Descapitalización
K del Banco Central
25 de agosto de 2015
25 de agosto de 2015
Por Héctor
Giuliano*
El Banco Central de la República Argentina
(BCRA) ha sido llevado bajo la administración Kirchner
a la insolvencia y la iliquidez por haberlo puesto al servicio del sistema de
la deuda pública perpetua del Tesoro.
El Banco ha devenido así no sólo el principal sostén de la
política de pagos de la deuda externa con reservas internacionales y fuente de
fondos para sufragar el déficit fiscal en pesos sino además una ventanilla
adicional del endeudamiento del Estado, con deuda que también se toma sin
capacidad de repago.
Por eso, la supervivencia financiera del BCRA depende hoy de la
permanente refinanciación y aumento de sus pasivos con el sector
bancario-financiero, local y externo.
Esta gravísima situación se oculta a la opinión pública y en
ello son cómplices el oficialismo, la oposición política y los grandes medios de información del establishment.
Vaciamiento de las
Reservas
Durante la administración Kirchner salieron del país divisas
por valor de más de 90.000 MD. No se trató de un mecanismo de fuga oculta o
ilegal de capitales sino de operaciones lícitas aceptadas por el BCRA. Incluso
se llegó a estimular la salida de estos dólares bajo la idea de que un “exceso”
de moneda extranjera acentuaría la apreciación del peso. Durante largos años
del gobierno K se permitió –por otra parte- que un gran porcentaje de las
exportaciones argentinas se liquidasen en el exterior sin necesidad de traerlas
al país (caso minería, petróleo y granos).
Hoy el stock de Reservas Brutas del BCRA –según datos al 31 de
julio de 2015– es de 33.900 MD y el sostenimiento de este nivel es cada vez más
gravoso porque las reservas se compran con deuda.
Sólo un tercio de las reservas totales son propias del BCRA:
7.700 MD corresponden a Cuentas corrientes en otras monedas (que son los
encajes bancarios por depósitos en dólares) y 13.900 MD corresponden a Otros
Pasivos (constituidos por préstamos de otros bancos centrales, como el Banco de
Francia, el BIS de Basilea y –sobre todo- el Banco Popular Chino, a través de
un swap por el equivalente de 11.000 MD, de los que el gobierno lleva
utilizados 8.000-8.500 MD).ii
En total, y sumando a estos dos rubros los Medios de pago en
otras monedas (unos 500 MD, que son en su mayoría Certificados de Depósito para
Inversión) esto da que 22.100 MD son pasivos directos del BCRA en moneda
extranjera que, deducidos de las reservas brutas, dejan un saldo real de reservas
propias de sólo 11.800 MD (un nivel muy poco superior al stock de divisas que
tenía el país en el momento del default de Diciembre de 2001).iii
Si a este saldo se le restara el stock de deudas a corto plazo
por Lebac/Nobac –que equivale a casi 40.000 MD– el desequilibrio consiguiente
liquidaría toda posibilidad de controlar la política monetaria, cambiaria y
bancaria por parte del BCRA.
Es obvio que si la Argentina no tuviera semejante problema de
reservas netas o disponibles el gobierno K no necesitaría mantener el cepo
cambiario como lo hace actualmente.
La Argentina hoy ya no dispone de superávits gemelos –fiscal y
externo– y el saldo de Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos es fuertemente
negativo, por lo que el gobierno no puede comprar las divisas provenientes de
la liquidación de exportaciones con recursos propios sino que lo hace con
deuda; y para ello apela a un mecanismo de triangulación vía Lebac/Nobac.
Endeudamiento
cuasi-fiscal
Las Letras/Notas del BCRA –fundamentalmente las Lebac– son obligaciones
a corto plazo (menos de un año) que el banco utiliza como instrumento de
regulación monetaria para retirar dinero del mercado (pagando interés). El
monto de estas Lebac ha venido aumentando extraordinariamente bajo la administración K ,
sobre todo -y más aceleradamente- en los últimos años, llegando hoy a un stock
de 355.900 M$, equivalentes a 38.700 MD (casi 40.000 MD, siempre con datos al
31.7).
Para reponer reservas con deuda y/o aumentar el stock de las
mismas el gobierno realiza una maniobra en tres pasos empleando las Lebac: El
BCRA emite dinero sin respaldo para comprar dólares (dólares que luego le
presta al Tesoro para que éste pague deuda externa con terceros: acreedores
privados y organismos financieros internacionales).iv
Como el dinero emitido incrementa lógicamente la Base Monetaria (BM)
y presiona sobre el nivel de los precios (inflación por exceso de emisión sin
correlato en el crecimiento económico) el mismo BCRA coloca entonces Lebac en
el mercado financiero para absorber o esterilizar el dinero emitido.
