Del Caño y un análisis equivocado
26 de octubre de 2015
Por Rolando Astarita
“El kirchnerismo, con un candidato derechista, le abrió el camino
a Macri”. “El kirchnerismo eligió a un candidato derechista, hijo político del
menemismo que hace pocos días anunció un gabinete (con Sergio Berni o Alejandro
Granados, entre otros) que tranquilamente podría ser nombrado por Mauricio
Macri. Frente a esto no sabemos por qué muchos kirchneristas se sorprenden de
los resultados que está logrando el PRO”. Son declaraciones de Del Caño -en Izquierda Diario http://www.laizquierdadiario.com/–
adelantando un primer análisis de los resultados de la elección de ayer.
La declaración es
significativa porque atañe a la caracterización de las tendencias de clase que
están detrás de los dos candidatos que se enfrentarán en el ballotage. El
diagnóstico de Del Caño está en consonancia con la caracterización más general
que hace el PTS –pero también otras fuerzas de la izquierda- del kirchnerismo.
La idea básica es que éste sería un movimiento reformista burgués,
inconsecuente y timorato para enfrentar “a la derecha, los grupos económicos y
el imperialismo”, y que por lo tanto habría “claudicado” frente a estos
enemigos. En el mismo sentido, se sostiene que el kirchnerismo reflejó “el
ascenso de las luchas populares contra el neoliberalismo y la ruptura del 2001” (declaraciones de
Bregman en la TV). Por eso, llegados al poder, los gobiernos kirchneristas
aprovecharon los mayores márgenes de maniobra frente al imperialismo
–posibilitados, en primer lugar, por la suba del precio de la soja- para
conceder algunas mejoras a una clase obrera combativa y a los sectores más
empobrecidos. Sin embargo, no rompieron con la dominación imperialista, y
mantuvieron los numerosos compromisos contraídos por los gobiernos anteriores
con el gran capital. De ahí el techo para la mejora de las condiciones de vida
de la clase obrera y los sectores populares, y la acumulación de desequilibrios
que se hacen insostenibles.
Por eso, siempre desde este enfoque, se afirma que “las
pretensiones reformistas del
proyecto kirchnerista se dieron sobre la base de asegurar todos los ‘derechos’
del capital transnacional”. En consecuencia, las soluciones a los problemas de
las masas pasarían por romper “con la expoliación imperialista”, controlando
sus empresas; acabar “con el dictado de los centros financieros y la banca internacional”
y con el poder del “agropower”, y “cuestionar las reglas del juego de la
economía capitalista semicolonial”. Y frente a las “claudicaciones” K, lo que
se necesita es “no cruzarse de brazos” ante “la descarada desinversión de las
grandes empresas, así como ante sus maniobras con el abastecimiento y los
precios” (véase La
economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo,
de Esteban Mercatante, Buenos Aires, 2015, IPS. Mercatante es economista y
militante del PTS). Puede advertirse que las declaraciones de Del Caño se
encuadran en estos análisis.
Mi
análisis es muy diferente. Sostengo que la candidatura de Scioli y su programa
no son el producto de alguna “inconsecuencia frente a la derecha”, sino la expresión política de las
exigencias del capital, en un contexto de crecientes dificultades económicas
del capitalismo argentino (véase aquí). Cuestión que
también ponen en evidencia los pagos al CIADI o al Club de París, la admisión
de que se debe negociar con losholdouts, los acuerdos con Chevron y Shell,
la vía libre que se dio a las grandes mineras, el trato “amable” con Monsanto,
la colocación de deuda a tasas usurarias y el “reviente” de reservas del Banco
Central que está llevando adelante el gobierno K. No se puede decir que si todo
esto lo hace Macri, lo hace porque “es un neoliberal de derecha”, pero si lo
hace el kirchnerismo se debe a que “es vacilante y timorato”. Ni hay lugar para
sostener que el segundo, por algún error de cálculo, “le abrió el camino a la
derecha”. Aquí no
hubo error de cálculo, sino convergencia de propuestas burguesas. La
forma en que se dividieron los votos entre estas propuestas es una cuestión
importante, pero de menor relevancia (y lo más significativo es que el 95% de
la población votó a candidatos de la burguesía; ver aquí). Por eso también,
hay que decir que los intelectuales K que votaron a Scioli “con la cara larga”
no estuvieron confundidos: eran perfectamente conscientes de lo que estaban
votando.
En definitiva, análisis como los de Del Caño llevan agua al molino
de la confusión, o alimentan la idea de que, de alguna manera, el kirchnerismo
es progresivo (¿no sería presionable para que supere sus “vacilaciones”?) en
relación al macrismo. La realidad es que el programa de Scioli –el que
adelantaron en declaraciones Urtubey, Beim, Blejer- es la herencia lógica del
kirchnerismo, y no el resultado de gente “timorata” o “inconsecuente” frente a
los poderes establecidos. Es el programa que deriva del “mandato de
los inversores”, que es el mismo que se expresó en las propuestas de Macri y de
Massa. Un programa que no abrió ninguna puerta nueva, porque esa puerta ya
estaba abierta en la orientación de los principales candidatos.
Es por esta razón que
ante el ballotage la posición de los socialistas es el voto en blanco (o alguna
variante, como el voto nulo). La base teórica y política para una línea de
independencia de clase es una correcta caracterización de los intereses de
clase que expresan los candidatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario