El default de la deuda
intra-estado
7 de octubre de 2015
7 de octubre de 2015
Por Héctor L. Giuliano (Rebelión)
Oficialismo, oposición política y grandes medios de comunicación repiten a coro y
constantemente que la Argentina se ha venido des-endeudando bajo la administración Kirchner
pero esto no es cierto y tales afirmaciones configuran un grosero engaño a la
opinión pública y, consecuentemente, al pueblo argentino.
Este mito del des-endeudamiento viene a caballo de la política
sistemática seguida por la
administración K de pago de la deuda con terceros –acreedores
privados y organismos financieros internacionales– mediante recursos tomados de
casi todas las cajas del Estado, contra entrega de títulos públicos que actúan
como “vales de caja” sin capacidad de repago.
Todos se jactan de un supuesto des-endeudamiento pero lo que
ninguno dice – clase política, medios
y economistas del establishment – es quién, cuándo y cómo va a devolver esta
enorme masa de dinero a los organismos del Estado que han sido “empapelados”
con bonos impagables; con el agravante que tales entes no le han prestado ni le
prestan al Tesoro fondos propios sino fondos administrados que son de terceros:
fundamentalmente dinero de los jubilados de la ANSES, reservas del BCRA y
depósitos del BNA.
EL MITO DEL DES-ENDEUDAMIENTO
Según datos del Ministerio de Economía (MECON)
la deuda era de unos 150.000 MD (152.600) al momento de la asunción de Néstor
Kirchner -mediados del 2003– y llegaba a los 233.200 al 31.12.2014 (último dato
oficial): 221.700 MD de deuda performing o con cumplimiento del pago de
intereses y 11.600 MD por bonos no presentados al megacanje Kirchner-Lavagna
del 2005-2010 (Holdouts).
A esta cifra, empero, hay que sumarle la deuda
no computada de los cupones ligados al PBI –entre 10/15.000 MD– y los
excedentes estimados a pagar a los holdouts por los juicios perdidos en Nueva
York y diversas jurisdicciones del mundo, que agregarían otros 10/15.000 MD por
concepto de sentencias y arbitrajes, intereses acumulados, punitorios,
honorarios y gastos.
Contando estos dos rubros (20/30.000 MD) y las
nuevas obligaciones que se vienen colocando durante el corriente año a través
del nuevo “festival de bonos” en curso la Deuda Pública
estaría actualmente en el orden de los 260.000 MD o más.
Sin considerar aquí el total de intereses a
pagar en el futuro, que según el MECON es de 75.000 MD pero que en la práctica
constituye una suma permanente y creciente porque la totalidad de los
vencimientos de capital se cubre íntegramente con nuevas obligaciones
(novaciones de deuda) y además se toma deuda adicional.
El año 2014 el stock de la deuda pública
aumentó en 19.000 MD y para el corriente ejercicio -según Presupuesto 2015-
está previsto que la deuda aumente en otros 18.000 MD.
Por eso decimos:
a) que no es cierto que la Argentina se esté
des-endeudando porque la deuda pública sigue aumentando fuertemente,
b) que el país no se ha liberado del problema
de la deuda porque continúa bajo la trampa de deuda perpetua –por refinanciación
sistemática de sus vencimientos de capital y por la continua toma de más deuda–
y
c) que la administración K ,
después de más de diez años de gestión, ha venido batiendo récords de pago de
servicios de la deuda con terceros no para independizarse del sistema de
endeudamiento estructural que padece nuestro país sino para volver a endeudarse
en el mercado local e internacional de capitales.
Y el gran instrumento para viabilizar este
proceso de re-endeudamiento es la Deuda intra-Sector Público o Deuda intra-Estado.
El 61 % de la deuda del Estado Central
–136.000 MD sobre la deuda performing oficial de 221.700– está en manos del
propio Estado.
Esto es así porque la administración Kirchner adoptó la política de
pago de la deuda con terceros utilizando fondos que saca de toda una serie de
organismos públicos.
En el caso argentino y bajo el gobierno K los
principales prestamistas del Sector Público son tres:
n El Banco Central
(BCRA), al que el Tesoro Nacional le debe hoy 90.000 MD por concepto de Títulos
Públicos y de Adelantos Transitorios (59.000 en dólares y 31.000 en pesos
respectivamente).
n La ANSES –que no tiene
fondos propios sino que administra la plata de los jubilados– que tiene más del
64 % del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) del Sistema Previsional
prestado al Gobierno.
n El Banco Nación (BNA),
cuya finalidad primaria es prestar al sector privado productivo pero tiene
aproximadamente la mitad de su cartera de créditos prestada al Estado (en
préstamos y títulos públicos).
