Pobreza K y el yelmo de niebla
10 de octubre de 2015
Por Rolando
Astarita
La cuestión de cuánta pobreza hay en Argentina sigue metiéndose
en los debates de campaña electoral.que Es que todo indicaría que el índice de pobreza, medido según los criterios del viejo INDEC, estaría cercano al nivel de los finales del gobierno de Menem ( era del 27%). De ahí el empeño
kirchnerista de tapar el asunto. Así, el 26 de marzo pasado el ministro Kicillof
declaró que “no tengo el número de pobres, pero me parece una medida bastante
estigmatizante”. Luego, a mediados de septiembre, y en respuesta al amparo que
presentó la
diputada Victoria Donda
para que la Justicia ordenara al Gobierno difundir los datos de pobreza, el
ministro dijo: “Si quiere [Donda] salir en los diarios, que se ponga plumas, se
vista de algo, grite”. Y cuando la jueza María José Sarmiento dio lugar al pedido de
Donda, la Dirección de Legales del Ministerio de Economía respondió que no podía
entregar los datos porque no se mide la pobreza desde finales de 2013.
Pues
bien, dado que en muchos círculos se asocia a Kicillof con las ideas de Marx,
es conveniente refrescar la importancia que este último daba a las estadísticas
sociales, y a la honestidad
intelectual y valentía moral con que se elaboren. En el Prólogo de
la primera edición de El
Capital, escribía:
“Comparada
con la inglesa, la estadística social de Alemania y de los demás países
occidentales del continente europeo es paupérrima. Aun así, se descorre el velo
lo suficiente para que podamos vislumbrar detrás del mismo una cabeza de
Medusa. Nuestras propias condiciones [se refiere a Alemania] nos llenarían de
horror si nuestros gobiernos y parlamentos, como en Inglaterra, designaran periódicamente
comisiones investigadoras de la situación económica; si a esas comisiones se
les confirieran los mismos plenos poderes de que gozan en Inglaterra para
investigar la verdad; si a tales efectos se pudiera encontrar hombres tan
competentes, imparciales e inflexibles como los inspectores fabriles ingleses,
como sus autores de informes médicos acerca de la “Public Health ”
(salud pública), sus funcionarios encargados de investigar la explotación de
las mujeres y los niños y las condiciones de vivienda y alimentación, etcétera.
Perseo se cubría con un yelmo de niebla para perseguir a los monstruos.
Nosotros nos encasquetamos el yelmo de niebla, cubriéndonos ojos y oídos para
poder negar la existencia de los monstruos”.
Por supuesto, el objetivo en Argentina es mantener, a como dé
lugar, “el yelmo de la niebla”. Para eso, los “amigos del pueblo” no
vacilaron en echar o silenciar a los trabajadores “competentes, imparciales e
inflexibles” del INDEC. Ni ahora les mueve un pelo apelar a cualquier bajeza, incluso
al ataque sexista y reaccionario. Todo vale para disimular el “horror de los monstruos”, las llagas
abiertas de este capitalismo dependiente y atrasado.
Pero incluso desde el punto de vista ético, el ocultamiento de
las cifras de la pobreza no tiene punto que ver con el ideario socialista. En
este respecto, Marx decía que “cuando un hombre trata de adaptar la ciencia a
un punto de vista que no deriva de la ciencia misma, (por erróneo que pueda
ser), sino de afuera, de intereses ajenos o exteriores, lo califico de ruin”. Y hoy estamos
ante “la bajeza absoluta”, puesta al servicio del
yelmo de la niebla.
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