Debate en clave
territorio
24 de junio de 2015
24 de junio de 2015
"El territorio no
sólo es un espacio material de disputa, sino también un espacio conceptual en
pugna. Esto a su vez genera una conflictividad evidente que es llamado por
Bernardo Manzano con el nombre de “territorialidades”. La intencionalidad
política con que se asume el territorio se la llama territorialidades, lo que
da paso además de hablar de procesos de territorialización que son en el fondo
procesos de disputa por lo tanto de transformación constante."
Por Henry Picado.
Para el guionista y
director de cine David Trueba un paisaje sirve para entender
quienes somos. El mismo afirma: “Lo hermoso de un paisaje no es su composición
concreta, su belleza plástica, su esteticismo más o menos rotundo, sino la
significación que cobra para nosotros cuando lo reencontramos o cuando en un
momento determinado se une a nuestro estado de animo y es como si uno se
marchara con la montana a cuestas…”
Sumando a lo que
propone Trueba el paisaje no es solo algo que se mira o se contempla como una
pintura. Para quienes habitan “el paisaje” este significa sus modos de subsistencia,
el lugar desde el cual mira al mundo para entenderlo desde ahí. El paisaje se
convierte en territorio cuando colectivamente se han tejido formas de
relaciones creadoras de identidades (territorialidad). Es por eso que el
paisaje es muy importante, porque define la forma en que se narra la historia
de una persona, de un colectivo, una comunidad o de una región.
En palabras Eduardo
Galeano (2014) “por estos tiempos el concepto de territorialidad se está utilizando de nuevo
como base y sostén para defender física y teóricamente esos espacios que
habitamos”
El concepto de territorio es empleado desde diversas disciplinas
como la planificación estratégica, la economía, la historia, la ciencias
políticas, la sociología, la antropología, la geografía, etc., pero también
desde las organizaciones y movimientos sociales, especialmente indígenas y
campesinas. En este sentido las acepciones discrepan según desde donde se miren
y por lo tanto sus aplicaciones también lo hacen.
Para el geógrafo
Milton Santos el territorio es entendido como el lugar donde se conoce y se siente,
“donde desembocan todas las acciones, todas las pasiones, todos los poderes,
todas las fuerzas, todas las debilidades, es donde la historia del hombre
plenamente se realiza a partir de las manifestaciones de su existencia.”
(Santos, 2007:13 )
Curiosamente se
encuentran nociones similares a la
de Santos en la Estrategia
Centroamericana de Desarrollo Rural Territorial [1] donde se menciona muy superfinamente
que “los territorios no son meros espacios físicos, sino construcciones
histórico-sociales y espacios de identidad cultural”(2009:10). Se puede notar
leyendo esta estrategia la forma en que se asume el uso del territorio con un
carácter ideológico desarrollista. En este sentido el concepto de territorio
está siendo empleado dentro de las estrategias planes de gobernanza tanto a
nivel regional, como nacional y municipal, donde prima el sentido del libre
mercado. De forma similar encontramos varios proyectos que usan conceptos de
territorio vinculados al libre comercio como son las Áreas de Desarrollo Rural
en Costa Rica, las Ciudades Modelo en Honduras y las Zonas Económicas
Especiales en toda América Latina. No hay que olvidar que dentro de esta noción
liberal del territorio se encuentra al Estado como forma administrativa
ejecutora de procesos de territorialización.
Por otro lado
comunidades afrodescendientes entienden el territorio como su “habitad
funcional”. En una entrevista realizada a la dirigente de la Organización Negra
Fraternal Hondureña OFRANEH señala la centralidad que tienen
el territorio dentro de la concepción como pueblo afrodescendiente “…un pueblo
sin su territorio, sin su identidad, sin su cultura es un pueblo que está
muerto” [2]. Así mismo el
ecofeminismo afrocolombiano habla sobre el territorio como “el espacio donde se
conjugan las relaciones sociales cotidianas, tanto de orden de las creencias,
los ritmos y los escenarios simbólicos, como en las formas de trabajo y
producción” pero más propiamente donde se han arraigado las culturas y se
defiende la posibilidad de vivir dignamente”(Bermúdez, et al, 2014:22)
En el mismo sentido
tanto para el ecofeminismo como para el feminismo comunitario el territorio
primero es el cuerpo mismo. “Recuperar el cuerpo para defenderlo del embate
histórico estructural que atenta contra él, se vuelve una lucha cotidiana e
indispensable, porque el territorio cuerpo, ha sido milenariamente un
territorio en disputa por el patriarcado, para asegurar su sostenibilidad desde
y sobre el cuerpo de las mujeres” (Capnal, 2010).
