Turquía
El retroceso de Erdogan y la victoria
electoral kurda
10 de junio de 2015
10 de junio de 2015
Por Leandro Albani (Marcha)
Los pueblos de Turquía votaron y castigaron al presidente
Erdogan. El movimiento kurdo y la izquierda turca lograron 80 diputados en una
elección histórica. Las incógnitas del futuro.
Los resultados en las elecciones a diputados que se realizaron el
domingo en Turquía mostraron dos hechos concretos que tendrán consecuencias a
futuro en una de las principales potencias emergentes y miembro estelar de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La primera consecuencia fue el retroceso del
partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), liderado por el
presidente Recep Teyyip Erdogan. Por más que el mandatario encabezó la campaña
electoral, violando las normas que rigen esa contienda en el país, el AKP no
logró la mayoría parlamentaria, que buscaba con insistencia para alcanzar una
polémica reforma constitucional, pero también para blindar el poder de Erdogan
y su organización islámica.
El AKP obtuvo el 40,8% de los votos, con 258
escaños de los 550, perdiendo casi tres millones de votos y la mayoría absoluta
en el Parlamento. En un comunicado, Erdogan reconoció que los “resultados
actuales no permiten a ningún partido formar solo un gobierno”. El mandatario
afirmó que en “este nuevo proceso, es de una importancia crucial para todos los
partidos políticos actuar con la sensibilidad necesaria y adoptar una actitud
responsable para preservar el clima de estabilidad y de confianza, así como
nuestros logros democráticos”.
El llamado a la unidad de Erdogan es un intento
por mantener a flote un modelo político y económico marcado por el
neoliberalismo, una alianza férrea con Estados Unidos y un proyecto de
injerencia regional, como sucede en Siria, donde el gobierno turco acumula
denuncias por armar a los mercenarios del Estado Islámico (EI) y buscar a toda
costa el derrocamiento del presidente Bashar Al Assad, además de cortar la
experiencia política que se desarrolla en el norte sirio, encabezada por la
guerrilla kurda vinculada al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Tanto el partido Republicano del Pueblo (CHP),
que logró 132 escaños, como el partido de Acción Nacionalista (MHP), que
alcanzó los 82 diputados, negaron una posible alianza con el AKP. Desde ayer,
en Turquía se abrió un período de 45 días en los que se intentará formar un
nuevo gobierno, algo que parece improbable luego de la derrota de Erdogan.
Aunque también es posible que las fuerzas islamistas alcancen un acuerdo con el
actual gobierno para intentar sostener el actual modelo.
Un paso hacia adelante
Con el 13% de los votos, equivalente a seis
millones de personas, y con 80 puestos en el Parlamento, el gran ganador de las
elecciones fue el partido Democrático del Pueblo (HDP), ligado al PKK y
conformado por el pueblo kurdo en alianza con sectores de izquierda y
progresistas.
Con 20 millones de kurdos que habitan el
sureste de Turquía, el HDP se presentó por primera vez en los comicios. En las
anteriores elecciones sus postulantes se presentaban como independientes debido
a que esas candidaturas no tienen la obligación de superar el 10% de los
sufragios estipulados por la ley.
En una intensa campaña electoral, el HDP
recibió duras críticas del propio Erdogan y sus locales partidarios sufrieron
más de 60 atentados en los últimos meses. Con el ingreso de los 80 legisladores
a la Asamblea turca, el movimiento kurdo tendrá una posibilidad real de
impulsar los acuerdos de paz entre el gobierno y el PKK. En la actualidad, los
diálogos se encuentran estancados ante la negativa del Ejecutivo de resolver un
conflicto interno que lleva década y le costó la vida a miles de personas.
Aunque el PKK se retiró de las montañas del sureste turco y mantiene el alto el
fuego, la administración de Erdogan niega de forma permanente un acuerdo de
paz.
Conocidos los resultados, el co-presidente del
HDP, Selahattin Demirtas, negó que su partido llegue a una alianza con el AKP
para conformar un nuevo gobierno. El dirigente expresó que las elecciones
fueron “una victoria conjunta de la izquierda” y agradeció a las millones de
personas que respaldaron a la organización. Demirtas explicó que pese a que los
comicios “no han tenido lugar en un ambiente libre y democrático”, y de las
presiones y agresiones del gobierno de Erdogan, “nos hemos unido las personas
empobrecidas y oprimidas de este país bajo la bandera del trabajo, la paz, la
justicia y la libertad”.
