Extractivismo
desbocado en el corazón del Abya Yala
Incendios en la
Amazonía
y nuevo tiempo
político
en América Latina
24 de agosto de 2019
Por Emiliano Teran Mantovani
Observatorio de Ecología Política de Venezuela
Los enormes incendios que se han producido en la Amazonía
brasileña, así como la de otros países de la región, como Bolivia, han
capturado la atención global y avivado la discusión sobre el problema de fondo
que sufre esta muy sensible eco-región.
Es cierto que
en la Amazonía hay temporadas de incendios, primordialmente entre los meses de
julio y septiembre (aunque pueden continuar hasta noviembre), cuando llegan los
períodos secos. También es cierto que se han registrado incendios en amplias
áreas de otras partes de Suramérica (incluyendo Venezuela), y que estos no han
tenido la misma repercusión mediática. Pero, al menos desde lo que se ha
registrado oficialmente, estamos ante el incremento de un 85% de estos eventos
en territorio amazónico en relación al año pasado, según el Instituto Nacional
de Investigación del Espacio de Brasil (INPE), y se han quemado extensiones a
tasas record desde que se comenzaran los registros en 2013. En la Chiquitanía
boliviana, en el departamento de Santa Cruz, ya son cerca de 500 mil hectáreas
que se han incendiado.Lo primero que hay que decir, es que estos incendios no son sólo ‘catástrofes naturales’, sino más bien el producto tanto de las modificaciones al espacio natural como de los impactos directos provocados por las actividades económicas más depredadoras que han sido impulsadas por los intereses económicos dominantes locales, nacionales y transnacionales. Sobre esto hay que señalar el alto impacto de la deforestación, promovida por la minería formal y la ilegal; el aumento de las tierras para agricultura intensiva con monocultivos, pero también para beneficiar a los poderosos sectores ganaderos y agrícolas; o bien el rol de la industria maderera y el tráfico ilegal de madera; por mencionar ejemplos. La quema en sí misma es también promovida por los sectores ganaderos para ‘limpiar’ y despejar la tierra.
Por mencionar un ejemplo de lo dicho, estudios han mostrado cómo la deforestación es uno de los principales factores que favorecen estos grandes incendios, al dejar vulnerable la selva ante vendavales que ayudan a propagar el fuego. Existe una relación directa entre la deforestación y el crecimiento de los incendios, por lo tanto, entre estos últimos y los depredadores intereses de extractivismo. Olvídese de la explicación monocausal de los ‘accidentes naturales’. No hay forma de haber llegado a este punto sin el insidioso accionar de los intereses extractivo/capitalistas.
Lo segundo: estos incendios nos muestran en realidad un momento socio-ecológico de la Amazonía. Estos eventos están pasando cuando ya esta eco-región tiene una larga historia de carga de impactos y presiones, que vienen en avanzada, y que de seguir como van la están aproximando a un punto de inflexión, al debilitar más y más sus propios mecanismos de defensa y ‘estabilización’, y con ello, a socavar los aportes que ofrece para la reproducción de la vida en el Planeta (generación de oxígeno, patrones estacionales, sumideros de carbono, y un largo etc). Transitamos un límite muy peligroso, que además debe ser entendido en el marco de estos tiempos del antropoceno (capitaloceno).
Lo tercero, y algo fundamental: estos incendios revelan la forma que tiene el asalto a las nuevas fronteras de los commodities y sus vínculos con el nuevo tiempo del extractivismo en América Latina. El fuego masivo en la Amazonía hace evidente la configuración de esta ecología política atravesada por esta fase más violenta del extractivismo.
El
avance en los últimos años de una ola de derechización en la región no debe ser
entendida sólo como el posicionamiento de actores y mandatarios de derecha y
extrema derecha en puestos de gobierno; sino también como un avance, un asalto
voraz y desinhibido hacia la
naturaleza. Y dicho avance se está generando a partir de
actores que actúan desde arriba y también desde abajo, y que comparten entre sí
las lógicas de despojo altamente patriarcalizadas, autoritarias y violentas.
Bolsonaro es la cara más acabada de este patrón de poder dominante en
Algunos de los niños de los ojos de Bolsonaro, os fazendeiros, en este caso del sudoeste de Pará, anunciaban para el 10 de agosto el “día del fuego”, con la idea ‘llamar la atención del gobierno’ y evidenciar que querían trabajar y la única forma era ‘limpiando sus pastos con fuego’. INPE, a partir de su programa de monitoreo de quemas, registra una explosión de incendios en
Defender las fronteras de vida
La oscuridad durante el día, en la ciudad de Sao Paulo, resulta muy simbólica, en la medida en la que hace de representación de esos paisajes distópicos, recreados en el cine, que suelen tener tras de sí un mundo deforestado (recuérdese la escena de Matrix del ‘Bienvenido al desierto de lo real’). Y sobre todo, como esa oscuridad, alcanza las zonas de consumo privilegiado, las zonas del modo de vida imperial.
Aquí estamos. En este tiempo de enormes desafíos. Tiempos que requieren de nosotros una respuesta acorde a ellos. Una respuesta que evite que sólo seamos espectadores por las redes sociales del ecocidio capitalista.
Defender la Amazonía, en realidad simboliza la defensa de todas las últimas fronteras de vida. Las fronteras de los ecosistemas, de los territorios, de los cuerpos y de
http://www.ecopoliticavenezuela.org/2019/08/22/incendios-la-amazonia-nuevo-tiempo-politico-america-latina/
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=259691
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