El candidato es
Francisco
22 de octubre de 2015
22 de octubre de 2015
Por Carina López Monja(Rebelión)
En una semana se vota nuevo presidente en Argentina. Las encuestas
aún oscilan entre una victoria en primera vuelta de Scioli o un balotaje. Se
discute el voto útil, el mal menor y hay quienes dicen que frente a la ofensiva
conservadora, no hay que volver a los 90. Aquella frase que lanzó el
kirchnerismo “El candidato es el proyecto”, parece agotarse. No es el proyecto,
ni Scioli. Es el Papa Pancho, que es Bergoglio.
Si las críticas al
capitalismo salvaje y la
“Laudato Sí ” cosecharon las simpatías de muchos sectores de
izquierda, o de centroizquierda en el continente, las 3T del Papa Francisco,
Tierra, Techo y Trabajo generaron un “programa mínimo” con el cual un sector
del kirchnerismo decidió sumarse a hacer campaña por Daniel Scioli.
Para quienes hacían la lectura de que los “movimientos
sociales de izquierda” del kirchnerismo iban a romper si el candidato era
Scioli, para quienes auguraban el fin del kirchnerismo después del 10 de
diciembre o para quienes proponían disputar desde adentro para “llevarse” agua
para su molino, el cálculo salió mal.
Los movimientos populares que, dentro del kirchnerismo,
eran reacios a la verticalidad de Unidos y Organizados no rompieron, sino que
por el contrario hacen campaña por quien gobierna hace ocho años la provincia
de Buenos Aires, el mismo señalado por no dar respuesta a los docentes
bonaerenses, por su accionar frente a la desaparición en democracia de Luciano Nahuel Arruga, por proponer bajar la edad de
imputabilidad de los menores o calificar una acusación sobre violencia de
género como una cuestión familiar pocos días después de que la policía que él
comanda reprimiera una marcha de más de 60.000 mujeres en Mar del Plata.
Las reivindicaciones
de Tierra, Techo y Trabajo, ampliamente compartidas por gran parte de la
población (argentina y latinoamericana) fueron las consignas elegidas para
hacer campaña desde los Movimientos Populares por Daniel Osvaldo Scioli.
Sin embargo, el
contexto regional y mundial en el que se propone sostener “el proyecto nacional
y popular”, de la mano de Scioli y de las 3T muestra una apuesta ilusoria. En
toda la región, pero especialmente en el cono sur, los llamados gobiernos
progresistas giran a la
derecha. En Brasil , Dilma que propone un programa de ajuste
con un ministro neoliberal no es Lula y Tabaré en Uruguay decretando la
esencialidad de la huelga y negociando un TLC con EE. UU. no es Pepe Mujica,
así como Scioli no es Cristina. No se trata de nombres solamente, sino del
agotamiento del neodesarrollismo, del impacto de la crisis mundial y de las
respuestas que los sectores económicos esperan de los próximos gobiernos.
En la Argentina del
2016, la necesidad para las clases dominantes frente al decrecimiento de la
economía china y los impactos para nuestro país será la del ajuste (gradual
porque nadie quiere una rebelión popular como la de 2001), de un nuevo ciclo de
endeudamiento y de nuevas inversiones que profundicen el saqueo de nuestros
bienes comunes y la acumulación por desposesión.
La elevación a
programa de gobierno sciolista de las 3T del Papa Francisco adquiere una visión
compartida entre el gobierno y la Iglesia que conduce Bergoglio. Sin embargo,
tras 12 años de kirchnerismo, el déficit en vivienda es inabordable y las tomas
de tierras y reclamos por el derecho al techo son reprimidos, el trabajo
precario, e informal y los derechos de los trabajadores y trabajadoras de la
economía popular son una promesa en negociación.
En esta etapa del capitalismo (y en esta etapa de la
Iglesia) es necesario impulsar reformas para garantizar que el modelo y la
lógica de dominación capitalista persistan. La Iglesia del Papa Francisco
acompaña la política de Estados Unidos en el escenario mundial. Basta ver Medio
Oriente.
Si los estados de Bienestar nacieron luego de la crisis
del ‘30, el 2008 marcó un nuevo momento para el capitalismo mundial. Cuando el
Papa Francisco dice que el Dios Dinero amenaza a la humanidad, expresa la
crisis del capitalismo en su expresión civilizatoria, de ideas, de valores.