Demirtas aseveró que los comicios finalizaron
“con la victoria de las personas que luchan por la libertad, la democracia y la
paz, y han sido la derrota de los que favorecen el autoritarismo, la arrogancia
y el totalitarismo. Es la victoria de todas las identidades étnicas oprimidas y
de las religiones como la aleví, sunnita, cristian os
y judíos que conviven en Turquía. Esta victoria es de los trabajadores,
desempleados, campesinos, agricultores y de todos y todas los explotados. Es la
victoria de todos los que quieren una constitución democrática, pluralista y
civil en favor de la paz y la
libertad. Ante todo esta victoria pertenece a las mujeres y a
todos los que quieren vivir con honor”.
En medio de la euforia del triunfo del HDP que
colmó las principales ciudades del Kurdistán turco, el futuro de ese movimiento
se definirá en el transcurso de los meses. El HDP no sólo debe presionar para
que se alcance un acuerdo de paz, sino legislar con coherencia y profundizando
una política que ya aplica en las 100 alcaldías que dirige en el sureste del
país. Con errores y aciertos, el HDP tendrá la responsabilidad de contrarrestar
los ataques del Estado turco contra el pueblo de Kurdistán, como también
demostrar su capacidad de gestión para mejor la situación de su pueblo. Por
supuesto, el HDP encontrará trabas en el camino, algo que el gobierno de
Erdogan ha impulsado en estos 13 años en el poder. Diputados kurdos arrestados
o forzados al exilio son solo un ejemplo de la política represiva del AKP. A su
vez, el HDP saltó el umbral territorial y logró erguirse como tercera fuerza en
Estambul, traccionando votos de los partidos tradicionales y demostrando la
efectividad de su alianza con la izquierda.
La llegada del HDP al Parlamento también es un
espaldarazo para la guerrilla kurda que defiende el norte de Siria e intenta
desarrollar un gobierno autónomo, basado en la formación de comunas y desligado
tanto del Estado Islámico como del gobierno de Al Assad.
La principal incógnita que sobrevuela al HDP es si podrá lidiar
con las instituciones turcas, la burocracia estatal y un sistema partidocrático
férreo. Y si sus políticas llevarán a una profundización de la “victoria
conjunta de la izquierda” o se verán atrapadas en la telaraña del status quo de Turquía. Lo que es claro es que el
triunfo del HDP es un importante avance para el pueblo kurdo en su búsqueda de
libertad y democracia, pero no sólo en territorio turco, sino también en Siria,
Irak e Irán.
Fuente original: http://www.marcha.org.ar
Fuente original: http://www.marcha.org.ar
La victoria kurda pone fin al proyecto
presidencial
e islamista de Tayip Erdogán
11 de junio de 2015
11 de junio de 2015
No es ninguna exageración afirmar que la
jornada electoral de este domingo tiene un carácter histórico para la República
fundada por Mustafá Kemal
Ataturk hace 90 años. La
impresionante victoria del HDP (Partido Democrático de los Pueblos) no
solamente pone fin al proyecto presidencial e islamista de Tayip Erdogán, sino que
traspasa las fronteras turcas para convertir al pueblo kurdo en un factor
político internacional de primer orden, si se tienen también en cuenta sus
victorias frente a los islamistas, en este caso militares, en Siria e Irak.
Erdogán, que gobierna este país desde hace más
de una década, necesitaba 276 parlamentarios para modificar la Constitución a
su imagen y semejanza, introduciendo cambios políticos acordes con ese proyecto
presidencialista. Pero, para ello, necesitaba que el HDP no rebasara el 10 por
ciento de los votos a nivel nacional, requisito imprescindible para tener
representación parlamentaria.
La realidad es que resultaba verdaderamente
difícil superar ese listón ya que la fuerza de la lista kurda se concentra,
lógicamente, en las provincias situadas en el extremo suroriental de la Anatolia. Salvando
las distancias, es como si Bildu o Esquerra Republicana intentaran tener más
del 10 por ciento del electorado en el conjunto de España.
Por esta razón, las candidaturas kurdas en las
anteriores elecciones lo eran a título individual y como candidatos
independientes, lo que siempre les había asegurado una horquilla de
representación entre los 20 y los 30 diputados, llegando hasta ahora, en total,
al 6 por ciento de los votos a nivel nacional.
La sorpresa del domingo es que prácticamente
han duplicado ese porcentaje no solo superando el 10 por ciento sino llegando
al 13, tras una campaña en que los candidatos del HDP no solo ha sufrido ataques a sus sedes sino también detenciones
por parte de la Policía e incluso atentados en sus mítines, como el que dejó en
Diyarbakir varios muertos y cientos de heridos.
