Relmu Ñamku: inicia el juicio
por defender territorio mapuche
26 octubre, 2015 Marcha
Por Florencia Puente y
Elisangela Soldatelli/ Foto por Nadia Sur
Hoy comienza en la ciudad de Zapala, Neuquén, el
juicio donde se acusa a Relmu Ñamku, de la comunidad mapuche Wincul Newen, de
tentativa de homicidio por defender el territorio de su comunidad frente al
avance de empresas petroleras.
Durante dos
semanas se resolverá la posible sentencia de 15 años de prisión, a través de un
juicio intercultural por jurados. El carácter desmedido de la acusación da
cuenta del avance ininterrumpido de la criminalización de los pueblos
originarios que asumen la defensa de la tierra, y la constante estigmatización
racial que sufre el pueblo mapuche frente al estado provincial y nacional.
Territorios
en disputa
El
territorio de la comunidad mapuche Wincul Newen está ubicada en el Paraje
Portezuelo Chico, zona centro de la Provincia de Neuquén, a 25 kilómetros de la
ciudad de Cutral-Co. La llegada de las empresas petroleras al territorio ya
lleva alrededor de 15 años, cuando la norteamericana
Pioneer Natural Resources –luego denominada Apache,
Yacimientos del Sur y desde 2014 es la estatal YPF- ingresó al territorio de las
comunidades cuando estas estaban en la “veranada” -momento en que las
comunidades practican la trashumancia y dejan el territorio de la zona centro-.
Al regresar, encuentran a la empresa en sus territorios, “el conflicto está
instalado, no son las mismas condiciones y la fuerza para pelear por el
territorio cuando las empresas ya están adentro”, relató Relmu en diálogo con Marcha.
Allí
comienzan los primeros cortes y un proceso para fortalecer la comunidad y su
institucionalidad. “A partir del conflicto la comunidad empieza a organizarse,
pero el proceso es muy lento. Cuando empezamos a estar medianamente preparados
para iniciar una lucha ya teníamos 10 pozos hechos”; dijo Relmu, además, las
empresas en conjunto con el Estado activaron una estrategia de asedio que
incluyó la militarización del territorio, inspecciones ilegales, desaparición
de animales en pastoreo vitales para la comunidad y fragmentación de las
comunidades a partir de ofrecimientos de trabajo que debilitaron la posibilidad
de acción conjunta.
Crónica del
asedio a la comunidad
Una década
de resistencias limitaron el proyecto inicial que tenía la empresa de cuarenta
a diez pozos petroleros y una planta compresora concentra el gas de la zona
para ser trasladado a la ciudad de Cutral Co: “nosotros ya aprendimos como se
apagan los pozos, como se prenden, como bloquearlos. Convivís con eso”, relató
Relmu.
Desde el
año 2012 las comunidades habían logrado que el Yacimiento Portezuelo Norte
detenga sus operaciones, a partir del reclamo de saneamiento por un derrame de
crudo, y del pedido de inspección por parte de Subsecretaria de Medio Ambiente
y de Hidrocarburos y Energía de la Provincia. Además del incumplimiento de estos
reclamos, que violan el derecho de consulta contemplado en el Convenio 169 de
la OIT, el 8 de diciembre de 2012, la Jueza Ivonne San
Martin del Juzgado de Zapala, dicta una nueva orden de desalojo para la comunidad. Verónica
Pelayes , la oficial de justicia que fue a notificar el
desalojo, llegó a la comunidad acompañada de camionetas de la empresa Apache ,
policías y topadoras, plagando de irregularidades el procedimiento.
Conociendo
la situación de tensión existente en la comunidad después de haber denunciado
un derrame de petróleo, la oficial decide además posesionarse ante el hecho
resaltando que el acceso a la comunidad constituía un camino público y que no
tenían reconocimiento como comunidad por parte del Estado, lo que complicó la
predisposición al diálogo, tal cual relata Relmu. Además, la oficial dio la
orden a la topadora para el ingreso, poniendo en riesgo a la comunidad, cuando
sólo podía limitar su accionar a la notificación. En este marco, la comunidad se
defendió y Verónica Pelayes resultó herida.
