Cómo extinguir a una comunidad indígena en tiempos de
pandemia
En
el Chaco, integrantes de un pueblo qom acorralado entre la cuarentena y los
campos fumigados de Eduardo Eurnekian fueron atacados a balazos cuando salieron
a cazar para comer. En pleno aislamiento, ¿es más fácil sobrevivir al
coronavirus que a la falta de alimentos y agua potable?
Redacción Canal Abierto | Chaco, Pampa del Indio, Comunidad Qom
Campo Medina. Listado de medicamentos escritos en un papel. “Esto es lo que
necesitamos, aquí no hay nada y no nos dejan mover, nuestra
comunidad no tiene qué comer ni cómo buscar los alimentos”. Así
llega el pedido desesperado de David Peñaloza, miembro de esa comunidad.
“Edgardo se recupera lentamente”, dice David sobre su primo, que fue herido con
balas de plomo de alto calibre al intentar salir a cazar. “Pero
también necesitamos medicinas, aquí no tenemos nada. Fue una emboscada”,
desespera el pedido.
Campo Medina es una comunidad indígena Qom de la provincia del
Chaco, departamento General San Martín, cerca del río Bermejo, cerca del límite
con Formosa. Casi tan lejos como el fin del mundo. Más lejos que nunca. Pero si
miramos de cerca las cosas ocurren aumentadas, desconocidas para las mayorías
urbanas, extremas para los pueblos indígenas que las habitan ancestralmente.
Estamos promediando el estado de restricción de movilidad que
asumieron los estados, también los provinciales, que impusieron a sus
poblaciones. La palabra pandemia es largamente conocida. Estamos en cuarentena
obligatoria. Las comunidades originarias también. El pueblo más cercano a Campo
Medina es Pampa del Indio, centro administrativo. Un poco más acá, Presidencia
Roca. También es el lugar donde las comunidades más alejadas van a comprar
alimentos, en general no perecederos. La excepcionalidad de este momento impide a las
comunidades salir de sus territorios.
Campos rigurosamente fumigados
La noche del día 1 de Abril, Edgardo Peñaloza salió a cazar. Era
de noche, atravesó campos propios y tal vez sin saberlo, o porque la necesidad
apremia, también recorrió campos ajenos. ¿Cuán ajenos eran para Edgardo?
“Don Panos” es una
estancia y un emprendimiento que posee tierras lindantes a las de Comunidad Qom
de Campo Medina. Es una explotación agroganadera que desde la década de los
noventa se expandió por la región como una mancha, desmontando y cambiando el
ecosistema de la zona para producir soja, maíz, sorgo y arroz. La empresa forma
parte Unitec Agro S.A. Su presidente y accionista principal es Eduardo
Eurnekian.
La producción es extensiva y el modelo es agroindustrial.
Semillas transgénicas y campos rigurosamente fumigados con agrotóxicos. Las
cosechas millonarias, mientras los pueblos que viven en cercanías permanecen
pobres. Empobrecidos.
El padre de David está postrado desde hace un largo tiempo, tuvo
un ACV, y los problemas respiratorios y temblores en el cuerpo no dejan
de suceder. Trabajó unos años en la estancia lindera y su estado de salud está
directamente relacionado con las fumigaciones. Tiene setenta y dos años y fue
un luchador incansable por los derechos de su comunidad, que apiló
denuncias judiciales contra la empresa “Don Panos”. Así, Mariano
Peñaloza y la comunidad qom lograron una medida cautelar que rige desde el
2012, que impide a la empresa vecina fumigar, aunque esa ley siempre fue
violada y nunca
verificada por las autoridades competentes.
La deriva de la aplicación de venenos fue haciendo el resto. La
vida se volvió extrema y sobrevivir, la ardua tarea diaria. La casa de Mariano
está a pocos metros de esos campos rigurosamente fumigados.
«Alimentarse hoy es improbable, los animales se nos van muriendo
en esta tierra seca, la mandioca ya no crece, los huertos están secos y sin
agua, las chivas muertas de hambre». No lo dice David pero, de lo que antes era
monte y hoy es tierra estéril, la vida emigró a las ciudades donde solo se vive
de changas y en lugares hacinados.
En un informe del grupo de Extensión Universitaria
Viaje a Chaco de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, en
coordinación con la Federación Nacional Campesina del Chaco, la Unión Campesina
del Chaco y la
Asociación Cacique Taigoyic , se
constataron científicamente niveles de contaminación en el agua producto de las
fumigaciones realizadas por la empresa. También en otros lugares de la zona, pero eso se sabrá
después.
