“El extractivismo es
autoritario,
contaminador, destructor de la naturaleza”
3 de julio de 2015
3 de julio de 2015
Por Iara Urbina (Gran Angular
Alberto Acosta, político de izquierdas, fue
uno de los padres de la Constitución de Ecuador y ex ministro de Energía y
Minas. Desde esta posición impulsó una iniciativa para no explotar petróleo en
el Parque Yasuní, que fue finalmente archivada por el Ejecutivo de Correa en
2013. Fue presidente de la Asamblea Constituyente (hasta junio 2008). Sus
divergencias con Correa provocaron su renuncia en el cargo. Tras este período,
el economista se desempeña como profesor en la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (Flacso) y ha publicado diversos libros donde critica el
modelo económico imperante basado en la extracción de recursos naturales y
materias primas en toda América Latina. En esta entrevista Acosta señala que
Perú y Ecuador tienen muchas similitudes, ya que ambos son “países producto”,
porque basan su economía en actividades extractivas, que traen como
consecuencia múltiples conflictos sociales.
¿A qué se debe que los países con mayores recursos
naturales tengan mucha pobreza? Los países que tienen
una enorme dotación de recursos naturales, son los que tiene más dificultades
para que crezca su economía, son países que se caracterizan por prácticas
económicas rentistas, por una estructura social marcada por el clientelismo y
por gobiernos autoritarios y represivos; entonces, ¿somos pobres porque somos
ricos? Parecería que hay una suerte de maldición de la abundancia. Hay
quienes dicen que sí se puede salir esa maldición, pero plantean una salida con
una mayor utilización de los recursos naturales, abriendo la puerta a una mayor
transnacionalización de las economías y creo que esa salida neoliberal no da
respuestas adecuadas, tampoco la salida neo-desarrollista de los llamados
gobiernos progresistas que, a la postre, lo que hacen es usar el extractivismo.
Además de la política autoritaria, ¿qué otros factores nos
conducen a la maldición de la abundancia? El extractivismo en sí
es autoritario, contaminador, destructor de la naturaleza, depredador de la
vida y de las comunidades. No puede haber un buen extractivismo, no puede haber
un extractivismo sustentable, ya que es un esquema que sofoca todo lo que tiene
que ver con la vida, sea el trabajo, la comunidad o la naturaleza. Entonces
el punto medular acá es que el autoritarismo es esencial dentro del
extractivismo, debido a que no es democrático porque no hay democracia en un
proceso que está depredando a la naturaleza, la Pachamama (Madre Tierra) y a
las comunidades.
La postura de los gobiernos progresistas, como el de
Ecuador, ha sido la de procurar un mayor acceso y control por parte del Estado
sobre los recursos y beneficios que genera la actividad, sin cuestionarse el
modelo extractivista en sí. ¿Cómo se ha puesto en práctica este reclamo? Bueno, de alguna manera, lo que hay es
un discurso, pero no una práctica. Se habla de la necesidad de que el Estado
tenga una mayor participación en la renta petrolera y en la renta minera, pero
este es un discurso que en la práctica es muy difícil de poner en marcha, en la
medida que el gobierno ecuatoriano sigue dependiendo de las empresas
transnacionales para ampliar la frontera petrolera o para abrir la puerta a la megaminería.
Adicionalmente , la propuesta del Gobierno ecuatoriano dice
que debemos liberarnos del extractivismo, pero ampliando las actividades
extractivas (petroleras, mineras, agrarias) y eso en sí lleva a una enorme
contradicción; es como que un médico le proponga a un paciente-que tiene un
grave problema de drogas-, salir de esa afección aumentando la dosis de
estupefacientes que consume y diciendo que después vamos a necesitar menos
drogas. Eso es una verdadera aberración, es ilógico.
¿El gobierno de Correa está
implementando políticas públicas a favor del extractivismo? Lo que se ha hecho es una mejor
redistribución del ingreso, pero a la vez se ha permitido que los grupos
económico obtengan mayores beneficios; por ejemplo, se ha incrementado mucho la
inversión en salud y está bien, pero no se llega todavía a la meta propuesta
por la Constitución, aprobada incluso con apoyo de este gobierno que se
caracteriza por ser el que mayor tiempo ha estado en función en toda la
historia de la república ecuatoriana, y es el que mayor cantidad de ingresos
económicos ha tenido; ningún gobierno ha tenido tanto dinero como este. Ecuador
exporta petróleo desde agosto de 1972, son casi 43 años exportando. Si ponemos
todos los ingresos petroleros en valor del año 2007 (año en que empieza el
gobierno de Correa) para arriba y hacemos una comparación, este ejecutivo ha
recibido más del 41 % de todos los ingresos petroleros; entonces, con tanto
dinero, se ha realizado una importante inversión en educación, salud, obra
pública, bienestar social, vivienda popular; pero si bien ha logrado reducir la
pobreza medida a través de los ingresos, no ha reducido la excesiva
concentración de la riqueza.
¿Se quiere imponer la megaminería metálica en Ecuador? Ecuador se caracteriza por ser un país
productor, exportamos cacao, banano, espárragos, flores, frutas tropicales,
petrolero, camarones, y ahora el Gobierno pretende transformarlo en un país
minero. Aquí solo hubo la mediana, pequeña, y microminería artesanal; pero
nunca la megaminería.
Los gobiernos neoliberales no lograron abrirle la puerta; sin
embargo, este gobierno progresista lo hace y es una de sus grandes
contradicciones.
