Ley de Semillas:
¿Qué es lo que está en juego?
8 de junio de 2015
Luego del anunciado Decreto de Necesidad
y Urgencia (DNU) en torno a la Ley de Semillas y al cobro de regalías anunciado hace
un par de semanas, el Gobierno (en boca del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández)
informó que desistió de esa idea y que enviará un proyecto de ley al Congreso.
Su contenido aún es
incierto. No queda claro si será en base a los tres puntos que contenía el DNU.
O si será el viejo anteproyecto para modificar la Ley de Semillas.
El conflicto viene de hace tiempo. Desde 2003 existen
intentos por transformar la Ley de Semillas, con la intención de brindarle
mayor certidumbre a las empresas biotecnológicas recortando derechos de los
productores. En el año 2012 se anunció un proyecto de modificación de la actual Ley N º20.247
(Ley de semillas y creaciones fitogenéticas). El hecho generó un rechazo masivo
en cuanto a los contenidos y a la orientación de los anteproyectos que pudieron
conocerse, por parte de organizaciones sociales, políticas, campesinas,
indígenas y de la agricultura familiar. Esto incluyó una jornada de debate público
en el Congreso de la Nación a fines de 2014.
Ahora bien, ¿Qué es
lo que está en debate? ¿Qué es lo que vuelve tan central la discusión en torno
a las semillas?
Semillas libres vs. Semillas cercadas
Las semillas son el primer eslabón de la cadena
agroalimentaria. Quién controla las semillas, controlará la disponibilidad de
alimentos. Así lo entendió hace tiempo
Silvia Ribeiro del Grupo ETC y también las empresas
biotecnológicas que identificaron el enorme valor que tienen las semillas y sus
paquetes tecnológicos asociados, en el control de la agricultura mundial.
Actualmente el
mercado de semillas comerciales es uno de los más concentrados y está
controlado por un puñado de empresas transnacionales: diez empresas
manejan el 77% del mercado de semillas; y de esas, sólo tres (Monsanto,
Dupont y Syngenta), controlan 47% del mismo. El 82% de estas semillas están
patentadas.
En América Latina
se presiona fuertemente para que se modifiquen las leyes de semillas y se las
adecúe a las necesidades de la industria y el comercio, que buscan entregar a
un puñado de empresas el control de toda la cadena de la agricultura y la
alimentación.
Esto incluye la
discusión en torno a normas de protección de variedades vegetales y patentes, y
el registro y certificación obligatoria de semillas. Lo que se pretende es que
las variedades tradicionales no puedan circular libremente, aniquilar la
diversidad genética en el mercado y generar pérdida del poder de los
agricultores.
La discusión en Argentina
La Ley de Semillas
actual, que data de 1973, legisla sobre toda la producción, certificación y
comercialización de semillas (no sólo las transgénicas). Y establece una forma
de propiedad intelectual sobre variedades vegetales denominada Derechos de
Obtentor (DOV), siguiendo los lineamientos internacionales de la Unión para la
Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) en su versión de 1978.
Los DOV refieren al
derecho que se le otorga a quién desarrolla alguna “mejora” a una semilla
(puede ser mediante transgénesis, hibridación o mejoramiento tradicional), para
explotarla en exclusividad. Son válidos para todo tipo de semillas, a
diferencia de las patentes, que son sólo para las semillas transgénicas en
tanto solo se protege la modificación genética.
La Ley actual
reconoce que no lesiona ese derecho quien reserva y siembra semilla para uso
propio. Y los intentos de reforma buscan restringir cada vez más esa
posibilidad, al tiempo que busca incrementar sanciones, otorgando a las
empresas el poder de policía para controlar y fiscalizar los campos en el caso
de que se presuma que la ley no se cumple.
Según se pudo
consignar en algunas de las versiones del anteproyecto, una de las
consecuencias más importantes que tendría la reforma es el impacto directo en
los derechos de los productores agrarios a guardar, conservar, intercambiar y
reproducir sus propias semillas. La nueva legislación apunta a reglamentar y
restringir el “uso propio” remarcando que solo podrán hacer uso de esta
prerrogativa los denominados “agricultores exceptuados”, quienes deben estar
debidamente inscriptos en el “Registro Nacional de Usuarios de Semillas”.
De esta manera, la
posible reforma afectará a pequeños productores, agricultores familiares y
campesinos que dificultosamente puedan seguir conservando y accediendo a
semillas de calidad, diversas y adaptadas a sus condiciones locales. Así se
reducen sus posibilidades de producir alimentos de calidad, fortaleciendo el
modelo de agronegocios argentino, donde unas pocas empresas controlan puntos
claves (producción, procesamiento y exportación) de la producción nacional de
granos y alimentos.
Tamara Perelmuter –
@tamiperelmuter
Fuente: http://notas.org.ar/2015/06/08/ley-semillas-que-esta-en-juego/
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