"Nuit Debout", la indignación prende en Francia
13
de abril de 2016
Las protestas
contra la Ley del Trabajo han tornado en un movimiento contestatario que hierve
en las plazas de decenas de ciudades.
Por Periódico
Diagonal
“¡El 31 de marzo no regresaremos a
casa!”. Con esta frase, un pequeño colectivo de activistas llamado
Convergence des Luttes (Convergencia de Luchas) lanzó una convocatoria, con el
hashtag #NuitDebout, de ocupación de la céntrica plaza parisina tras una
jornada de movilización nacional convocada por sindicatos y organizaciones
estudiantiles contra la
Ley El Komhri (por el apellido de la ministra del Trabajo),
una propuesta de flexibilización del mercado de trabajo lanzada por el actual
Gobierno socialista y rechazada por más de la mitad de los franceses.
Desde el 31 de marzo se suceden en toda
Francia asambleas multidudinarias en ciudades como París, que empiezan al
atardercer y se prolongan hasta bien entrada la noche, con múltiples
actividades (como talleres y debates de todo tipo y hasta una biblioteca, una
universidad popular, una enfermería, una cantina, una radio y una televisión
que emiten en directo desde la plaza de la República). Una toma popular que termina cada día de madrugada con la
intervención de la policía y los equipos de limpieza municipales. A diferencia
del 15M, las acampadas en las plazas no se permiten. En Francia, todo suele ser
más controlado e institucionalizado que en los países de la periferia de
Europa.
Convergencia de luchas
“Venimos del mundo del trabajo
precario, el desempleo, el antirracismo, el antisexismo, la antihomofobia, las
luchas por el derecho a la vivienda y los de los inmigrantes sin papeles…”, explica a Diagonal Simon, dramaturgo en la treintena, miembro de
la comisión de coordinación de la Nuit Debout en París.
“Es un movimiento no vertical y sin
líderes, de convergencia de luchas. Buscamos crear algo nuevo e inédito. Somos
más ambiciosos que un partido político”, prosigue Simon
bajo uno de los toldos de la plaza que protegen hoy del sol pero otros días de
la lluvia –la primavera es intempestiva en París– y que cada día deben montar y
desmontar tras el desalojo policial.
La resistencia frente a un cerco policial cada vez más
omnipresente es uno de los interrogantes para la continuidad de un movimiento
que se ha desmarcado de los diversos enfrentamientos directos que ha habido
hasta ahora con la policía.
En los grandes medios
de comunicación franceses proliferan las críticas sobre una supuesta falta de
concreción en las demandas del movimiento. Para Simon, de momento, esto no es
en sí un problema: “En
las diferentes comisiones se debaten temas muy concretos, justo estamos
empezando a conocernos, hemos empezando a caminar para ir muy lejos”.
Frédéric Lordon, economista crítico y una de las voces más
ovacionadas en las asambleas de París, a pesar de que él y el movimiento mismo
escapan por ahora de todo liderazgo, apeló en la asamblea del pasado sábado a
fijarse objetivos concretos e intermedios
como la lucha contra la Ley del Trabajo. Aunque recordó que “no
estamos sólo contra esa ley, sino contra su mundo, el mundo en que los
trabajadores viven bajo el miedo y el poder de un patrón que tiene en sus manos
su supervivencia misma”.
Como medio, Lordon propuso la huelga general (“hay que bloquearlo
todo para que todo se desbloquee”), y entre sus propuestas, la de una nueva
Constitución social. Una comisión ya trabaja en la plaza para poner en marcha
una Asamblea Constituyente.
Otra de las preocupaciones de la Nuit Debout es “salirse
de sí mismos” y extender el
movimiento hacia el ámbito rural y las periferias urbanas, donde vive
mayoritariamente la población socialmente más excluida y de origen migrante –la
fractura de la herencia colonial sigue en la Francia del siglo XXI–.
Así lo exhortaba en una de las asambleas el periodista François
Ruffin, uno de los instigadores de este llamado 15M francés, o Almany Kanoute,
líder comunitario de la banlieue sur de París invitado a la asamblea en la República. Como
explica el sociólogo Nicolas Framont, el movimiento está mayoritariamente
constituido por jóvenes de clases medias diplomadas, que pueden ser precarias,
pero ligadas al mundo artístico e intelectual.
Sin embargo, esta composición ha ido diversificándose, sobre todo
durante los fines de semana, en los que acuden familias enteras y personas de
todas las edades y orígenes distintos. Por otra parte, la voz de colectivos de
refugiados y migrantes sin papeles está muy presente en un movimiento que se
reclama a sí mismo “la voz de los sin voz”.
Es muy pronto para poder decir si este movimiento, nacido hace
pocos días, va a perdurar y amplificarse en Francia, un país acostumbrado a la
institucionalidad política, ya sea sindical o partidista, y con una crisis
económica existente y unas políticas de austeridad emprendidas aunque no
comparables a las de un sur de Europa, que ha visto nacer los últimos años
importantes movimientos de protesta, como en España o Grecia.
Sea cual sea su futuro, las protestas contra la ley del trabajo
siguen en el país –las próximas están convocadas para el 28 de abril– y la
actividad no para de aumentar en decenas de plazas de un país que se ha puesto
de nuevo en pie.
El Gobierno se fractura
Los sindicatos y organizaciones estudiantiles que apoyan la Nuit Debout mantienen
las propuestas contra la
Ley El Khomri , y con ellas el espectro de las últimas grandes
protestas que bloquearon el país hace una década contra otra ley laboral
juvenil. Las ofertas que el Ejecutivo de Manuel Valls anunció el 11 de abril
(500 millones de ayudas para la inserción profesional de los jóvenes) no han
calmado los ánimos.
También circulan rumores sobre el posible abandono de la ley por
parte de un Gobierno que pasa sus peores momentos. La popularidad del
presidente Hollande está bajo mínimos a un año de las presidenciales y la
fractura prosigue en el gabinete dirigido por Valls. La ministra de Justicia,
Christiane Taubira, dimitió en enero por la polémica reforma de la nacionalidad
francesa, medida anunciada tras los atentados en París.
Ahora, el ministro de Economía, Emmanuel Macron, uno de los más
liberales del Ejecutivo, ha anunciado la creación de un movimiento político
propio en vistas a los comicios presidenciales.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article11794
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