Francia: el Covid-19 a la luz de los Chalecos
Amarillos
15 de abril de 2020
Perspectivas de
lucha en la crisis reproductiva: a mediados de marzo, la Francia de Macron
expedía las primeras medidas de combate al Covid-19. A la vez, allí las
reacciones institucionales se insertan en un terreno caracterizado por
contradicciones y conflictos de excepcional intensidad.
Por Francesco Brancaccio y Matteo Polleri (DINAMO Press) |
Traducción: Diego Ortolani (Lobo Suelto).
Cuando arribó el Covid-19 poco antes de
mediado de marzo a Francia, la habitual solemnidad jupiteriana caracterizó el
largo discurso
televisivo a la nación del “presidente de los ricos”. Fueron
anunciadas algunas medidas restrictivas de la circulación de personas
(llegándose más adelante al lockdown general), junto a algunas primeras y
parciales garantías socioeconómicas (prolongamiento de la “tregua invernal”
sobre los desalojos inmobiliarios, nuevos subsidios estatales) y algunas
indicaciones médico-sanitarias (máximo apoyo, también desde el punto de vista
presupuestario, a la sanidad pública, recomendación de normas higiénicas
severas y limitación de los traslados). Más adelante, el Ejecutivo de Edouard
Philippe también decretó la clausura de los comercios no esenciales, subrayando
la estrecha coordinación entre París y Berlín. Las elecciones municipales cuyo
primer turno estaba previsto el domingo 15 de marzo, fueron sin embargo
confirmadas (y sufrieron una gran abstención no habitual en Francia).
Prudencia y
serenidad institucional, confianza en el sistema sanitario universal de la
Republique, responsabilidad civil, unidad nacional y apelación a la cooperación
europea para hacer frente a un desafío que interroga las raíces del modelo de
desarrollo occidental. Ahí estaban las palabras de orden del discurso de
Macron. La estrategia del Gobierno francés, en sintonía con Alemania, parece
por ahora volcada a la construcción de un plan alternativo al modelo
autoritario chino de contención de la epidemia –elogiado por la OMS y que se ha
revelado eficaz en la tutela de las vidas humanas-. Es preciso subrayar que
aquel modelo ha hecho un recurso planificado a las plataformas digitales, al
big data y a las apps de escaneo biométrico gracias a la movilización de
Alibaba, Baidu y Tencent.
Francia, frente a un fenómeno imprevisible
y con un impacto cotidianamente más duro, entró día a día en fases sucesivas de
la epidemia, las cuáles supusieron contención progresiva y garantía de algunas
libertades fundamentales. En este cuadro, más que un
inédito estado de excepción mundial –esto, un espacio homogeneizado por la
anomia- se puede constatar que, por ahora, en los diferentes países se han
estado experimentando medidas administrativas diferenciadas, al centro de los
cuáles las medidas de policía y de restricción de la libertad no pueden ser
aisladas incautamente de la gravedad de la crisis de las estructuras
sanitarias. Tales disposiciones, basadas sobre las previsiones de las
curvas de contagio, y sobre taxonomías que definen cotidianamente los niveles
de morbilidad y de letalidad del virus, no han sido homogéneas entre los
países. No faltaban aquellos que negaban la gravedad de Las perspectivas de mantenimiento de esta gobernanza de la crisis pandémica eran por decir poco inciertas, en particular a la luz del difundirse el miedo en el debate público, favorecida por un mercado de la información pronto, también en Francia, a capitalizar el pánico. Pero lo que resaltaba en primer plano esos días era el contraste entre el miedo provocado por los medios y la activación colectiva que se manifestó en las redes sociales y en las calles. La sociedad que responde a esta crisis no es un espacio vacío sino un tejido viviente de contrapoderes que se ha consolidado en el curso de estos largos e intensísimos años de lucha. En los centenares de grupos de Facebook de los Chalecos Amarillos, verdaderas ágoras del movimiento, ya desde antes de los anuncios gubernamentales se había evidenciado lo contradictorio de sus primeras iniciativas: ¿se tenía seguridad que las medidas fundadas sobre “el principio de proporcionalidad” entre la tutela de la salud colectiva y el funcionamiento de la máquina económica pudieran ser eficaces? Las nuevas clausuras anunciadas sucesivamente mostraban toda la provisoriedad de este “principio”, que hubo de adaptarse a una situación en rápida evolución.
Pero sobre
todo, en el cuadro francés, la difusión del virus y las consiguientes
reacciones gubernamentales se insertan en un contexto que, ya antes de la caza
convulsa al “paciente cero”, no tenía nada que ver con el normal repetirse de la cotidianidad. La
“excepcionalidad” de las intervenciones gubernamentales no se da en una
superficie lisa, sino sobre un plano encrespado de contradicciones y conflictos
particularmente intensos, que se condensan en torno al nodo de la reproducción
social en sus varias declinaciones (fiscalidad, poder adquisitivo, pensiones,
asistencia social, servicios sanitarios, escuelas y universidades). Ello se
entrelaza además con la reivindicación difusa de “justicia ecológica”, devenida
una de las instancias fundamentales en los movimientos franceses.