Agua contaminada en tiempos de pandemia
“Más de 10.000 personas pertenecientes a la comunidad Qom y que
viven en parajes no contaban con agua de red ni cloacas. Tenían acceso a una
sola sala de salud. Muchas enfermedades relevadas en la población pueden
atribuirse a enfermedades transmisibles por el agua: infecciones respiratorias
y de piel, diarreas, parasitosis. El agua de consumo provenía de aljibes de
recolección de agua de lluvia, de algunos pozos de poca profundidad y de la
distribución en camiones cisterna. Su situación se veía agravada por la
dispersión de plaguicidas provenientes de campos linderos”, explica el estudio. También se
encontraron arsénico en niveles elevados en las aguas de pozo poco profundos,
la sala de salud y el agua que ingresaba a la planta de tratamiento de Pampa del
Indio. Todo se puede leer en el informe universitario realizado entre 2010 y el
2015 por el grupo de extensión.
Hoy las comunidades no tienen agua potable ni sistemas cloacales
suficientes. La empresa vecina Unitec Agro, se benefició desde el 2014 con un
sistema de riego de última generación, financiado por el fondo sojero, para
ampliar la producción de algodón.
Más tarde un
acueducto y una planta potabilizadora anunciada como la mayor obra de
infraestructura de la región llegó a Presidencia Roca. Pero a los parajes como
el de Campo Medina llegan con una sola canilla, no llegan a los
establecimientos educativos en el territorio de las comunidades pero sí a los
campos de las empresas productoras. Una obra millonaria financiada con fondos
del Banco Mundial. Las comunidades se extinguen al ritmo del progreso.
Una cuestión de límites
El monte nativo y su biodiversidad fue desde siempre fuente de
subsistencia para gran parte de los miembros de la localidad, que se dedicaban
a la caza y recolección. Esa noche fatal, Edgardo se vio sorprendido cuando
ya estaba por regresar con algo para poder comer. El guazuncho o corzuela es un animal
que habita estas tierras del noroeste argentino, hoy en peligro de extinción
por su caza furtiva y porque se redujo en extensión y calidad el hábitat que lo
alberga. La producción agroindustrial extendió en forma constante la frontera
de extracción y fue acorralando y extinguiendo la vida de forma inexorable.
David cuenta días después: ”Fueron a cazar guasuncho, cazaban de
noche y volvían porque habían cazado un animal, y los emboscaron, les
metieron plomo por sorpresa, tuvieron que rajar de allí”. Había más personas,
que se metieron al monte, “porque si te quedabas te mataban”, y luego de correr un buen trecho,
Edgardo sintió que estaba herido. Corrieron por su vida. “Las placas que le
sacaron después, tenían un calibre potenciado para caza dijo el médico (foto
principal), le tiraron todo, como para matarlos, si fueran solo policías
tendrían que haber sido balas de goma”. Cuenta David y aclara que ellos
sólo llevaban un arma antigua, del abuelo, elemental y precaria.
Una de las mayores dificultades que atraviesa la población de
Pampa del Indio está vinculada al cierre de comedores que entregaban comida y
el aumento infinito de los precios de alimentos en los comercios locales. Una opción a la que recurren algunos
integrantes del pueblo es acceder a las pocas zonas de monte que quedan en la
localidad para conseguir alimento para sus familias.La paradoja es no poder alimentarse en tiempos de
cuarentena, buscarlos en el monte y encontrar el miedo, y posiblemente la
muerte, en manos de los dueños de estancias o sus empleados.
La receta
Hay recetas y formas para extinguir comunidades originarias que
habitan en los parajes del Chaco. Primero cercarlos, comprarles las tierras
compulsivamente, desmontar cada uno de los espacios que antes eran vitales.
Luego, desarrollar en esos campos una actividad productiva agroindustrial de
escala, utilizar transgénicos pero mejor fumigar rigurosamente. Cuando quede
poco, se podrá perseguir y criminalizar con el poder o la ignorancia de
autoridades conniventes a las familias que van quedando, y si queda algo,
aprovechar estos tiempos de pandemia y virus para reducirles aún más la
movilidad, acaparar el agua, pero sobretodo impedirles que se alimenten, que
sobrevivan .
Investigación y texto: Juan Alaimes
Fuente: https://canalabierto.com.ar/2020/04/20/como-extinguir-a-una-comunidad-indigena-en-tiempos-de-pandemia/
Investigación y texto: Juan Alaimes
Fuente: https://canalabierto.com.ar/2020/04/20/como-extinguir-a-una-comunidad-indigena-en-tiempos-de-pandemia/
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