domingo, 7 de junio de 2015

"Combatiremos la opresión heteropatriarcal en donde se encuentre: en las calles, en los trabajos, en las camas y en nuestras militancias".

Feminismo organizado, ni una menos ¿Y el Estado?
junio de 2015


En la Hoja de Coyuntura de Mayo, en el apartado en el que analizábamos la situación nacional respecto de la lucha antipatriarcal, decíamos que la cercanía de las elecciones presidenciales obligaban “al Gobierno nacional a manifestar gestos esperanzadores dedicados a los sectores que esperan el sostenimiento de medidas por izquierda, como forma de contener posibles desprendimientos de sectores del movimiento feminista y lgttbi que lo apoyan, que podrían desilusionarse ante la dura realidad: el kirchnerismo va a terminar su mandato sin impulsar la legalización del aborto, con enormes dificultades para garantizar los derechos en el marco de los casos de abortos no punibles, con políticas de Estado absolutamente desfinanciadas en materia de derechos de las mujeres y lgtttbi, y débil también para combatir frontalmente a la Justicia, que en todos sus fallos expresa su matriz patriarcal ante los casos de femicidios y delitos de odio por género”.

Es en ese marco en el que se desarrolla la convocatoria para este 3 de junio, con la consigna Ni una menos, organizada por sectores de profesionales, periodistas y famosos, muchos de ellos cercanos al gobierno de Cristina Fernández, invitando a salir a las calles ante tanta violencia machista. La gran ausencia en esta convocatoria justamente es el reclamo hacia el Estado. Las demandas aparecen orientadas hacia la propia sociedad, pidiéndole que pare de matar mujeres, jóvenes y niñas. Sin embargo la pregunta posible de realizarse es, y ¿cuál sería la responsabilidad del Estado en la garantía de la seguridad de dichas mujeres?, quienes en muchos casos ya habían dado intervención a la justicia sobre su situación. ¿Cuál es la respuesta práctica y de largo plazo que se les da a estas mujeres en situación de violencia?

A su vez, esta convocatoria se produce no casualmente, seis días después del 28 de mayo (Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres), momento en el que se expresa con fuerza el reclamo por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, discusión que el equipo de Gobierno prefiere evitar ya que agrieta su propia composición orgánica.

Aquí entonces hay dos aspectos que confluyen para configurar el escenario del 3 de junio.
·         Por un lado, el Gobierno necesita mostrarse “activo” de cara a estas demandas, y por eso sus principales referentes no dudaron un segundo en sacarse fotos con la consigna del evento (al igual que el resto de los referentes de los partidos de la oposición burguesa, incluso aquellos que tradicionalmente se han aliado a la Iglesia, contra las demandas del movimiento feminista). No sería extraño incluso, que un gran anuncio presidencial sobre el tema se dé después de esta convocatoria.  

·         Por otro lado, el movimiento feminista y lgtttbi han logrado instalar en agenda cada vez con más claridad el concepto “femicidio”, logrando que la indignación social ante cada caso vaya en aumento. Al mismo tiempo, la realidad muestra su crudeza: el número alarmante de femicidios durante el 2014 (277 registrados) y la seguidilla de casos de femicidio (más de 20 registrados), abuso, violaciones, mujeres prendidas fuego o en situación de violencia de género, en lo que va del 2015, generan por sí mismos el caldo de cultivo para que la actividad del 3 de junio adquiera una masividad sin precedentes. Sin embargo, la consigna Ni una menos, a la luz de los datos, llega tarde.

La lucha por abajo

Los sectores organizados de mujeres, y espacios de géneros y feministas, se organizan y participan desde hace muchos años en cada jornada de lucha y ayuda para las mujeres que sobrevivieron y sus familiares. Con el propósito de acompañar y visibilizar la ausencia del Estado y la complicidad judicial ante estos casos que lamentablemente son numerosos, y todos tienen un denominador común, la denuncia y la falta de respuestas.

Por eso decimos que fue esta misma fuerza organizada la que, por medio de la lucha incansable, obliga a sectores de las clases dominantes a lavarse la cara con un cartel, cuando son lxs principales reproductores de mandatos y estereotipos que refuerzan la estructura patriarcal a partir de la difusión de una cultura sexista y homolesbotransbifobica.

La respuesta del Estado, más allá de un discurso progresista y marketinero de amplios sectores, sigue siendo la no implementación de la Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales-Ley 26.485- sancionada hace ya seis años.
La falta de voluntad política en su aplicación, se expresa en el magro presupuesto asignado a políticas públicas que garanticen una mínima asistencia y respuesta ante las situación de violencia que las mujeres vivimos cotidianamente en nuestras casas, lugares de trabajo, en la calle, las cárceles e instituciones estatales.
La falta de presupuesto y políticas públicas acordes ante la situación alarmante que sufrimos las mujeres a nivel nacional no es una novedad para nadie. Cientos de casos de abuso y femicidio y la respuesta del Estado es la complicidad de los poderes Judicial y Ejecutivo con la Iglesia. Se muestra así la nula voluntad política de frenar esta avanzada de las expresiones más extremas del patriarcado: mujeres muertas por femicidios, mujeres secuestradas por redes de trata, mujeres muertas por abortos clandestinos.