¿Por qué se quieren iniciar actividades
extractivas mineras? Porque las reservas de
petróleo están declinando y yo sostengo, como tesis para el debate, que hay una
suerte de ‘ADN extractivista’ en la sociedad ecuatoriana y en las sociedades
latinoamericanas, no somos capaces de imaginarnos un país que no sea
dependiente.
¿La salida es la industrialización? No necesariamente la industrialización
tradicional, sino la construcción de otro esquema de vida, lo que llamamos el
“Buen Vivir”, que es en sí una alternativa al desarrollo y al progreso. El
petróleo sigue siendo una fuente importante de financiamiento de la economía
ecuatoriana, todavía el 50% y, a veces, el 60% de las exportaciones provienen
del petróleo. El 13% del Producto Bruto Interno (PBI) se gesta a través del
petróleo, un 30% de los ingresos fiscales tienen que ver con petróleo, y ahora
el Gobierno está planteando la megaminería; es simplemente pasar de ser un país
petrolero, a ser un país minero. Seguir siendo un país producto sin capacidad
de dar respuestas de fondo, eso no va a resolver la pobreza ni la dependencia.
¿Qué consecuencias traería el extractivismo minero a
grande escala en Ecuador? Sabemos que las
actividades extractivas al ser depredadoras de la vida, provocan muchas luchas
sociales, deterioro ambiental y más inequidad. El hecho aquí es que a través de
una mayor explotación de los recursos naturales, no estamos dando una respuesta
clara y categórica a los problemas. El caso peruano es paradigmático, la
mayoría de conflictos sociales tienen que ver con cuestiones ambientales y con
afectaciones de derechos humanos, provocadas particularmente por la minería y
por el petróleo.
¿Cuál es el marco legal en Ecuador para proteger los
derechos de las comunidades y el medio ambiente? En la constitución de Ecuador tenemos
una serie de normas muy importantes; por ejemplo, el artículo 57 de nuestra
Constitución establece con claridad que en aquellas zonas donde se determine la
existencia de indicios de pueblos en aislamiento voluntario, se deben detener
todas las actividades extractivas. El Gobierno no cumple esa norma, está
abriendo la puerta para explotar el Yasuní, un parque natural donde hay
evidencias de comunidades indígenas. Hay otras normas importantes que no se
aplican como la que manifiesta que el agua es un derecho humano fundamental,
por lo que se prohíbe toda forma de privatización del agua y acaparamiento de
este recurso; es una situación realmente lacerante. Además, la Constitución
prohíbe la importación y los cultivos de semillas transgénicas, pero se está
abriendo la puerta paulatinamente a la llegada de los estos cultivos y de estas
semillas, cambiando la norma constitucional.
El avance de la minería a gran escala
en América Latina ha llevado a sus gobernantes a tener una política de
criminalización de la protesta, en Perú los activistas ambientales vienen
siendo calificados como terroristas antimineros… Lo que se hace en el Perú se hace en el
Ecuador, hay un discurso de desprestigio de ataque en contra de quienes defienden
la vida, se les acusa de terroristas, de infantiles, de locos, igual que en
otras partes de América Latina, militarizan las zonas donde se quiere hacer
actividad petrolera o minera; todavía no ha terminado la colonización, somos
repúblicas, pero repúblicas colonizadoras y eso tiene que decirse con claridad.
¿Qué propone para que Ecuador no se base en el
extractivismo sino en otras formas de economía? Tenemos que entender que se requiere un
proceso de transiciones múltiples para salir del extractivismo; por ejemplo, no
podemos suspender de la noche a la mañana la actividad petrolera, pero no se
puede seguir ampliando la frontera petrolera. Ecuador extrae y exporta petróleo
con alto costo social y ambiental, pero no tiene la capacidad suficiente de refinación
y tiene que importar derivados de crudo para satisfacer la demanda interna.
Gran parte de éstos, se destinan a la generación de energía térmica para
electricidad, generada a través de diesel o de gas. Segundo, habría que
aprovechar mejor las fuentes alternas de energía como la energía solar y la
energía eólica. Tercero y fundamental, plantearnos para qué necesitamos tanta
energía, hay que cambiar la forma de consumir energía. Por ejemplo en el caso
peruano, leí un estudio que demuestra que gran parte de la mayor capacidad de
energía que se está construyendo, no es para satisfacer la demanda de los seres
humanos, sino para satisfacer las demandas de las empresas mineras que generan
una enorme destrucción.
¿Qué se necesita para que Ecuador y Perú sean países
desarrollados? Necesitamos comenzar a
pensar en algo diferente al desarrollo, ya que éste es un mandato mundial que
venimos persiguiendo desde hace mucho tiempo atrás igual que el progreso. En
nombre del progreso y en nombre del desarrollo aceptamos todo, la destrucción
de la naturaleza, la afectación de las comunidades. La pregunta que nos hacemos
luego de tantas décadas de perseguir el desarrollo es: ¿Cuántos países se han
desarrollado en el mundo? El asunto es mucho más complejo, incluso los países
llamados desarrollados están mal desarrollados, tienen un estilo de vida
depredador, que va más allá de su capacidad de incidencia sobre la naturaleza,
están viviendo sobre sus capacidades ecológicas, son países que no han resuelto
sus temas sociales ni sus niveles de inequidad. Además son países que están con
elevados niveles de contaminación. Entonces, ¿hasta cuándo vamos a seguir
persiguiendo ese fantasma que más parece un muerto viviente? La idea es
liberarnos de las ideas de desarrollo y construir el Buen Vivir.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=200638
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