Cimbronazos,
desaceleración y el fantasma de la crisis económica
13 de agosto de 2019
Por Pablo
Torres
Preocupación global, temores de crisis
La semana inició caótica. La imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos a China (esta vez de un 10% sobre unos 300.000 millones de dólares), que se harían efectivos el 1 de septiembre, agudizaron la guerra comercial. La respuesta de China devaluando su moneda –el yuan- llevó a Trump a presionar nuevamente a
Esta agudización del conflicto llevó a caídas en las bolsas, en los principales comoditties y un alza del dólar, que ciñó nuevas amenazas de una caída del mercado mundial. La FED yanqui bajó la tasa de interés apretada nuevamente por Trump –lo que generó una nueva crisis política con la defensa de la “independencia” de la FED por parte de sus ex cerebros, todos grandes neoliberales. El día de ayer Tailandia, Nueva Zelanda e India bajaron abruptamente sus tasas de interés frente a la volatilidad global y a los riesgos de recesión, siguiendo este juego. Es lo mismo que hizo el Banco Central chileno el mes pasado ante la desaceleración económica –probablemente volverá a hacer estos meses siguientes- buscando estimular la economía, sin muchos resultados.
Además de la agudización comercial EEUU-China, otros datos alertan. Hay tendencias a la recesión mundial. En EEUU están divididos los analistas según si se crece muy poco –estancamiento- o habrá recesión. En China, pese a que están desacelerándose dentro del marco esperado -6,2%-, fue el peor desempeño desde 1992. En Alemania, principal economía europea, los nuevos datos económicos marcan una “recesión de la industria”, su centro de gravedad. FMI proyecta que América Latina que crecerá 0,6%, pero aún puede ser muy optimista. Ni qué decir del enorme problema que significa el Brexit, próximos a cumplir el plazo de un “Hard Brexit” que nadie sabe a dónde lleva con el débil Boris Johnson.
En
una sugerente nota del día de ayer, Diario Financiero titulaba: “A prepararse... La economía mundial da un paso más cerca
a su primera recesión en diez años”. "A menudo se puede jugar con
fuego y no pasa nada malo, pero si se hace demasiado, al final uno se
quema" decían citando a
Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos. Aunque no es
improbable que se busquen moderar las tensiones y se busque “normalizar” los
pánicos creados –en bolsas, precios, etc.-, las bases de la crisis del
2008-2009 no se han superado, más bien crean las condiciones de nuevos
fantasmas de crisis.
Un Piñera impotente despotricó por tweet: “President Trump, President Xi Jinping, end this harmful war!”(Presidente Trump, presidente Xi Jinping, poner fin a esta guerra dañina!).
No
era casual. Como señalamos en un artículo sobre las relaciones y
dependencia económica de Chile con Estados Unidos y China, los dos principales
socios comerciales del país son Estados Unidos y China, que a la
vez, se disputan algunas áreas estratégicas futuras como el litio y el cable
subacuático de fibra austral –adjudicado por una empresa estatal China- que se
ligará al cable interoceánico de Sudamérica y Asia –sin pasar por Estados
Unidos. La “doble dependencia” que va achicando los márgenes de maniobra,
golpeará de forma creciente a la economía nacional.
A esta agudización
internacional, salieron los datos económicos de junio: magro crecimiento de
1,3%. 1,75% el primer semestre. Para este año, un cierto “consenso” establecerá
un 2,5% de crecimiento. Es evidente la desaceleración: 5% creció la economía el
primer semestre 2018; 3,1% el segundo semestre, y 1,75% primer semestre 2019.
En junio, el Imacec minero fue de 0,3%, es decir un virtual estancamiento. Del
“motor” de Y nuevos golpes. A la caída del IPSA (bolsa), la puja global empujó la caída de los comoditties, y entre ellos, el cobre ha sido afectado, con una pérdida de 10% su valor. Los niveles de 2,6 dólares la libra que está llegando, muy lejos de los 4 o sobre los 3 dólares del “súper-ciclo” (2004-2013), a niveles más bajos que los considerados por todas las perspectivas. Para el fisco, significa una enorme caída en la recaudación presupuestaria, que no permite reducir los déficits y deuda creciente, y empuja a un “ajuste fiscal”, gradual por ahora. Otro efecto de esta caída del cobre fue la devaluación del peso, con el dólar en $720. Esto implica mayores ganancias para grandes exportadores y aumento en el precio de las mercancías (importadas) de consumo popular, de la electricidad (tarifada en dólares), afectando más al consumo.
Junto
al aumento del desempleo, el empleo “informal” alcanzó el 28,8% según el
Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Un analista neoliberal de Diario Financiero,
“sinceró” cifras del “mercado laboral”: “horas
de trabajo disminuyendo (en 1,1%); y creación de empleo baja, sostenida por
empleo relacionado al gasto público y los cuenta propia, mientras que el sector
privado destruyó empleo asalariado (unos 48 mil puestos de trabajo en 12
meses)”.
Problemas
estructurales subyacen a ambos: la dependencia estratégica del mercado exterior
y del cobre ante un escenario global crítico; la debilidad de la inversión y
del consumo; la incapacidad de la economía de absorber una fuerza de trabajo
creciente, presionando al desempleo, informalidad y precariedad; el
debilitamiento del consumo y el aumento de la deuda (fiscal, familiar y de
empresas); la limitación en el “ahorro” de las jubilaciones.
El capitalismo chileno está ingresando a una fase de agotamiento de las condiciones o premisas estructurales –internacionales y nacionales- de lo que Milton Friedman llamó el “milagro económico”. Chile, cajoneado, sufrirá nuevas tensiones cada vez más profundas. Hay que prepararse.
https://www.laizquierdadiario.cl/Chile
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=259239
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