Evocan
el Congreso de Oriente
y
corrigen al gobierno
En una declaración difundida hoy, el centro de estudios Junta
Abya yala por los Pueblos Libres llamó a “recuperar el contenido revolucionario
de la Liga de los Pueblos Libres”.
Lo hizo en homenaje al bicentenario del Congreso de Oriente, que
se cumple el 29 de junio, y señaló que los gobiernos actuales de la nación y la
provincia de Entre Ríos son antagónicos con el legado de José Artigas.
“Es muy contradictorio pretender la defensa de Artigas, fundador
del federalismo rioplatense, e imponer una política centralista que ahoga
económicamente a las provincias o las somete. Federalismo es letra muerta de la
Constitución, y eso indigna.
Gobernadores como el actual de Entre Ríos, convertidos en marionetas y
mendigos de la Casa Rosada ,
son la cabal muestra del desvío”, dice el crítico documento de la asociación
que agrupa a trabajadores, investigadores, docentes, estudiantes, artistas,
periodistas, cooperativistas y escritores del Litoral.
“A los próximos (gobernantes) les queda
seguir en la genuflexión o buscar remedio. Están advertidos: los autócratas
precisan siervos”, se lee en la declaración titulada “Recordar con lealtad el Congreso de Oriente y evitar ambigüedades”.
Los manifestantes apuntaron la dicotomía
“Artigas o Rockefeller” (en referencia al magnate como símbolo de las
corporaciones multinacionales), y colocaron al oficialismo de la Argentina en
el bando de las corporaciones. En respuesta tácita a la propaganda oficialista,
que muestra al gobierno como continuador de la revolución artiguista, lo que refutan
los manifestantes.
Luego de explicar la importancia de los bicentenarios del
Congreso de Oriente, la bandera federal y el Reglamento de tierras, señalaron
que el estado usa “millones y millones para la trivialidad y el subsidio a los
ricos y las campañas electorales. Fiel a la maldición de Malinche –agregaron-,
el poder es soberbio con los nuestros y livianito con los de afuera. Son
inocultables en la Argentina las marcas del racismo, en las antípodas del
artiguismo que dice Ansina, dice Guacurarí, mientras que el mismo Estado
promueve hoy el racismo y cultiva el colonialismo interno occidental”.
La declaración sostiene la actitud independentista de la
revolución federal. Por eso enumera luego las acciones “contra revolucionarias”
del gobierno actual, como por ejemplo su relación con los imperios
estadounidense o chino, el pago de deudas fraudulentas, el arreglo con
multinacionales o el patentamiento de semillas transgénicas.
El texto deja una veta de esperanza. Dice que en todos lados
“vamos tomando conciencia, y surgen focos de resistencia por el ambiente, el
trabajo, la historia, las noticias, el territorio; resistencia a las
arbitrariedades”.
En los párrafos de historia, los manifestantes muestran un
abismo entre la continuidad monárquica, unitaria y europeizante de Buenos
Aires, en la que inscriben al poder político actual, y la revolución
independentista, federal, popular y republicana del Litoral que, a su juicio,
debe ser recuperada.
No falta una alusión directa a los intelectuales kirchneristas
de Buenos Aires. Dice que el colonialismo del siglo XXI “avergüenza en las
defensas ensayadas por entusiasmados pseudo intelectuales ‘coordinadores
estratégicos del pensamiento’, con buena propaganda a favor, que acomodan los argumentos según sopla el viento”.
En seis páginas, la JAPL aborda la fecha histórica desde
distintos ángulos.
A continuación, el texto completo.
______
Recordar
con lealtad el Congreso
de
Oriente y evitar ambigüedades
Con vistas al bicentenario del Congreso de Oriente que se cumple
este 29 de junio de 2015, la
Junta Abya yala por los Pueblos Libres llama a recuperar el
contenido revolucionario de la Liga de los Pueblos Libres.
La fecha nos devuelve el mensaje diáfano de 1815. Todos, sin
distinciones, podemos bañarnos en esa fuente.
El Congreso de Oriente se realizó en Concepción del Uruguay, en un
ambiente propicio a la unidad de la patria grande y la emancipación que llevaba
ya largos años bajo el liderazgo de José Artigas con este lema: La soberanía particular de los Pueblos es el
único objeto de nuestra revolución.
Soberanía particular como voluntad popular comunitaria libre,
regional, con caminos trazados desde el pie, sin proscripciones, donde los
mandatos o las representaciones cesan en presencia de la asamblea; y con
autonomía para cada grupo étnico, de vivir con sus modos propios, sin
imposiciones de ningún poder central.