La respuesta de los sectores en lucha permanente es la garantía de que estos hechos no queden impunes. Es por eso que cuando se difundió la noticia del fallo de Piombo- Sal Llargués, donde redujeron la pena a un dirigente de un club de fútbol infantil, condenado por abuso probado a un niño de seis años, con el argumento de que la víctima tenía una "orientación sexual homosexual" y que estaba habituado a ese accionar pues había sido abusado en su hogar, las organizaciones y el pueblo en general salieron a denunciar este hecho no sólo por ser un fallo machista y homofóbico, sino por que desconoce todas las convenciones que protegen los derechos del niño y la niña.
Con este fallo y su repudio enérgico, estamos discutiendo el rol de la Justicia y sus concepciones patriarcales y de clase que la constituyen. Que con la excusa de tecnicismos esconde su propósito, el de proteger y cuidar a los violadores y femicidas, cuestionando a la víctima que en muchos casos ya no tiene voz para defenderse.

En mi cuerpo decido yo
Este 28 de mayo se cumplió una década de la fundación de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, Seguro y Gratuito, esta campaña se organizó a través de los años con mujeres de amplios sectores y edades en los Encuentros Nacionales de Mujeres. Logrando por medio de un objetivo claro, unir fuerzas y luchas día a día por el derecho a decidir.
Hoy en día en la situación de las mujeres en la Argentina respecto a la posibilidad de decidir sobre las maternidades es preocupante. Cada año mueren un centenar de mujeres por realizarse aborto en condiciones de clandestinidad. Que implican condiciones de insalubridad, sin insumos ni personal especializado, gastando dinero que no se posee, pues la gran mayoría pertenecen a los sectores de la clase empobrecidos. Esta condición de clandestinidad también abarca a las clínicas privadas o consultorios que recibiendo también mucho dinero realizan abortos a aquellas mujeres que pudiendo decidir y poseyendo el dinero pueden garantizarse la interrupción de un embarazo en condiciones debidas pero con la clandestinidad de haber cometido un delito, el de decidir sobre su propio cuerpo.

El contexto en el que suceden estos hechos que, a pesar de la ilegalidad y la penalización se siguen realizando, demuestra que más de medio millón de mujeres realizan estas prácticas, que en condiciones de salubridad y siendo garantizadas por el Estado Nacional, provincial y municipal, no conlleva la muerte de ninguna persona.
Es una práctica que reconoce el derecho de las mujeres sobre su propio cuerpo, de las parejas de cuando desean ser madre o padres, pero sobre todo, es un derecho que pone en jaque el rol social de las mujeres como “las creadoras de vida” quienes deben llevar adelante la crianza y el mantenimiento de los hogares, lugar donde se realizan muchos trabajos todos ellos productivos pero no pagos. Se cuestiona el propósito de la procreación, el rol de las materno-paternidades, pasa a ser un debate público, colectivo y político, algo que al capital y al patriarcado le conviene que se discuta en términos individuales, privados y morales.

No es un enfermo, es un hijo sano del patriarcado.
¿Pero que hay por detrás de las miles de mujeres muertas por abortos clandestinos, por femicidios, violadas, desaparecidas y secuestradas por las redes de trata, criminalizadas por la “Justicia”, silenciadas por el Estado y los medios de comunicación?
Debemos reconocer las determinaciones del sistema patriarcal y su relación con el capitalismo, para poder analizar críticamente estos hechos que, a esta altura, nadie puede decir que son hechos aislados, actos de locura cometidos por psicópatas, monstruos o enfermos, en tanto expresión más extrema de las relaciones de poder y dominación necesarias para la reproducción de la sociedad actual.
La relación y complicidad estructural, que se genera entre el poder judicial, el aparato represivo y el poder político (sea legislativo o ejecutivo) es evidente. Los fallos de la justicia patriarcal, siempre a favor de abusadores y violentos, revictimizando a la víctima, se refuerza con manipulación de pruebas, encubrimiento policial, relaciones directas entre funcionarios, jueces y policías para archivar causas, son los mecanismo más conocidos por quienes quieren hacer justicia y las organizaciones que acompañan y llevan a las calles estos reclamos.

En la calle, en las camas y en las plazas.
La lucha antipatriarcal no comienza ni termina el 28 de mayo, ni el 3 de junio. La lucha comenzó hace tiempo, y es un camino largo que fue recorrido por muchxs que se ha encontrado tristemente con la violencia machista y patriarcal en algún momento. Pero no por triste y solitario el camino no puede volverse colectivo y de alegrías.
Sólo por medio de la solidaridad fraterna, sorora y disidente combatiremos la opresión heteropatriarcal en donde se encuentre: en las calles, en los trabajos, en las camas y en nuestras militancias.
La organización de la clase, de las mujeres en sus múltiples formas, de las personas trans, lesbianas y putos, logrará arrebatar al Estado, nuestro derechos y respetos, sin confiar en ningún nadie ni en ninguna institución que sólo prometen, pero no les interesa cumplir.
La masividad que adquieren por estos días estos temas, nos pone la tarea de agudizar la capacidad de nuestras organizaciones para influir sobre los núcleos de buen sentido generados en amplias capas de la sociedad, escapando a las consignas lavadas de la convocatoria del 3 de junio para poder hacer visible quién es el enemigo: la Justicia, el Estado, la Iglesia, los estereotipos construidos por los medios de comunicación, la formación escolar, la división sexual del trabajo, y todos los vehículos sobre los cuáles el patriarcado camina todos los días.

oplacaldera@riseup.net 

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