La enfermedad de la Tierra
26 de abril de 2020
La
pandemia demuestra que la salud de la humanidad depende de la salud del planeta
En el Día Internacional de la Tierra
(22 de abril) más de 500 organizaciones de afectados ambientales y ecologistas
de todo el mundo emitieron un documento global que manifiesta que esta pandemia
demuestra que la salud de la humanidad depende de la salud de la Tierra.
Llama a la acción para volver a hermanarnos y sentirnos parte de
ella, hacer la paz y construir un mundo mejor abandonando el modelo de economía
mundial basada en el crecimiento permanente y el apetito ilimitado por los
bienes de la Tierra, que son la raíz de esta crisis sanitaria y de futuras
pandemias. La proclama Un Planeta Una Salud vincula
directamente la actual pandemia por coronavirus con la destrucción ambiental.
El movimiento ambientalista nació con
las corrientes conservacionistas de fines del siglo XIX en Estados Unidos, que
promovían la construcción de Parques Nacionales como santuarios prístinos de
naturaleza; durante el siglo XX creció un ambientalismo verde en Europa que
propugnaba soluciones técnicas dentro del capitalismo para preservar un
ambiente, que se degradaba aceleradamente.
En este siglo se consolida un
ecologismo que crece desde los afectados ambientales, un ecologismo del Sur del
mundo que cuestiona sistémicamente el modelo de desarrollo. En nuestro país ese
ecologismo popular se expresa en las movilizaciones contra la megaminería en
Esquel, Mendoza, Famatina y Andalgalá; en las luchas contra las fumigaciones,
Monsanto y el agronegocio y en la resistencia al fracking de Vaca Muerta. Para
estas organizaciones y sus hermanas de todo el mundo la pandemia de Covid-19
«es una llamada de atención planetaria de la Tierra a la humanidad. Nos
recuerda que somos uno con la Tierra, no estamos separados/as de ella, que no
somos sus amos/as, dueños/as y conquistadores/as, ni que somos superiores a
otras especies, como el dogma antropocéntrico nos quiere hacer creer”.
“La pandemia nos recuerda que
violamos los derechos de la Tierra y de todas sus especies por nuestra cuenta y
riesgo, y que sería prudente que consideráramos los conocimientos y la
sabiduría ancestrales de los pueblos originarios, guardianes de la Tierra a lo
largo de los tiempos, cuyo profundo respeto por la Tierra se basa en la
conciencia de la interconexión de toda la vida. Dañar una parte
significa dañar el todo”.
“Esta pandemia no es un «desastre
natural», al igual que la crisis de la extinción de especies y los extremos
climáticos no son desastres naturales». Las epidemias de enfermedades emergentes
son antropogénicas – causadas por actividades humanas”.
Una red de vida
interconectada
“La emergencia sanitaria a la que nos
enfrentamos como comunidad mundial está relacionada con la emergencia sanitaria
a la que se enfrenta la Tierra: su constante degradación, la extinción y
desaparición de especies y la emergencia climática. Cuando utilizamos venenos y
agrotóxicos, como insecticidas y herbicidas para matar insectos y plantas en el
modelo industrial de agricultura, producimos desertificación, contaminamos el
agua, el suelo, el aire y destruimos la biodiversidad. Los
agrotóxicos están llevando a la extinción a las especies, incluyendo a los
agentes polinizadores, como hemos visto en la drástica disminución de las
abejas. Cuando hacemos minería metalífera a cielo abierto utilizamos millones
de litros de agua que es esencial para la vida humana y la naturaleza. Cuando
practicamos la fractura hidráulica alteramos la conformación geológica y
aumentamos el riesgo sísmico. Cuando quemamos el carbono que la tierra ha
fosilizado durante 600 millones de años, violamos las fronteras planetarias. Al
industrializar y globalizar nuestros sistemas alimentarios contribuimos hasta
un 50% de los gases de efecto invernadero y el cambio climático es la
consecuencia”.
“La ciencia nos informa de que a
medida que invadimos los ecosistemas forestales, destruimos los hogares de las
especies y manipulamos las plantas y los animales para obtener beneficios,
creamos las condiciones para nuevas epidemias. En los últimos 50 años, han
surgido hasta 300 nuevos patógenos. Está bien documentado que alrededor del 70
por ciento de los patógenos humanos, incluyendo el VIH, el Ébola, la Gripe, el
MERS y el SRAS surgieron cuando los ecosistemas forestales fueron invadidos y
los virus pasaron de los animales a los humanos”.