Pero además de estos tres organismos toda una
larga serie de otros entes públicos viven prestándole dinero al gobierno [2]:
a) AFIP-Administración general de Ingresos
Públicos,
b) AGP-Administración general de Puertos,
c) BICE-Banco de Inversión y Comercio Exterior,
d) CMEA,
e) CAMMESA-Compañía Administradora del Mercado
Mayorista Eléctrico S.A.,
f) IAF-Instituto de Ayuda Financiera para Pago
de Retiros y Pensiones Militares,
g) INDER-Instituto Nacional de Reaseguros,
h) Lotería Nacional,
i) FFSIT-FF (Fondo Fiduciario) Sistema de
Infraestructura de Transporte,
j) FFRH-FF Recuperación Hipotecaria,
k) ENARSA-Energía Argentina SA,
l) FFFIR-FF Federal de Infraestructura
Regional,
m) FAH,
n) FFRE-FF de recuperación de Empresas,
o) FFRH-FF de Recuperación Hipotecaria,
p) FFPEV-FF para eliminar la Violencia,
q) INDER-Instituto Nacional de Reaseguros,
s) PROCREAR-Programa de Crédito Argentino,
t) SRT-Superintendencia de Seguros de Trabajo,
y otros entes públicos y/o semi-públicos.
Estos préstamos de la Deuda intra-Estado usualmente se hacen
contra letras/bonos que en la práctica equivalen a desvíos de fondos de sus
destinos específicos y no tienen capacidad de repago demostrada. Es decir, que
son un “paga-Dios” que sirve para cubrir vencimientos que son así traspasados al
Fisco por vía de operaciones de rescate o recompra de las obligaciones con
terceros sin posibilidad alguna de restitución de esos fondos prestados.
El grave problema de la descapitalización y desfinanciamiento
producido por toda esta masa de obligaciones impagables intra-Sector Público
–un desequilibrio fiscal estructural que se cubre con refinanciaciones
permanentes- es abiertamente soslayado por la clase política –oficialismo y
oposición– por la clase dirigente en general y por los economistas del establishment
en particular.
PROYECCIONES Y PERPECTIVAS
Tener deuda interna e intra-Estado, en lo
inmediato, obviamente es mejor que tener deuda externa con terceros, pero ello
no elimina la cuestión de fondo del re-endeudamiento y toma de nueva deuda sin
capacidad de repago (con el sector público y con el sector privado), sobre todo
si se tiene en cuenta cuál es el objetivo final de este macro-sacrificio de
recursos y activos financiero-fiscales.
Es el símil de un préstamo coercitivo u
obtenido bajo presión a familiares o amigos para pagarle obligaciones a un
tercero, con el agravante ya citado que el Tesoro se está apropiando así de
fondos que no son propios del Estado y que tienen finalidades o destinos
diferentes al pago de la
Deuda Pública.
La cuestión de la Deuda intra-Estado no es neutra – no se trata de
un “pagaré” donde acreedor y deudor son la misma persona y, por ende, su falta
de cumplimiento o default no tiene consecuencias sobre las Finanzas Públicas:
es plata que se tiene que devolver.
El costo financiero de la Deuda intra-Estado conlleva la
descapitalización del BCRA, el desfinanciamiento del sistema previsional que
administra la ANSES, la merma de créditos prestables al sector privado
productivo por parte del BNA y un sistemático desvío de fondos presupuestarios
de sus destinos específicos.
Pero la deuda pública, pese a tales pagos, no
bajó en relación al stock existente al inicio de su gestión sino que, por el
contrario, aumentó fuertemente durante el período.
La explicación de este “fenómeno” –saldo
inicial de 150.000 MD al 2003 menos 174.000 MD de pagos de la Deuda durante 10
años contra saldo final de 233.000 MD (ó 260.000) al 31.12.2014- muestra
claramente que todos esos “pagos” fueron en realidad cancelaciones efectuadas
íntegramente con nuevas deudas –pagando “deuda con deuda”– tal como se sigue
haciendo hasta la fecha en forma sistemática (exactamente al revés de lo que
dice el ministro Kicillof), a la vez que se toma deuda adicional.
Esta utilización masiva de la Deuda intra-Estado
ha venido siendo realizada por la administración Kirchner
para cumplir escrupulosamente la Deuda Pública con Terceros a costa de traspasarle
las obligaciones impagables al Fisco: algo así como ofrecerle a los acreedores el
ideal de que el deudor –en este caso, la Argentina– se “trague” su propia deuda
(vía rescates o recompras); cosa que la administración K
fue instrumentando todos estos años a través del sistemático pago de
obligaciones en moneda extranjera con reservas internacionales del BCRA y pagos
de obligaciones en pesos con toma de fondos contra colocación generalizada de
títulos dentro de la Administración del Estado.