A este propósito, no se trata simplemente
de repetir, una vez más, que el contrapoder permanente, fluido y a baja
intensidad de los Chalecos Amarillos –reunidos para la
V Asamblea de las Asambleas en Toulouse la semana previa al arribo del
virus-, sigue amenazando el poder constituido, como demuestran las
“manifestaciones salvajes” que atravesaron París en esos días para el
Acto 70. Lo que cuenta, más en general, es que el
complejo de luchas del último período –de la huelga contra la reforma de las
pensiones a la más reciente batalla de los precarios contra la
neoliberalización de la universidad, de los movimientos ecologistas a las
huelgas de los trabajadores de la sanidad en los hospitales, que se prolongaron
por 9 meses-, representa el fondo sobre el cual se jugará una parte relevante
de la partida política de la gestión de la pandemia.Macròn probará sin dudas a transformar este desafío en ocasión de relanzamiento de su proyecto político, fuertemente debilitado, y hasta hace pocos días, en caída libre en los sondeos en algunas de las ciudades más importantes. Pero este relanzamiento, como sabemos, no podrá más que darse sobre el plano europeo, es decir en la puesta en rediscusión de las férreas reglas del neoliberalismo sobre las cuales Macron ha fundado hasta ahora su proyecto. En el plano interno, hay que notar que tal estrategia tiene como protagonistas dos de las instituciones más “estresadas” en los últimos años: el servicio de asistencia socio-sanitaria, y en el caso de las prohibiciones de circulación, la policía y
La apelación de Macron a la cohesión europea para construir una respuesta a la crisis, alternativa a los repliegues soberanistas de ultraderecha y sus clausuras ultranacionalistas se acompaña, por otra parte, de la confirmación de la aprobación de su proyecto previo de reforma neoliberal de las pensiones con el procedimiento del 49.3, que se salta el debate parlamentario, y por el rechazo de retirar la reforma al seguro de desempleo, como ha sido reclamado por los sindicatos y por las y los desocupados en lucha. Elecciones particularmente discutibles y resistidas, tanto más en un cuadro de emergencia sanitaria con repercusiones sociales radicalmente desiguales. En las universidades y en las escuelas, en tanto, los y las precarias, los y las docentes, desde hace meses en movilización contra la reforma de las pensiones y contra la Ley de Programación Anual de la Investigación, y ahora constreñidos a quedarse en casa por el lockdown, reivindican el pago de las prestaciones laborales interrumpidas, oponiéndose a las disposiciones relativas al teletrabajo.
El movimiento de huelga de las universidades podría ahora prolongarse en forma de oposición a la uberización de la investigación y de
Entretanto, en
los hospitales la tensión ya estaba en las nubes, y el personal sanitario nos
muestra con su coraje la función indispensable de la sanidad pública en el
cuidado y la reproducción de la sociedad. Antes que acreditarse como autoridad
moral, despolitizada y tecnicista, en Francia las figuras de las y los médicos
y trabajadores sanitarios han sido investidas por significativos procesos de
conflicto, como testimonian las movilizaciones permanentes de los y las
trabajadoras del sector sanitario, las reivindicaciones de los Chalecos
Amarillos a propósito de la salud, y la fuerte adhesión de las y los médicos,
enfermeras y enfermeros a las huelgas contra las reformas de las jubilaciones.
Las condiciones de trabajo de estos sectores son terreno de enfrentamiento con
el Ejecutivo desde hace meses.
La tensión interna en los
hospitales no hace más que sumarse a las dificultades producidas por el
contagio, como recientemente declaró el
director del sistema de salud de ¿Prefiguraciones de posibles redefiniciones de las luchas del ámbito reproductivo dentro de la emergencia sanitaria? A hoy, resultan difíciles. De lo que se puede estar seguro es que el equilibrio sobre el cual se juega la estrategia macroniana de gestión de la epidemia es frágil. Eventuales medidas de ulteriores suspensiones diferenciadas de la socialidad, económicamente desiguales y orientadas a garantizar la extracción de valor, podrían ser objeto de contestación en los lugares de trabajo, donde desde hace meses la cotidianidad es signada por paros y huelgas.
Paralelamente, la reivindicación de la independencia de la sanidad de la lógica del mercado, sostenida por Macron en su discurso a la nación, podría constituir un terreno fundamental sobre el cual presionar, haciendo explotar las contradicciones internas de su programa político. En fin, el mismo espacio de la “cuarentena”, podría permitir la experimentación de formas de solidaridad y de conflicto, como algunas experiencias italianas comenzaron a indicar, a partir de la reivindicación de un “ingreso de cuarentena”. Estos terrenos repondrían entonces al centro de la lucha aquella potencia de la fraternidad vivida por más de un año en las rotondas y en las asambleas de los Chalecos Amarillos.
En suma, la
tentativa de recompactamiento nacional y relanzamiento político intentada por
Macron augura de todo menos que esté descontada, y no se puede excluir que las
medidas para responder a una eventual crisis reproductiva produzcan una
profundización del surco que ya separa poder político y sociedad. En tal
escenario, el tejido afectivo sedimentado por las
luchas de los últimos años –que se ha revelado hasta ahora capaz de invertir
las pasiones tristes en indignación y gozo-, se tendrá que medir con una
renovada regurgitación hobbesiana de angustia y miedo y, al mismo tiempo, con
la urgencia de profundizar las redes de mutualismo y de cuidado colectivo hasta
hora desarrolladas. Entre las tantas lecciones de los Chalecos
Amarillos, no es la última aquella de dar vida a discursos sobre la
“vulnerabilidad” en la organización del conflicto, gracias al protagonismo de
mujeres, ancianos y personas con discapacidades en el movimiento, y a través de
la puesta en práctica de politizaciones de la experiencia cotidiana y puesta en
común de los sufrimientos.
La
imagen de cubierta fue tomada de la página de Facebook de “Cerveaux non
disponibles”.
Traducción:
Diego Ortolani para Lobo
Suelto. Fuente: DINAMOpress.
Fuente: https://www.anred.org/2020/04/15/francia-el-covid-19-a-la-luz-de-los-chalecos-amarillos/
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