En memoria de
Alejandro Castro
Ecosocialismo, para
vivir y vencer
6 de noviembre de 2018
Por Eduardo Giesen A. (Rebelión)
Estos meses hemos sufrido viendo los impactos
agudos de la contaminación en Quintero y Puchuncaví, y luego hemos llorado
enterándonos de la muerte sin aclarar del joven dirigente local Alejandro
Castro, que todas las señales indican fue asesinado.
Nos hemos indignado junto a los habitantes de
esta zona de sacrificio, que parecen haber decidido no aceptar más esta
condición y terminar con los tiempos de las compensaciones a cambio de la
depredación ambiental y la muerte lenta.
Pero, ¿hemos entendido realmente las causas de
éste y otros desastres ambientales que afectan por cientos todo nuestro
territorio nacional?
¿Tenemos claridad sobre cómo enfrentar y resolver estos conflictos
y, aun más, desde nuestra responsabilidad política como fuerzas emergentes de
izquierda, qué propuestas y proyectos políticos sistémicos y de largo plazo
podemos enarbolar para -no sólo evitarlos- sino asegurar un camino de
sustentabilidad y respeto a las comunidades y su soberanía territorial?
El del valle de Puchuncaví es, sin duda, uno
de los conflictos ambientales más antiguos de Chile, que se remonta a fines de
los años 60, producto de la operación de la fundición y la termoeléctrica Ventanas ,
en ese tiempo ambas estatales (ENAMI y ENDESA, respectivamente), y sus impactos
sobre la actividad agrícola de la zona, la salud y calidad de vida de sus
comunidades.
Entonces, no tenemos necesariamente que mirar
restrospectivamente a la URSS y a los fenecidos “socialismos reales”, para
descubrir que el desarrollismo productivista es, en cualquiera de sus
versiones, depredador e insustentable.
Sí podemos afirmar que
el capitalismo siempre será
depredador, en tanto exige un crecimiento económico y material permanentes para
sustentar una acumulación y ganancias también crecientes, y ha encontrado en la
mercantilización de la naturaleza y el extractivismo global la fórmula más
fácil y dinámica para lograrlo de manera extendida. Las zonas de sacrificio son
-y han sido siempre- consustanciales al capitalismo, ya sea con una perspectiva
nacional (como la nuestra) o internacional (América Latina y sus “venas abiertas”).
Pero el socialismo tiene en sus raíces la
búsqueda del bienestar humano y la satisfacción de las necesidades sociales,
suponiendo un sistema productivo guiado por estos objetivos y el predominio del
valor de uso, en contraposición al valor de cambio capitalista.
Hoy sabemos que, producto de las pugnas por el
liderazgo internacional entre potencias -expresado en poderío económico y
comercial- y por la capacidad de crear artificialmente “necesidades” humanas
materialmente insustentables, el campo político y cultural del socialismo ha
sido vastamente invadido y carcomido por las lógicas mercantil-extractivistas
del capitalismo.
En momentos en que, como Frente Amplio, nos construimos como una
opción real de gobierno en Chile, urge que las fuerzas que convergemos para
recrear la izquierda revolucionaria seamos capaces de desprendernos de las
lacras capitalistas del crecimiento económico, la mercantilización y el
extractivismo, y ofrecer una alternativa real y radical, para un pueblo que
necesita salir del encandilamiento material y -su complemento perfecto- el
vacío existencial del neoliberalismo.
Nuestra respuesta y nuestro proyecto sigue siendo socialista, pero
hoy ha de ser explícitamente ECOSOCIALISTA: con actores revolucionarios dotados
de una ampliada conciencia de clase trabajadora y una conciencia ecológica que
trascienda las fronteras de la especie humana hacia el resto de los seres vivos
y hacia las futuras generaciones; con una organización social y política
profundamente democrática, donde el Estado, trabajadores/as y comunidades
puedan articular sinérgicamente una economía -producción e intercambio-
orientada a satisfacer las necesidades de una vida plena, sin excesos, en
armonía con la naturaleza.
No podremos devolverle la vida a Alejandro Castro ni a tantas/os
luchadores caídos persiguiendo la justicia social y ambiental, pero sí podemos
honrar su memoria construyendo un futuro ecosocialista, digno, lleno de vida,
para Quintero y Puchuncaví, para todos los pueblos y territorios.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=248596
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