Acumulación
capitalista en América Latina: Colombia como arquetipo
17 de junio de 2015
17 de junio de 2015
Por Cecilia Zamudio
La situación política en América Latina se inscribe en una
situación mundial en la que se acelera la acumulación capitalista, mediante
mayor explotación laboral, mayor depredación ambiental y más guerras
imperialistas. Hay una profundización de la rapiña contra los pueblos de
América Latina, y una intensificación del Terrorismo de Estado que garantiza la
acumulación capitalista. Este accionar de muerte mediante los ejércitos
oficiales y sus respectivas herramientas paramilitares, se ve tangiblemente en
países como México, Colombia, Perú, Honduras, Paraguay etc. Se profundiza la
lucha de clases, con un intento de exterminio de los luchadores sociales por
parte de las distintas oligarquías y del gran capital transnacional: poniendo
en marcha diversas estrategias de intervención y fortaleciendo estructuras del
narcotráfico para que éstas sirvan en la labor de terror.
La actualidad mexicana recuerda mucho al patrón represivo
implementado contra Colombia desde hace décadas: auge del narcotráfico en
connivencia estatal, y empleo de este en el fomento de más grupos paramilitares
destinados al exterminio de los comunistas y demás luchadores sociales.
Este incremento de la guerra oligárquica contra las mayorías, conlleva también la respuesta popular: grandes movilizaciones y luchas de los pueblos.
Este incremento de la guerra oligárquica contra las mayorías, conlleva también la respuesta popular: grandes movilizaciones y luchas de los pueblos.
Cuba sigue siendo la excepción en este cuadro de saqueo, porque se logró consolidar una revolución con un sistema socialista. Hay también varios países cuyos gobiernos han intentado dar pasos hacia un cambio de sistema: sin que por el momento se haya producido la socialización de los
Hace décadas que los aparatos militares del capitalismo mantienen una guerra intensiva contra el pueblo colombiano, con una permanente intervención estadounidense. El capitalismo ha utilizado el exterminio político como manera de mantenerse, implementando los
Directrices estadounidenses: Estrategia paramilitar al servicio del Gran Capital
Los militares colombianos reciben entrenamiento de parte de EEUU:
integran la doctrina contrainsurgente y el concepto del “enemigo interno” que
rigen el accionar del ejército colombiano. Son instruidos en técnicas de
desaparición forzada y desplazamiento masivo de poblaciones. La misión
estadounidense Yarbourough de 1962 preconizó la organización de grupos
paramilitares, promovidos por el Estado, cuyo objetivo es asesinar a comunistas
y a todos los que reivindiquen por justicia social. Los manuales de la CIA,
como el KUBARK, instruyen en torturas físicas y sicológicas(1): la tortura es
preconizada de forma sistemática.
En mayo 1964, bajo dirección estadounidense, el ejército desarrolla
Colombia es el 3er país más desigual del mundo: hay 20 millones de pobres y 8 millones de indigentes, más de la mitad de la población está apenas sobreviviendo. Miles de niños mueren anualmente de hambre, pese a las inmensas riquezas del país. Para dar un ejemplo concreto: en estos momentos, la comunidad indígena más grande de Colombia, los Wayúu, está sufriendo exterminio, muriendo de física hambre y de enfermedades asociadas con la escasez de agua, porque las multinacionales que explotan el carbón en el Cerrejón, desviaron todo un río para usar su agua. Armando Valbuena, de
El Terror de Estado en Colombia ha causado: más de 9.500 presos políticos, decenas de miles de desapariciones forzadas (3). Más de 4000 fosas comunes han sido halladas en los últimos 8 años, con 5.638 cuerpos de desaparecidos: es el resultado del instrumento paramilitar (4). Este año 2015 salen en libertad varios jefes paramilitares en virtud de la ley de impunidad que el Estado colombiano le ha confeccionado a sus paramilitares: entre 5 y 8 años de pena si estos dan algunas coordenadas de sus crímenes. Es en virtud de esta ley, mal llamada “Ley de Justicia y Paz”, que el 22 de mayo salió libre alias “Julián Bolívar”, un servidor del Gran Capital: este paramilitar fundó una Escuela de Tortura en los Llanos, es responsable de asesinatos, masacres, violaciones, desapariciones forzadas, etc.(5) El instrumento paramilitar nunca ha cesado su actividad.
El Terrorismo de Estado ha causado que el 60% de los sindicalistas asesinados en el mundo son asesinados en Colombia por agentes estatales o la herramienta paramilitar. La mayor fosa común de Latinoamérica, fue hallada detrás del Batallón Militar de
Desplazamiento poblacional para beneficio de la acumulación capitalista
Colombia es el segundo país del mundo en materia de asesinatos a
ecologistas, con 25 víctimas en 2014 (8). 80% de las violaciones a los derechos
humanos y el 87% de los desplazamientos forzados de poblaciones se produjeron
en las regiones en las que las multinacionales perpetran la extracción minera.
