Venezuela: La economía como arma de guerra
4 de diciembre de 2016
4 de diciembre de 2016
Por Marco Teruggi
Atacar la moneda nacional, quitarle la comida,
los medicamentos y los productos de higiene a la gente, es lo que más sabe
hacer la derecha en esta guerra no convencional
Como si se tratara de una piedra que intenta desgastar, la derecha
golpea y golpea sin pausa. Si un ataque no da los resultados esperados,
entonces intenta otro. Nunca se sabe exactamente por dónde vendrá el nuevo
cross, si golpeará en el estómago, la cara, por la espalda o en el tobillo. Que
llegará es seguro, lo ha demostrado la dinámica política de los últimos años.
Estamos en medio de uno de esos momentos donde el impacto está en
pleno desarrollo. El epicentro es el ataque sobre la moneda: el dólar ilegal
paralelo pasó de 1.400 bolívares a 4.500 en un mes -500 puntos sólo miércoles
30 de noviembre-. Aumenta día tras día, hora tras hora, como una carrera
criminal que tiene a millones atentos sobre los nuevos números -es conversación
de supermercado- y las implicancias que eso tendrá en la vida de todos, en
particular de los más humildes. Ese dólar, odiado por la mayoría, es el
marcador en los hechos de los precios de los bienes y servicios.
La implicancia del ataque es múltiple, como un efecto dominó:
disminuye el poder adquisitivo de la gente -de los ricos no, ellos viven en
dólares- y las compras se hacen sobre los productos más necesarios, al bajar el
consumo baja la producción en aquellos rubros que nos son prioritarios, las
pequeñas y medianas empresas tienen dificultad para cubrir los costos fijos, y
cuando eso pasa, se sabe, vienen los despidos. Atacar la moneda en esa escala
es desencadenar una inundación.
Y atacar la moneda nacional, quitarle la comida, los medicamentos y los productos de higiene a la gente, es lo que más sabe hacer la derecha en esta guerra no convencional: su método de desgaste revela la clase de enemigo al cual se enfrenta el proceso revolucionario.
Y atacar la moneda nacional, quitarle la comida, los medicamentos y los productos de higiene a la gente, es lo que más sabe hacer la derecha en esta guerra no convencional: su método de desgaste revela la clase de enemigo al cual se enfrenta el proceso revolucionario.
Porque en las oleadas de ataques, la derecha suele equivocarse de
tal manera cuando expone sus intenciones, que el chavismo se fortalece. Así
pasó con el reciente intento de Golpe de Estado: el balance final fue un cerrar
de filas al interior del movimiento bolivariano y una pelea a disparo público
entre los dirigentes opositores. La fuerza de la contrarrevolución se encuentra
en la cobardía, el anonimato, la batalla desde las sombras, sin nombre, sin
rostro, sin hacerse cargo de los muertos, los precios y el odio. Ese es su mejor
golpe para erosionar la piedra.
***
¿Cómo se hace para inflar artificialmente un dólar ilegal de esa
manera? El sistema es el siguiente: el Banco de la República de Colombia
permite que existan dos cambios de peso/bolívar en el país, el que dicta el
ente como tal, y el que marcan las casas de cambio en la frontera. En otras
palabras, desde la frontera establecen el precio de la moneda venezolana en
Colombia. Ese es el origen del asunto, el nudo número uno, desde donde se le da
ficción comercial sobre la cual se calcula el dólar ilegal. El segundo paso es:
en base a la tasación de esas casas de frontera, una página web -Dólar Today- calcula cuál es el precio
del bolívar respecto al dólar. Es decir que la cotización no depende de la
oferta y demanda de dólares en Venezuela, sino de una fijación arbitraria,
organizada dentro del plan de desestabilización internacional.
¿Quién está detrás de las casas de cambio y la página? En el
primer caso, mafias vinculadas al expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, sus
antiguos paramilitares reconvertidos en contrabandistas de alimentos, gasolina,
medicamentos, y tenedores de las casas. En el segundo caso, la operación es
controlada desde los Estados Unidos por venezolanos golpistas y redes
imperialistas.
El precio que marca Dólar Today es el que es utilizado por los
comerciantes venezolanos y eso también es un engaño. Porque el mercado del
dólar ilegal paralelo solo representa el 10% de las divisas circulante, los
demás dólares son aportados por el Estado -centralmente del petróleo- y en su
mayoría, el 90% a 10 bolívares por cada dólar. Es falso que los importadores
tengan que comprar los dólares en el mercado paralelo -a 4.500 bolívares- para
traer las mercancías e insumos para producir lo poco que producen. Es verdad en
cambio que el negocio es comprar dólares del Estado a 10 bolívares,
sobrefacturar desde el origen, e introducir en el mercado a dólar ilegal,
obligar a los pequeños y medianos empresarios a seguir el ritmo, generar un
aumento de precios en casi todos los rubros. Un negocio que da resultados dando
en moneda nacional como extranjera.
No se trata de economía sino de estricta política. Es la forma
bajo la cual logran desgastar la piedra, quebrar los ánimos, desgranar al
chavismo desde abajo. El problema es que la experiencia histórica indica que el
dólar y sus consecuencias irán en ascenso: en cada escenario electoral se ha
intentado disparar el dólar, lo que demuestra que es planificado. Y lo que
viene en Venezuela son justamente elecciones.
***
Hay un problema de impotencia, de no poder hacer. Porque la manera
de combatir esta escalada es a través de políticas de Estado, medidas de la
dirección política de la
revolución. El amplio tejido de organización popular y
movimientos sociales puede acompañar, radicalizar, proponer y etc., pero no
tiene la capacidad de tomar decisiones macroeconómicas. Su capacidad de
influencia, de poder, es limitada. Dependemos de medidas de la alta esfera.
¿Cuáles? La principal, planteada en varios análisis, es la de
cortar una de las raíces principales. Ya que, por lo visto, el Gobierno de
Colombia no derogará la resolución que habilita legalmente las casas de cambio
de frontera, el Banco Central de Venezuela puede eliminar el convenio con el
Banco de la República de Colombia que permite la libre convertibilidad del
bolívar y el peso en la frontera: sería necesario, para cambiar moneda
venezolana por colombiana y viceversa, pasar por una tercera moneda, en este
caso el dólar. Eso quitaría la posibilidad de destruir el bolívar desde la frontera,
base de la arquitectura del dólar criminal. Tal vez el monstruo de mil cabezas
que es la guerra económica lograría emerger por otro lado, pero pelearíamos con
todas las armas que tenemos. Hoy la dirigencia denuncia la criminalidad del
ataque, no parece disparar sobre la raíz.
La situación preocupa. Día a día el dólar sube, y el anuncio de
una hiperinflación inducida está rondando. Los comerciantes remarcan precios en
permanencia, el poder del Estado no se siente en fiscalizaciones, clausuras,
sino que la impunidad de la especulación y la híper-ganancia es la realidad
para millones. Esa es la mejor arma de la derecha para las elecciones. ¿Cuántos
rounds más podremos aguantar contra las cuerdas? Como decía el cantor Alí
Primera: “Hay que espantar al perro antes de que eche la meada”.
Fuente: http://www.lahaine.org/mundo.php/venezuela-la-economia-como-arma
No hay comentarios:
Publicar un comentario