En el 84 cumpleaños de
Immanuel Wallerstein
La perspectiva de
“análisis de sistemas-mundo” y
el sistema-mundo
moderno
(la economía-mundo capitalista)
24 de septiembre de 2014
Por Rodolfo Crespo (Rebelión)
(…)El desarrollo
nacional es hoy por hoy una ilusión, sin importar qué método se defienda y
utilice” (9). Y aquí vuelve a
resaltarse su osadía intelectual, pues justo en el año 1974, el año en que
aparece la primera edición de “El
moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la
economía-mundo europea en el siglo XVI”, texto considerado el iniciadordel “análisis de sistemas-mundo”,
la VI asamblea especial de la ONU , acuña la expresión sobre un Nuevo Orden Económico
Internacional,vocablos que hacen referencia de modo genérico a las
peticiones que presentaban los países “subdesarrollados” (recién
descolonizados e independientes) a los “desarrollados”, relativas a las reglas
de funcionamiento que debía seguir la economía internacional a fin de que las
“nuevas” naciones pudieran alcanzar a las “viejas” en la consecución del
mismo.
Resumiendo podemos afirmar que el vuelco decisivo en el estudio de
Wallerstein sobre la historia del mundo hasta los años 70 del siglo XX, ha sido
determinar claramente una nueva unidad de análisis, el sistema-mundo en lugar
de la nación, como lugar donde transcurren los distintos, interrelacionados y
complejos procesos sociales, como venía haciéndose hasta el momento, lo que le
permitió dar un giro fundamental en la determinación de, en qué etapa de su
trayectoria se encuentra actualmente el sistema en el cual vivimos, hacia dónde
se encamina y qué actitud debiéramos asumir las fuerzas antisistémicas que
luchamos por su superación.
Con relación a la fase de su existencia en la cual se encuentra el
sistema-mundo moderno, el profesor norteamericano apoyándose en los estudios de
Ilya Prigogine sobre el comportamiento y la vida de los sistemas, arriba a la
conclusión de que el sistema-mundo moderno se encuentra actualmente en crisis
estructural.
La economía-mundo capitalista como cualquier sistema, cuenta con
una serie de ritmos cíclicos, que son una serie de desviaciones que alteran el normal
desenvolvimiento del mismo, alejándolo de la “normal” situación de equilibrio;
sin embargo, debido a una serie de movimientos en el sentido inverso, el
equilibrio vuelve a restablecerse, de ahí el nombre de cíclicos, aunque el
mismo nunca se restaura hasta el mismo punto donde se encontraba antes, ya que
estos cambios en sentido contrario conllevan algunas alteraciones en los
parámetros subyacentes del sistema, “ de
ahí que el equilibrio sea siempre un equilibrio en movimiento y, por lo tanto,
el sistema tenga tendencias seculares. Es esta combinación de ritmos cíclicos y
de tendencias seculares lo que define a un sistema que está funcionando de
manera ‘normal’. Sin embargo, las tendencias seculares no pueden continuar por
siempre, pues se topan con asíntotas. Cuando esto sucede, ya no esposible que
los ritmos cíclicos vuelvan a hacer que el sistema recupere el equilibrio, y es
aquí donde el sistema entra en problemas. Ingresa entonces en su crisis
definitiva y se bifurca, esto es, se ve a sí mismo ante dos o más rutas
alternas hacia una nueva estructura, con un equilibrio nuevo, nuevos ritmos
cíclicos y nuevas tendencias seculares. Pero cuál de las dos rutas alternas
seguirá el sistema, es decir, qué tipo de nuevo sistema se establecerá, esto es
imposible determinarlo por adelantado, por cuanto es una función de una
infinidad de elecciones particulares que no están limitadas sistemáticamente.
