Scioli y los derechos
humanos en dos informes recientes
Un colapso humanitario en la provincia
de Buenos Aires
que amenaza nacionalizarse
20 de julio de 2015
Por José Schulman (Rebelión)
La violación de los derechos humanos en la Pcia. de Buenos Aires
en dos informes recientes. Un verdadero colapso humanitario provocado por las
políticas de Scioli. Las palabras y los hechos. O será que el futuro es esto?
Se acaban de publicar dos informes sobre la situación de los derechos humanos, uno de mirada nacional, el del Cels, pero con foco en la provincia de Buenos Aires, y el otro, el dela Comisión Provincial de la Memoria, centrado en la
provincia pero con referencias nacionales. Es llamativo que con miradas
ideológicas distintas se llegue a las mismas conclusiones que intentaré resumir
en una primera nota (el problema es tan vasto que requerirá de una serie de
artículos) con las conclusiones más generales.
Veamos algunas afirmaciones dela Comisión Provincial de la Memoria estampadas como
apertura del Prólogo y a modo de anticipo general: “La política criminal
impulsada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires ha desencadenado una
situación de colapso que se traduce en la mayor tasa de encarcelamiento
registrada, la profundización del hacinamiento en cárceles y comisarías, y la
vulneración masiva y sistemática de los derechos de amplios segmentos de la
población, fundamentalmente los sectores populares. Esta situación se agravó
durante la gestión del gobernador Scioli, cuya política de seguridad se
focalizó en la persecución del delito desorganizado y/o de aquellas personas
que integran los eslabones más débiles de las cadenas delictivas. Se
intensificó también el histórico sesgo clasista del sistema penal, colmando las
cárceles y acentuando la estigmatización y la violencia policial hacia los
jóvenes de los sectores populares. Todo esto ha provocado que en la última
década las políticas de seguridad se hayan constituido como un freno a las
distintas políticas de inclusión a través del trato discriminatorio y la vulneración
de derechos. Más aún, la intervención selectiva de las instituciones
policiales, penitenciarias y judiciales en la vida de los pobres genera
específicas y nuevas marcas de vulnerabilidad y sufrimiento que condicionan las
trayectorias familiares. Al mismo tiempo, este tipo de políticas anacrónicas y
violatorias de derechos humanos han sido incapaces de intervenir con eficacia
frente al delito complejo y la diversificación de los mercados ilegales”.
Más adelante agrega: “ha aumentado considerablemente el ejercicio de la violencia policial no sólo en prácticas sistemáticas de torturas y detenciones arbitrarias sino también en el uso letal dela fuerza. La estrategia
de saturación territorial a través de la presencia de efectivos y patrulleros
en el espacio público de un sector de la población estigmatizado como
peligroso, generando situaciones de hostigamiento, maltrato y persecución
arbitraria por parte de la policía, lo que ha incrementado los niveles de
violencia estatal y cercenamiento de derechos”.
Ratifica lo denunciado tantas veces: “la impunidad de los delitos cometidos por las fuerzas de seguridad, que constituyen graves violaciones a los derechos humanos, esla regla. Las
condenas por las torturas infligidas por la policía a Luciano
Arruga y por el homicidio en manos de penitenciarios bonaerenses de Patricio
Barros Cisneros son una excepción que la confirma.”
Puntualiza que “no albergamos ninguna duda que la declaración
de la emergencia en seguridad, vía decreto en abril de 2014, fue la herramienta
normativa que activó una aceleración profunda en el deterioro de la situación
de los derechos humanos en la Provincia, producida por las fuerzas de
seguridad, penitenciarias y policiales al tiempo que minó el financiamiento de
las ya deficitarias políticas de promoción y protección porque reorientó el
gasto a la política represiva. La ecuación no puede ser peor.”
Tentado de seguir citando, me limitaré a consignar las muertes por encierro: “durante 2013-2014 murieron al menos 286 personas bajo custodia del Servicio Penitenciario Bonaerense y al menos otros 18 en comisarías dela Policía Provincial.”
Otras “111 personas “abatidas en enfrentamientos” entre abril
y octubre de 2014.”
y también en los neurosiquiatricos mueren ciudadanos, solo en el Korn “murieron
133 personas entre febrero de 2012 y 2014. Estas 548 muertes, que además son un
sub registro, se produjeron por acción u omisión del Estado; algunas las
produjeron agentes estatales cumpliendo funciones, otras las sufrieron personas
bajo custodia y protección del Estado”.
