Hacia un nuevo ciclo
de luchas
3 de octubre de 2015
Por Raúl Zibechi (La Jornada)
La estrepitosa caída en los precios de las materias primas cierra
un ciclo económico, pero también político. La ilusión de que se tratara de un
declive momentáneo va cediendo ante la convicción de que los bajos precios
pueden arrastrarse durante un buen tiempo, hasta 20 años según especialistas
citados por Bloomberg (http://goo.gl/fAFktC).
Las razones de tal declive son discutibles.
Hay quienes atribuyen la caída del precio del petróleo a una maniobra de
Estados Unidos para afectar a Rusia, Venezuela e Irán, mientras otros sostienen
que es impulsada por la monarquía saudita para inviabilizar la extracción por fracking en aquel país, que amenaza
desplazarla como primer productor global. La menor demanda de China es la
explicación más plausible sobre la caída de otras mercancías, sin descartar la
impronta de la especulación financiera con todas las commodities.
Lo cierto es que el índice del precio de las commodities elaborado por Bloomberg, que
incluye oro, petróleo y soya, ha caído a la mitad desde su máximo histórico del
primer semestre de 2011. La multinacional
Glencore-Xstrata , que controla la mayor parte de la
producción de minerales y de granos en el mundo, registra pérdidas en la bolsa
de Londres superiores a 30 por ciento en las últimas semanas, totalizando una
caída de 74 por ciento en lo que va de este año (http://goo.gl/HTi1Wu).
Otras multinacionales del sector enfrentan situaciones similares.
En América Latina este cambio de ciclo
anticipa graves problemas y algunas oportunidades. Todos los países enfrentan
dificultades fiscales y comerciales que los llevan a reducir los presupuestos del
Estado y el gasto público. En algunos países, como Ecuador, se contempla una
reducción de 5 por ciento del gasto, y el presupuesto del próximo año se
calculará con una base de 40 dólares en el precio del petróleo.
Como señala el economista ecuatoriano Carlos
Larrea en reciente entrevista, todo
esto está bien, pero el problema es que es insuficiente. Esto sería una muy
buena estrategia si es que tenemos una recuperación de los precios del petróleo
pronto, pero si eso no se da, como es bastante probable, entonces esta
estrategia no funciona (http://goo.gl/LFzxYV).
El nuevo ciclo económico ya está afectando las políticas sociales
que fueron posibles gracias a los superávit por los altos precios de las
exportaciones. En varios países, como el propio Ecuador, ya hubo reducción de
funcionarios estatales. En Brasil se aplica un ajuste fiscal que, en opinión
del economista Eduardo Fagnani en la revista IHUOnline de septiembre, está provocando una grave regresión
social(http://goo.gl/D9D4oq).
En opinión de muchos economistas la mejor
política social es el empleo. En Brasil el salario mínimo creció 70 por ciento por
encima de la inflación en la última década y el desempleo llegó a mínimos de 4.8
por ciento en diciembre de 2014. Pero hoy ya se sitúa en 7.5 por ciento (8.6
millones de desocupados) y se estima que finalizará el año en 9 o 10 por
ciento. En los demás países comienzan a erosionarse los índices sociales, aún
de forma lenta, con aumentos en los niveles de desocupación y pobreza.
Estos son, muy someramente, algunos de los
problemas derivados del cambio en el ciclo económico que se agudizarán si, como
todo indica, la
Reserva Federal de Estados Unidos eleva las tasas de interés
en los próximos meses. Estamos ante una crisis que puede tomar dos direcciones:
ajustes fiscales o cuestionamiento del modelo extractivo.
En el primer caso, los gobiernos sufrirán una
fuerte erosión de sus bases de apoyo, ya que buena parte de los sectores
populares que los llevaron al gobierno comenzarán a desertar. Unos pueden
intentar retomar la movilización para presionar por sus demandas, pero otros
pueden apostar por partidos conservadores y de derecha. Algo así parece estar
sucediendo en Brasil, donde el ajuste que impone el gobierno de Dilma Rousseff
ha provocado un agudo descenso de su popularidad, que cayó hasta 7 por ciento
del electorado.
Una situación semejante no puede saldarse, en
el mediano plazo, sino con un triunfo electoral de las derechas, que también
pueden conseguir el desplazamiento de la presidenta por la vía parlamentaria.
Estamos ante una oportunidad para salir del modelo actual, o sea
un crecimiento basado en la exportación de commodities. Para ello es imprescindible romper
con la política de inclusión a través del consumo, para encarar reformas
estructurales que hasta ahora no se han realizado o han sido demasiado tímidas:
reformas tributaria, agraria, urbana, de la salud y del sistema político, esta
última pendiente aún en Brasil.
Pero la salida del modelo extractivo
presenta, en esta coyuntura, dos grandes desafíos.
·
El primero es que el escenario mundial camina en una dirección
opuesta. Por un lado, las clases dominantes parecen estar empujando a las
sociedades de retorno hacia el siglo XIX, a través de la desmodernización y la
desdemocratización, como apunta Aníbal Quijano, de la mano del capital
financiero que está promoviendo una fuerte reconcentración del poder global.
Por otro, las potencias emergentes como China apuestan al mismo modelo
extractivo que el imperio.
·
El segundo desafío se desprende del primero: no hay salida del
modelo sin crisis política. Salir del modelo supone derrotar al capital
financiero que lo sostiene y a las élites locales que lo implementan. Será un
conjunto de duras batallas, como lo demuestra el caso de Perú, donde se produjo
estos días una nueva masacre contra comunidades que resisten la minería, en la
región andina de Apurímac.
Los sujetos de la derrota del extractivismo
serán los pueblos y comunidades organizados en movimientos. Los gobiernos y los
partidos están más preocupados por mantener sus privilegios que por encarar la
batalla contra el modelo. Los hechos dicen que el nuevo ciclo de luchas que
derribará el modelo está siendo protagonizado por los campesinos y las
comunidades indígenas, seguidos por los pobres de las periferias urbanas, los
jóvenes y las mujeres de los sectores populares.
Fuente original: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/02/opinion/020a2polFuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204004
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