Lorena Capnal logra
evidenciar con gran claridad las relaciones que tienen la resistencia de las
mujeres xinkas en la defensa del territorio-tierra en contra la minería al
mismo tiempo que emprenden la liberación de su territorio-cuerpo en contra de
las formas patriarcales y capitalistas de opresión a la mujer.
Además de la
importancia de la lucha por la liberación del cuerpo-territorio tanto el
feminismo comunitario, como el ecofeministmo evidencian el carácter
multidimensional que tiene el concepto de territorio.
Lo que intento
demostrar es que hay muchas nociones de territorio que pueden estar en
confrontadas o en complicidad. Por lo tanto el territorio no sólo es un espacio
material de disputa, sino también un espacio conceptual en pugna. Esto a su vez
genera una conflictividad evidente que es llamado por Bernardo Manzano(2009:3)
con el nombre de “territorialidades”. La intencionalidad política con que se
asume el territorio se la llama territorialidades, lo que da paso además de hablar
de procesos de territorialización que son en el fondo procesos de disputa por
lo tanto de transformación constante.
“Caminar una vereda es
recorrer el rastro de pasos anteriores. Su trazo concreto, que se dibuja y
borronea, marca la historia, las historias, del trajinar de las relaciones
humanas. Al diseño de su tejido los pueblos campesinos más antiguos le llaman
territorio” (Vera, 2005:7)
Con esta frase Ramón
Vera nos está proponiendo una idea fundamental para entender el territorio. El
territorio se encuentra en constante transformación es decir no es estático.
Para el ecofeminismo colombiano este proceso de territorialización constante
obedecen tanto a la condición de género y de clase, pero también a los procesos
histórico-sociales.
A modo de ejemplo: el
espacio se encuentra en disputa donde están enfrentadas la territorialidad
campesino/indígena con la territorialidad del agronegocio. Ambas tratando de
disputarse el mismo espacio y entramadas una sobre otra. El lugar de traslape
intenta evidenciar la conflictividad entre ambas nociones de territorio.
A partir de lo
anterior se puede decir que conflicto territorial es la disputa entre dos o más
territorialidades de un mismo espacio. Algunas de las variables que pueden
modificar esta relación de poder son el enfoque de las políticas públicas y los
niveles de autonomía y de organización popular. Esta conceptualización de
conflicto territorial será base para buscar los casos a analizar.
Por otro lado en la
teoría del valor de Marx existen elementos que refuerzan la idea al inicio
planteada de que las disputas por el territorio se encuentra tanto el plano
cognitivo como material. El economista mexicano Andrés Barreda señala que “Las
mercancías y el dinero ocupan y acondicionan funcionalmente el espacio dentro
del cual se mueven, sea éste el de la tierra, el subsuelo, el aire o la pura
extensión que contiene y envuelve todo lo existente” (Barreda, 1994:134). De
esta manera la territorialización de los espacios desde, por ejemplo, el
agronegocio [3] son formas mercantiles de apropiarse
de la tierra, al agua, el bosque y hasta de los pueblos como forma de mano de
obra explotada.
En cambio el valor de uso en los territorios ocupados por
pueblos indígenas está ligado a la capacidad de cuidado de la vida. Es decir caza,
siembra, recolección, refugio, recreación, al buen vivir. Esta forma de
territorialización muchas veces no cabe dentro de parámetros geométricos ni
econométricos.
“La reivindicación de
la territorialidad va mucho más allá del clásico reclamo por la tierra. Un campesino
individual necesita una tierra si quiere seguir cultivan do.
Una comunidad requiere un territorio con su agua, sus bosques o sus matorrales,
con sus horizontes, su percepción de “lo nuestro” y de “lo otro”, es decir de
sus límites, pero también con las huellas de sus muertos, sus tradiciones y su
sentido de lo que es la buena vida, con sus fiestas, su manera de hablar, sus
lenguas o giros, hasta sus maneras de caminar. Su cosmovisión.” (Robert, 2013)
Por último y siguiendo
lo que dice Jean Robert sobre las formas de territorialización del agronegocio.
El monocultivo o los agrotóxicos atentan directamente contra las maneras de
habitar el territorio para las comunidades, generalmente llamado de forma
marginal de “subsistencia”.
Notas:
[1] En este documento están implicados el Instituto
Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), La Organización Mundial
para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y Unidad Regional de Asistencia
Técnica (RUTA) instituciones ligadas a los Naciones Unidas y a USAAID
[2] Extracto de la entrevista realizada en la Ceiba, Honduras
el 9 de setiembre de 2014.
[3] Por agronegocio se comprende la forma de producción de
mercancías alimentarias por medio de un modelo basado en la mecanización, los
agrotóxicos, las semillas patentadas y la proletarización del campesinado.
Bibliografía: (…)
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Debate_en_clave_territorio
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