En el apartado “Democratización de las estructuras de seguridad como condición para la gobernabilidad y la inclusión social”, Capitulo V del Informe 2015 del Cels (Págs. 203 en adelante ) se sigue la misma línea de reflexión y se llega a similares conclusiones, ampliando la mirada a lo nacional, sin dejar de destacar lo grave de las políticas de Scioli en la Provincia: “En los últimos años las iniciativas políticas no avanzaron en afectar de manera estructural los intereses corporativos de la fuerzas de seguridad y los servicios penitenciarios. Que este objetivo no haya estado entre las prioridades del gobierno nacional tuvo y tiene consecuencias graves para la vigencia de los derechos humanos y la gobernabilidad del sistema democrático”.
“Junto con la justicia penal, las policías y los servicios penitenciarios conforman los dispositivos centrales de la administración del castigo. Hoy son estructuras con amplios márgenes de autogobierno, atravesadas por un legado autoritario compartido que las organiza en forma militarizada y vertical y orientadas a combatir a un “enemigo” antes que a resolver conflictos y reducirla violencia. Se trata
de fuerzas violentas y con gran capacidad de daño que concentran violaciones a
los derechos humanos.”
“Durante 2013 y 2014, las decisiones de políticas de seguridad y penitenciarias implementadas en la nación y la provincia de Buenos Aires confirmaron, por acción u omisión, amplios márgenes de autonomía de las estructuras de seguridad. Las policías fueron dotadas de mayores recursos, aumentó su presencia en las calles y, en la provincia de Buenos Aires, las autoridades políticas cedieron mayores cuotas de poder a las cúpulas policiales. En los servicios penitenciarios, se advirtieron graves situaciones de desgobierno político y delegación del manejo de las unidades penitenciarias en estructuras militarizadas y violentas.”
Se acaban de publicar dos informes sobre la situación de los derechos humanos, uno de mirada nacional, el del Cels, pero con foco en la provincia de Buenos Aires, y el otro, el de
Veamos algunas afirmaciones de
Más adelante agrega: “ha aumentado considerablemente el ejercicio de la violencia policial no sólo en prácticas sistemáticas de torturas y detenciones arbitrarias sino también en el uso letal de
Ratifica lo denunciado tantas veces: “la impunidad de los delitos cometidos por las fuerzas de seguridad, que constituyen graves violaciones a los derechos humanos, es
Puntualiza
Tentado de seguir citando, me limitaré a consignar las muertes por encierro: “durante 2013-2014 murieron al menos 286 personas bajo custodia del Servicio Penitenciario Bonaerense y al menos otros 18 en comisarías de
En el apartado “Democratización de las estructuras de seguridad como condición para la gobernabilidad y la inclusión social”, Capitulo V del Informe 2015 del Cels (Págs. 203 en adelante ) se sigue la misma línea de reflexión y se llega a similares conclusiones, ampliando la mirada a lo nacional, sin dejar de destacar lo grave de las políticas de Scioli en la Provincia: “En los últimos años las iniciativas políticas no avanzaron en afectar de manera estructural los intereses corporativos de la fuerzas de seguridad y los servicios penitenciarios. Que este objetivo no haya estado entre las prioridades del gobierno nacional tuvo y tiene consecuencias graves para la vigencia de los derechos humanos y la gobernabilidad del sistema democrático”.
“Junto con la justicia penal, las policías y los servicios penitenciarios conforman los dispositivos centrales de la administración del castigo. Hoy son estructuras con amplios márgenes de autogobierno, atravesadas por un legado autoritario compartido que las organiza en forma militarizada y vertical y orientadas a combatir a un “enemigo” antes que a resolver conflictos y reducir
“Durante 2013 y 2014, las decisiones de políticas de seguridad y penitenciarias implementadas en la nación y la provincia de Buenos Aires confirmaron, por acción u omisión, amplios márgenes de autonomía de las estructuras de seguridad. Las policías fueron dotadas de mayores recursos, aumentó su presencia en las calles y, en la provincia de Buenos Aires, las autoridades políticas cedieron mayores cuotas de poder a las cúpulas policiales. En los servicios penitenciarios, se advirtieron graves situaciones de desgobierno político y delegación del manejo de las unidades penitenciarias en estructuras militarizadas y violentas.”
