Entrevista al
intelectual estadounidense Noam Chomsky
"Es el momento
más crítico
en la historia de la humanidad"
8 de
febrero de 2016
Por Agustín Fernández
Gabard y Raúl Zibechi (La Jornada)
Chomsky repasa las principales tendencias del escenario
internacional, la escalada militarista de su país y los riesgos crecientes de
guerra nuclear. Se detiene en el proceso electoral estadunidense y esboza una
reflexión sobre las esperanzas de paz en Colombia
Estados Unidos fue siempre una sociedad
colonizadora. Incluso antes de constituirse como Estado estaba eliminando a la
población indígena, lo que significó la destrucción de muchas naciones
originarias, sintetiza el lingüista y activista estadunidense Noam Chomsky
cuando se le pide que describa la situación política mundial. Crítico acérrimo
de la política exterior de su país, sostiene que desde 1898 se volcó hacia el
escenario internacional con el control de Cuba, a la que convirtió esencialmente en
colonia, para invadir luego Filipinas, asesinando
a un par de cientos de miles de personas.
Continúa hilvanando una suerte de
contrahistoria del imperio: Luego
le robó Hawai a su población originaria, 50 años antes de incorporarla como un
estado más. Inmediatamente después de la segunda Guerra Mundial
Estados Unidos se convierte en potencia internacional, con un poder sin precedente en la
historia, un incomparable sistema de seguridad, controlaba el hemisferio
occidental y los dos océanos, y naturalmente trazó planes para tratar de
organizar el mundo a su antojo.
Acepta que el poder de la superpotencia ha
disminuido respecto al que tenía en 1950, la cima de su poder, cuando acumulaba
50 por ciento del producto interno bruto mundial, que ahora ha caído hasta 25
por ciento. Aun así, le parece necesario recordar que Estados Unidos sigue
siendo el país más rico y
poderoso del mundo, y a nivel militar es incomparable.
Un sistema de partido único
En algún momento Chomsky comparó las
votaciones en su país con la elección de una marca de pasta de dientes en un
supermercado. El nuestro es un
país de un solo partido político, el partido de la empresa y de los negocios,
con dos facciones, demócratas y republicanos, proclama. Pero cree que ya no es
posible seguir hablando de esas dos viejas colectividades políticas, ya que sus
tradiciones sufrieron una mutación completa durante el periodo neoliberal.
Están los republicanos modernos que se hacen
llamar demócratas, mientras la antigua organización republicana quedó fuera del
espectro, porque ambas partes se desplazaron a la derecha durante el periodo
neoliberal, igual que sucedió en Europa. El resultado es que los nuevos
demócratas de Hillary Clinton han adoptado el programa de los viejos
republicanos, mientras éstos fueron completamente desplazados por los
neoconservadores. Si usted mira
los espectáculos televisivos donde dicen debatir, sólo se gritan unos a los
otros y las pocas políticas que presentan son aterradoras.
Por ejemplo, destaca que todos los candidatos
republicanos niegan el calentamiento global o son escépticos, que si bien no lo
niegan dicen que los gobiernos no deben hacer algo al respecto. Sin embargo el calentamiento global es
el peor problema que la especie humana ha enfrentado jamás, y estamos
dirigiéndonos a un completo desastre. En su opinión, el cambio climático tiene
efectos sólo comparables con la guerra nuclear. Peor aún,los republicanos
quieren aumentar el uso de combustibles fósiles. No estamos ante un problema de
cientos de años, sino de una o dos generaciones.
La negación de la realidad, que caracteriza a los
neoconservadores, responde a una lógica similar a la que impulsa la
construcción de un muro en la frontera con México. “Esas personas que tratamos
de alejar son las que huyen de la destrucción causada por las políticas estadounidenses.
En Boston, donde vivo, hace un par de días el gobierno de Obama
deportó a un guatemalteco que vivió aquí durante 25 años; tenía una familia,
una empresa, era parte de la comunidad. Había escapado de la Guatemala
destruida durante la administración Reagan. En respuesta, la idea es
construir un muro para prevenirnos. En Europa es lo mismo. Cuando vemos que
millones de personas huyen de Libia y de Siria a Europa, tenemos que
preguntarnos qué sucedió en los últimos 300 años para llegar a esto.