78% de los atentados contra sindicalistas se produjeron en el sector minero
(9).
El Terrorismo de Estado es empleado para producir parálisis de las
reivindicaciones sociales y para producir masivos desplazamientos poblacionales
favorables al gran capital; la mitad del territorio colombiano está tramitado
en concesión por multinacionales mineras. La estrategia de desplazamiento
poblacional también es utilizada para despoblar el campo de la base social de
la insurgencia.
Más de 6,3 millones (10) de personas tuvieron que abandonar sus
tierras tras haber sobrevivido a masacres dirigidas intencionalmente contra la
población, ejecutadas por el ejército y la herramienta paramilitar: han sido
desplazadas por una planificación del terror al servicio de la acumulación
capitalista. Los bombardeos del ejército sobre las comunidades campesinas, y
las fumigaciones con productos cancerígenos son también instrumentos para el
desplazamiento poblacional (11).
La motosierra y la diplomacia
Cuando hablamos de Terror de Estado en Colombia, hablamos de que
la herramienta de guerra sucia comete las masacres descuartizando con
motosierra: varios paramilitares han confesado hornos crematorios dónde metían
a sus víctimas vivas, criaderos de caimanes con los cuerpos de los
desaparecidos, empalamientos, violaciones colectivas y otras aberraciones. Las
víctimas sobrevivientes narran las torturas más atroces. El ejército no se
queda atrás en la barbarie; las masacres son cometidas con su total
colaboración. Hay casos tan evidentes como la masacre de Mapiripán en la que
los paramilitares fueron llevados en aviones de la fuerza aérea del norte al
sur de Colombia, para que estuvieran 10 días violando y descuartizando a la
comunidad; mientras tanto el ejército impedía que las víctimas salieran, e hizo
un cerco para impedir que alguien les diera auxilio: 60 campesinos fueron
descuartizados. El general Uscátegui confesó que su labor era garantizar la
masacre, y para ello combatir a la insurgencia de las FARC que intentó romper
el cerco militar para auxiliar a la población (12).
Hay miles de casos que atestiguan del paramilitarismo como política de Estado, y del accionar conjunto de la fuerza militar y paramilitar: como la masacre de Cacarica, cuando entre otras atrocidades, los militares y los paramilitares jugaron fútbol con la cabeza del líder comunitario Marino López, obligando a la población a asistir al horror (13). La masacre del Salado es otro ejemplo: los paramilitares torturaron y asesinaron 80 personas mientras un helicóptero del ejército sobrevolaba el pueblo disparando sobre los campesinos; los asesinos hicieron tocar música durante las torturas. Las mujeres fueron violadas y descuartizadas de manera a dejar una huella de miedo imperecedera en la memoria colectiva (14).
Las estrategias empleadas contra el pueblo colombiano, afiladas por “formadores” estadounidenses e israelíes, son también empleadas en otros países como método de control social, contra insurrección o sabotaje: lo vemos en México, Honduras, Perú, Paraguay, y hasta en Venezuela donde la oligarquía recurre de manera creciente al paramilitarismo.
Otro ejemplo de cómo el Estado en Colombia está dispuesto a todo
para servir al Gran Capital, son los “falsos positivos”: son asesinatos de
civiles perpetrados por el ejército, que luego presenta sus cadáveres como
“guerrilleros abatidos en combate”. Estos cadáveres son utilizados en la guerra
sicológica: los medios los exhiben
permanentemente, como “disuasión por el terror”. Se han documentado al menos
5.700 de estos asesinatos (entre las víctimas hay varios niños): es una
práctica común del ejército colombiano, que continúa en 2015, como lo denuncia
el CINEP (17). Pese a las atrocidades perpetradas por el ejército colombiano
contra el pueblo colombiano, los diplomáticos continúan sonrientes, mientras su
gobierno ofrece el país a las multinacionales: todo está en óptimas condiciones
para las grandes fortunas, esos padrinos del mundo capitalista.
Para conseguir la paz en Colombia haría falta el desmonte de la
estrategia de guerra sucia implementada desde el Estado, y cambios
estructurales en el modelo económico que garanticen a todos una vida digna.
Estos cambios imprescindibles han sido reclamados en las Conversaciones de Paz
entre la guerrilla y el gobierno; tanto por la insurgencia de las FARC, como
por las reivindicaciones que el pueblo colombiano a enviado a La Habana. Pero el tema
de “La Paz” ha sido mil veces manipulado por la oligarquía, que es la que le
hace la guerra al pueblo desde hace siglos: las distintas conversaciones entre
la guerrilla y el Estado siempre se han truncado cuando le correspondía al
gobierno concretar cambios estructurales. La oligarquía no está dispuesta a un
cambio de modelo de desarrollo, ni a una reforma agraria, ni a respetar la
soberanía alimentaria; porque es en el actual modelo que se enriquece, a
costillas del pueblo. Tampoco el capitalismo transnacional aceptará que se
cambie el modelo extractivista de la mega-minería y del agro-industrial que
garantiza a los capitalistas un enriquecimiento vertiginoso; y son temas
indispensables para el pueblo: hay contradicciones de clase fundamentales.
