaban por una profunda cri sis. En cada uno de ellos, primero se
adecuaron las constituciones y los desarrollos legislativos en el marco del
desarrollo de cada precepto constitucional, se crearon normas legales que
posibilitaran la implementación en bloque de las políticas neoliberales como la
flexibilización laboral, el recorte de algunas funciones de los Estados y la
ampliación de otras y el conjunto de las políticas privatizadoras en
concordancia con los intereses de las multinacionales y de los países
industrializados.
Como consecuencias parciales del neoliberalismo, en
América Latina tenemos el incremento de los índices de Necesidades Básicas
Insatisfechas y, con ellos, el crecimiento exponencial de la pobreza y la miseria. El aumento
del desempleo, de la informalidad, de la inflación, de la deuda externa, de la
degradación del ambiente y de la desindustrialización también son consecuencias
parciales del neoliberalismo y ante esta problemática se han cualificado y
cuantificado las expresiones de rechazo, protesta y resistencias por parte de
los afectados, cuyas acciones son consideradas reflejo de la cri sis de
gobernabilidad para unos y manifestación de la cri sis de hegemonía para otros.
Recepción: 08 de noviembre del 2001
Aceptación: 26 de febrero del 2002
Bibliografía(…)
Fuente: https://convergencia.uaemex.mx
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