Invasiones y cambio climático se
retroalimentan
Hace apenas 15 años no existía el tipo de
conflicto que observamos hoy en Medio Oriente. Es consecuencia de la invasión estadounidense a Irak, que es el peor crimen del siglo. La invasión británica-estadounidense tuvo consecuencias horribles, destruyeron Irak, que ahora está clasificado como
el país más infeliz del mundo, porque la invasión se cobró la vida de cientos
de miles de personas y generó millones de refugiados, que no fueron acogidos
por Estados Unidos y tuvieron que ser recibidos por los países vecinos pobres,
a los que se encargó recoger las ruinas de lo que nosotros destruimos. Y lo
peor de todo es que instigaron un conflicto entre sunitas y chiítas que no
existía antes.
Las palabras de Chomsky recuerdan la
destrucción de Yugoslavia durante la década de 1990, instigada por Occidente.
Al igual que Sarajevo, destaca que Bagdad era una ciudad integrada, donde los
diversos grupos culturales compartían los mismos barrios, se casaban miembros
de diferentes grupos étnicos y religiones. La
invasión y las atrocidades que siguieron instigaron la creación de una
monstruosidad llamada Estado Islámico, que nace con financiación saudita, uno
de nuestros principales aliados en el mundo.
Uno de los mayores crímenes fue, en su opinión, la destrucción de
gran parte del sistema agrícola sirio, que aseguraba la alimentación, lo que
condujo a miles de personas a las ciudades, creando
tensiones y conflictos que explotan apenas comienza la represión.
Una de sus hipótesis más interesantes consiste en cruzar los
efectos de las intervenciones armadas del Pentágono con las consecuencias del
calentamiento global.
En la guerra en Darfur (Sudán), por ejemplo,
convergen los intereses de las potencias con la desertificación que expulsa
poblaciones enteras de las zonas agrícolas, lo que agrava y agudiza los
conflictos. Estas situaciones
desembocan en crisis espantosas, como sucede en Siria, donde se registra la
mayor sequía de su historia que destruyó gran parte del sistema agrícola,
generando desplazamientos, exacerbando tensiones y conflictos, reflexiona.
Aún no hemos pensado detenidamente, destaca,
sobre lo que implica esta negación del calentamiento global y los planes a
largo plazo de los republicanos que pretenden acelerarlo: Si el nivel del mar sigue subiendo y
se eleva mucho más rápido, se va a tragar países como Bangladesh, afectando a
cientos de millones de personas. Los glaciares del Himalaya se derriten
rápidamente poniendo en riesgo el suministro de agua para el sur de Asia. ¿Qué
va a pasar con esos miles de millones de personas? Las consecuencias inminentes
son horrendas, este es el momento más importante en la historia de la
humanidad.
Chomsky cree que estamos ante un recodo de la
historia en el que los seres humanos tenemos que decidir si queremos vivir o
morir: “Lo digo literalmente. No vamos a morir todos, pero sí se destruirían
las posibilidades de vida digna, y tenemos una organización llamada Partido
Republicano que quiere acelerar el calentamiento global No exagero –remata– es
exactamente lo que quieren hacer”.
A continuación cita el Boletín de Científicos Atómicos y su Reloj del Apocalipsis, para
recordar que los especialistas sostienen que en la Conferencia de París sobre
el calentamiento global era imposible conseguir un tratado vinculante,
solamente acuerdos voluntarios. ¿Por
qué? Debido a que los republicanos no lo aceptarían. Han bloqueado la
posibilidad de un tratado vinculante que podría haber hecho algo para impedir
esta tragedia masiva e inminente, una tragedia como nunca ha existido en la
historia de la
humanidad. Eso es lo que estamos hablando, no son cosas de
importancia menor.
Guerra nuclear, posibilidad cierta
Chomsky no es de las personas que se dejan
impresionar por modas académicas o intelectuales; su razonamiento radical y
sereno busca evitar furores y, quizá por eso, se muestra reacio a echar las
campanas al vuelo sobre la anunciada decadencia del imperio. Tiene 800 bases alrededor del mundo e
invierte en su ejército tanto como todo el resto del mundo junto. Nadie tiene
algo así, con soldados peleando en todas partes del mundo. China tiene una
política principalmente defensiva, no posee un gran programa nuclear, aunque es
posible que crezca.
