Proclama mapuche del Puelmapu
Honorable Senado de la Nación
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
26 de noviembre del 2018
“Llegamos a este territorio buscando vida”, dijo el lonkoyem
Pedro Pichiñan cuando fue obligado a dejar con su tribu lo que actualmente
es la provincia de Buenos Aires; hicieron dos mil kilómetros y se instalaron en
la comunidad
Pichiñan en la actual provincia de Chubut.
Así fue el
éxodo de todo el pueblo mapuche tehuelche en la Puelmapu, cuando finalmente se
consuma la ocupación militar y civil de lo que llaman Estado argentino. Hasta
el día de hoy resuenan en nuestra memoria esos relatos que hablan de
resistencia, de muerte, de campos de concentración, de crematorios, de familias
desmembradas, de exposición en los museos. Y además resuena como eco el grito
de la no resignación y de una perpetua desobediencia.
Desobedecemos
cuando condenan a la tierra con infinitos alambrados, desobedecemos cuando
quieren represar un río, desobedecemos cuando mutilan el bosque, desobedecemos
cuando la mapu se transforma en negocios inmobiliarios, desobedecemos
cuando contaminan las aguas con la podredumbre de la minería, desobedecemos
cuando esa nube tóxica de los pesticidas se cierne sobre todas las vidas… Desobedecieron nuestros antiguos
cuando se negaron a morir. A este sistema que todo asesina, que siembra la
muerte, le expresamos nuestra profunda y nunca tan clara desobediencia.
Hace apenas
130 años atrás algunas lofche todavía transitaban el territorio de la
Puelmapu luchando por la libertad y la soberanía de sus territorios.
Finalmente, confinados en los campos de concentración, por la necesidad de
sostener una filosofía de vida basada en la tierra, muchos lograron escapar.
Quienes sobrevivieron retornaron e intentaron reconstruir una vida comunitaria.
Esa reconstrucción se logró en pocos años, a pesar del escenario adverso y de
haber sido expulsados a vivir entre las piedras. El Estado instrumentó y aplicó
una herramienta nociva y eficaz denominada “propiedad”; el arma “legal” con la
que consumó un nuevo despojo que benefició a los colonos y confinó a nuestras
familias a las periferias de las incipientes ciudades patagónicas.
Entre
aquellos que crecimos en los márgenes de las grandes ciudades renació el eco de
nuestros antepasados. Este legado nos llamaba a reconstruir nuestra filosofía,
nuestra espiritualidad, nuestra ideología… a reconstruir nuestro ser. Sin
territorio no es posible la existencia del mapuche, y a ese territorio le
debemos una fiel alianza, por eso nos comprometemos a resguardarlo y a defender
la perpetuidad de todas las fuerzas que habitan en él.
Nos
pensamos como un pueblo cuyos principios y valores son antagónicos a los de un
sistema mundial que ha desarrollado una ideología de devastación y muerte. El
capitalismo extractivista, gestionado por los Estados, expande su control sobre
el planeta. Entendemos que somos cientos o miles de pueblos, de naciones, que
estamos controlados por un puñado de Estados. Sofisticaron las herramientas de
represión que nos judicializan, encarcelan y asesinan; hoy esa herramienta es
acusarnos de terroristas.
Llegamos a este sitio, un lugar que implicó la fundación
de un orden estatal hegemónico y monocultural; pero
para nosotros, la profundización de nuestra periferia legal… Sigue siendo
negado nuestro estatus de pueblo nación originario. Desde este lugar
proclamamos nuestra irrenunciable voluntad de seguir siendo mapuche.
Los
integrantes del Canal Wallkintun TV, de Bariloche ,
expresamos nuestra preocupación ante el incumplimiento de los derechos que nos
corresponden por la ley de medios y que garantizan nuestra autonomía. Se
otorgaron 62 licencias para medios de comunicación indígena en todo el país,
uno solo de ellos fue para un canal de televisión: el nuestro. Todos tenemos
dificultades para seguir adelante con nuestros proyectos; muchos han dejado de transmitir.
Esta situación pone en riesgo la pluralidad de voces, la posibilidad de llevar
a cabo una reparación histórica y de expresarnos en primera persona. Los medios
indígenas somos un puente para que la sociedad nos conozca, sin estigmas ni
prejuicios. Nadie respeta lo que no conoce, y si no hay respeto, la sociedad se
deshumaniza.
La Lof
mapuche Paicil Antreao se encuentra en la zona denominada Villa La
Angostura, provincia de Neuquén. En el mes de junio de este año, un grupo de
parapoliciales pretendió desalojarnos, pero hubo una respuesta inmediata de la comunidad. Demandamos
que dejen de habilitar proyectos inmobiliarios y hoteleros en lo que nos queda
de nuestro territorio, y que el Estado deje de estigmatizarnos como violentos y
usurpadores ante la sociedad general, porque nuestra comunidad es una comunidad
de puertas abiertas. Cuidamos la biodiversidad y lo poco que queda de bosque
nativo, que está siendo amenazado. También denunciamos la persecución judicial.
Son siete los integrantes de la comunidad que están imputados por defender
nuestro territorio. Rechazamos, además, la construcción de la ruta de
circunvalación que pasa frente a nuestras rukas, antesala del desmonte y
del loteo del cerro. Esta ruta, al hacerse sin consulta, puso de manifiesto una
vez más que el Estado nos sigue negando.
La Comunidad
mapuche tehuelche Vuelta del Río ha enfrentado históricamente distintos
atropellos y amenazas de desalojo. El 15 de marzo del 2003, una familia vivió
un violento intento de desalojo que terminó con la demolición de su vivienda.