Las Instrucciones de 1813 y el izamiento de la bandera tricolor en
todos nuestros territorios en 1815 revelan la vocación independentista del
Litoral, mientras cierta dirigencia de Buenos Aires buscaba rey en Europa y
llamaba “pata sucia” al nativo.
La semilla de la lucha federal halló campo fértil en la Banda Oriental ,
Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Córdoba. En marzo de 1815 Eusebio
Hereñú proclamó en Paraná la Liga de los Pueblos Libres que nuestras provincias
integraron, a la vez que reconocían en Artigas el Protector.
Después de derrotar en Guayabos al último ejército porteño que
operaba en la Banda
Oriental al mando de Manuel Dorrego, en 1815, Artigas
escribió al Gobernador de Corrientes: …yo
he ordenado a todos los pueblos libres de aquella opresión, que se levante una
[bandera tricolor] para sostener nuestra
Libertad e Independencia. Así lo han jurado estos beneméritos soldados en
13 de enero de este presente año…
Izar la tricolor fue una prueba de independencia, en la misma
línea que las Instrucciones. Por ese sueño se habían desangrado el charrúa, el
guaraní, por siglos.
Aunque existen muchos documentos emitidos por los protagonistas en
esos días, no hay indicios que permitan afirmar hoy que el Congreso de Oriente
haya declarado formalmente la independencia, pero el clima era sin dudas
independentista en el Litoral. Las provincias de la Liga no enviaron diputados
al Congreso de Tucumán un año después porque su actitud independentista era
pública, y también en respuesta a la violencia que sufrían de la unitaria,
antirrepublicana y europeizante ciudad puerto.
En homenaje a la claridad de las ideas y la coherencia de la
revolución federal, esta Junta llama a recordar el Congreso de Oriente, y
alzar nuestra bandera tricolor independentista, federal, arraigada en nuestra
historia milenaria, emblema que también cumple 200 años. A estudiar el bicentenario
Reglamento de tierras de setiembre, para advertir cómo los revolucionarios
devolvieron “suertes de estancias” a indios, negros, zambos, criollos pobres,
viudas con hijos. Lo que hoy debiera ser emulado con una profunda reforma
agraria sustentable (“con prevención que los más infelices serán los más
privilegiados”), donde capital financiero y corporaciones sean expulsados del
suelo, sin más.
ARTIGAS o ROCKEFELLER. Es nuestro deber inclaudicable honrar el verdadero sentido
de la fecha. Y
hacerlo despojados de fantasías oportunistas, y prevenidos de los farsantes que
hoy gritan patria y juegan para Monsanto, gritan pueblo y se abrazan con
Rockefeller, Chevron, Barrick y los pooles y banqueros; gritan buitre y siguen
pagando una interminable deuda fraudulenta sin investigarla, a costa de la
exclusión de millones.
Debemos reconocer la autenticidad de las sabidurías antiguas resumidas
en la revolución federal inconclusa. El neocolonialismo renueva en nosotros
aquella prevención con "los gringos que nos compran y los criollos que nos
venden".
Es muy contradictorio pretender la defensa de Artigas, fundador
del federalismo rioplatense, e imponer una política centralista que ahoga
económicamente a las provincias o las somete. Federalismo es letra muerta de la
Constitución, y eso indigna.
Gobernadores como el actual de Entre Ríos, convertidos en marionetas y
mendigos de la Casa Rosada ,
son la cabal muestra del desvío. A los próximos les queda seguir en la
genuflexión o buscar remedio. Están advertidos: los autócratas precisan siervos.
Llegamos a esta fecha histórica con recelo, porque los gobernantes
actuales iniciaron una desvergonzada campaña de confusión, con la intención de
colocar esos tesoros, que son nuestras luchas y la sangre derramada por
nuestros mártires, al servicio de un partidismo en ruinas.
A los compañeros maestros y profesores los convocamos a analizar
con detenimiento la propaganda publicada en estos días por el oficialismo en
Entre Ríos, donde pretende opacar la luz de Artigas con nombres que representan
la usura y la corrupción capitalista y la negociación inescrupulosa de espacios
de poder. Hay folletos que colocan el prestigio de Artigas al servicio de un
gobernador y una presidente del régimen. Estos gobiernos hacen las políticas
que mandaron Rivadavia, Rosas, Mitre y Roca, y manosean el nombre y el honor de
Artigas, y de las mujeres y los hombres que acompañaron aquella gesta. Es que,
tras los esfuerzos de los entrerrianos para exhumar el Congreso, el poder
político decidió secuestrar la fecha en vez de escuchar la voz de la historia. O en otros
casos optó por el menosprecio y la indiferencia. Para
decir Artigas deberán dar un giro de 180 grados. Nunca es tarde. En todos lados
vamos tomando conciencia, y surgen focos de resistencia por el ambiente, el
trabajo, la historia, las noticias, el territorio; resistencia a las
arbitrariedades.