El caso de Rusia es diferente. Es la principal
piedra en el zapato de la dominación del Pentágono, porque tiene un sistema
militar enorme. El problema es que tanto Rusia como Estados Unidos están
ampliando sus sistemas militares, ambos
están actuando como si la guerra fuera posible, lo cual es una locura
colectiva. Cree que la guerra nuclear es irracional y que sólo podría suceder
en caso de accidente o error humano. Sin embargo, coincide con William Perry,
ex secretario de Defensa, quien dijo recientemente que la amenaza de una guerra
nuclear es hoy mayor de lo que era durante la guerra
fría. Chomsky estima que el riesgo se concentra en la proliferación de
incidentes que involucran fuerzas armadas de potencias nucleares.
La guerra ha estado muy cerca innumerables
veces, admite. Uno de sus ejemplos favoritos es lo sucedido bajo el gobierno de
Ronald Reagan, cuando el Pentágono decidió poner a prueba las defensas rusas
mediante la simulación de ataques contra la Unión Soviética.
Resultó que los rusos se lo tomaron muy en
serio. En 1983 después de que los soviéticos automatizaron sus sistemas de
defensa detectaron un ataque de misil estadunidense. En estos casos el
protocolo es ir directo al alto mando y lanzar un contraataque. Había una persona
que tenía que transmitir esta información, Stanislav Petrov, pero decidió que
era una falsa alarma. Gracias a eso estamos acá hablando.
Sostiene que los sistemas de defensa de
Estados Unidos tienen errores serios y hace un par de semanas se difundió un
caso de 1979, cuando se detectó un ataque masivo con misiles desde Rusia.
Cuando el consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, estaba
levantando el teléfono para llamar al presidente James Carter y lanzar un
ataque de represalia, llegó la información de que se trataba de una falsa
alarma. Hay docenas de falsas
alarmas cada año, asegura.
En este momento las provocaciones de Estados
Unidos son constantes. La OTAN
están llevando a cabo maniobras militares a 200 metros de la
frontera rusa con Estonia. Nosotros no toleraríamos algo así sucediendo en
México.
El caso más reciente fue el derribo de un caza
ruso que estaba bombardeando fuerzas yihadistas en Siria a fines de noviembre. Hay una parte de Turquía casi rodeada
por territorio sirio y el bombardero ruso voló a través de esa zona durante 17
segundos, y lo derribaron. Una gran provocación que por suerte no fue
respondida por la fuerza, pero llevaron su más avanzado sistema antiaéreo a la
región, que le permite derribar aviones de la OTAN. Argumenta
que hechos similares están sucediendo a diario en el mar de China.
La impresión que se desprende de sus gestos y
reflexiones es que si las potencias que son agredidas por Estados Unidos
actuaran con la misma irresponsabilidad que Washington, la suerte estaría
echada.
Visión sobre Colombia
El lingüista estadunidense Noam Chomsky conoce
de primera mano la realidad colombiana. Fiel a su estilo y sus ideas, visitó el
país en puntillas, lejos de los focos académicos y mediáticos, para adentrarse
en el Cauca, donde los indígenas nasa construyen su autonomía en resguardos y
cabildos, con base en sus saberes ancestrales actualizados en medio del
conflicto armado.
Parece haber señales positivas en las
negociaciones de paz, reflexiona Chomsky. Colombia tiene una terrible historia
de violencia desde el siglo pasado, la violencia en los años 50 era monstruosa,
reconociendo que la peor parte ha sido la de las operaciones paramilitares. Más
recientes son las fumigaciones de Estados Unidos, verdaderas operaciones de guerra
química que desplazaron poblaciones campesinas para beneficio de
multinacionales.
En consecuencia, Colombia es el segundo país
del mundo en desplazados, detrás de Afganistán. Debería ser un país rico,
próspero, pero se está rompiendo en pedazos, añade. Por eso, si las
negociaciones de paz funcionan, eliminarán algunos de los problemas, no todos.
Colombia aun sin el problema de la guerrilla sigue siendo uno de los peores
países para los defensores de derechos humanos, para líderes sindicales y
otros.
Uno de los peligros que observa en caso de que
se firme la paz, sería la integración de los paramilitares en el gobierno, una
realidad latente en el país. Así y todo, sostiene que la reducción del
conflicto con las FARC sería un gran paso hacia adelante, por eso cree que se
debe hacer todo lo posible para contribuir al proceso de paz.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=208688
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