Investigación revela efectos del fracking
en fuentes de agua potable
6 de abril de 2016
Un estudio de caso sobre un pequeño pueblo del
estado de Wyoming, en Estados Unidos, revela que algunas prácticas comunes en
la industria del fracking podrían tener un amplio impacto sobre el agua
potable.
Por: Rob
Jordan / Traducción: Nancy
Viviana Piñeiro
Hay una sola industria a la que se
le permite inyectar químicos tóxicos en fuentes subterráneas de agua potable:
la industria del fracking. La actividad ha sido motivo de
preocupación para la clase política estadounidense y para las comunidades de
todo el país, pero quizás para ninguna lo haya sido tanto como para Pavillion (Wyoming),
pequeño pueblo de 231 habitantes.
Un nuevo
estudio realizado por científicos de Stanford y publicado en la revista Environmental Science & Technology concluye por primera vez que las operaciones de fractura hidráulica
llevadas a cabo cerca de Pavillion, han tenido un claro efecto en las fuentes
subterráneas de agua potable. La investigación describe un
panorama de prácticas poco seguras, entre ellas, el vertido de fluidos de
perforación y producción que contienen gasoil, altas concentraciones químicas
en piletas a cielo abierto y una falta de cementación adecuada para proteger
el agua subterránea.
El área de explotación ha estado en
manos de distintas empresas desde 1960, pero fueron los operadores de fracking quienes han utilizado ácido y
tratamientos químicos para fracturación hidráulica a poca profundidad, en el
mismo nivel en el que se hallan los pozos de agua de la zona.
“Este es un llamado de alerta”,
dijo el autor principal del estudio, Dominic DiGiulio, profesor invitado de la
Facultad de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de la Universidad
de Stanford. Y agregó: “Es totalmente legal inyectar fluidos de estimulación en
fuentes subterráneas de agua potable, lo cual podría tener un amplio impacto en
el agua”.
“Décadas de actividades
industriales en Pavillion ponen a las personas en riesgo. Esto no es lo que
indican las buenas prácticas para la mayoría de las compañías perforadoras”,
manifestó el coautor de la investigación, Rob Jackson, profesor de la misma
facultad.
Como parte del agua que se inyecta
en el subsuelo, las empresas utilizan compuestos no divulgados que pueden
contener químicos peligrosos como el benceno y el xileno. Cuando el agua
residual vuelve a la superficie suele contener estos químicos junto con una
serie de otras sustancias naturales potencialmente peligrosas.
“No existen normas que prohíban a
las empresas hacer esto mismo en cualquier sitio”, dijo Jackson, que además es
investigador emérito en el Instituto
Stanford Woods del Medio Ambiente y
el Instituto
Precourt para la Energía.
El estudio, que utiliza registros
de dominio público y documentos obtenidos mediante la Ley por la Libertad de la
Información (FOIA, por su sigla en inglés), es parte de la investigación que
realiza Jackson sobre el fracking a poca profundidad y sus efectos en
aguas subterráneas. Él y sus colegas han estado al frente de varios estudios a
lo largo y ancho del país y en el Campo Pavillion, un área situada en la cuenca
del río Wind, perforada por más de 180 pozos de petróleo y gas, algunos tapados
y abandonados.
En
2008, los habitantes de Pavillion se quejaron del mal olor y sabor del agua
potable y plantearon que esto podría estar relacionado con dolencias físicas. En 2011, la Agencia de Protección
Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) emitió un informe preliminar que colocó
al pequeño pueblo en el epicentro de un debate cada vez más amplio sobre el fracking.
El informe
mencionado, que vinculaba el fracking de poca profundidad con compuestos tóxicos
hallados en acuíferos, fue duramente criticado por la industria
de la perforación y los entes reguladores de petróleo y gas. Tres años después,
sin haber concluido la investigación, la EPA dejó el informe en manos del
estado de Wyoming. Este hizo públicos una serie de informes sin conclusiones
firmes y el mes pasado anunció que no tiene planes concretos para continuar con
el estudio. Mientras tanto, la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de
Enfermedades aconsejó a los habitantes de la zona que evitaran utilizar el agua
corriente para bañarse, cocinar o para consumo.
Ahora, el
nuevo estudio de Stanford da un paso más que el informe de 2011 de la EPA y documenta no sólo la presencia de químicos del fracking en fuentes subterráneas de agua potable sino
también por qué estos hacen que el agua resulte insegura para el consumo humano.
El
efecto dominó va mucho más allá de Pavillion.
“Las condiciones geológicas y del
agua subterránea en Pavillion no son únicas en la región de las Montañas
Rocosas”, dijo DiGiulio, “esto indica que el efecto en las fuentes de agua
subterráneas como consecuencia de la extracción no convencional de petróleo y
gas podría ser más generalizado”.
Para evitar lo ocurrido en
Pavillion, Jackson y DiGiulio aconsejan realizar más investigaciones y
establecer regulaciones que limiten el fracking de poca profundidad, a la vez que
exijan mejores tuberías de revestimiento. El estado de Wyoming no exige la
cementación de las tuberías de revestimiento de superficie, y sólo dos estados,
Colorado y Texas, tienen disposiciones especiales para la fractura hidráulica
de poca profundidad. Sin embargo, poco sirven las precauciones si no se asegura
su cumplimiento, algo que la EPA ha hecho a medias, según afirma Jackson.
Y agregó: “La
EPA se ha desvinculado una y otra vez de aquellas investigaciones que indicaban
posibles daños a las personas y el ambiente” como resultado de los efectos del
fracking en las aguas subterráneas.
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Contactos:
Dominic
DiGiulio, Stanford School of Earth, Energy & Environmental Sciences: (580)
279-9283,ddigiuli@stanford.edu
Rob
Jackson, School
of Earth , Energy &
Environmental Sciences: (650) 497-5841, rob.jackson@stanford.edu
Rob Jordan,
Stanford Woods Institute for the Environment: (650) 721-1881, rjordan@stanford.edu
Stanford Report (Publicado originalmente
el 29/03/2016)
Fuente: http://www.opsur.org.ar/blog/2016/04/06/investigacion-de-la-universidad-de-stanford-revela-efectos-del-fracking-en-fuentes-de-agua-potable-2/
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Alto Valle Perforado
10 de diciembre de 2010
La extracción de hidrocarburos y
actividades anexas se sitúan, desde el imaginario colectivo, en zonas rurales,
alejadas de los principales centros urbanos. Incluso, entre los argumentos para
sostener que es segura la utilización masiva del fracking, se dice que en las
zonas afectadas no vive gente, que son desiertos.
¿Pero es realmente así? Decidimos
recorrer las zonas urbanas de la Norpatagonia, de oeste a este y viceversa, por
tierra y por aire, escribiendo, fotografiando y escuchando la vida cotidiana de
las numerosas poblaciones comprendidas. Lo que encontramos fue una gran
cantidad de petroleras emplazadas en la región con dinámicas complejas y
conflictivas en cada uno de los lugares. En nuestro viaje nos guió una
pregunta: dentro de la economía hidrocarburífera en el Alto Valle, ¿cuál es el
rol de los centros urbanos, cuál es el papel de quienes los habitan?
En función de estos puntos hemos
dado el nombre a la
serie Alto Valle Perforado. A través de esta herramienta,
esperamos continuar aportando a la organización y el pensamiento crítico ante
el avance del extractivismo petrolero.
Fuente: http://www.opsur.org.ar/blog/2015/12/10/alto-valle-perforado/
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