El des-endeudamiento con terceros vía
transferencia del grueso de la deuda al propio Estado deudor deja abierta, a la
vez, la posibilidad –una “posibilidad” que ya se está ejecutando- de una
reducción parcial y gradual de la misma aunque no por cobertura o cumplimiento
sino al contrario, por su licuación e impago:
a) A través de la renovación permanente de las
obligaciones intra-estatales a su vencimiento –con bajas tasas de interés o
directamente sin intereses- y/o practicando condonaciones parciales.
b) A través de la licuación de la Deuda en
Pesos ajustada por CER –que está en manos de la ANSES– de modo que por
sub-indexación de tales ajustes esa deuda intra-sector público tenga una
reducción progresiva tanto en su valor real como expresada en dólares (conforme
a la metodología internacional). [3]
c) Paralelamente, el diferimiento de la
aplicación de la movilidad jubilatoria del 82 % y la muerte de
jubilados/pensionados –con el consiguiente ahorro de pagos y retroactivos
(directamente vinculados a la edad de los beneficiarios)- también iría
descargando con el tiempo gran parte de la Deuda intra-Estado de y con la
ANSES.
Este mecanismo no eliminaría totalmente la
deuda intra-sector público pero atenuaría su peso vía licuación e impago de
compromisos, sirviendo así funcionalmente, en la práctica, como
“préstamo-puente” para –descargando obligaciones con terceros– volver a tomar
nueva Deuda Externa.
La clave de toda esta operatoria reside
entonces en que ahora la mayoría de la deuda del Estado Central es Deuda
intra-Estado, que dicha deuda traspasada es impagable y que merced a este
mayúsculo “desagote parcial” de obligaciones con terceros a costa del
desfinanciamiento público la administración K y el nuevo gobierno electo
quedan cada vez más en condiciones de lograr el objetivo del Megacanje
Kirchner-Lavagna de 2005-2010 y de la Hoja de Ruta Boudou del 2008, consistente
en retornar al mercado internacional de capitales, precisamente para volver a
endeudarse.
Notas:
[1] Las siglas MD/M$ significan Millones de Dólares/Pesos y se expresan siempre con redondeo, por lo que puede haber mínimas diferencias entre totales y sumatoria de términos.
[2] No se incluye aquí –aclaración muy importante- el total dela Deuda Pública Nacional ,
que comprende también las deudas de Provincias/Municipios, Empresas
Públicas/Organismos Nacionales/Fondos Fiduciarios (FF), Banco Central (BCRA) y
juicios contra el Estado con sentencia en firme; cuyo monto consolidado no se
conoce porque no es informado por las autoridades.
[3] Por definición, toda devaluación del peso –sea por minidevaluaciones graduales (como en la actualidad) o por macro-devaluaciones (como en Enero de 2014)- implica una licuación o reducción del valor de las obligaciones en moneda local expresadas o computadas en dólares.
Hoy –datos al 31.12.2014– el 35 % de la deuda performing (222.000 MD) está en pesos (equivalente a 78.000 MD) y el 65% está en moneda extranjera (144.000 MD), de modo que la “licuación” de la deuda en pesos por esta vía ha tenido una fuerte incidencia al atenuar el monto del incremento anual de la deuda pública total.
El año pasado –siempre según la información del MECON para el cierre del 2014– el aumento de la deuda durante el ejercicio fue de 37.400 MD (40.100 MD de nuevo financiamiento menos amortizaciones/cancelaciones por sólo 2.700 MD) pero la disminución producida por la devaluación sobre la deuda en pesos fue de 15.300 MD (16.400 agregando ajuste por CER y otros conceptos menores), de modo que el aumento de la deuda resultante quedó así en 19.000 MD.
[1] Las siglas MD/M$ significan Millones de Dólares/Pesos y se expresan siempre con redondeo, por lo que puede haber mínimas diferencias entre totales y sumatoria de términos.
[2] No se incluye aquí –aclaración muy importante- el total de
[3] Por definición, toda devaluación del peso –sea por minidevaluaciones graduales (como en la actualidad) o por macro-devaluaciones (como en Enero de 2014)- implica una licuación o reducción del valor de las obligaciones en moneda local expresadas o computadas en dólares.
Hoy –datos al 31.12.2014– el 35 % de la deuda performing (222.000 MD) está en pesos (equivalente a 78.000 MD) y el 65% está en moneda extranjera (144.000 MD), de modo que la “licuación” de la deuda en pesos por esta vía ha tenido una fuerte incidencia al atenuar el monto del incremento anual de la deuda pública total.
El año pasado –siempre según la información del MECON para el cierre del 2014– el aumento de la deuda durante el ejercicio fue de 37.400 MD (40.100 MD de nuevo financiamiento menos amortizaciones/cancelaciones por sólo 2.700 MD) pero la disminución producida por la devaluación sobre la deuda en pesos fue de 15.300 MD (16.400 agregando ajuste por CER y otros conceptos menores), de modo que el aumento de la deuda resultante quedó así en 19.000 MD.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204174
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