Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular
Entrevista a Mauro Millán:
“Planteamos la recuperación territorial como un hecho de liberación, no como un
hecho económico”
29
Sep,2019
Por Mauro Millán
Entrevista: Daniel Root
Especial para Contrahegemonia
En la ciudad de Bariloche ,
punto neurálgico del Wallmapu y meca del negocio inmobiliario,
conversamos extensamente con Mauro Millán. A lo largo de la charla accedimos a
conceptos centrales para entender la cosmovisión del pueblo-nación mapuche y la
lucha que está desarrollando por la recuperación de su territorio.
Mauro Millán es el longko de la Comunidad Pillan Mawiza
(Corcovado, Chubut) y militante con una larga trayectoria en la reivindicación
de los derechos del pueblo nación-mapuche. Actualmente acompaña en forma activa
las distintas recuperaciones de tierras en el territorio ancestral mapuche y
trabaja en la difusión de la historia, la filosofía y la cultura de su pueblo.
¿Nos podés contar un poco sobre los
conflictos territoriales con las comunidades Buenuleo (Bariloche ) y Newetuaiñ Inchiñ (Costa del Lepá,
Chubut)?
El pueblo mapuche viene desde hace años
recuperando territorio y todos los conflictos siempre traen novedades en el
plano de la justicia wingka, porque la justicia se amolda, se ajusta y se
sofistica, aceita los engranajes de represión. Por eso en el plano judicial es
muy difícil enfrentar estos conflictos aunque a veces sean mínimos, por ejemplo
si hay un conflicto con un empresario de Bariloche
que nada tiene que ver con Benetton; sin embargo se complejiza mucho porque hay
una maquinaria jurídico-judicial que se ha sofisticado. El caso de la comunidad Buenuleo
es un ejemplo: recupera territorio y hay una acción exprés de parte de la
justicia para resolver el conflicto en favor del usurpador, eso es inédito para
mí, yo no podía creer que en tan pocas horas hubieran surgido todas esas
decisiones que le brindaron esa posibilidad al usurpador. Entiendo también que
la comunidad está ejerciendo un derecho ancestral y que el conflicto se
complejiza más cuando se está cerca de la zona urbana, no por el hecho de la
urbanidad sino por los negocios que se generan en torno a eso, Bariloche es la meca del negocio inmobiliario. ¿Andá
a conseguir un terreno acá que no esté tasado en dólares? Por eso es que hay
muchas tomas, la gente necesita vivir en algún lugar. La cuestión es que esto
ha derivado en que el conflicto Buenuleo deje de alguna manera expuesta la
complicidad entre el aparato judicial y los empresarios corruptos con respecto
al negocio inmobiliario. Eso es lo que considero central en términos del
conflicto. La comunidad está decidida a recuperar el territorio y eso ya es
irreversible, la comunidad se va a quedar ahí.
Por otro lado, sucede algo similar en
Costa del Lepá, con la diferencia de que es en Esquel. Esquel ve a Bariloche como el sueño, le gustaría ser como Bariloche pero nunca lo va a lograr, aspira a
parecerse a Bariloche en términos de
los negocios que se generan en torno a esto. Pero de todas maneras, los
conflictos de tierras son muy similares: hay un terrateniente que se hace de
tierras a través de la adquisición de un territorio que ya estaba habitado por
el pueblo mapuche, en este caso por los Antieco que fueron despojados de mucho
más territorio, y quien le vende el territorio es un comerciante de origen
sirio-libanés de apellido Vestene, que hizo el mismo camino que en el conflicto
de Buenuleo, usurparon territorio, la justicia legalizó esa usurpación y
después se encargaron de que apareciera algún tipo de documentación que
acredite su tenencia del lugar. Es lo más frecuente en la conflictividad, estos
dos casos son modelos de usurpación de territorio. Porque hay otros conflictos
en los que muchas comunidades que recuperaron territorio en lugares que no
heredaron de sus abuelos, sino que recuperaron porque dijeron “esto es
territorio mapuche y lo vamos a recuperar y no vamos a estar discutiendo si
vivió mi abuelito o si no vivió”, es otro paso más. Los casos de Costa del Lepá
(Chubut) y Buenuleo (Bariloche ) son
casos muy frecuentes, son del manual del usurpador, digamos: cómo arrebatan el
territorio y cómo, cuando las comunidades quieren volver, se forma una vaina de
protección al usurpador con la justicia, el poder político, el negocio inmobiliario,
inclusive la opinión pública. En Bariloche
la opinión pública es mayoritariamente racista y siempre busca una excusa para
desprestigiar las recuperaciones.
