La patronal de
Monsa-Dota apuesta a derrotar la organización de base de los trabajadores
La lucha de la 60 y la tradición de las
comisiones internas combativas
30 de julio de 2015
30 de julio de 2015
Por Ruth Werner (La izquierda diario)
Los trabajadores de la 60 protagonizan un conflicto testigo. No
por nada los medios de comunicación
lo comparan con otros de gran trascendencia como fue en 2009 el de Kraft y el
año pasado, Gestamp, y posteriormente Lear. Como analizaba La Izquierda Diario
ayer, a días de las PASO, el kirchnerismo decidió brindar un gesto contundente
para demostrarle a la clase dominante la "gobernabilidad" de la que
es capaz Daniel Scioli si llega a la presidencia. La lucha de la 60 lleva 35 días de
resistencia contra una patronal que declaró un lockout y dejó en la calle a 53 trabajadores.
En pleno fin de ciclo kirchnerista, las caras del ex carapintada Sergio Berni y
del "sheriff" Alejandro Granados junto a la ráfaga de balas de gomas
y gases utilizadas en las dos represiones del 28 de julio
sobre la Panamericana son solo una muestra de lo que se viene.
Cristina se va en octubre y ha dejado un sucesor. No es un "inocuo"
que “hace la plancha” sino el mismo Scioli que dejó año tras año sin cobrar a
miles de maestros en su provincia, el de la represión al conflicto de Lear, el
que controla un ministerio de Trabajo que en connivencia con las burocracias
sindicales no ha dudado, en medio de sus trampas como la conciliación
violentada en Gestamp, en apelar al contraataque de los gendarmes y la Policía
para ahogar la lucha de la vanguardia obrera. Siguiendo el ejemplo de Lear,
como diría "Carta Abierta" los choferes de la 60 volvieron a traer a
escena ese "teatro político" que es la Panamericana. El progresismo kirchnerista decía en
una de sus cartas, que allí se palpaba una "discusión
ostensible sobre los derechos sociales que emanan de las diversas situaciones
que se producen ante decisiones de gerencias empresariales".
El debate sobre el "delito" que
significa que los trabajadores corten una ruta, volvió a correr por cuenta del
gobierno, la justicia y los medios
de comunicación empezando por Clarín. Las decenas de heridos y hasta un obrero
en terapia intensiva desnudaron, una vez más, las mentiras del relato
kirchnerista.
Pero el pre candidato a gobernador de la
provincia de Buenos Aires por el FpV, Aníbal Fernández, necesitó todavía
sobreactuar sobre lo hecho por Scioli, Berni y Granados: “los de la 60 se creen
que estamos en la Comuna de París” dijo en su habitual discurso matutino. La
comparación con una de las gestas más heroicas de la lucha de la clase obrera
internacional y fuente enorme de enseñanzas para el marxismo, no resiste el
menor análisis. En boca de Aníbal Fernández nombrar al primer gobierno obrero
de la historia tiene el único objeto de tildar a los trabajadores de la 60 de
"zurdos" e "infiltrados". Es el método de Fernández, ya se
sabe, lo que empieza como “chicana” le sigue como patota. El mismo estilo
provocador con que solía atacar a los movimientos de desocupados que fueron
reprimidos brutalmente en la Masacre de Avellaneda, allá por 2002, donde
cayeron Maxi y Darío. El jefe de
gabinete creyó también necesario recordarles a los choferes que "no pueden
hacer lo que quieren".
Es sabido también que para Fernandéz hay que
acatar lo que dice la burocracia sindical, en este caso el Secretario General
de la UTA e integrante de la CATT, Roberto Fernández, es decir, aceptar los
despidos sin hacer absolutamente nada. Ayer por la tarde los trabajadores de la
60 denunciaban que no había habido ninguna solución a sus reclamos. Hoy se espera un nuevo corte de la
Panamericana.