Quién es
quién en el juicio: un recorrido por la justicia racista de Neuquén
Verónica
Pelayes, quien invoca el “terrorismo mapuche” para hablar de lo sucedido,
designó como abogado a Julián Álvarez, conocido defensor de jueces de la
dictadura y miembros de la Sociedad Rural. La fiscal, que asume la causa es
Sandra Gonzales Taboada, quien archivó la causa por golpizas que había
realizado la comunidad hace unos años, cuando varios de sus integrantes habían
resultado gravemente heridos frente a un intento de desalojo.
En un
primer momento, Relmu Ñamku, Martín Maliqueo y Mauricio Rain fueron imputados
por daños. Luego, la fiscal dio lugar en la audiencia de reformulación de
cargos, donde se resolvió acusar a Rain y Maliqueo por “daños agravados” y a
Relmu Ñamku de “tentativa de homicidio” –y de no haber sido por la presión
ejercida por Adolfo Pérez Esquivel, Félix Díaz y Sofía Gatica, la carátula de
Relmu sumaría el delito de “alevosía”-. Los cambios en las carátulas fueron
realizados sin sumar a la causa ningún elemento que los pruebe.
Relmu,
además, es la única de los tres imputada por tentativa, lo que expresa también el
carácter patriarcal de la justicia neuquina y la complicidad del Ministerio
Público Fiscal a la hora de garantizar la explotación a las Empresas
Petroleras, en un juicio cuyo devenir procedimental no tiene precedentes y
expresa una voluntad manifiesta de hacer de este un juicio ejemplar que
amedrente la lucha de las comunidades.
El juicio
tiene también otras características excepcionales. En el marco de los novedosos
juicios que ya se aplica en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Neuquén,
cuyos veredictos han sido generalmente condenatorios, este juicio inaugura por
primera vez en Argentina la modalidad de Jurado intercultural. O sea, la mitad
de las y los jurados serán, mapuches. Sin embargo, son muchos los vicios en el
procedimiento de selección del jurado, a pesar de que la comunidad logró
imponer algunos criterios como la autoadscripción del jurado seleccionado al
pueblo mapuche.
Además, a
pocos días de iniciar el proceso público, el juez de garantías Gustavo Ravizzoli rechazó el amicus curiae presentado
por Pérez Esquivel, argumentando que la imparcialidad del proceso queda
garantizada por ser este un juicio por jurados. Pérez Esquivel afirmó que “a
Relmu Ñamku la acusan por ser mujer e indígena”.
Escenarios
frente a la sentencia
El juicio
de Relmu expresa un complejo escenario de persecución política y judicial
contra el pueblo mapuche, los pueblos originarios y las comunidades en
resistencia al avance del extractivismo. El recorrido de la resistencia de la
comunidad mapuche está plagado de violaciones y vulneraciones del derecho
indígena contemplado en la legislación nacional y los tratados internacionales.
Se enmarca,
además, en una década donde se vive una situación paradójica, al tiempo que se
fortalece el derecho indígena, se incrementa de manera sistemática la violación
de derechos, relacionada con el avance del modelo extractivo sobre territorios
de comunidades y pueblos originarios que son vistos como “sacrificables”, que
genera un impacto ambiental y cultural sin precedentes.
“El impacto
ambiental puede ser cuantificable, pero el impacto cultural no, ¿cómo
cuantifico la relación que el pueblo mapuche tiene con su territorio, milenaria
que tiene que ver con la cultura, con la transmisión de los valores, de los
principios, no solo de la alimentación sino de las ceremonias y la identidad?,
¿cómo se cuantifica ese impacto a la hora de perder el territorio? El impacto
cultural tiene que ser una categoría a tener en cuenta”, sostuvo Relmu.
El 4 de
noviembre se conocerá la sentencia, luego de que Relmu Ñamku realice el lunes
2, la última declaración que tendrá el juicio. La sentencia marcará un
parteaguas en el escenario de criminalización y judicialización que atraviesan
los pueblos y comunidades originarias en Argentina y en América Latina. Son
claras las intenciones de que sea un juicio ejemplar en Neuquén, provincia
petrolera caracterizada por garantizar la “seguridad jurídica” para el avance
de las empresas transnacionales y estatales, y cuya justicia racista y
patriarcal es ejemplar en el desconocimiento del derecho indígena.
Como
plantea Ayben Kimvn Velázquez Malique, hija de Relmu Ñamku: “Quiero Justicia
Justa. Marici weu Marici weu!” – ¡diez veces venceremos!-.
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