¿Cómo se sostiene la lucha en ese
contexto que describís?
El ámbito legal es una acción para cuidar
un poco la espalda, pero la columna vertebral de sostenimiento del conflicto y
la lucha es el plano político, hay que empezar a desarrollar capacidades de
alianzas con diferentes comunidades principalmente, para fortalecer la
recuperación, y aliarse también con sectores no mapuches que son esos que nos
encontramos en algún momento de nuestra historia. Eso es fundamental, si no
existe eso es un proyecto destinado al fracaso.
¿Cuál es la forma de llevar a cabo las
alianzas y articulaciones entre comunidades y con sectores no mapuches a las
que hiciste referencia?
En el proceso de resistencia del pueblo
mapuche tendríamos que configurar primero un escenario histórico. Hubo algo que
siempre caracterizó a la dirigencia mapuche, inclusive en tiempos de soberanía,
cuando los estados no habían ocupado militarmente nuestro territorio y no
ejercían el control. Se habla de que en esa época siempre hubo un
ejercicio muy profundo de la diplomacia entre las propias comunidades. Esta
diplomacia tiene que ver con cómo se practicó la autonomía en base no a la
centralidad del poder, sino en una autonomía horizontal y cómo se llegaba a
consensos, es decir, cómo se resolvían las alianzas.
Hubo una práctica que a mí me parece
maravillosa, después de que transcurrí tantos años de mi vida y comprendí lo
que significaba, porque para el occidental cuando uno habla de espiritualidad
dice “bueno, son creencias”, inclusive debe haber un porcentaje muy mínimo que
cree en su propia religiosidad, cuántos pensarán que existe Dios, es muy
homocéntrico, muy vinculado al ser humano plenamente. Pero resulta que en el
mundo mapuche la espiritualidad se materializa en el rewe, que es el
espacio ceremonial. El rewe es un lugar que focaliza el núcleo del lofche
(comunidad), ese sería el centro del universo de esa comunidad, y está
conformado por personas que cumplen roles; y esos roles no sólo tienen que ver
con la práctica ceremonial, sino también tienen incidencia en las decisiones
políticas: por eso es que vemos que hay machi, longko, werken, kona, etc. Esas
son las personas que llevan adelante ese rewe, más las personas que son de la
propia comunidad, donde hay ancianos, niños, y todos son parte de ese rewe. En
tiempos de guerra esos rewes trazaban alianzas con otros rewes, o sea las
alianzas eran a través de los rewes; supongamos Buenuleo con su rewe fija con
una alianza con el rewe de Costa del Lepá, una alianza en todos los aspectos.
Es una alianza inquebrantable y la alianza se forja ahí, en todos los aspectos
habidos y por haber: resistencia a ser invadido, reciprocidad en el intercambio
de cosas, todo lo que se puede llegar a concretar.
En aquella época eran lofches de miles
de personas que en sus alianzas también fusionaban a los weichafe
(guerreros), para resistir el avance de los wingka, principalmente de lo que
era el Reino de Castilla. Ese primer paso daba iniciativa para que se
conformara la aylla rewe, aylla rewe son los nueve rewe que se consolidan.
Después se buscaba una alianza mucho más amplia, se multiplicaban esos aylla
rewe. Pensemos esto: a medida que se iba produciendo esa alianza horizontal el
espacio territorial se iba ampliando de una manera increíble, entonces llegaba
una instancia que uno de los que la materializó fue Kalfukura, por ejemplo, que
consolidó el “Consejo de todas las tierras”, o sea, un control territorial de
cientos de rewes que pasaba la cordillera de un lado y del otro. ¡Qué magnífica
esa alianza! Una alianza que generaba un vínculo mucho más allá de una cuestión
estrictamente política y humana. Claro que esa alianza nos sirvió porque para
el invasor significó que no había un “rey del sol”, no había un monarca ni un
cacique máximo. Estamos hablando de una alianza de cientos de comunidades
autónomas, lofche autónomos; entonces desmembrar era muy difícil. ¿A quién hay
que matar? ¿Cuál es el Atahualpa al que hay que matar, al que hay que
secuestrar? No estaba, no había. Entonces eso posibilitó, más las estrategias
de lucha, que el Reino de Castilla (no digo España porque no existía el estado
español, existían los reinos) no haya podido hacerse del territorio mapuche,
fue prácticamente el único pueblo que no fue subyugado por la corona del Reino
de Castilla.