El objetivo detrás del lockout patronal es atacar a la organización
obrera. En la 60 funciona un cuerpo de delegados que desde siempre quisieron
barrer. Lo intentaron de distintas maneras, no pagando los sueldos a los
delegados durante un año y operando mil y un maniobras. Esta organización de
base ha extendido su influencia a otras líneas de colectivos y conformado una
especie de coordinadora llamada "Interlíneas" que nuclea a algunas
empresas importantes de colectivos. Entre los delegados hay trabajadores de
izquierda y peronistas, la mayoría de las decisiones se toman por asamblea,
utilizan la acción directa le guste o no le guste a los dirigentes
burocráticos, buscan la unidad con otros trabajadores y promueven una política
no corporativa hacia los usuarios.
Es esta organización lo que la patronal, el gobierno
y la burocracia de la UTA quieren destruir, un proceso de recuperación del
organismo de base de los trabajadores que levanta cabeza frente a la
colaboración con los empresarios de los dirigentes sindicales. Se trata de un
tipo de organización que tiene su historia en la lucha de clases argentina, esa
que está escrita con mayúsculas, la de las comisiones internas.
Estas organizaciones no pudieron ser
derrotadas ni por la dictadura, ni por la hiperinflación de Alfonsín, ni por el
menemismo, aunque fue con los militares y durante la década neoliberal cuando
sufrieron los golpes más duros. Siempre en nuestro país las comisiones internas
y los cuerpos de delegados permitieron unir por la base a los trabajadores y es
por donde a menudo ha comenzado el enfrentamiento con las patronales y la
burocracia sindical. Lo fue durante el segundo gobierno peronista contra los
Congresos de la Productividad, en la Resistencia Peronista
contra la Fusiladora, y en el ascenso revolucionario de los ‘70, dando origen
al clasismo y a las rebeliones antiburocráticas que parieron las coordinadoras
interfabriles de junio y julio de 1975 contra el Rodrigazo de Isabel y López
Rega. En el ciclo kirchnerista las gestas más aguerridas contra las patronales
y la burocracia sindical fueron protagonizadas por estas organizaciones, sobre
todo cuando estuvieron a su frente direcciones combativas y con peso de la izquierda. Así como los trabajadores muchas veces avanzaron por la
"línea de falla" de las comisiones internas donde la base obrera
tiene un mayor protagonismo, también fue en ellas donde siempre se concentraron
los ataques de las patronales, la burocracia y el Estado. El
kirchnerismo-sciolismo sigue esta línea histórica: lo demostró en 12 años de
gobierno buscando derrotar la lucha del Garrahan, del Casino, Mafissa, Kraft,
Gestamp y Lear.
Pero es también en el terreno fértil de las comisiones internas y
cuerpos de delegados donde el clasismo y la izquierda pueden hundir sus raíces
más profundas. Así se logró hacer en Zanon, en el Subte, en Maddygraf, en
Kraft, en Pepsico. Para Scioli y el kirchnerismo descabezar a la 60 es empezar
un nuevo ciclo dando una fuerte señal de que la rebeldía obrera no será
tolerada, un espaldarazo a una burocracia sindical que se propone como fuerza
de contención frente al próximo gobierno.
La lucha de la 60 concitó una gran solidaridad
de los trabajadores y la juventud y el repudio a la represión de organismos de
Derechos Humanos como el CELS y el CeProDH. Los candidatos de la lista 1 A que se propone Renovar y
fortalecer el Frente de Izquierda, se vienen jugando por la victoria de la 60
ya que contribuye a la preparación de los trabajadores para enfrentar los
futuros intentos de ajuste de los hijos políticos de Menem, se llamen, Scioli,
Macri o Massa. Los candidatos de la lista 1 A han sabido compartir la Panamericana junto
a los trabajadores combativos y aportado al fondo de huelga para que la lucha
no sea quebrada por el hambre, han difundido el programa de los socialistas por
recuperar los sindicatos de manos de la burocracia sindical para convertirlos
en organizaciones que sirvan para la lucha de clases y señalado una perspectiva
que supere el horizonte del sindicalismo y haga fuerte la lucha por la
independencia política de los trabajadores.
Fuente original: http://www.laizquierdadiario.com/La-lucha-de-la-60-y-la-tradicion-de-las-comisiones-internas-combativas
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=201653
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