En los diálogos de la Habana se han podido conocer las propuestas políticas de la insurgencia sobre infinidad de temas; una documentación muy interesante que lamentablemente ha sido obviada en los grandes
Numerosos pensadores críticos han sido asesinados por el Estado
colombiano, como los profesores Correa de Andreis y Freytter Romero, el abogado
de presos políticos Carlos Salvador Bernal, el periodista Clodomiro Castilla,
etc. Frente a la magnitud de la persecución política, varios pensadores
críticos eligen el camino de la clandestinidad e integran la insurgencia.
La estafa del «todos son iguales»
Pese a la evidencia de una estrategia estatal de eliminación del
pensamiento crítico y la lucha social, desde la USAID es financiada la estafa
del «todos son iguales». Esta estafa incluye el concepto difuso de los “actores
armados”, que pretende equiparar: por un lado el Terrorismo de Estado planificado
para garantizar el saqueo capitalista y desarrollado bajo la doctrina del
“enemigo interno”, que incluye la estrategia paramilitar y todo el apoyo
estadounidense; y por otro lado los movimientos populares constituidos en
guerrillas que tienen claras reivindicaciones políticas contra el saqueo
capitalista.
La USAID pretende imponer esta estafa mediante su privilegio en
los medios , mediante el
financiamiento de ONG´s, y mediante el exterminio del pensamiento crítico.
Miles de pensadores críticos han sido víctimas de desaparición
forzada; otros han sido encarcelados como la socióloga Liliany Obando ,
el periodista Freddy Muñoz (de Telesur), el profesor Miguel Ángel Beltrán,
acusado de ser un “ideólogo de las FARC”, simplemente porque su investigación
académica era sobre la
insurgencia. Otros pensadores críticos han debido exiliarse.
La oligarquía criminaliza el estudio de lo que es parte fundamental de la
historia de un pueblo.
Durante el actual Diálogo de Paz, las FARC han producido hechos
concretos como una tregua unilateral que duró cinco meses, mientras que el
Estado prosiguió la
guerra. Incluso las comunidades campesinas denunciaron que
militares y paramilitares aprovecharon la tregua de la insurgencia para agredir
al campesinado en zonas en las que no se atrevían a ir antes de la tregua (18).
La tregua Unilateral
de la insurgencia finalizó en mayo 2015 tras una masacre de 27 guerrilleros
perpetrada por el Estado colombiano, que bombardeó un campamento insurgente, y
luego asesinó a los heridos a quemarropa mientras estos pedían auxilio(19). Dos
Delegados de Paz de la guerrilla han sido ya asesinados por el Estado
colombiano.
El Terrorismo de Estado continúa en escalada bajo los auspicios
del padrino estadounidense. Varios participantes a los foros temáticos
desarrollados en Colombia, ya han sido asesinados o desaparecidos por el
binomio militar-paramilitar, otros han sido encarcelados.
La guerra económica es el primer verdugo del pueblo colombiano
Los colombianos deseamos una paz con justicia social, porque de
seguir la situación de expolio y explotación actual, no existe verdadera paz
para el pueblo, dado que seguirá siendo víctima de miseria, exclusión, muertes
por enfermedades curables, muertes de hambre, y represión sistemática por parte
de los explotadores. La guerra económica es el primer verdugo contra el pueblo
colombiano; la segunda causa de víctimas es la Guerra Sucia
adelantada desde el mismo Estado y sus aparatos represivos oficiales y
paramilitares; estas son realidades documentadas, sobre las que sin embargo
callan los medios de alienación
masiva. Porque para los propietarios de los medios ,
la muerte del pueblo no constituye una guerra, solamente conciben que hay
guerra desde el momento en que sus intereses son tocados; es solamente a partir
del momento en que hay insurgencias contra el modelo de saqueo, que los
capitalistas definen que hay guerra. Por eso el tema de la paz con justicia
social es clave para el pueblo colombiano, porque no queremos una “paz de los
cementerios” en la que los explotadores puedan seguir capitalizando sobre la
muerte de montañas, ríos y niños.
________________
Referencias: (…)
www.cecilia-zamudio.blogspot.com / La Haine
Texto completo en:
http://www.lahaine.org/acumulacion-capitalista-en-america-latina
Fuente:
http://www.dariovive.org/?p=7321
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