INDEPENDENCIA ABSOLUTA. La Revolución de la Banda Oriental
expresada en nuestra Liga de los Pueblos Libres fue popular, independentista, federal, y facilitó el acceso a los
bienes comunes a través de la distribución
de tierras. Es nuestra raíz y nuestra meta.
Reunida la Asamblea de 1813 en Buenos Aires, Artigas convocó al
Congreso de las Tres Cruces para enviar sus representantes. En abril de 1813
los diputados recibieron sus Instrucciones claras y terminantes. Comenzaban
así: Primeramente pedirá la declaración
de la independencia absoluta de
estas Colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la
Corona de España y familia de los Borbones y que toda conexión política entre
ellas y el Estado de la España es y debe ser totalmente disuelta.
Otros artículos pedían la organización de un Estado republicano y federal. Era
1813, las cosas estaban claras. Por eso la Asamblea rechazó en Buenos Aires a
los representantes orientales y continuó buscando protección europea.
En Europa, una vez derrotado Napoleón Bonaparte, los monarcas
vencedores se reunieron en el Congreso de Viena para instaurar un nuevo orden
político; Gran Bretaña, por su parte –única potencia industrial, comercial y
naval- impuso el principio de la libre navegación de los ríos, para su propio
beneficio. Los monarcas absolutistas formaron la Santa Alianza con
vistas a restaurar y asegurar su poder; y comprometieron su apoyo al Rey
Fernando VII para recuperar a sus colonias insurrectas. Pero Inglaterra, viendo
amenazados sus logros en América –el libre comercio- y sobre todo su
hegemonía mundial, se valió de su dominio sobre los mares para impedir todo
paso a alguna escuadra restauradora. Además, miles de soldados, oficiales y
marinos británicos se sumaron a las fuerzas de Bolívar y San Martín.
POR QUÉ EL CONGRESO. La actitud de la dirigencia porteña fue opuesta a la del Litoral. Desde
la Revolución de Mayo, los gobernantes de Buenos Aires -después de separar a
los integrantes de la
Primera Junta más radicalizados: Moreno, Belgrano, Castelli-
iniciaron una política centralista y autoritaria (que aún se reproduce en el
siglo XXI y crece hasta la asfixia), sin voluntad ni convicción para
crear un Estado Nacional independiente. Siguieron invocando reconocimiento a “nuestro amado soberano el señor D. Fernando
VII”, mientras buscaban la protección de una potencia europea, y algún
príncipe desocupado para coronarlo en el Río de la Plata.
Eso, incluso, años después del Congreso de Tucumán de 1816.
Los gobiernos porteños estaban empecinados en someter a Artigas o
segregar a la Banda
Oriental y parte del litoral. Como siempre lo hacían después
de ser derrotados –para ganar tiempo y reforzarse para un nuevo ataque-, el
Director interino Álvarez Thomas envió en Comisión a Rivarola y Pico para
negociar en junio de 1815. No hubo acuerdo, y Artigas convocó al Congreso
de Oriente en Concepción del Uruguay.
Reunido el 29 de junio, el Congreso decidió que sus integrantes,
representantes de Santa Fe, Córdoba, la Banda Oriental ,
Corrientes y Entre Ríos (los diputados indios de las Misiones llegaron tarde),
viajaran a Buenos Aires para negociar la paz y la unión de todo el país.
Álvarez Thomas ni siquiera los recibió, los
arrestó.
Los diputados volvieron a sus provincias donde
informaron sobre la
gestión. Esas arbitrariedades originaron serias
incidencias posteriores.
En este bicentenario, no pocos investigadores, docentes,
agrupaciones culturales, sindicatos, vecinos en general, realizan esfuerzos
para rescatar del olvido el Congreso de Oriente y los principios de la
Revolución federal charrúa, gaucha, negra, guaraní, hondamente sudamericana.
La figura de Artigas (aquel revolucionario austero, comprometido
con la causa, que habitaba en un rancho y se sentaba en una cabeza de vaca),
nada tiene que ver con gobernantes ostentosos que son expresiones de la
soberbia, el enriquecimiento, el unitarismo, la corrupción, el negociado con
sus amigos capitalistas, la concentración de la tierra en pocas manos, el
abrazo con las multinacionales. Todas muestras del colonialismo del siglo XXI,
que se pone distintas máscaras para sostenerse y que, si irrita en los
políticos, avergüenza en las defensas ensayadas por entusiasmados pseudo
intelectuales “coordinadores estratégicos del pensamiento”, con buena
propaganda a favor, que acomodan los argumentos según sopla el viento, y viajan
bien pagos con los recursos de los trabajadores para dar cátedra a la
“barbarie”.
