Defender a los pueblos indígenas
es el único camino para
defender a la Amazonía
30 de agosto de 2012
Por
Pablo Cingolani
"No hay debate amazónico posible, sin los
pueblos indígenas amazónicos, incluyendo de manera concreta y objetiva, a los
pueblos indígenas en estado de aislamiento. Aunque estén ocultos en la selva,
cansados de tantas agresiones y de tanta hostilidad, su voz es la más potente
de todas."
Acaba
de conocerse una declaración del Panel Internacional en Ambiente y Energía de
la Amazonia, conformado por técnicos y científicos de países amazónicos y no
amazónicos, donde se plantea, en lo esencial, una moratoria de todos los
megaproyectos mineros, petroleros, hidroeléctricas y carreteras en la selva
amazónica, que marque el punto de inicio de un debate urgente y amplio sobre el
destino de la selva más vasta del planeta. El pronunciamiento público está
fechado en Lima, Perú, el pasado 8 de agosto.[1]
La
referida declaración propone en uno de sus segmentos: “enfrentar los problemas
amazónicos de otra manera”. En ese marco, se expresa lo siguiente: “el Panel
sostiene que es necesario comenzar a discutir los límites ecológicos de la
apropiación de la Naturaleza amazónica y afirmamos que el desarrollo actual es
insustentable. No proponemos ambientes intocados o sin humanos, pero
consideramos que la región no puede abastecer el consumo de todos los mercados,
nacionales y globales, ya que ello llevaría a su destrucción”.
Por
un lado, en el primer párrafo, se propone establecer límites. Por el otro, en
el siguiente párrafo transcripto, estos mismos límites quedan abolidos. ¿Cómo
debe entenderse sino esto de “No proponemos ambientes intocados o sin humanos”?
¿Qué significa esto para los distinguidos panelistas? ¿Qué implicancias tiene?
¿Cuáles serán esos límites ecológicos-económicos a discutir si previamente ya
se afirma que no se postula la existencia de ambientes sin tocar o territorios
sin hombres?
Las
dudas que acumula el documento pueden ser aún más graves, por qué ¿qué son
ambientes intocados o sin hombres para estos señores científicos? ¿Son los
territorios indígenas que las fuerzas destructivas de la selva siempre
considerando enormes en su extensión e improductivos en su función económica?
¿Son los frentes etnoambientales que estableció la FUNAI en Brasil donde se
protege la existencia de los últimos pueblos indígenas en estado de
aislamiento? ¿Son las reservas indígenas del Perú donde se preserva la vida y
los derechos humanos de estos mismos pueblos?
Creemos
sinceramente que el documento adolece de un pecado capital: soslaya, subestima,
marginaliza y condena en suma a la cuestión indígena a ser uno más de los temas
de la nueva agenda amazónica que se postula, cuando en realidad, y es lo que
nosotros creemos con mayor firmeza, el destino de los pueblos indígenas de la
Amazonía debe ser la piedra fundamental sobre la que se construyan nuevas
visiones y acuerdos que perfilen un derrotero de salvación de la selva, pero
especialmente políticas y acciones de respeto y garantía de existencia a sus
moradores originarios, es decir a los Pueblos Indígenas.
De
ahí que discutir sobre límites, sin primero fijar claramente que esos nuevos
límites económico-ecológicos que se pretenden establecer, deben considerar,
afirmar y asegurar los límites político-administrativos y geográfico-culturales
vigentes de los territorios indígenas, los límites vigentes de los frentes
etnoambientales y reservas indígenas, los límites de los TCOs y la Zona de
Reserva Absoluta Toromona en Bolivia,[2] límites que de manera clara y firme
expresen el reconocimiento a todos los derechos de esos pueblos indígenas,
especialmente su derecho a existir y a su forma de vida tradicional; si esto no
se convierte en la prioridad, la discusión planteada no tiene ningún sentido.
Ante
todo, por un motivo crucial, ausente en el documento de marras: el
reconocimiento que la conservación y el manejo de la biodiversidad amazónica es
mérito y responsabilidad de los pueblos indígenas. La herencia ambiental
amazónica no es sólo un milagro de la naturaleza, sino la acción histórica y
decidida de los pueblos indígenas que la habitaron y que viven actualmente en
ella. El patrimonio natural de la Amazonía es obra y legado de sus pueblos.