En el 2017, tras la búsqueda de Santiago Maldonado, se hicieron distintos
allanamientos con maltrato y violencia. En esa ocasión, nos vimos obligados a
hacer pública esta situación y decidimos ocupar, de forma pacífica, el Juzgado
Federal de Esquel. A nuestro regreso nos avisan que estarían incendiando una
vivienda; hecho que constatamos: solo quedaban cenizas. Unos días después, nos
enteramos que varias personas de la comunidad habían sido judicializadas. Solo
queremos que nos dejen vivir tranquilos donde nuestras familias han vivido por
generaciones.
Los
integrantes de la Comunidad mapuche tehuelche Cerro Cóndor, ubicada en
las cercanías de Paso de Indios, Chubut, estamos cansados de la discriminación,
ya que a pesar de estar viviendo en la tierra de nuestros ancestros, nunca
tuvimos tranquilidad en nuestro lugar. El Estado quiere sacarnos y alejarnos de
nuestro territorio para que quede en manos de terceros. En el 2011 exigimos el
reconocimiento de nuestras tierras, que hasta entonces el Estado había
mensurado para el usufructo de los terratenientes. Este reconocimiento fue solo
sobre una parte. Exigimos que se reconozca el territorio completo de la
comunidad de los Pichiñan, que siempre ha sido de nuestros ancestros. Los
terratenientes que hoy siguen usurpando tierras se valieron de la complicidad
de la policía y del Instituto Autárquico de Colonización, que operaban solo
para ellos. Nuestros antepasados, los Pichiñan, venían de lo que hoy es
provincia de Buenos Aires y llegaron a fines del siglo XIX a este territorio
buscando vida, salvando a todas las familias que venían con ellos. Hasta el día
de hoy sobrevivimos en nuestra tierra y peleamos por ella.
Los
integrantes de la Comunidad autónoma mapuche Cañío venimos resistiendo
ancestralmente a este Estado que nos mantuvo invisibilizados durante cientos de
años. Recién en el 2010 nos reconocen como mapuche y lo hacen
estigmatizándonos. Esto ocurre cuando sale a la luz que queríamos impedir que
los Estado nacional y provincial lleven a cabo un megaproyecto turístico en el
territorio en el que hemos vivido ancestralmente; un proyecto que inició
talando bosque nativo y construyendo un hotel, sin tenernos en cuenta ni
consultarnos. Esto prueba que para el Estado no existimos. Desde ese momento
empieza la estigmatización y la persecución. La justicia, junto con la policía,
inventó una causa para adjudicarle la responsabilidad de la quema de un puesto
de la Compañía
Benetton a un miembro de la comunidad que es muy activo en la
defensa y la solidaridad de su pueblo. Este montaje, pergeñado fundamentalmente
por el grupo empresarial Benetton, respondió solo a la pura especulación y al
uso político de la criminalización. Denunciamos la violencia que
sufrimos en las instituciones de El Maitén; en la escuela y en el hospital
público que se niega a atender a nuestros niños.
Hace veinte
años que los integrantes de la Comunidad mapuche Pillan Mawiza, actual
provincia de Chubut, vivimos de manera ininterrumpida en el territorio. Hoy
volvemos a manifestar nuestra firme y perpetua decisión de no permitir la
represión del río Carreleufu (Corcovado). La construcción de la represa
denominada La Helena condenaría a este ngen, a esta fuerza de la naturaleza. Ayer
eran capitales extranjeros, hoy son capitales argentinos los que amenazan la vida. Denunciamos
a las instituciones que violentan la paz de la comunidad y no respetan nuestra
autonomía. Algunos miembros de la comunidad continúan siendo perseguidos
judicialmente simplemente por ser luchadores y luchadoras que molestan al
poder.
Los
miembros de la Comunidad mapuche tehuelche Sacamata Liempichun, ubicada
en el paraje Payaniyeo, a pocos kilómetros de la localidad de Río Senguer, en
la actual provincia de Chubut, queremos comunicar el inminente desalojo;
lanzamiento que fue emanado por la justicia provincial en el mes de octubre de
2018. Más de quince integrantes fueron notificados con esta medida. Estamos
resistiendo en el lugar, a pesar de la constante presencia policial.
Necesitamos la inmediata solidaridad para con nosotros, que hemos decidido no
abandonar nuestro territorio. Esta medida dictada por un juez beneficia
claramente a los usurpadores.
Dirigimos esta proclama colectiva a la sociedad civil
sosteniendo este camino de diálogo, ya que quienes gobiernan, quienes aplican
sentencias y quienes dictan las órdenes responden con violencia y muerte.
Creemos que son ustedes quienes nos pueden corresponder. Nuestra presencia,
nuestra voz, nuestros relatos, nuestra palabra dejará expuesta esa verdad
corrupta construida por la vieja ciencia, por los grandes medios de comunicación,
por quienes se turnan en gobernar, por ese puñado de familias ricas que se
beneficiaron constantemente con el empobrecimiento de toda una sociedad.
Coexistimos en este territorio por miles de años, algo tenemos para decirles:
la lucha mapuche no es una lucha egoísta; la defensa del territorio nos sirve a
todos porque es una lucha por la vida, para las próximas generaciones. De
nosotros y de ustedes depende que los asesinatos de jóvenes, mapuches y no
mapuches, no queden impunes y no vuelvan a ocurrir. Cuando la sociedad
argentina lloró sus muertos producto del terrorismo de estado, nosotros no
sospechamos “algo habrán hecho” y dijimos “nunca más” con ustedes. Hoy decimos
“nunca más” por Rafael Nahuel, “nunca más” por Santiago Maldonado, “nunca más”
por Camilo Catrillanca, “nunca más” un muerto por defender la vida y la
libertad.
Por justicia, territorio y libertad.
¡Marici Weu!
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UAC Unión de Asambleas Ciudadanas Contra el Saqueo y la Contaminación
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