- “La falta de democratización
de las estructuras de seguridad posibilita, en primer lugar, la
persistencia de hechos graves y reiterados de violencia institucional, y
el sostenimiento de redes de ilegalidad y corrupción insertas en las
estructuras policiales y penitenciarias”.
- “En segundo lugar, implica la
amenaza cíclica a la estabilidad política, en la reiteración de episodios
en los que estas estructuras procuran extorsionar al sistema político para
obtener ventajas corporativas o sumarse al juego desestabilizador de unos
sectores contra otros."
- “Hay una tercera consecuencia
crucial: las policías y los servicios penitenciarios actuales son un
obstáculo insalvable para la inclusión social. Los jóvenes que pueblan los
barrios pobres y las cárceles, quienes deberían ser los destinatarios
privilegiados de un proyecto político-social que procura el crecimiento
con inclusión, están sujetos a rutinas de abuso y violencia policial y
penitenciaria, que afectan a las políticas inclusivas que se pretenden
desarrollar. De esta manera, la faz punitiva del Estado es una barrera que
erosiona los esfuerzos inclusivos que se despliegan desde sus otros
sectores".
Creo, con toda honestidad, que la simple lectura de los textos elaborados por el Cels y
Está claro que Scioli sí tiene una política hacia los derechos humanos, que no es otra que la que aquí se califica como responsable de un colapso humanitario.
A diferencia del gobierno nacional, Scioli casi ni tiene políticas de memoria o de apoyo a los juicios por delitos de lesa humanidad a pesar de contar con una Secretaría de Derechos Humanos de la que mucho no se sabe lo que hace, si hace algo.
Scioli asumió como propio el discurso de la derecha de considerar como la más grave violación a los derechos humanos el cúmulo de delitos menores que ellos llaman “inseguridad”. La derecha clásica estuvo inhibida de defender la impunidad y el capitalismo neoliberal puro por la grave crisis de legitimidad que le generó la resistencia al neoliberalismo de los 90 y el estallido de la crisis del 2001. Pero encontró un camino sinuoso para reinstalar su discurso represor: fue Blumberg el primero en proclamar que la inseguridad era eso que él definía y que era “saturando” de policías las calles el modo de combatirlo. Fue Grondona el que perfeccionó el discurso atribuyendo al “garantismo” judicial, impuesto por los mismos que buscábamos “venganza” contra los represores de los 70 la “debilidad” de la Policía para combatir el delito. Que la propia presidenta llegara a hablar de la “puertas circulares” para los delincuentes da cuenta del recorrido que ha tenido ese discurso y del éxito cultural que han tenido al punto que algunos referentes de la lucha histórica por Verdad, Memoria y Justicia terminen avalando estas políticas abrazados a Generales con graves responsabilidades por el Genocidio.
Scioli fue liquidando paso a paso los pequeños pasos dados en la dirección contraria y asumiendo una política que proclama orgulloso como principal apuesta electoral. Que lo sepan los que llaman a votarlo en aras de un supuesto proyecto latinoamericano de liberación.
Su política, desarrollada a pleno desde el 2014 con
El resultado de tales políticas se podría resumir en tres consecuencias directas y fácilmente comprobables: a) la violación masiva y sistemática de los derechos humanos de cientos de miles de habitantes del cono urbano especialmente; b) la mayor capacidad de presión política que logran estas fuerzas que arrancan concesiones y producen alteraciones de la gobernabilidad (como fue la asonada policial de diciembre de 2013) y c) estas políticas de violencia institucional terminan afectando, neutralizando o esterilizando las políticas de inclusión social que el propio gobierna muestra como su mayor logro político de la década.
Los informes traen toneladas de datos y ejemplos de cada una de las afirmaciones aquí sostenidas. A ellos me remito en primer instancia, y a nuestra experiencia viva de acompañar las luchas cotidianamente desde hace décadas.
Este es Scioli y casi nadie, en el campo de los que luchan por los derechos humanos, se atrevería a discutirlo. Si dos polos de referencia ideológica tan distintos como el Cels y
Pero ha surgido en estos días un argumento algo novedoso.