Esto se aplicó también a los estados,
pero evidentemente los estados sofisticaron sus estrategias de invasión. Sin
embargo ese legado quedó instalado en la memoria, y muchos de los que nos
consideramos por fuera del estado (toda mi vida luché por fuera del estado, no
me interesa articular ninguna acción con el estado o con partidos
políticos), decimos que es una estrategia que vamos a aplicar siempre. Mi
recorrido por el territorio va a ser tratando de generar autonomía en las
comunidades. De hecho, cuando surge la “11 de octubre”, que fue un nucleamiento
de esa idea, cuando empezó a cambiar esa forma la disolvimos.
Uno involuntariamente va creando poder
a veces, yo no soy ingenuo, no digo que eso no suceda. Cuando uno tiene una
trayectoria en la militancia crea poder, porque en definitiva lo que uno está
buscando es crear poder, pero el poder que buscamos crear nosotros es el poder
colectivo, comunitario, no personal. Cuando se va tergiversando esa idea, en mi
caso personal planteé la disolución de la “11 de octubre”. Fue una desilusión,
cumplió un rol aunque ya después dejó de ser una herramienta importante. Pero
iba en consonancia con muchas de las organizaciones del mundo mapuche, que
algunas hasta el día de hoy se mantienen. Y se mantienen tratando de perpetuar
una estructura que las aleja de la idea del movimiento de lucha mapuche, porque
se pasan la vida oxigenando una forma de organización, y ese no es el camino;
si estamos buscando la idea de recuperación y liberación de nuestro pueblo
tenemos que buscar el mejor mecanismo, el más adecuado, lo otro es sostener
estructuras que son obsoletas o muy cómodas y sirven sólo para tener un sello.
A veces, digo, se traduce el movimiento de lucha en una palabra que parece
hasta cursi o banal, pero es el único concepto que yo encuentro dentro de mi
vocabulario: uno tiene que sentir amor por el movimiento de lucha por su
pueblo. Entonces eso te hace pensar en buscar las herramientas más efectivas,
en la liberación del pueblo mapuche. Cuando digo liberación digo deconstruir tu
cabeza, en principio desde ahí.
Entonces esas alianzas, que son el
legado que dejaron nuestros antepasados, también son aplicables al mundo no
mapuche. Hay muchas organizaciones sociales en todo el mundo que, en cierta
forma, en este camino de lucha hay momentos en que nos encontramos con estos
movimientos, ¿cómo no nos vamos a encontrar con los que están en contra de la
devastación de este planeta? Por supuesto que nos vamos a encontrar. ¿Cómo no
nos vamos a encontrar con los compañeros y compañeras que denuncian la
esclavitud, que denuncian la trata de personas, que denuncian al imperio? Y sí,
en este camino nos vamos a encontrar.
Nos interesa conocer tu mirada sobre
los llamados “gobiernos progresistas” que abundaron en América Latina a
comienzos de siglo.
Hemos desarrollado (hablo en plural
porque hablo de los que me rodean, también me voy a referir a las
multiplicidades de expresión del pueblo mapuche) la capacidad de entender que
hay simuladores, por ejemplo el progresismo es un simulador del capitalismo, simulan
ser lo que no son, sin embargo son lo mismo, son exactamente lo mismo. El
progresismo es como una aspirina, no es un remedio que te sane, es una aspirina
para hacerte sentir que estás mejorando pero en realidad lo que está ocultando
es la enfermedad, ese es el progresismo. Como si fuese el cuerpo de una persona
que agoniza. Nosotros buscamos la cura, ¿y la cura por dónde pasa? La cura es
hacer respirable este planeta, la cura es contrarrestar este sistema
uniformante y globalizante con diversidad, ¡si hay más de cinco mil pueblos
diferentes en el mundo! Entonces decimos que de nada sirve luchar con las
mismas herramientas, nosotros tenemos que buscar tener la capacidad de decir
“hay miles de formas de pensar el cosmos por pertenecer a diversos pueblos”,
evidentemente es la única herramienta para contrarrestar este sistema que
uniforma. Por eso alentamos la diversidad cultural, festejamos cuando hay
pueblos que se levantan, pueblos que luchan. Seguramente habrá muchas
diferencias también, por ejemplo el pueblo kurdo lucha por su libertad y quizás
haya muchos aspectos que no tengan nada que ver con el pueblo mapuche, pero
luchan por su libertad y eso es bueno. Otro ejemplo es el pueblo vasco, que
tiene una añoranza de su pasado, que ni siquiera es un pasado libertario porque
ellos añoran cuando dependían de otro imperio o de otra monarquía, después
fueron invadidos por el Reino de Castilla; pero añoran esa circunstancia que
hace más de seiscientos años debieron vivir, de pasar a estar oprimidos por
otro reino, sin embargo eso los motiva hasta el día de hoy para ser
independientes. Esa pizca, ese aspecto mínimo, porque uno piensa “¿en qué se
parece la sociedad vasca al pueblo mapuche?”, yo diría casi en nada; pero ¿cuál
sería el mínimo porcentaje de similitud?, es ese anhelo de no estar invadido.
