Litio,
¿la energía del futuro?
28 de octubre de 2015
Por Francisco Farina
Mañana se
presenta en la Facultad de Ciencia Sociales el Libro “Geopolítica del Litio.
Industria, Ciencia y Energía en Argentina”, publicación coordinada por Bruno
Fornillo. El encuentro contará con la presencia de Aldo Ferrer, Maristella
Svampa y Arnaldo Visintin. Marcha entrevisto a Julián Zicari, Bruno
Fornillo, Florencia
Puente, Melisa Argento y Ariel Slipak, integrantes del grupo de
investigación, sobre los limites y posibilidades de un mineral asociado con
la transición energética.
– La
demanda de litio desde hace un tiempo ha venido creciendo, ¿podrían contarnos
un poco cómo fue la trayectoria del litio hasta el presente y las perspectivas
que creen que tenga?
– El litio es un recurso que se viene valorizando desde
hace unos diez años. La causa de esta valorización tiene que ver con varios
temas. El primero son los cambios tecnológicos que hicieron que la batería de
Li-Ion se vuelva el tipo de batería más demandada para los nuevos productos de
la revolución nanotecnológica: los celulares, dispositivos para escuchar MP3,
cámaras de video y fotos, computadores portátiles, etc.. La creciente demanda y
producción de estos artículos, los cuales utilizan a las baterías Li-Ion como
insumo básico, explica este creciente interés. En segundo lugar, el ascenso económico
del sudeste asiático, especialmente China, hizo que la demanda de litio
aumentara aún más, puesto que estos países son los mayores productores de pilas
y baterías Li-Ion. Por último, también el salar de Atacama (principal productor
de litio del mundo) tuvo algunos problemas para abastecer la demanda, lo que
empujó los precios para arriba. Sin embargo, fue otro el fenómeno que más hizo
despertar el interés por el litio, ya que la gran mejora en las baterías
permitió que éstas se vuelvan también las que más chances tengan en ser las
baterías para los autos eléctricos. Es decir, que se vuelvan un eje central del
reemplazo de la “era fósil” (que se centra en el consumo de petróleo, gas y
carbón) al de la “era verde”, con energías renovables. Por todo esto, la
demanda y el precio del litio seguro subirán hacia el futuro. Aunque el
recurso, más allá de ciertas fantasías, está muy lejos de volverse “el petróleo
del siglo XXI” o de ser “oro blanco” como algunos lo han llamado.
– ¿Cómo
funciona el esquema de concesión y explotación del mineral en la Argentina?
¿Quiénes se apropian del beneficio económico?
– La actividad de extracción de litio en la Argentina se
regula básicamente por la misma legislación que la minería. El artículo
124 de la
Constitución Nacional otorga a las Provincias el dominio
originario de los recursos naturales en su territorio. A su vez, el Código de
Minería de la Argentina (de 1886 y reformado en 1997) le otorga al Estado el
“dominio originario” de las minas, pero sin explorarlas o disponer de ellas.
Este código diferencia la propiedad superficiaria de la propiedad del subsuelo,
generando estímulos a iniciativas exploradoras en pos de solicitar pedimentos
mineros que no siempre respetan la consulta libre e informada a las poblaciones
originarias o aspectos vinculados a la denominada “licencia social”. En
adición, la Ley de Inversiones Mineras les otorga a las firmas estabilidad
fiscal por 30 años luego de que presenten sus estudios de factibilidad. Esta
triada de legislación es complementada con una serie de estímulos fiscales y
exenciones de las que no goza casi ningún otro sector productivo. Cada
Provincia al disponer de los recursos -sin explotarlos-, tiene diferentes
mecanismos de concesión de las minas. A pesar de esto último, lo que podemos
apreciar es que la totalidad de la superficie de los Salares del Noroeste
Argentino ubicados en las Provincias de Jujuy, Salta y Catamarca se encuentra
concesionada o en proceso de concesión a diferentes firmas provenientes de
Canadá, Australia, Estados Unidos y recientemente Corea del Sur. Asociadas a
estas explotaciones -o proyectos de explotación- encontramos también de
accionistas a los más importantes demandantes mundiales de carbonato de litio
(automotrices como Toyota, Mitsubishi, Nissan o fabricantes de baterías para
notebook y celulares). Al participar los propios demandantes de carbonato de
litio en los proyectos que hacen a la extracción, Argentina permite que sean
los mismos grandes compradores globales del producto los que participen de la
formación de su precio, teniendo la posibilidad de mantenerlo lo más reducido
que les sea posible. Esto último genera que desde un punto de vista
economicista los beneficios “recaudatorios” para las propias provincias sean
bajos. No debemos olvidar que el tributo más relevante que finalmente las
firmas extractivas abonan, es el Valor en Boca de Mina de lo que extraen, que
con un tope máximo del 3% se calcula sobre la base de las propias declaraciones
de las empresas.
