E n
el capitalismo unos fuegos arden más que otros
NOTRE
DAME Y LA SELVA AMAZÓNICA
Abril 2019
“Es una tragedia el incendio de
Notre Dame en Francia, pero seguramente la reconstruirán. Ahora ,
¿por qué no es una tragedia el incendio de miles de hectáreas en la
Amazoni a de Colombia, en nuestro país? ¿Por qué la gente no se
“conmueve” con esa catástrofe nacional? ¿Por qué no suben a
Faceb ook fotos de los bosques o los animales quemados? Eso sí que
nunca se podrá reconstruir.” Mauricio Cote, citado en Julio Andrés
Rozo, “ Envidia: Notre Dame recogió 800 millones de euros en
3 días y la Amazoni a 5 pesos”, Dinero, marzo 18 de 2019.
“¿Qué estamos viendo? [...] ‘El fin del mundo. En este momento
están quemando el último espacio grande de selvas del piedemonte
colombiano . De donde sale el agua del futuro, donde está la
biodiversidad. Todo por tres putas vacas y por la corrupción’” . Brigite
Baptiste , citada en María López, “El fracaso del ambientalismo
colombiano”, Semana, marzo 18 de 2019. o
Por
Renán Vega Cantor
Los
medios de desinformación colombianos al hablar del incendio de la catedral de
Notre Dame utilizaron titulares ditirámbicos y lacrimógenos
del variado tono , con poca o riginalidad por que se
limitaron a reproducir lo que decían los poderes mediáticos de Europa,
Mencionemos algunos. 10 cifras para entender por qué la humanidad
llora a Notre Dame , fue el título de Dinero (de El Tiempo);
¡Llora la humanidad! Así quedó el interior de la catedral de Notre
Dame en París, repite El Diario del Cauca; Paris y
el mundo lloran a Notre Dame, titulan los Diarios del César y
del Magdalena , replicando un título de periódicos europeos;
Notre Dame: el dolor que uni ó a la humanidad, titula
Semana , la c ual encabeza otra nota de esta forma:
Lo que pier de la humanidad con el incendio de la colosal catedral
de Notre Dame . Estos titulares se refieren a un incendio que
afectó a una edificación medi eval , que no fue
resultado de ningún ataque, sino de un accidente o un descuido. Llama
la atención que ese mis mo ruido mediático no se presente cuando los
poderes imperialistas occ identales además de masacrar seres
humanos destruyen en forma directa alguna reliquia cultural, histórica o
religiosa, como lo han hecho en diversos lugares del mundo en las últimas
décadas, destacándose por su crueldad el ataque al patrimonio
histórico y cultural de Irak, tras la invasión de los Estados Unidos en
2003. Tampoco se hace un bochinche pare cido al de
Notre Dame para referirse a los ataques diarios que con saña
criminal re aliza el Estado de Israel en tierras palestinas, en
donde bombardea, arrasa y quema las construcciones de sus indefensos
habitantes. Ante esos fuegos que destruyen seres humanos en forma
planificada y sistemática no hay humanidad que valga, ni recolectas
m illonarios, ni transmisión en vivo y directo de los principales
canales de televisión mundiales. Sobre lo sucedido en Notre Dame se
han difundido miles de fotos y videos para presentar la magnit ud de
las llamas, que se replican en los medios de d esinformaci ón colombianos,
al hablar de un lugar perfectamente localizado , de poca
extensión, y cuyo impacto ambiental es mí nimo. La pé rdida es
histórica y artística y, aunque significativa, n o tiene la
magnitud, ni el efecto catastrófico de los incendios que en
este mismo mom ento, y desde hace varios años, se
producen en forma ininterrumpida en nuestras selvas del
sur del país , como parte del proyecto del bloque de poder
contra - insurgente, encabezado por los terratenientes , junto
con las multinacionales, de convertirlas en potreros para sembrar
vacas o /y promover cultivos como la palma aceitera.
En la Amazonia colombiana está en marcha un
ecocidio planificado, que recurre a los incendios para acentuar la
deforestación, es decir, la desaparición del bosque natural para
convertir la selva en sabanas artificiales, que se
llenan con vacas. Se encuentra en marcha el incen dio
en el territorio de los departamentos de Guaviare, Caquetá y Amazonas.
Algunos datos muestran el impacto de lo qu e acontece: el
65 % de la deforestación del p aís se concentra en la
Amazonia; en 2018 fueron deforestadas 200 m il
hectáreas ; cada hora son destruidos 13 mil
árboles ; cada sesenta minutos desap arecen diez hectáreas de
bosque; la mayor parte de la destrucción se presenta cerca
de una carretera o a las orillas de un río
principal; en diciembre de 2018 s e habían detectado 2156
incendios en la r egión amazónica de nuestro país; entre 2010 y 2017
desaparecieron 1.400.000
hectáreas de bosque natural y unos 20
millones de árboles. Las implicaciones de este ecocidio no tienen
parangón, porque “ t umbar una hectárea de bosque es arrasar al
menos 14.000 árboles de 600 especies distintas. Talar un árbol en
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