RACISMO. Artigas devolvió territorios a los indios, les reconoció
su derecho al autogobierno; algunos lo llamaron el padrecito, el padre
iluminado. Todavía hoy, los indios siguen reclamando derechos por tierras
ancestrales, reconocidas por la Constitución y desconocidas por el poder;
tienen que apelar a la lucha como lo hacen los qom en el Gran Chaco o los
mapuches en la Patagonia.
Hoy no salimos del asombro, ante el atropello a los hermanos qom,
wichí, pilagá y nivaclé, entre otros, que pasan años mendigando una audiencia
para tratar gravísimos problemas territorios, sociales, alimentarios, racistas
y de represión mortal.
Millones y millones para la trivialidad y el subsidio a los ricos
y las campañas electorales. Fiel a la maldición de Malinche, el poder es soberbio
con los nuestros y livianito con los de afuera. Son inocultables en la
Argentina las marcas del racismo, en las antípodas del artiguismo que dice Ansina,
dice Guacurarí, mientras que el mismo Estado promueve hoy el racismo y cultiva
el colonialismo interno occidental.
La familia “real” gobernante, capaz de acumular decenas de
estancias con sus amigos, se presenta como la “civilización”. Nada nuevo bajo
el sol.
La política de escarmiento para debilitar y desacreditar las
luchas, y de soborno a los sumisos, es propia de la oligarquía y la alta
burguesía, hoy bajo maquillaje progre.
OFENSAS. Si Artigas es independencia, resultan una cachetada a la
revolución la entrega de un predio al Ejército de China en la provincia de
Neuquen, y la facilitación de obras sin licitación al Estado chino en la
actualidad, como antes lo hicieron otros cipayos cuando emergían otros
imperios, sean Inglaterra o los Estados Unidos.
También ofenden al artiguismo los acuerdos firmados por la Casa Rosada con
cláusulas secretas con China y Rusia, más su complicidad con los compromisos de
otro gobierno anterior (del mismo partido) en los acuerdos de Londres y Madrid,
mientras Inglaterra fortalece su presencia militar al acecho en Malvinas. A
espaldas del pueblo.
Artigas expresa las culturas del maíz libre, el trabajo y la dignidad. Los
gobernantes actuales son la opresión de la semilla transgénica, el
patentamiento de la semilla, la contaminación del ambiente por varias vías, el
reino del capital financiero, y el soborno como sistema.
DESDE EL SUMAK KAWSAY. Desde nuestros
pueblos antiguos volvemos a la armonía tradicional del humano en la naturaleza
(sumak kawsay – suma qamaña – vivir bien), a la vida complementaria, al trabajo
en comunidad con el permiso de la Pachamama, las luchas por la dignidad, el
cumplimiento de la palabra empeñada, el federalismo, la unidad. En esas
sabidurías arraiga la revolución federal que la plutocracia y la cleptocracia se
proponen enlodar.
Por eso denunciamos la mezcla perversa de las luchas populares auténticas,
con los robos del poder actual de las grandes corporaciones y sus socios de la
política.
Por la independencia, por la emancipación, por la preservación de
la historia auténtica para un futuro sin cadenas, por el silencio consciente de
nuestros pueblos frente a las declamaciones del poder, llamamos a tomar
conciencia de la gravitación de las luchas, con una mirada integral, sin
ataduras.
Artigas vuelve entero, con las
Instrucciones, con el Congreso de
Oriente, con el Reglamento de tierras, con la revolución federal y todos sus
desafíos, y con el sentido cimarrón de nuestra banda roja.
Este 29 de junio es una fecha para
nuestra felicidad y nuestro sacrificio.
JUNTA ABYA YALA POR
LOS PUEBLOS LIBRES –JAPL-
Paraná, junio de 2015, en el
bicentenario del Congreso de Oriente.
Firman:
Daniel
Tirso Fiorotto
Víctor
Hugo Sartori
Alberto
Dorati
Silvina
Suárez
Fortunato
Calderón Correa
Mario
Alarcón Muñiz
Carlos
Natalio Ceruti
Ricardo
César Bazán
Ignacio
González Lowy
Martín
Barral
Jorge
Villanova
Mario
Londero
Pedro
Aguer
César
Baudino
Julio
Majul
Juan
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SIGUEN
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