– ¿Que
consecuencias puede tener la explotación para las comunidades que habitan en
las salinas?
– Los procesos de explotación y exploración del recurso
han activado conflictos relativos a la defensa del territorio por parte de
pueblos y comunidades indígenas Kolla y Atacama. Al llegar a las salinas se
evidencian dos escenarios diferentes. En Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc
la llegada de las empresas en el año 2010 alertó a los comuneros que trabajan
como cooperativistas salitreros y desató un proceso organizativo que logró, a
través de una estrategia judicial –que involucró una audiencia en la Corte Suprema de
Justicia y una demanda en la Corte Interamericana – detener el avance de las
empresas, por lo que actualmente el conflicto en Salinas se encuentra en una
situación de latencia. Las comunidades reclaman el derechos a la consulta Libre ,
Previa e Informada, alertan sobre la posible salinización de las napas y sobre
el uso del agua, vital en uno de los ecosistemas más riesgosos del mundo dada
su profunda aridez, como es la Puna de Atacama. Además, las comunidades
sostienen un reclamo histórico por la titulación de sus territorios que se ha
profundizado con este conflicto.
Distinto es el escenario de la comunidad de Suques,
lindante con el salar de Olaroz, donde la empresa “Sales de Jujuy”, de
capitales australianos y japoneses, ya está instalada e inició la producción de
carbonato de litio hacia fines de 2014. Las comunidades en la cuenca del salar
de Olaroz sufrieron un proceso de fragmentación política que fue facilitado por
las políticas de responsabilidad social empresaria, que ofrecen magros
beneficios para los/as comuneros/as y lograron el consenso de las comunidades en
débiles asambleas donde se prometía el progreso y el desarrollo local.
Actualmente, el Colectivo La Apacheta de la comunidad de Suques reclaman que se
realice la Consulta de acuerdo a los mecanismos establecidos por el Convenio
169 de la OIT, que se informe sobre el impacto ambiental y las ganancias de la
empresa y que se respete a la Cuenca de Olaroz-Cauchari como Reserva natural
provincial.
– ¿Que hay
de la industrialización del litio? ¿Es posible que esa industrialización se
acople con las perspectivas de las comunidades?
– Poder contar con las baterías de litio es importante
porque son centrales en un sistema de energías renovado, suponen una capacidad
industrial de punta y conllevan una gran aplicación de conocimiento. Si
pensamos en un buen modelo de desarrollo, que deje atrás el consumo innecesario
y la entropía destructora del capital, las baterías de litio servirían para
traccionar transportes individuales (bicicletas, motos, autos) y público.
Además, están en la base de un sistema eléctrico basado en energías renovables
que combata el cambio climático. Y no solo eso, en un futuro sería ideal
descentralizar la producción de energía, desechando los monopolios energéticos,
para así alentar la generación autónoma –de una casa, de una comunidad, de un barrio-
y almacenar esa energía gestada por paneles o molinos requerirá baterías de
litio. Es preciso inventar figuras alternativas de como debe un futuro que
expanda la igualdad y posea una concepción fuerte de sustentabilidad,
vinculando técnica, sociedad y naturaleza, y la energía del litio tiene un
papel que cumplir allí.
Respecto de la segunda pregunta, podría decirse que los
salares argentinos se encuentran en comunidades andinas que habitan el
territorio desde hace milenios, de modo que su potestad sobre el recurso es
innegable, así como la política y gestión que quieran implementar con él. El
CONICET a través de uno de sus científicos, Ernesto Calvo, hace poco patentó
una técnica de extracción que no consume agua, se evitaría así uno de los
principales consecuencias ambientales, protegiendo el entorno. Coordinar estas
iniciativas junto con el cumplimiento del derecho de Consulta Libre, Previa e
Informada a las comunidades sería un buen inicio para pensar la gestión del
recurso. El problema es que hasta ahora la situación no se ha resuelto de ese
modo.
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