¿Por
qué le creo al cura Solalinde mucho más que al Papa Francisco?
20 de febrero de 2016
20 de febrero de 2016
Por: Pedro Echeverría
1. El Papa es un personaje mundial con mil y un compromisos con la clase
dominante de los países del mundo. Alejandro Solalinde es un simple cura de
Oaxaca cuyo compromiso único asistencial ha sido con los migrantes de
Guatemala, El Salvador, Honduras y demás países no solo pobres sino miserables
y con hambre. La distancia y la diferencia entre esos religiosos son extremas.
Mientras el Papa en sus discursos aconseja que los ricos no sean tan egoístas y
de vez en cuando se acuerden de los pobres, Solalinde da comida y albergue a
miles de migrantes, pero también al mismo tiempo los exhorta a organizarse y a
luchar por sus derechos humanos. No es que no quiera al Papa o lo odie; pero
tengo conciencia de lo que puede hacer, de que el sistema capitalista lo tiene
atado, de que cuando realiza giras tiene que negociar con los gobiernos y,
sobre todo, que el jefe de un Estado Vaticano que domina en el mundo.
2. ¿Y quién es el cura Solalinde? Un simple sacerdote, ser humano,
que junto con otros curas, (llámense: Méndez Arceo, Samuel Ruiz, Raúl Vera,
Arturo Lona, Gustavo Gutiérrez,
Camilo Torres, Leonardo Boff, Jon Sobrino, Frei Beto, Arnulfo Romero, y muchos
más) han luchado dentro de la Iglesia para cambiar su estructura, sus métodos,
sobre todo, su misión, para ponerse de manera real, al servicio de los pobres.
Esta corriente que se conoce como Teología de la Liberación -que nació en los
años sesenta con el Concilio Vaticano II organizado por los Papas Juan XXIII y
Paulo Sexto– ha sufrido represiones, castigos, desconocimientos, expulsiones,
de parte del alto clero y el mismo papado. Por ello muchos de los curas que han
adoptado esta rebeldía frente al poder clerical, no lo han dejado hablar
sufriendo por el contrario las amenazas y el aislamiento. De aquí las
declaraciones del cura Solalinde:
3. “Si el Papa hubiera criticado abiertamente a Marcial Maciel y
la pederastia, si hubiera hablado de Ayotzinapa, habría lesionado intereses, ya
que la Congregación de los Legionarios de Cristo es la más rica que existe y la
que maneja las finanzas es el Vaticano. Estamos hablando de miles de millones
de euros, miles de millones nada más de Regnum Christi. ¿Qué pasaría si el papa
Francisco pronunciara el nombre Ayotzinapa? El gobierno, obviamente, se
sentiría muy agraviado, lo consideraría una traición a los acuerdos tomados. No
hay que olvidar que la canciller Claudia Ruiz Massieu estuvo en el
Vaticano y puedo imaginarme que rogó a toda la curia romana: ‘Sus excelencias,
en México todos los gobernantes somos católicos, usted lo va a ver, somos
creyentes, católicos y aunque tenemos problemas estamos haciendo un gran
esfuerzo. Se ha desprestigiado mucho a México, nuestro peso está caído, el
petróleo igual, el dólar por las nubes. Se lo digo para que por favor tenga
comprensión de nosotros’.”
4. Los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa,
desde que se enteraron de viaje del Papa a México comenzaron a solicitar una
entrevista, es decir, mucho antes que cualquiera. Pero eso para el gobierno de
Peña era una afrenta, un reto que por ningún motivo podía permitir. El Papa que
conoce todo lo que sucede en México y en el mundo sabe que en las relaciones
políticas entre estados se deben respetar las relaciones diplomáticas. Por ello
Felipe de la Cruz, el dirigente de los padres, insistió en ya no preocuparse
por algo que era imposible dadas las relaciones políticas entre Estados. Ya en
los ocho artículos que escribí durante la visita busqué demostrar que el Papa
estaba “atado de pies, manos y cerebro” y que como buen político sólo hablaría
de cuestiones muy generales que no hicieran ningún mal a la clase dominante y
menos que suene a rebelar a los de abajo.
5. Cuando Méndez Arceo celebraba sus misas en domingo en
Cuernavaca y Cuautla y lanzaba sus sermones en apoyo a los obreros y contra los
líderes de la CTM, a mí me tocó estar en algunas de ellas; lo mismo debo decir
de algunos actos de Samuel Ruiz en la cadedral de San Cristóbal, Chiapas a raíz
del levantamiento indígena del EZLN en 1994. Luego en las caravanas organizadas
por Javier Sicilia he estado con Solalinde, Raúl Vera y otros curas que lo
acompañaron. A pesar de que no se les puede calificar de marxistas y apoyadores
de las luchas revolucionarias radicales, tampoco se puede negar que ellos
realizan acciones de solidaridad con los pobres que muchos de los que nos
decimos marxistas no realizamos. Un ejemplo ha sido siempre el del colombiano
Camilo Torres que dejó hace exactamente 50 años la sotana por el uniforme de
guerrillero junto a los campesinos y murió en esa lucha.
6. Tengo la convicción de que si hubiera una rebelión importante
de los trabajadores en México contra el sistema injusto, tendríamos el apoyo de
más de mil curas que han estado ligados y haciendo trabajo con el pueblo. No lo
hacen de manera abierta porque son muy vigilados y castigados, pero en una
coyuntura importante los veríamos apoyando las luchas del pueblo. Conozco a
muchos –quizá la mayoría- que han escogido la vida cómoda, burocrática,
burguesa, de acercarse a quienes tiene poder y dinero. Pero también a curas
jóvenes que se han dado cuenta que su iglesia es igual de corrupta que el resto
de la sociedad y que están haciendo muchas cosas para transformarla. Por ello
la Teología de la Liberación, muy extendida en el mundo, ha sido el centro de
aglutinamiento de los curas pensadores, más honestos y que hacen trabajo junto
al pueblo. ¡Viva Solalinde, Vera y demás luchadores sociales! (19/II/16)
Fuente: http://www.dariovive.org/?p=7817
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