La marcha contra la
precarización
laboral juvenil y
por una sindical de
clase.
3 de agosto de 2018
Por Andrés Figueroa Cornejo (Rebelión)
El proyecto de ley de la administración ejecutiva de turno del
Estado capitalista chileno, llamado Estatuto Laboral para Jóvenes (ya aprobado
por los diputados), significa que las y los muchachos entre 18 y 24 años que
estudian en la educación superior y que al mismo tiempo trabajan, serán contratados
sin derecho a fuero sindical ni maternal; sin descanso dominical; sin
prestaciones por término de contrato; y sus jornadas de trabajo podrán
fraccionarse en bloques horarios, a discreción del empleador; entre otras
formas de legalización de la denominada flexibilización o precarización del
trabajo que, hace mucho tiempo, ya predomina en Chile.
Contra ese
proyecto de ley alrededor de un millar de personas, entre agrupaciones
sindicales, sociales, estudiantiles y políticas, marcharon desde la Plaza de
Armas de Santiago hasta ocupar la avenida principal del país, la Alameda, el
reciente primero de agosto, por la tarde-noche.La dirigente del Sindicato de Trabajadoras/es a Honorarios del Servicio de Salud Metropolitano Central, Magda Becerra, señaló que, “los asalariados estamos absolutamente vulnerados en nuestros derechos. El marco legal que está propiciando el gobierno para los jóvenes es similar al que sufrimos todos los trabajadores a honorarios del Estado (sin contrato, a contrata, subcontratados, etc.).”, y añadió que, “El Estado patronal no hace más que profundizar la precariedad laboral”.
-Tú eres parte de una iniciativa que persigue la construcción de una central de trabajadores/as independiente de los intereses del Estado, del empresariado, del sistema de partidos políticos hegemónico.
“Estamos empeñados en configurar una sindical propia de la clase social de las y los explotados. Consideramos que
-¿A qué convocan?
-A crear sindicatos en todas partes, que contradigan al sindicalismo burócrata, al sindicalismo vendido al empresariado. Por eso, este próximo primero de septiembre realizaremos nuestro primer congreso de la Central de Clase o clasista de Trabajadores/as.
-¿Y qué pasa con los trabajadores que no tenemos ni siquiera la posibilidad de sindicalizarnos?
-Aunque sean trabajadores independientes, eventuales, inactivos o jubilados, todos tienen la capacidad de agruparse sindicalmente. Te reúnes con otros asalariados a cuenta propia y forman su sindicato. La Inspección del Trabajo tiene la obligación de legalizarlos. Nuestro llamado principal es a la organización del pueblo trabajador.
Por su costado, la Presidenta del Sindicato de Trabajadores/as Contratistas y Subcontratistas, de la Federación de Trabajadores/as Clotario Blest, y vocera de la Iniciativa por
-¿Y qué ocurre con las demás opresiones, como las de género, las medioambientales, las indígenas, las de los migrantes, etc.?
-Creemos que
Mientras las y los manifestantes son reprimidos y algunos apresados por las Fuerzas Especiales de Carabineros, el periodista que escribe, piensa en la caminata dura para hacer frente desde abajo, no solo a las nuevas formas de organización de la fuerza de trabajo que impone el capital para su reproducción y engorde incesante de su tasa de ganancia, sino que también le da vueltas a las maneras de agrupar a las y los oprimidos de los pueblos que sobreviven resistiendo en un Chile-cabeza de playa de las relaciones capitalistas del mundo. Un lugar donde campean los intereses del Departamento de Estado de EEUU, del capital chino, europeo y nativo. Un sitio donde cualquier tipo de disidencia social es castigada desde su simiente, por sospecha, anticipadamente. Un Chile que cuenta con una de las élites oligárquicas más férreas y atadas del continente, y donde ni siquiera existe el derecho a la prensa libre e independiente. Una dictadura capitalista que funciona como plataforma financiera y comercial del capital especulativo más antipopular imaginable. Donde no hay ni democracia liberal en forma. Sólo propiedad privada concentrada, castas inamovibles en vez de clases sociales; estrategias complejas de alienación, control y disciplinamiento poblacional; lumpenización de las relaciones sociales (¡sálvese quien pueda!); desafecto, soledad, intolerancia.
Pero también piensa, mientras ayuda a correr una valla de las que usa el poder para volver celdas los espacios públicos, que ahora mismo las calles están llenas de jóvenes de pupila insubordinada. Tan parecidas, piensa, como la de las y los muchachos de los 80 del siglo XX, cuando la tiranía y no existían los teléfonos móviles.
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