La alianza de Cristina con Scioli promete, según algunos compañeros, un sistema de acompañamiento que garantiza la vigencia de las políticas de derechos humanos del kirchnerismo.
En primer lugar, y eso será motivo de otra nota, los informes confirman un cambio radical, casi un viraje en las políticas de respeto a los derechos humanos que no sean de Memoria y estimulo a los juicios. La palabra y el accionar de Berni dan cuenta de ello.
Pero hay un episodio reciente que me resulta particularmente sugestivo y es el debate sobre las policías locales. Voy a citar el informe del Cels:
“A poco de asumir, Granados anunció la necesidad de aumentar la cantidad de efectivos de
“Esto dio lugar a una serie de medidas de neto corte punitivista y a la concentración de más recursos en manos de la Bonaerense, en un contexto de ausencia o debilidad de los mecanismos de control sobre
“El debate sobre la creación de cuerpos de policías municipales en los partidos del Gran Buenos Aires se reactivó durante la campaña electoral de 2013. De inmediato se hizo evidente una puja entre propuestas muy diversas: algunas buscaron aprovechar la coyuntura para crear policías con una orientación democrática, mientras que otros proyectos, entre ellos el promovido por el ministro de Seguridad Alejandro Ganados, plantearon la creación de otra fuerza policial que se sumaría a las ya actuantes (Bonaerense y Gendarmería) en el esquema de saturación policial del Conurbano. Distintos sectores del oficialismo provincial llegaron a un proyecto de consenso que fue presentado el 9 de abril de 2014 y que propiciaba la creación de policías locales en distritos con más de 70 mil habitantes. Se trataba de policías de prevención, que dependerían orgánica y funcionalmente del intendente. El proyecto además disponía que los cuerpos de
“El proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados y también, en general, por el Senado provincial el 5 de junio de 2014, pero de inmediato comenzaron las disputas, centradas, por un lado, en los mecanismos de financiamiento y de transferencia de fondos desde la provincia hacia los municipios, y por otro, en el modelo de policía que se pretendía crear.”
“El Frente Renovador se opuso a los artículos que preveían límites para el ejercicio del uso de la fuerza, a través de la prohibición de la portación de armas fuera de servicio, y a las facultades discrecionales, a través de la prohibición de realizar detenciones por averiguación de identidad.. Las declaraciones de otros referentes políticos mostraron que los alineamientos en torno a este tema no coincidían con las fronteras partidarias y que los sectores que respondían al gobernador Scioli compartían con el Frente Renovador su disconformidad con las limitaciones que la ley imponía a la arbitrariedad policial.".
“La discusión en particular del articulado de la ley quedó en punto muerto en el Senado. Finalmente, el gobierno provincial hizo caso omiso al debate parlamentario y creó el 2 de julio de 2014 las Unidades de Policía de Prevención Local a través del Decreto 373/14 del Poder Ejecutivo provincial y de la Resolución 835 del Ministerio de Seguridad.”
“De esta manera, ocurrió lo que ya había sucedido con
A pesar de lo largo de la cita creo que
ilustra mi pregunta: ¿Si Scioli aplicó estas políticas de violación a los
derechos humanos siendo sólo Gobernador y teniendo un Poder Ejecutivo por
encima de él y supuestamente sosteniendo otras políticas, por qué razón
cambiará de políticas si llegara a Presidente?
¿No habrá que buscar en este cambio de paradigma en el uso de las fuerzas policiales y en la búsqueda de relegitimación de las Fuerzas Armadas la razón del acuerdo que coloca a Scioli en la carrera presidencial bendecido por una fuerza que se jacta de su compromiso con los derechos humanos?
¿No habrá que buscar en este cambio de paradigma en el uso de las fuerzas policiales y en la búsqueda de relegitimación de las Fuerzas Armadas la razón del acuerdo que coloca a Scioli en la carrera presidencial bendecido por una fuerza que se jacta de su compromiso con los derechos humanos?
O dicho de otro modo, se puede mantener la tensión entre la coexistencia de políticas de Memoria,
El avance de Scioli hacia
José Ernesto Schulman, Secretario nacional de la Liga Argentina por
los Derechos del Hombre, publica en cronicasdelnuevosiglo.wordpress.com
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=201273
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