La experiencia en el mundo es muy amplia, con mayor motivo en América. Eso ha
generado alianzas con movimientos sociales a nivel nacional, que a veces son
circunstanciales, no tienen un contrato de perpetuidad, cesan y en algunos
casos se retoman y en otros quedan en la memoria, pero son alianzas.
En relación con lo anterior entonces,
¿puede influir de algún modo en la lucha del pueblo mapuche un posible cambio
de gobierno?
El cambio es muy superficial pero es
cambio, a Macri evidentemente no lo queremos bajo ningún punto de vista,
representa a los herederos de aquellos que avanzaron sobre nuestro territorio,
de esas familias patricias que se perpetuaron, ¿cómo vamos a querer a esos
personajes? Esos personajes merecen la cárcel y el repudio, pero ¿el repudio de
quién? En este caso nuestro, porque cuando se producen estos cambios la gente
no cambia por esas sensibilidades, la gente cambia porque tiene hambre o por el
bolsillo y cuando se acomode seguramente se va a olvidar de todo esto. No sé si
cambian porque Patricia Bullrich mandó a matar a Rafael Nawel y a Santiago
Maldonado, es una parte de la sociedad que puede tener cierta sensibilidad,
pero es muy mínima. Entonces lo que vienen a producir estos pseudo gobiernos progresistas
es nuevamente una acción analgésica, una política analgésica, porque no
profundiza en la
curación. Vienen a crear estructuras de dependencia y no digo
que la gente no lo necesite, sí lo necesita; porque sería traumático que el
estado se desentendiera, si no miremos lo que está pasando ahora. Pero
evidentemente son políticas que tienen esa intencionalidad, de perpetuar ese
asistencialismo, ese control. Fomentan la vida en la urbanidad, aunque tenga un
pasar miserable ellos quieren que la gente se vuelque a eso. Me pregunto ¿por
qué quieren que la gente tenga una vida tan artificial, como es vivir en la
urbanidad, en ciudades monstruo? Y es porque quieren un territorio que cada vez
vaya despoblándose más. ¿Y por qué necesitan un territorio despoblado? Para
sostener este sistema, este sistema se va a sostener a partir de la
explotación, del extractivismo, no hay otra vuelta, no tienen otro camino. En
Europa, por ejemplo, sociedades como la española, la francesa o la inglesa, no
producen alimentos; o sea si uno levantara un muro (ya que hoy está tan de moda
levantar muros) alrededor de ellos sin que pudieran exportar ni hacerse de los
recursos de los otros continentes se morirían de hambre, no tendrían la
capacidad ni para abastecerse de petróleo ni energía ni nada. Es decir, ese
estándar de vida que te venden, esa “calidad de vida” es una ficción que tiene
fecha de vencimiento. Por ejemplo si tomás un adolescente de París y lo
comparás con un adolescente de Bariloche ,
el de París debe consumir diez veces más que el de Bariloche ,
siendo que el de Bariloche si es de
clase media consume. Pero si tomás un adolescente de alguna comunidad mapuche y
lo comparás con el de Bariloche
consume diez veces menos. Entonces la discusión sería ¿cuál es la calidad de
vida? ¿el consumo es calidad de vida? Eso es lo que el sistema nos vende
permanentemente, que la calidad de vida tiene que ver con el consumo. Es una
gran farsa, eso no es calidad de vida, eso es meramente consumo. Por eso estos
países que tienen los niveles de consumo más alto del planeta están dependiendo
de los bienes del resto de los continentes. Y tienen una fecha de vencimiento,
indudablemente eso va a suceder. Es por eso que la expectativa del movimiento
mapuche y, entiendo, que de los movimientos indígenas, evidentemente no es el
anhelo de tener la esperanza de ser lo que éramos siglos atrás, pero hay
valores que se sostuvieron en el tiempo por su eficacia para vivir en este
planeta, en esta mapu. Por eso hacemos énfasis en esos valores, por eso es que planteamos
la recuperación territorial, no la planteamos como un hecho económico sino como
un hecho de liberación. Porque sepa la gente que cuando el pueblo mapuche
recupera el territorio está garantizando que ese territorio se va a perpetuar
como está, no va a sufrir modificaciones. ¿No sé qué sociedad puede plantear
eso? Modificaciones en el sentido de que jamás llevaremos adelante un proyecto
de destrucción del territorio. Ese territorio va a estar defendido de las
empresas, de las mineras, de las petroleras, con la vida, porque de hecho eso
está pasando: muchos jóvenes están siendo asesinados por los estados chileno y
argentino. El sistema se encarga de decir que eso es un retroceso, es atraso,
pero ¿cuál tendría que ser el proyecto mapuche? Tendría que decir “bueno,
recuperamos territorio y ponemos industrias y hacemos explotación minera,
generamos recursos económicos para el estado, pagamos impuestos que sostengan
este sistema”. Eso sería lo ideal para el estado, eso es lo que ejercen las
grandes corporaciones. Pero como somos un pueblo obstinado luchamos por ese
objetivo, que no es utópico porque si hacemos una sumatoria del territorio que
se está liberando estamos hablando de miles y miles de hectáreas de territorio
a lo largo del Wallmapu.
