“En Francia
hay una sensación de que la democracia tal cual como está no representa a
nadie”
7 de abril de 2016
El periodista y poeta Marco Teruggi habló con La Revancha (FM La Tribu)
desde Francia, sobre el
movimiento que por estos días protesta en las calles francesas contra un proyecto de flexibilización laboral.
Por La Revancha. Foto : EFE
¿Cómo se vivió la
jornada después de la gran movilización del 31 de marzo con este proceso de
asamblea que se están dando en la Plaza de la República, y cómo evaluás esta
experiencia en las calles que se está dando en Francia?
Ya se puede decir que hay un
movimiento instalado, que nació por la Ley de Trabajo, que es un poco el punto
de inicio. Fue transformándose y mutando en esto que vivimos desde esta semana,
que es un movimiento más general con un pedido de transformación en términos
difusos pero que demuestra un hartazgo general, una falta de creencia en la
clase política y una necesidad de que algo cambie. Eso vino de la semana pasada
hasta acá, y empalma con las protestas contra la Ley de Trabajo. Digamos que
hay dos tiempos que van dialogando entre sí: uno, por lo concreto de la ley, y
otro, vinculado a este malestar general y la actual situación en Europa.
Decís que es un
movimiento instalado, ¿ves un germen de organización que pueda prosperar, en
esto que se está dando en París como en otras partes de Francia?
Para entender lo que está pasando,
y ver las limitaciones, hay que pensar que Francia viene de mucho tiempo de
desmovilización y desorganización popular, atravesado por los atentados del año
pasado y por un gobierno socialista que ya perdió toda legitimidad como
gobierno progresista. Incluso, todo el mundo habla de traición, de sentirse
defraudado por un gobierno que instaló el estado de emergencia. Es decir, es
una situación de control policial sobre la sociedad y es un gobierno que
planteó un tema muy difícil, es decir, quitarle la nacionalidad a quienes hagan
un atentado contra la nación, que es también un concepto difuso. Es un gobierno
que viene girando abiertamente a los sectores empresariales. Entonces, en ese
escenario muy complejo de derechización del pensamiento en Francia, de avance
del Frente Nacional, aparece esto, a contracorriente, mostrando algún tipo de
iniciativa popular. Pero venimos de muy atrás. Y después otro punto que es
importante destacar es que por el momento, no sé cómo va a evolucionar, la
composición social de los que están encabezando la ocupación de la Plaza de la
República es centralmente de clases medias urbanas. No está ahí el universo
popular de los trabajadores de los suburbios.
¿Hay alguna
posibilidad de que lleguen a las elecciones del año que viene?
Creo que no. Los debates son
muy heterogéneos, son asambleas de tres mil personas donde hay un fuerte
rechazo a los partidos políticos en general. La clase política en Francia es
muy fuerte. Hay un hartazgo, una sensación de que la democracia tal cual como está
no representa a nadie. Pero también hay una cosa muy anti representación, anti
liderazgo y anti formas organizativas un poco mayores. Creo que para que pueda
disputar (electoralmente), tendría que haber una traducción política de ese
movimiento en alguna propuesta como pudo ser Podemos, que emergió de alguna
manera traduciendo el sentimiento del movimiento indignados. Ahora estamos en
la etapa primera, que es aparecer, de decir “acá estamos, no estamos contentos,
vamos a resistir, vamos a luchar, a ocupar el espacio público, a decir que no
nos sentimos representados y que queremos recuperar la política”, pero por
ahora en términos muy heterogéneos. No sé si habrá capacidad para disputar en
un escenario que tiene a la propuesta muy conservadora del Frente Nacional
emergiendo con fuerza, que está calando en la clase trabajadora francesa.
¿Cómo creés que
conviven en Francia este movimiento de posiciones más progresistas con las
posiciones más xenófobas vinculadas a la ultraderecha?
El problema en Francia es que
hay un gran vacío a la
izquierda. El partido socialista ha venido gobernando de la
mano con la derecha de una forma muy homogénea. En ese sentido, se parece a lo
que sucedió en España donde el PSOE y el PP terminaron encarnando los mismos
intereses abiertamente, cosa que se evidencia en los momentos más difíciles
como estos. Hay desencanto, y siempre se escucha en Francia que hace falta un
Podemos. El universo popular está dividido. Hay un universo que vota a Marine
Le Pen, compuesto por trabajadores del interior del país, que antes votaban al
Partido Comunista. Hay otra Francia popular, de los suburbios, que viene de la
historia difícil de la colonia francesa -una historia de la que no se habla, o
se habla muy poco-, que no está participando activamente en la vida política,
por lo menos en estos movimientos. Y hay una Francia más urbana, de los centros
de las grandes ciudades que es la que está tomando la batuta. Hoy , hay que
intentar reunificar un universo que está roto. De unos meses para acá se habla
en literatura, en política, de enfrentamiento civil, de guerra civil y eso es
un imaginario que trabaja el Frente Nacional. Se habla de identidades rotas, de
una serie de cuestiones muy complejas. Este movimiento emerge en una
contracorriente absoluta y tiene como desafío volver a plantar una idea que es
la de una república social que pueda dar cuenta de un nuevo paradigma, de una
nueva constitución, de un nuevo proceso de construcción nacional.
Audio:(...)
Fuente:
http://www.anred.org/spip.php?article11759
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