“Cuando los animales están hacinados
en granjas industriales para maximizar las ganancias, nuevas enfermedades como
la gripe porcina y la gripe aviar surgen y se propagan. La agricultura
industrial intensiva con el uso de agrotóxicos y los sistemas alimentarios
industriales dan lugar a enfermedades crónicas no transmisibles como
malformaciones, cáncer, alteraciones endocrinas, diabetes, problemas
neurológicos e infertilidad. Con las infecciones de Covid-19, la morbilidad aumenta
dramáticamente con estas condiciones preexistentes”.
“Mientras afirma alimentar al mundo,
la agricultura industrial ha empujado a miles de millones de seres humanos al
hambre y este número está creciendo con el bloqueo mundial y la destrucción de
los medios de vida”.
Nuestra salud y la
del planeta es una sola
“Respetar los límites de los
ecosistemas y la integridad de las especies es vital para proteger el planeta y
nuestra salud. Las soluciones al cambio climático son también soluciones para evitar
nuevas epidemias. En el debate sobre la cuestión del cambio climático no se
puede evitar considerar cómo el modelo tecnológico y económico dominante,
basado en los combustibles fósiles, no tiene en cuenta la finitud de los
recursos de la Tierra. Una
economía mundial basada en el mito del crecimiento y el apetito ilimitado por
los recursos de la Tierra es la raíz de esta crisis sanitaria y de futuras
crisis”.
Regresar a la Tierra
“Durante la crisis de la Covid-19 y
mientras salimos de la cuarentena necesitamos aprender definitivamente a
proteger la Tierra, sus sistemas climáticos, los derechos y espacios ecológicos
de diversas especies, y de diversas personas – indígenas, niños, niñas,
jóvenes, mujeres, agricultores/as y trabajadores/as. Para la Tierra no hay
especies prescindibles, no hay personas desechables. Todos pertenecemos y somos
parte de la Tierra”.
“Para evitar futuras pandemias y
hambrunas y un posible escenario de personas prescindibles, debemos ir más allá
del sistema económico globalizado, industrializado y competitivo, que está
incentivan do el cambio climático,
empujando a las especies a la extinción y propagando enfermedades que amenazan la vida. La localización
deja espacio para que prosperen las diversas especies, las diversas culturas y
las diversas economías locales vivas”.
“Debemos pasar de la economía de la
codicia y el crecimiento ilimitado, de la competencia y la violencia, que nos
han empujado a una crisis existencial, a una Economía del Cuidado para la
Tierra, para las personas y para todas las especies vivas”.
“Debemos abandonar la visión
utilitaria, colonial, capitalista y antropocéntrica que nos ha enseñado a
nombrar los dones de la naturaleza como ‘recursos naturales’. Sólo así podremos
reducir conscientemente nuestra huella ecológica: actuando responsablemente
como los antepasados del futuro”.
“Como muestra la pandemia, son las
comunidades alimentarias locales las que pueden proporcionar y distribuir
alimentos con regularidad, mientras que las cadenas alimentarias globalizadas,
en algunas partes del mundo, se derrumbaron e incluso especularon con el
aumento de los precios de los alimentos”
“Contrariamente a lo que se nos hace
creer, no es la globalización la que protege a las personas de las hambrunas,
que ella misma produce y agrava, sino la soberanía alimentaria de los pueblos,
en la que las personas a nivel comunitario tienen derecho a producir, elegir y
consumir alimentos adecuados, sanos y nutritivos, en virtud de acuerdos de
precios justos para la producción y el intercambio local. Los futuros sistemas
alimentarios tienen que basarse en la soberanía de las semillas y la soberanía
alimentaria, en economías locales circulares que devuelvan a la tierra, y con
la garantía de precios justos a los productores”
“La mente mecanicista que domina
nuestras sociedades, crea beneficios corporativos y personales a través de la
extracción y la
manipulación. Las corporaciones y los multimillonarios con
sus acciones han declarado la guerra a la Tierra y han creado las múltiples
crisis del mundo, se preparan ahora para la intensificación de la agricultura
industrializada a través de la digitalización y la inteligencia artificial.