Teniendo en cuenta las particularidades
de las sociedades argentina y chilena, ¿cuáles son las dificultades con las que
se enfrenta el proyecto político mapuche?
Argentina tiene una
particularidad que no tienen otros países, el peronismo; no estoy diciendo nada
maravilloso, es un hecho increíble. Argentina sufrió las peores dictaduras
militares, sin embargo un militar fue el que trajo derechos sociales, es como
para una novela. Los viejitos de las comunidades te dicen “Perón nos hizo
gente”, cuando en mi adolescencia yo escuchaba eso me enfurecía porque me
preguntaba cómo ancianos que hablan mapudungun y que tienen tanta sabiduría me
vengan a decir “Perón nos hizo gente”. Pero cuando uno transcurre su vida en el
territorio y va teniendo experiencia y se va haciendo un poco más sabio, va
entendiendo qué significa eso de que “Perón nos hizo gente”. Por ejemplo, mi
madre que venía de la Comunidad del Mirador, agarró prácticamente todas las
crisis. Cuando era muy pequeña la abuela la tuvo que dejar a cargo de unos
maestros para que pudiera estudiar, pero los maestros lo que menos hicieron fue
hacerla estudiar. Contaba ella que hasta la ropa interior del director y de su
esposa tenía que lavar en el río, con ocho o nueve años. Tuvo una vida muy
infeliz mi mamá. Cuando pudo ser un poco más grande trabajó en la Compañía de
Tierras del Sud Argentino, siempre pienso en qué diría mi mamá si me hubiese
visto discutiendo con Benetton, ella fue mucama de esa compañía en una de las
estancias de El Maitén. Ella decía que en esa época hasta tenían que salir a
hacer compras con el uniforme de la compañía, pese a esa rigidez ella decía que
la pasaba bien porque venía de un contexto de miseria. Era asalariada, cobraba
lo mínimo y estaba a disposición las veinticuatro horas. Pero claro en ese
contexto de no tener para comer, de haber tenido que lavar la ropa siendo niña
a los que deberían haberle dado educación para ella fue un cambio positivo. Entonces hay que entender el escenario en el que vivieron nuestros antepasados para que alguien te diga “Perón nos hizo gente”. Los peones rurales no cobraban y dormían en cualquier lugar y los primeros derechos del peón los plantea Perón con el Estatuto del Peón y eso fue un cambio. De una vida miserable, de no tener para comer, de vivir en una semi esclavitud a tener derechos, o sea, por primera vez un gobierno los vio como gente; ahí fue que entendí qué significa eso de que “Perón nos hizo gente”. Muchos no se han olvidado de eso, por eso es que hay esa idea de que la mayoría de los mapuche son peronistas, por esos hechos que cambiaron de alguna manera sus vidas. En algo que damos por descontado, que son derechos humanos básicos para la vida, pero estamos hablando de que hasta la década del cincuenta no los tenían. Se valieron de esa situación todos los que heredaron esa idea de darle continuidad al peronismo y con esa idea del derecho han perpetuado esa imagen. Pero ya nuestro pueblo se está dando cuenta de que Perón ya pasó, que eso uno no lo puede recordar como algo extraordinario en nuestras vidas porque empezamos a sentir esos aires de cuando éramos realmente libres, empezamos a diferenciar lo que significa vivir en semi esclavitud y que te tiren algún tipo de derecho de lo que era cuando nosotros éramos realmente libres.