Frente a un modelo que expulsa cada vez más seres humanos (matándolos en las
fronteras, matándolos como soldaditos del narcotráfico, muriendo desnutridos,
en el noroeste argentino, por ejemplo), el kircherismo y el Papa, nos proponen
la inclusión y, por supuesto, salvar al capitalismo, con un “capitalismo serio,
humano o inclusivo”.
¿Cómo no estar a favor
de la inclusión de los excluidos, de la Asignación Universal
por Hijo, de la recuperación de derechos, de la tierra, del techo y del
trabajo? Imposible el desacuerdo. Bienvenido que el jefe de estado Vaticano
haga críticas feroces al capitalismo. Pero, como lo han demostrado doce años de
kirchnerismo y una década, década y media de gobiernos progresistas (a
excepción de Bolivia y Venezuela) las medidas no han “profundizado” un nuevo
orden económico y social sino que han aumentado la desigualdad. No
hay más hombres y mujeres reclamando por sus derechos, sino un pueblo
desmovilizado.
La revolución, o la
palabra revolución, o la palabra socialismo, se convirtió para algunos en
caricatura. Y es que el mundo donde seamos iguales y libres no es aquél en
donde “estemos incluidos”.
Si durante el
neoliberalismo los gobiernos llevaban adelante políticas focalizadas ideadas en
el Banco Mundial, hoy se impulsan medidas de inclusión o ampliación de derechos
que, a todas luces implican mejoras que a la vez reafirman un estado de pobreza
y desigualdad con el que el capitalismo puede convivir. Fue palabra de la
Iglesia y del ex presidente Carlos Saúl Menem “pobres habrá siempre”, como
formas de asimilar el estado de cosas existente y augurar la imposibilidad de
transformarlas.
Rubén Dri decía hace
pocos días que el Vaticano tiene la concepción de que “los pobres son de la
Iglesia”. La búsqueda de una alianza del Papa Francisco con los movimientos
populares, que hubiera sido inimaginable en 2005, aparece ahora como
posibilidad.
Y está claro, los
Movimientos Populares en estos años han derrotado al ALCA. Han soñado y parido
pequeñas muestras de que es posible otro mundo. De que el capitalismo puede ser
superado y que la referencia de Bolivia y Venezuela, como la de Cuba , con todos sus
debe y haber, son muestras de que el relato del mal menor es un relato y que es
posible que, desde procesos de transformación en la región, se puede potenciar
la construcción de poder popular desde abajo, la autoorganizacion de las clases
populares y la construcción de un nuevo orden político, económico y social.
Allí es donde la Iglesia ha buscado una alianza. Porque
claro, allí hay pueblo organizado. Hay pueblo que echó gobernantes, que se
propuso la autogestión, la democracia directa, que se propuso ser protagonista.
La Iglesia no quiere protagonistas. Quiere fieles. Y los gobiernos, con las
honrosas excepciones mencionadas, no quieren protagonistas, quieren votantes
que acompañen el proyecto.
Los pobres, los
campesinos, los trabajadores, los precarizados, los desocupados, los de abajo
fueron protagonistas para decir ALCArajo, para proponer que el pueblo mande,
para construir la solidaridad, el trabajo digno, la rebeldía organizada. Hoy
están siendo convocados a votar.
Pedirle al movimiento
popular que piense con cabeza de Estado, que vote a Scioli porque la
geopolítica lo demanda, que razone porque la política es administrar lo
existente (y a conformarse porque la torta se achicó y lo existente es cada vez
menos) o relegitimar una Iglesia salpicada por escándalos de corrupción y casos
de abuso porque es mejor paraguas que la nada, parecen ser respuestas
defensivas y posibilistas a un escenario complejo.
Claro, el Comandante
Chávez, aquel que ante cada crisis profundizó la revolución, ya no está. Y
algunos piensan que, ante la ofensiva conservadora, mejor garantizar el techo,
la tierra y el trabajo acompañando la candidatura de Scioli. El problema es que
eso no lo garantiza ni Dios, ni el Papa Pancho ni Scioli. Lo consigue un pueblo
organizado que defienda sus derechos. Y que sueña, se organiza y asume la potencia
política de ser el único capaz de cambiar su futuro.
Carina López Monja.
FPDS-Pueblo en Marcha-Coordinación Movimientos del ALBA
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204752
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