Están imaginando un futuro de agricultura sin agricultores/as, y un futuro de
alimentos falsos producidos en laboratorios. Estos acontecimientos
profundizarán la crisis ecológica, destruyendo la biodiversidad y aumentando
nuestra separación de la Tierra”
“La comida es la red de la vida y
hacer la paz con la Tierra comienza con la comida. Volvemos
a la Tierra cuando cuidamos el suelo y la biodiversidad. Recordamos
que somos humanos porque somos del humus del suelo. Sólo nuestras mentes,
corazones y manos trabajando junto con la Tierra, como parte integral de su
creatividad, pueden sanar la Tierra, proveyéndonos a nosotros/as y a todas las
demás especies de alimentos saludables”.
“Como nos ha enseñado nuestra
experiencia junto con otras organizaciones y redes de concientización sobre la
Tierra para la Libertad de Semillas y la Libertad de Alimentos, los sistemas
alimentarios orgánicos, agroecológicos locales y biodiversos regeneran el
suelo, el agua y la biodiversidad y proporcionan alimentos sanos para todos/as
y fortalecen el sistema inmunológico humano. La riqueza de la biodiversidad en
nuestros bosques, huertas, alimentos y el propio microbioma intestinal conectan
el planeta y sus diversas especies, incluidos los seres humanos. Así, la salud
se convierte en el hilo conductor, al igual que la enfermedad del Coronavirus,
hoy en día, nos lo muestra tan claramente”.
Una guerra contra el
futuro de la humanidad
“Todas las emergencias que amenazan
la vida en nuestros tiempos tienen sus raíces en una visión mecanicista,
militarista y patriarcal del mundo, en la que los humanos están separados de la
naturaleza, como amos de la Tierra que pueden poseer, manipular y controlar
otras especies como objetos para obtener beneficios. También está arraigada en
un modelo económico que considera los límites ecológicos y éticos como
obstáculos que deben eliminarse en interés del beneficio y el poder corporativo
desenfrenado”.
“Las predicciones científicas indican
que si no detenemos esta guerra antropogénica contra la Tierra y su especie,
pronto destruiremos las mismas condiciones que permitieron a los humanos
evolucionar y sobrevivir. La codicia, la arrogancia y la irresponsabilidad
humanas nos llevan a la próxima pandemia y finalmente a la extinción”.
“La Tierra refleja lo que somos. Nos
muestra su interconexión y nos llama a empezar a reconocer sus diversas
inteligencias vivientes: en la red alimentaria del suelo, en las plantas y
animales, y en nuestros alimentos”.
“La Tierra ha enviado un diminuto
virus invisible para ayudarnos a dar un salto cuántico y crear una nueva
civilización planetaria y ecológica basada en la armonía con la naturaleza; que
hoy en día es un imperativo de supervivencia”.
Nuestra resolución
“Al firmar este manifiesto, nos
comprometemos, como coalición planetaria, a instar y exhortar a las autoridades
y representantes de los gobiernos de cada uno de nuestros países, ciudades,
pueblos y comunidades, a que pasen del paradigma de ecocidio que hoy rige
nuestros modelos de productividad, a un paradigma en el que la responsabilidad
ecológica y la justicia económica sean fundamentales para crear un futuro
saludable y vibrante para la humanidad”.
“La verdadera acción contra el cambio
climático significa dejar atrás nuestra civilización basada en la extracción de
petróleo y avaricia e iniciar una nueva era de interconexión y cuidado de la Tierra. Pedimos el
apoyo concertado de las comunidades, territorios y naciones que ponen la
ecología en el centro de un paradigma de una nueva y justa economía del
cuidado”.
“La Tierra nos ha dado un claro
mensaje a través de la
pandemia. Es nuestro imperativo moral, dedicar este momento en
el tiempo para hacer una transición a una civilización ecológica para que
sembremos las semillas de un futuro común para la humanidad y todos los seres”.
“Es hora de abandonar nuestros
sistemas económicos intensivos en recursos y beneficios que han creado estragos
en el mundo, alterando los ecosistemas del planeta y socavando los sistemas de
salud, justicia y democracia de la sociedad”.
“Preparémonos para una recuperación
post Coronavirus en la que la salud y el bienestar de todos los pueblos y del
planeta sean el centro de todas las políticas gubernamentales e
institucionales, la construcción de comunidades y la acción cívica”… Y en ese
camino realizan una serie de propuestas que se pueden consultar en este link donde
figuran también todas las asambleas, redes y organizaciones firmantes e incluso
se puede sumar adhesiones como organización y personales.
* Red Universitaria
de Ambiente y Salud / Médicos de Pueblos Fumigados
Fuente: https://www.elcohetealaluna.com/la-enfermedad-de-la-tierra/
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