Estas Lebac – que en su mayoría son a 90-110 días de plazo –
devengan intereses del orden del 28-30 % anual y pasan a constituirse en la
mayor parte de la deuda cuasi-fiscal o pasivo del BCRA – después de la BM - con
lo que se cumple la regla citada de que las divisas de las reservas se compran
con deuda.v
Este conjunto de obligaciones del BCRA – desde un punto de vista
potencial, debiera restarse también de las Reservas Brutas porque constituye
una enorme masa de dinero que si no es remunerada con tasas positivas de
interés terminaría yéndose al dólar, con el consiguiente desequilibrio
explosivo del tipo de cambio.vi
El gobierno K evita o dilata esta crisis de deuda
retroalimentando permanentemente – a través de sus colocaciones semanales de
los días martes - la totalidad del stock de tales Lebac vía renovación a su
vencimiento y emisión de letras adicionales (hoy llegadas a un tope de
tolerancia financiera para el BCRA).vii
Este mecanismo perverso de subordinación financiera del Estado a
los Bancos –que se administra a través del BCRA– constituye una de las formas
más graves de subvención al sistema financiero.
Subsidio al sector
financiero
El altísimo costo financiero para el Estado Argentino producido
por esta dependencia del BCRA con respecto a los grandes bancos es difícilmente
mensurable dado sus efectos directos pero también indirectos.
El año pasado –según los datos del Balance General al
31.12.2014– los Intereses Ganados por la colocación de Reservas
Internacionales, traducidos a pesos, fue de sólo 142 M$ mientras que los
Intereses Perdidos o Pagados durante el Ejercicio (prácticamente abonados en su
totalidad por Lebac/Nobac) fueron de 42.200 M$.
Esto quiere decir que el costo de endeudarse para comprar
reservas es 300 veces más caro que la rentabilidad por la colocación de tales
reservas (!). La rentabilidad promedio de las reservas fue menor al 0.05 %
mientras que la tasa promedio pagada a los bancos por las letras del BCRA fue
del 15 %. En la actualidad, siendo que el BCRA viene colocando deuda al 28-30 %
anual por las Lebac se estima que los intereses a pagar este año no bajarían de
los 90.000 M$.
Los subsidios dados por la administración K
a los bancos multiplican los privilegios de rentabilidad del sector:
Las colocaciones semanales de Lebac/Nobac se hacen casi todas
por los montos ofrecidos por las entidades financieras - renovaciones y nuevas
deudas – que son muy superiores a los requeridos normalmente por el BCRA.
El BCRA subsidia adicionalmente a los bancos por medio del
sistema de Pases Pasivos (toma de dinero a sólo 1 ó 7 días).viii
Bajo estas condiciones, no es casual que el sector
financiero-bancario sea el que tenga los mayores niveles de ganancia en la Argentina K.
Paralelamente –y en gran medida como contrapartida- la situación
real del BCRA no puede ser peor debido a una combinación insostenible:
a) falta de reservas propias, con sobre-endeudamiento consiguiente
para comprar divisas vía Lebac/Nobac (con bancos locales) y vía Otros Pasivos
(préstamos de bancos centrales extranjeros),
b) bajísima calidad de sus activos en títulos públicos que no
tienen capacidad de repago (Letras intransferibles entregadas por el gobierno
para pagar deuda externa con reservas), y
c) aumento extraordinario de la Base Monetaria para
sostener la recompra de reservas (según la política de compra de divisas con
deuda).
Con el agravante que pese a esta descapitalización estructural
el BCRA – junto con la ANSESix y el Banco Nación x -es uno de los principales
entes financieros públicos que transfiere fortísimas “utilidades” al Tesoro.xi
La clase política y sus “equipos técnicos”– del oficialismo y de
la oposición – así como el establishment económico-financiero debieran
responder en forma concreta a este interrogante que plantea qué medidas
tendrían que adoptarse frente al problema de tal descapitalización mayúscula
del BCRA (como no sea proponer la toma de más deuda), ya que el tema constituye
un punto clave dentro de la herencia de nuevo endeudamiento K.
Paradójicamente, fue el Kirchnerismo que promovió la última
reforma de la Carta
Orgánica del BCRA con el objetivo declarado de ponerlo al
servicio de “la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y
el desarrollo económico con equidad social.”
Ésta parece ser la manera en que, pese a sus discursos “para la
galería” (discursos tradicionalmente contradichos por la realidad), la
irresponsabilidad del gobierno Kirchner – por ineptitud y/o por complicidad –
termina siendo funcional así a los intereses del Capital Financiero.
NOTAS: (...)
Fuente: http://www.agenciacta.org/spip.php?article16963
No hay comentarios:
Publicar un comentario