A
la vez, debe existir por eso mismo, un reconocimiento histórico a esos pueblos
que han sido víctimas de genocidio, etnocidio, hostigamiento y persecución a lo
largo de los últimos cinco siglos, y que recién en el siglo pasado, comenzaron
a ser visibilizados y respetados, en muchos casos, con el reconocimiento legal
de sus territorios ancestrales.
En
esa dirección y en todo debate sobre la Amazonía, es imperioso recordar la histórica Declaración
de Belem, producto del Primer Encuentro Internacional sobre Pueblos Indígenas
Aislados de la Amazonía y del Gran Chaco, convocado por Sydney Possuelo, el año
2005, cuando afirmó que “Los pueblos indígenas americanos son originarios y
pre-existentes a los Estados nacionales, constituyendo, en el caso particular
de los pueblos aislados, testimonio vivo de éstos y además sobrevivientes de un
genocidio histórico que continúa”. Estas afirmaciones han sido pioneras y
siguen siendo la única brújula para no perderse entre palabras que a veces se
vuelven más enmarañadas que algunas de las selvas que se pretenden defender…[3]
Si
este enfoque, si estas verdades históricas, si estas realidades consecuentes,
no están en la base de la discusión propuesta, ¿de qué hablamos cuando hablamos
de ponerle límites a la catastrófica situación que se vive en la Amazonía?
Señores
panelistas: los límites que ustedes plantean debatir deben dejar bien en claro
que incluyen el respeto a los límites actuales de los territorios indígenas,
incluyan estos ambientes intocados y aparentemente sin hombres.
Por
otra parte, esa distinción de “ambientes intocados y sin hombres” es una
distinción académica, producto de la cultura occidental. Para los pueblos
indígenas, esas categorías no existen. Todos los ambientes naturales cumplen
una función cultural y los hombres van y vienen por esos territorios de acuerdo
a sus usos y costumbres. En todo caso, todo el efecto desestabilizador de las
sucesivas invasiones que ha sufrido la selva, puede crear en la mente
occidental la existencia de tales y aparentes santuarios, que no son tales.
Antes de la llegada de los europeos, toda la selva amazónica estaba habitada,
no existían los tales espacios intocados y sin hombres.
Pero
la contradicción en la que los panelistas caen, es más trágica aún, y en su
propia lógica: ¿si todo se puede tocar y si todo se puede poblar –que es la
consecuencia de su renuncia a los “ambientes intocados y sin hombres”- que
quedará de la Amazonía?
Insistimos
que la única vía de discusión posible del presente y del futuro amazónico es
poner la cuestión indígena por delante. Si los Estados, el Mundo, los
panelistas y quien sea quieren hacer algo por evitar la destrucción total de la
selva y de sus culturas, lo primero que deberían hacer es escuchar a los
indígenas, asegurar sus territorios y respetarlos como lo que han sido y como
lo que son.
No
hay debate amazónico posible, sin los pueblos indígenas amazónicos, incluyendo
de manera concreta y objetiva, a los pueblos indígenas en estado de
aislamiento. Aunque estén ocultos en la selva, cansados de tantas agresiones y
de tanta hostilidad, su voz es la más potente de todas, para dejar en claro
cuáles son los límites reales y cuales los imaginarios cuando buscamos frenar
la devastación y el genocidio en la Amazonía.
Río Abajo, Bolivia, 24 de agosto de 2012
[1] La declaración completa puede leerse aquí
[2] La Zona de
Reserva Absoluta Toromona, es la única en su tipo en Bolivia, que protege la
existencia de un pueblo indígena en estado de aislamiento. Fue creada el año
2006, al interior del Parque Nacional Madidi, en la Amazonía. A la vez, el
gobierno boliviano aprobó recientemente un decreto para la protección de los
segmentos del pueblo indígena Ayoreo que también se encuentran aislados en la
región chaqueña.
[3] Sobre la
relación ya planteada entre los indios y la sobrevivencia de la selva, la
declaración es también muy clara y dice que “La interdependencia de estos
pueblos con sus territorios asegura la integridad de la biodiversidad y vastas
porciones de biosfera en buen estado de conservación”. LaDeclaración de Belem sobre Pueblos Indígenas
Aislados del 11 de noviembre
de 2005 puede leerse completa aquí (pdf)
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Defender_a_los_pueblos_indigenas_es_el_unico_camino_para_defender_a_la_Amazonia
No hay comentarios:
Publicar un comentario