Esto es lo que hoy sucede en la economía-mundo capitalista.” (10)
¿Cuáles son esas tendencias seculares? El ascenso del nivel real
de los salarios como porcentaje de los costos de producción, calculado como un
promedio a lo largo de la totalidad de la economía-mundo capitalista; el
aumento del costo de los insumos materiales y el incremento permanente de las
tasas de tributación en casi todos los países. (11)
Pero las mismas no sólo se circunscriben a la esfera económica,
hay otra serie de tendencias que afectan otros ámbitos del sistema-mundo
capitalista que también llegan a sus correspondientes asíntotas: un sistema
interestatal relativamente estable, del que los ciclos hegemónicos ha sido el
motor llega a su fin, ya que es poco probable que haya otro ciclo hegemónico en
la historia ulterior de este sistema que reemplace al norteamericano, en franca
decadencia; un sistema de producción mundial sumamente fructífero, del que los
ciclos de monopolio (los Kondratieff) han sido su propulsor, sigue atascado sin
señales claras de que pueda abrirse una nueva y pujante fase del mismo; y la
desilusión de las masas del mundo con el comportamiento, accionar y resultados
de los movimientos antisistémicos clásicos, que una vez que han estado,
compartido o coqueteado con el poder (algo que hicieron de una forma u otra
entre 1945 y 1989 en casi todos los Estados del sistema interestatal) ya que
los mismos predicaron el desarrollismo y la fe y esperanza en el progreso
equitativo, democrático y despolarizado, asignaturas éstas aún pendientes en el
capitalismo, que no pudieron cumplir por constricciones sistémicas y para colmo
envueltas todas en un discurso ideológico disfrazado de revolución
antisistémica, siendo esta situación parte del panorama político del mundo
desde 1968. Y es tal la importancia de éste último factor, que debido al
derrumbe de éstos movimientos, el sistema se ha visto privado uno de sus
mayores puntales, ya que han suprimido una de las fuerzas de contención más
importantes ante los impulsos políticos de las clases populares, cuyas
demandas, por muy legítimas que sean, el sistema no está en condiciones de
satisfacer, so pena de ver disminuida la vital
e imprescindible cuota que
reclama la incesante acumulación de capital. Demostración de ello ha sido el
reconocimiento reciente, por parte de uno de los portavoces de los dueños del
sistema-mundo-moderno, el Secretario de Estado norteamericano John Kerry, de
las dificultades actuales para su manejo cuando, comentando el atascadero geoppolítico
en que se había convertido la situación en Ucrania, para los intereses de los
poderosos del mundo, decía en un arrebato de sinceridad que “ Tal vez no era muy evidente para
los grandes dirigentes de la época, pero durante la guerra fría todo era más
fácil que hoy, digamos que era más simple ” (12)
Esto nos lleva a plantear que la
economía-mundo capitalista, está tocada por fallas estructurales que ya no
tiene manera de controlar y cuya combinación, está creando una presión
estructural masiva de largo alcance sobre las utilidades provenientes de la
producción que “está en proceso de convertir al sistema capitalista en algo
que ya no es rentable ni para los capitalistas.” (13)
Es cierto que los neoliberales con sus
políticas de las últimas décadas han logrado reducir estas presiones
estructurales, pero ha sido cada vez menos de lo que las ha aumentado la
siguiente subida.
Las tendencias seculares mencionadas se
aproximan a sus asíntotas, creando límites a la acumulación del capital, y como
la acumulación sin fin de capital es el rasgo definitorio del capitalismo como
un sistema histórico, la múltiple presión a la que se ve sometido, tiende a
volver inviable el motor primario del sistema y, en consecuencia está creando
una crisis estructural insalvable y ya imposible de superar.
Pero, ¿qué puede significar y de hecho significa una crisis
estructural para aquéllos luchadores antisistémicos?. Implica que es la época
propicia y dorada para la lucha en pos de un nuevo sistema, dado que, cuando el
sistema funciona “normalmente” (está en condiciones
de equilibrio) las leyes que lo gobiernan son deterministas, y en ese caso
los intentos de perturbación del mismo, por muy grandes que sean, sólo son
capaces de producir muy pequeñas desviaciones en su funcionamiento; en cambio,
cuando el sistema entra en crisis estructural, esto es, cuando el sistema se
aleja de las condiciones de
equilibrio, viéndose imposibilitado de retornar a él, es decir, el sistema
entra en una situación de bifurcación y caos,
sucede todo lo contrario; en estas condiciones, un pequeño accidente o una
pequeña fluctuación o un pequeño ruido, son capaces de provocar grandes
desviaciones y de tener un enorme impacto en el sistema, pueden tener efectos
más serios; de tal forma que, si bien las situaciones caóticas producto de una
crisis estructural son terribles,
por el periodo de desorden y desintegración que la acompaña (pese a ser de corta
duración en términos históricos), e inherentemente impredecibles en cuanto a sus resultados, ya que no
sabemos, no podemos saber cómo terminará todo, ni cual será cualitativamente su
desenlace, también ofrece un lado positivo (“el lado amable de la historia” (14) según Wallerstein) ya que pesa más el libre albedrío individual y colectivo, volviéndose
fundamental la voluntad, el deseo, los anhelos y las ansias de la gente.
Es en ese periodo en el cual nos encontramos los dos grandes
grupos políticos enfrascados en buscar una salida a la actual crisis
estructural del sistema-mundo capitalista, ¿quién ganará la lucha? El resultado
de la lucha política será, como se ha dicho, incierto, pero en parte será
también resultado de quien sea capaz de movilizarse, “en gran parte de
quien analice mejor lo que está pasando y comprenda cuáles son las alternativas
históricas reales que enfrentamos colectivamente. Es decir, nos encontramos en
un momento en el que necesitamos unificar conocimientos, imaginación y praxis.
Si no corremos el riesgo de tener que decir, dentro de un siglo, plus ça change, plus c'est la même
chose. El resultado es, insisto, intrínsecamente incierto, por
consiguiente, requiere la abierta intervención y creatividad humanas.”(15). A eso
llama este artículo en el 84 cumpleaños de Immanuel Wallerstein (el gran
inspirador de todas estas ideas) a ese 99 % de excluidos o en pos de la
exclusión, sí es que quieren vencer en esta lucha por un mundo mejor a ese
exiguo pero muy poderoso 1 % restante. Notas.
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