De esta forma, el HDP podrá formar un poderoso
grupo de 80 parlamentarios -31 de ellos mujeres- en la Asamblea Nacional ,
parlamentarios que, de no haber superado el mínimo del 10 por ciento estatal,
habrían ido a parar, fundamentalmente, al gubernamental e islamista AKP
(Partido del Desarrollo y la Justicia).
Así, Erdogán no solamente ve bloqueado su
camino hacia una Presidencia con grandes poderes que se comparaba con un nuevo
“sultanato”, sino que se ve obligado a gobernar en minoría, teniendo serias
dificultades para formar un gobierno de coalición con las otras dos grandes
fuerzas: el socialdemócrata CHP, con 131 escaños, y los nacionalistas turcos
del MHP, con 82 diputados.
Pero de estas elecciones se desprenden otras
consecuencias de calado no solo para Turquía sino para todo Oriente Medio.
La primera de ellas es que el AKP se ha
desplomado en las provincias del Kurdistán, donde siempre ha tenido un gran
peso debido a su componente rural y a una población profundamente religiosa y
tradicional. En Diyarbakir, por ejemplo, el voto islamista ha bajado del 32 al
15 por ciento; en Van del 40 al 22, en Sirnak, del 20 al 10 y en Agri del 47 al
18 por ciento. Esto ha hecho que en el caso de Diyarbakir –un millón de
habitantes- el HDP se llevara 10 de los 11 parlamentarios en juego, y en la
también y turísticas Van, 6 de los 8 que se disputaban.
En las provincias, a nivel general, el voto no
es menos sorprendente. En el conjunto de los distritos de Diyarbakir, Sirnak y
Hakkari, el voto pro-kurdo ha superado nada menos que el 80 por ciento, y en
las de Mardin, Batman, Van y Mus, el 70 por ciento.
Esto indica que el Kurdistán turco, compuesto
por una veintena de provincias, ha quedado fuertemente consolidado en torno al
HDP, partido al que el Gobierno acusa de ser el brazo político de la guerrilla
del PKK, quedando los partidos turcos sin margen de maniobra. Debido a ello,
resulta del todo imposible que Ankara siga ahora poniendo obstáculos a un
proceso de paz con la guerrilla que, indudablemente, debe culminar en el
establecimiento de algún grado de autonomía para esta región.
Asimismo resulta difícil desvincular los
resultados de la forma en que Erdogán ha gestionado la guerra siria, en la que,
de forma descarada, ha respaldado las opciones islamistas frente a las
organizaciones kurdas. Las sucesivas victorias militares en Siria e Irak frente
al Estado Islámico –Kobani, Sinyar, zona de Mosul, montes Abdulaziz, cuenca del
río Khabur y ahora avances hacia el feudo yihadista de Tel Abyad-, sumada con
esta victoria política en Turquía, convierten al factor kurdo en una pieza
clave a la hora de reordenar políticamente Oriente Medio.
Pero los analistas turcos elevan todavía un
peldaño más el significado político de lo ocurrido el domingo. Buena parte de
ellos indican que la superación de ese “imposible” 10 por ciento –colocado
precisamente en el sistema electoral para impedir la representación de partidos
kurdos- muestra el cansancio de importantes segmentos del electorado hacia la
tradicional forma de hacer política en Turquía.
Hartos de que no haya una verdadera
alternativa de izquierda, hartos de la deriva autoritaria de Erdogán, el apoyo
de una parte de la población turca al HDP es lo más parecido en Turquía al
fenómeno de Podemos en España. Incluso hay quien asegura que, si, ante la
imposibilidad de gobernar, se adelantan las elecciones, por ejemplo, dentro de
un año, los resultados podrían ser mejores y tal vez convertir al HDP en la
segunda fuerza del país.
Esta es la razón por la que las candidaturas
del HDP han contado con el apoyo de quienes lideraron la llamada “revuelta de
Taksim”. Y también por este motivo la copresidenta del HDP, Figen Yuksekdag, se dirigió a
sus seguidores al celebrar los resultados con una de las consignas que más se
oyeron en Taksim: “Esto solo es el principio; la lucha continúa”.
Fuente original: http://www.cuartopoder.es/terramedia/2015/06/08/la-victoria-kurda-pone-fin-al-proyecto-presidencial-e-islamista-de-tayip-erdogan/6796
Fuente:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199874
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