Ahí el peronismo queda como una cosa que no tiene nada que ver con el hecho de pensarnos libres transitando nuestro territorio, planificando nuestra propia vida, llevando adelante nuestra propia espiritualidad, nuestros propios sueños, nuestro proyecto político, nuestras decisiones. Evidentemente el peronismo no tiene nada que ver con nuestras aspiraciones, por ende en mi caso particular no puedo articular mi futuro ni el de mis futuras generaciones con la estructura partidaria del peronismo o de cualquier partido (inclusive con el partido más de izquierda). Porque hay una necesidad de recuperación de un principio ideológico muy profundo, yo me maravillo cada vez que escucho esa intención de recuperar la ideología en términos netamente mapuches. El ser humano en prácticamente todas las sociedades elabora las leyes poniéndose como centro, en cambio el pueblo mapuche elaboró su conducta como humano y las leyes las elaboró la propia naturaleza, alguien puede decir que eso suena como un cuento pero no, el hombre y la mujer mapuche sólo decodificaron las leyes de la naturaleza.
El comportamiento social está absolutamente vinculado a las normas de la propia naturaleza, eso es el ad-mapu. Ese ad-mapu es un conjunto de normas que están siendo recuperadas, esa es la ideología que está transmitiendo toda esta idea de recuperación. Por eso, el tener este principio de recuperación como ideología te aleja de las ideologías foráneas, te aleja de los gobiernos “progresistas”, de la izquierda, que solo se piensa como una cuestión meramente humana en términos de poder discutir qué se ´piensa del territorio; para todos ellos el ser humano está por encima de todos los elementos que conforman
Hace un rato hablabas del papel central que tiene la espiritualidad a la hora de articular entre las distintas comunidades. Nos gustaría que nos contaras cómo influye dicha espiritualidad en la relación con el territorio y con la idea de propiedad en la cosmovisión mapuche.
La idea de propiedad tuvo un impacto fuerte cuando se introdujo en el mundo mapuche, es tan nociva como que te declaren terrorista y te apliquen una ley, porque la propiedad privada encarceló, asesinó, mutiló, todo lo que te puedas imaginar. Están todos los testimonios de los abuelos y las abuelas que sufrieron el impacto de la introducción de la propiedad privada.
Antes
los territorios no se alambraban, eran libres, había un conocimiento del
territorio pese a que habíamos pasado a depender de la ganadería, que para mí
es una actividad económica complicada en el sentido de que genera mucha
dependencia y te aleja de una vida más armónica con la tierra. Sin embargo,
la gente fue buscando un sincretismo entre esa actividad y el pensamiento
mapuche, y eso logró cierta armonía. Pero la gente recuerda que la propiedad
privada lo que impuso fue el alambre y tuvo un fuerte impacto en el desarrollo
normal de la vida en las comunidades.
En nuestra espiritualidad es
incongruente la idea de un dios que controla todo y que es omnipresente. Cuando
un lofche acepta la existencia de las fuerzas de la naturaleza está expresando
básicamente que ese territorio es un territorio que está ordenado y controlado
y, de alguna manera, le pertenece a otras entidades, a otros seres (pu newen).
Son seres que existen en el lugar. No existe Futa Chao, un dios, pero sí
existen los pu longko (espíritus de longko), los dueños del agua, los dueños
del cerro, todos esos seres existen con nombre propio, uno los sueña y sueña
sus propios nombres, también están los seres que habitan el agua. Por eso
cuando uno recupera un territorio a los primeros que se les pide permiso es a
ellos, si ellos nos aceptan seguramente va a tener éxito y si ellos no nos
aceptan no vamos a poder volver al lugar. No depende tanto de un fiscal.La cuestión es que la idea de propiedad se deconstruye a partir de la aceptación de la propia espiritualidad mapuche y la aceptación fehaciente de que esos seres están, de que esos seres existen y por ende les vamos a hacer paga a ellos para que nos admitan. Y les decimos “ustedes son los verdaderos dueños, nosotros no somos dueños simplemente vamos a pedir permiso para habitar este espacio”. Por eso la idea de propiedad no es algo concebible en el mundo mapuche.
Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/entrevista-a-mauro-millan-planteamos-la-recuperacion-territorial-como-un-hecho-de-liberacion-no-como-un-hecho-economico
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